Partida Rol por web

En medio de la enardecida multitud de, cientos o incluso miles, espectadores, principalmente ysoki y humana, se anuncia la decisión de considerar por bien ganada la carrera. No es como si una competición donde se envía a los participantes a una muerte casi segura fuese algo en lo que se respetara mucho alguna clase de reglamento, como bien se había comprobado en algunos momentos de la carrera en que algunos competidores atacaron o intentaron atacar directamente al vehiculo rival... que se celebre tan impunemente semejante evento recurrente refleja la situación de una civilización primitiva o decadente que sobrevive en un mundo moribundo.
Al parecer, según lo que se entendía de los altavoces, había pasado un buen tiempo desde la última vez que alguien había sobrevivido y los organizadores no tenían muchos reparos en conceder el premio teniendo en cuenta la recaudación de las apuestas.

Y allí estaba, el gran premio: Nada menos que cuarenta mil litros de combustible fósil. En una civilización caótica y semicolapsada, cuya, practicamente, única producción y principal exportación eran los combustibles derivados del petroleo, esa especie de gasolina con la que estaban llenos esos tanques podía considerarse igual que cualquier metal precioso.
Los tanques eran prismas de base rectángular, de unos ciento veinte centímetros de alto y de largo, y un metro de ancho; cada uno lleno con mil litros de una especie de combustible similar a la gasolina.

El grupo no tenía muchas alternativas: para llevarse el valioso premio solo contaban con aquella especie de camioneta que habían reclamado, en la cual solo podían colocar hasta dos tanques a la vez de forma segura y llevarlo de vez en vez hasta donde habían escondido la nave que Priscilla regaló a Edariel... que aun contaba con el diseño y colores que al parecer los Caballeros Infernales usaban como insignia. Estaba la posibilidad de buscar entre los espectadores gente que contara con un vehículo útil para aquella tarea y pagarles para ayudar a acelerar el trabajo, pero cada tanque valía mucho más de lo que sería aceptable pagarle a alguien y sería esperable que cualquiera allí estaría más que dispuesto a desaparecer con la preciada carga a la menor oportunidad. 

El grupo entonces se dividió: unos se quedarían vigilando el lugar donde los tanques estaban almacenados mientras los otros conducirían la camioneta hasta la nave, escondida a unos cinco kilometros de allí, y al menos uno debería quedarse encerrado en la nave cada vez que la camioneta se alejara de la nave para evitar la posibilidad de que alguien siguiera la camioneta e intentase robar la nave con la carga. Lo que si pudieron permitirse fue gastar hasta algunos cuantos cientos de creditos para pagar a algunos de entre la gente para que les ayudara a mover los pesados tanques ante la vigilancia del grupo. 
Luego de veinte viajes, a lo largo de unas cuantas horas, la tarea estuvo completada y la nave llena con la carga de combustible. 

Mientras trabajaban recibieron un mensaje de Priscilla. Ella les informó que también había tenido exito y que los estaría esperando en una cantina situada en un pueblo cercano a donde estaban, a unos ciento sesenta kilometros de allí. Nuevamente, el grupo tuvo la prudencia de aterrizar la nave a un par de kilometros y esconderla bien además de dejar en ella a los semiorcos como guardias. Por si acaso, Stuart también dejó activadas las contraseñas de seguridad para encender y controlar la nave.

Apartado, oscuro y sin multitudes que lo colapsaran. Asi es como le gustaban los bares a Priscilla, sitios donde hacer negocios y pasar un rato agradable podían ir de la mano.
Con las botas situadas encima de la mesa y reclinada sobre la silla, la drow disfrutaba de su "Agitado Vercita" una mezcla de varios licores con una fruta exótica importada desde un planeta remoto fuera del sistema Golarion.

Tan solo había una cosa que la molestaba, algo que estaba fuera de su alcance y a escasos centímetros, pero iba a encargarse de ella ahora mismo.

Con un movimiento preciso desenfundó su pistola y activó el interruptor que apagaba la luz de la mesa con el largo cañón. Con una sonrisa de triunfo, por fin podía abrir los ojos completamente y disfrutar de su agitado sin esa molesta luz que salía desde el cristal de la mesa dificultando su visión, e impidiendo ver a los ganadores de la carrera cuando entraran por la puerta. 

