Quizás las huellas entonces no fueran algo relevante para la investigación que teníamos entre las manos. Si los animales visitaban aquel lugar con regularidad, tal vez fuera la guarida de alguno de ellos. Lo que era chocante era el tamaño de las huellas de oso.
Si es la guarida del animal grande. ¿Por qué hay huellas de animales más pequeños? Deberían huir de él. Además, una criatura tan grande, ¿de dónde había salido? No es normal.
Volví la vista hacia el agujero. - Creo que deberíamos investigar estos agujeros. ¿Alguien me ayuda a bajar? No me fío demasiado de estas escaleras.
Jesús, ¿un animal así por estos bosques? Un escalofrío recorrió a Martín de arriba a abajo al pensar en qué podrían encontrarse en la oscuridad. Un grupo de cerebritos como ellos no tendrían ni una sola oportunidad si los cálculos de la señorita Vilar eran ciertos y esa bestia existía de verdad.
–Eh... –no había reparado en que la doctora Srinivasan le había preguntado hasta que vio sus ojos fijos en él –Hemos considerado que los Celtas fueron la primera civilización como tal que se instaló en la Península Ibérica... alrededor del 1300 antes de Cristo. Antes, pues... hemos encontrado restos del Neolítico o incluso del Epipaleolítico, pero no van más allá de poblados o construcciones funerarias. Nada que se parezca, ni por asomo, a algo tan extenso, complejo y tan bien conservado. Sobre todo con estas lluvias.
Le daba rabia. Muchísima rabia. Si no fuera porque estaban solos, en mitad de la noche y con el peligro de ser devorados por bestias mutantes, aquel sería el descubrimiento del siglo. Su nombre aparecería en revistas especializadas y le cubrirían de subvenciones. Maldita sea mi suerte.
–Podemos atarle al altar –mencionó, buscando en su mochila cuerda de escalada. Fue cuando encontró un paquete de esas barritas luminosas que rompes, agitas, e iluminan una zona –¡Ah, mira! Podemos echar un vistazo antes.
Director, ¿antigüedad del cuchillo, por favor?
Con el zumbido del dron por las alturas y el tartamudeo de Martín Góngora entusiasmado con los descubrimientos que están realizando, todos acuden a uno de los agujeros y se colocan alrededor. El historiador dobla una de las barritas y la deja caer. El fulgor amarillo desciende iluminando a su paso los escalones en espiral colocados cuidadosamente en la pared de tierra. Al final, la barrita se detiene contra el suelo.
La criptozoóloga, sin apartar la mirada del agujero, afirma: "Cincuenta metros".
Todos la miran extrañados, a lo que ella tarda unos segundos en percibir la mirada de sus compañeros y afirma: "Ecuaciones de dinámica, física. Sabiendo la constante gravitatoria y el tiempo que ha tardado en caer... Ya sabéis".
La zona iluminada a la vista únicamente muestra lo que parece una bóveda con suelo de tierra. Al cabo de unos segundos, una sombra aparece caminando por uno de los lados del estrecho hueco de visión que apreciáis por el agujero y se detiene observando la barrita. Mira hacia arriba y es cuando veis con detalle su forma. Un ciervo. Un ciervo que vaga por el subsuelo del bosque. A continuación, desaparece a la carrera por algún tipo de túnel.
Los instantes de incredulidad son interrumpidos por el dron, que vuelve con unas imágenes mapeadas del terreno. La doctora los descarga en su ordenador portátil para hacerse una idea del hábitat que os rodea y allí descubrís varias cosas sorprendentes: como ya sabíais, estáis rodeados por montaña a excepción del norte, donde el camino está cortado por una masa de agua en la que hay una especie de isla. Además, no lo habías visto desde vuestra posición, pero las paredes montañosas están horadadas por varios agujeros, como cuevas montañosas de difícil acceso a este y oeste. Buscáis con la mirada esas cuevas a pesar de la dificultad de la noche y, un escalofrío os recorre el espinazo cuando veis una silueta sobre un risco recortada por la luz de la luna llena. Una figura humanoide, de extraordinario tamaño, y que tras un par de segundos paralizado, rápidamente desaparece entre la oscura noche que reina en las montañas.
En la imagen os detallo varias cosas:
Sharada Srinivasan, súmate 1 Ficha.
Director, ¿antigüedad del cuchillo, por favor?
Es difícil de datar con exactitud, pero calculas varios miles de años. El cuchillo está en un verdadero mal estado.
Las huellas habían sido lo primero que le había llamado la atención. Estaba por un lado su tamaño, pero además la falta de un segundo par. Un oso deja un rastro de dos pares de huellas y ahí había solo uno. El comportamiento del resto de animales también era extraño, como bien había apuntado la Dra. Srinivasan. Le recordaba más a pastoreo que a una pelea. Poco a poco en su cabeza se iba formando una idea. Una idea un tanto loca... que se vio reforzada cuando vieron aquella silueta recortada contra el risco...
-Creo que esta construcción no es humana - sonaba a locura, pero las proporciones parecían más adecuadas para lo que fuera que había causado las huellas que para personas - ¡Es anterior a las ciudades más antiguas de esta región, porque no es humana! - miró a sus compañeros, tratando de ver si la miraban como a una loca o compartían sus conclusiones.
¡El escalofrío que sintió Sharada al ver la figura recortada sobre el risco, recortada sobre la luna llena!
Dejó escapar un ¡Ah! con igual mezcla de miedo, sorpresa y maravilla.
¡Por Hanuman!, ¿qué será?
En eso cayó en cuenta...
¡Luna llena! ¿No tienen ustedes los europeos mitos sobre transformación de animales en luna llena?
Volteó a verlos a todos, como si de una pista descubierta se tratara, o fuera la pregunta que faltaba para la razón de esos extraños animales que estaban viendo. Era especulación, y recordó a aquel su profesor que la regañaba cuando "especulaba sobre las rodillas", pero en este viaje parecía que no podía evitarlo. Se trataría de contener.
Un sistema de cuevas, y una isla.
Creo que las debemos investigar todas.
¿Nos falta algo aquí?
* ¿Puede usar su arqueología y unas fichas para investigar la función de esas extrañas estructuras que son templos/viviendas/altares?
La teoría de la doctora podría ser adecuada. Además, recordaba algo sobre hombres lobo que leí una vez siguiendo mis estudios de ocultismo en el pasado.
Recuerdo la leyenda de Romasanta, aquí creo en tierras españolas. Quizás nuestros compañeros autóctonos puedan darnos más información sobre el tema. Creo que le llamaban "El hombre lobo de Allariz".
Seguí mirando el agujero y aquel cierrvo que pasó por allí.
Yo bajaré a investigar aquí abajo. ¿Ciervos en cuevas bajo tierra? Eso tengo que verlo. Si nos separamos encontraremos más pistas.
Y me dispuse a bajar por las escaleras que llevaban hasta el fondo. - ¿Alguien quiere venir?
– Si… no es humana. Espera, ¿qué? Mierda, lo he dicho en voz alta