La verdad es que no habría creído que, después de cambiar de vehículo y ser ayudado por nuestros compañeros, todavía seríamos considerados vencedores de la competencia. De todas formas, me pone muy feliz pensar que nos hemos ganado una pequeña fortuna que, si gestionamos bien, nos puede dar para retirarnos a tener una buena vida...

"...O mejorar nuestro equipo para seguir buscando problemas."

Pero después de toda esta basura de precaución para que no nos roben nuestro premio, conseguimos aterrizar a un par de kilómetros del bar donde nos reuniremos con Priscilla. Entro en el bar como el primero del grupo porque ya estoy acostumbrado a recibir disparos en vez de mis compañeros.

Dentro veo que la Drow está en un sórdido rincón de un sórdido lugar, probablemente los lugares que más cómoda la hacen sentirse. Sonrío un poco antes de avanzar hacia su mesa, donde muevo una silla y me siento:

 - "Uff, ha sido un buen ajetreo y nos ha ido bien. ¿Que cuentas tú, preciosa?"

Me reclino en el asiento para ver si alguien que trabaje ahí vendrá a ofrecerme un trago. Me encantaría tomar alguna cosa dulce, ojalá con sombrilla y frutas, como son de mi estilo.

Tan solo unos veinte minutos de caminata tranquila fueron suficientes para llegar a aquel pueblo que les había indicado Priscilla. Con la carrera del mediodía, y todas las idas y vueltas luego, ahora mismo ya estaban a media tarde por lo que el calor era ya un poco menos intenso; por otro lado era un calor muy seco, algo diferente y menos molesto comparado al calor muy humedo de Castrovel.
Las casas allí eran casi todas de algún metal muy brillante, probablemente para reflejar los rayos del sol y enfriar el interior.

Nada más entrar en la cantina varias cabezas de los allí presentes, la mayoría ysoki pero también habían unos cuantos humanos, se giraron para verlos. Algunos se voltearon dos o incluso hasta tres veces, mientras que otros los señalaron mientras comentaban algo a los que estaban en las respectivas mesas.

Vieron a la única drow allí y fueron hasta su mesa, eligiendo los asientos que cada uno tomaría, los cuales parecían haber sido originalmente asientos de vehículos. Cuando Gendo se reclina en su asiento, y busca con la mirada, sus ojos se cruzan con una mujer que estaba viendo en esa dirección y en ese momento ella camina hacia allí y mientras lo hacía ahora casi todos los que estaban en aquella cantina miraban en esa dirección, entonces un humano comenzó a aplaudir y enseguida detrás se sumaron los demás, junto con chillidos de celebración de ysokis.

— Lanis, bienvenidos. — Les saluda ella sonriendo. — Buena carrera esa, todos los años me vengo desde Otro Universo a trabajar aquí por unos días para verla. Los únicos de cincuenta, ¿He? Que locura. ¿Que les sirvo?

Por suerte los jueces dieron por vencedores a Gendo y Stuart, con lo cual su plan había tenido éxito.
Ahora tenían en sus manos el valioso premio, aunque deberían encontrar a un comprador (o varios) para todas esas toneladas de gasolina.

Sea como fuera, tras el arduo transporte de los contenedores a la nave, fueron en dirección a la cantina a la que Priscilla los había citado.
Otro tugurio de mala muerte, los cuales parecían ser del gusto de su hermanastra.

La cuasi total oscuridad del local hizo que Edariel tuviera que apretar los ojos para ver bien, acostumbrado a la luz del exterior.
Por suerte sus ojos élficos le permitieron ver con claridad en la cuasi penumbra del local, encontrando a su hermana en un rincón con esa postura tan poco femenina, con los pies encima de la mesa.

Se acercó después de Gendo y se sentó mirando con cierta molestia sus pies, aunque sin llegar a decir nada. Miró de reojo al humano cuando dijo aquello de “preciosa”….
Bueeeno, ha salido todo bien, por una vez.
Tenemos el premio gordo… dijo bajando la voz a un susurro …supongo que lo próximo es encontrar quién lo compre. Pero más que eso, me interesa saber lo que tenéis pensado luego… miró a Priscilla, luego a Gendo y Stuart.
No era un premio nada desdeñable, pero esperaba que ninguno tuviera en mente comenzar una tranquila vida en algún pueblo perdido.
Él había aclarado las cosas con su padre, y se sentía liberado para conocer mucho más sobre el universo, y comprender más los poderes que cada vez más era capaz de manifestar.

Entonces vino la camarera, demostrando ser una fan de la carrera y por tanto de los ganadores. Edariel sonrió al pensar en que el humano y el (¿o aún era “la”?) Ysoki eran ahora conocidos.
Tomaré lo mismo que ella, gracias… dijo, señalando con la cabeza la bebida de su hermanastra.

La presencia de los ganadores de la carrera en el local no pasó inadvertida, como lo había previsto, otro de los motivos por los que apagar la luz de la mesa era esencial, no debía dejarse ver demasiado con ellos. No si quería que su madre siguiera pensando que era una "drow" ejemplar. 

El primero el llegar fue Gendo, con su humor sarcástico y sus comentarios cargados de contenido sexual hacia ella.

Ocultándola detrás de la bebida, Priscilla sonrió. No la disgustaban los comentarios del humano en ese "tira y afloja" que se traían entre ellos, pero tampoco quería mostrarle mas que lo justo. 

-Poca cosa, guapo. Aunque te veo algo cansado después de manejar algo tan grande-. Dijo levantando una ceja mientras veía el estirado rostro de su hermanastro acercarse. 

-Según dicen el tamaño no importa-. Terminó su conversación privada mientras veía, divertida, como su hermano desaprovaba que tuviera sus largas y bonitas piernas cruzadas sobre la mesa.

Antes de que pudiera responder a Ed, una hermbra humana se acercó presentándose como una fan incondicional de aquellos corredores que participaban en la carrera. -¿O solo de los que se llevan el premio?- Pensó Priscilla.

Bajó sus bonitas piernas de la mesa, se levantó y se dispuso a irse. -Cuando terminéis de ligar con la hembra, - dijo en tono ofendido -venid a verme a la nave de mi hermano. Tengo un asunto importante del que hablaros-.

Sin mas, se encaminó con paso decidido y un ligero contoneo de cadera a la salida. 

— No gracias, soy abstemio. El único alcohol que consumo es el de las preparaciones perfumadas que uso. — Le respondió Kopalo a la humana, interrumpiendo el silencio que se había instalado ante la repentina e inesperada partida de Priscilla. Entonces se dirigió a Edariel. — Ahora que lo dices, Edariel, creo que es buen momento para anunciarles que me marcho. Priscilla me contrató para este trabajo en particular, y ahora... 

— ¿Algo más? — Dijo la mujer, interrumpiendo a Kopalo quien la miró de mala manera pero decidió esperar en silencio.

— Hay una bebida que es espesa, de color azul, y se mantenía fría a temperatura ambiente. — Interviene, CT, dirigiendose a la camarera. — No sé si la tienes.

— Uff... — Resopla ella llevando una mano a la cabeza para masajearse la frente. — No me suena. ¿Te acuerdas de algo del nombre?

— No, no. Es que nunca se me ocurrió preguntar. — CT mira entonces a Stuart, Edariel y Gendo. — ¿Alguno preguntó el nombre? Gendo, ¿Tu eras el que más la bebió?

— Dave... esa cosa azul la servían en aquella choza media enterrada por la arena. — Señala Stuart. — Era poco más que una parada en la carretera para recargar el tanque, rodeada de tiendas de campaña usadas como casas improvizadas. Además esa cosa era una porquería.

— No estaba tan mal. — Dice el androide negando con la cabeza. — Sabía bien y solo te quemaba mucho la garganta con el primer trago, luego ya no tanto, y era la única cosa fría que podías encontrar durante el día, incluso al mediodía, además... después de uno o dos tragos te empezaba a dejar la lengua azul. — CT entonces ve como Kopalo, Stuart y la camarera se le quedan mirando con una expresión de confusión e incredulidad. — Si te deja la lengua azul significa que le pusieron algún químico colorante, ¿No? Bueno, así al menos sabes uno de los ingredientes que usaron. Peor sería si no te pintaba la lengua, ¿Que alimentos son azules sin tener algún químicos colorantes?

— Esa cosa era casi lo único que tenían ahí, además esta como a... tres o cuatro mil kilometros de aquí. — Y tras decirle esto, con tono de estar dando por terminado el tema, se dirigió a la mujer humana. — ¿Tienen comida? Pan, queso... algo al menos parecido a la carne. Si lo tienen sin cortar denmelo así como lo tengan, así yo mismo me hago un emparedado.

Mientras escuchaba a Stuart la camarera sonreía meneando su cabeza negativamente.

— ¿Sabes? A cuarenta metros hay un almacén que también sirve de tienda de comestibles, ahí venden emparedados de todo tipo. — Entonces se voltea a CT. — Lo más parecido que tenemos es el Corazón Azul. La hacen en Thasteron, de una especie de fruta. No, de la cascara de la fruta. O algo así, no sé. Si quieres también te traigo algo fuerte y tu mismo haces la mezcla que quieras.

CT hizo un gesto afirmativo con la cabeza en respuesta.

Stuart entonces puso sobre la mesa su driver de creditos.

— Mira, digamos que te doy una propina de cinuenta creditos. ¿Podrías hacerme el favor de ir a buscarme dos o tres... cuatro emparedados con carne y verduras?

La mujer simplemente se muerde el labio y se retira.

— Como iba diciendo... — Retoma Kopalo lo que estaba diciendo antes. — Ya hice el trabajo por el que Priscilla me pagó, y ahora con este premio podré tomarme al menos un año sabático de vacaciones. — Entonces su gesto relajado cambia para mirar a todo el grupo con una súbita expresión seria. — Porque supongo que me corresponde una parte. Según mis cuentas son ocho mil por cabeza.

Levanto la mano para que la chica no se vaya antes de hacerle mi pedido:

 - "Ehh, a mí dame algún trago dulce. No importa lo fuerte que sea, pero ponle una sombrilla, por favor."

Entonces escucho lo que el resto habla, sobre todo lo que dice Kopalo. No hizo casi ni una mierda y está cobrando todos esos créditos.

"Mejor le pongo un tiro entre los ojos y me quedo con su parte."

La idea me da varias vueltas en la cabeza, aunque pasa desde ese extremo a solo el de cagarlo y huir con su parte sin hacerle daño. No es que me importe mucho no hacerle daño, pero tampoco soy un maldito asesino desalmado.

Me mantengo en ese dilema moral hasta que recuerdo lo perdido que quedé con lo sucedido:

 - "Esperen, necesito que alguien me explique. Edariel, dime: ¿Vinimos a juntarnos con tu psicótica hermana y ella decide irse?"

Una cosa es que esté muy buena, lo que se agradece mucho, pero parece que está más de patio de lo que pensaba y eso me quita un poco el entusiasmo.

Edariel puso cara de circunstancias ante las palabras de unos y otros sobre comida y bebida.
Como siempre, el Ysoki era el más goloso de todos, aún no entendía cómo le cabía toda esa cantidad de comida en ese pequeño cuerpo.

Luego fue Kopalo quien se apresuró en reclamar su recompensa.
No sé el trato al que llegaste con Priscilla, así que probablemente debamos aclararlo con ella.
Pero lamentablemente creo que tus cálculos son algo… optimistas.
Por el momento no tenemos ni un sólo crédito, si no toneladas de gasolina.
Si conseguimos venderla toda, entonces supongo que sí, te pertoca la cantidad que has dicho.
Así que, a falta de saber la versión de Priscilla, aún deberás esperar para cobrar tu recompensa. le explicó, intentando usar un tono relajado.

Luego miró a Gendo y respondió.
Ya sabes, le gusta hacerse la importante y que le sigan. Pero asumo que no quiere oídos indiscretos para lo que sea que nos quiere contar, de ahí que prefiera seguir hablando en la nave.
Creo que podemos devolverle la moneda y hacerla esperar un poco, así que bebed tranquilos. respondió, con una ligera sonrisa.

— ¿Es broma? — Preguntó Stuart visiblemente disgustado. Con el ceño fruncido miró a Gendo y luego a Edariel, y luego nuevamente a Gendo. — ¿Ocho mil creditos? — Entonces se dirigió a Kopalo. — ¿Quieres ocho mil cuando ni siquiera te jugaste el pellejo en la carrera? ¿Por que? A ver ¿Que hiciste tu?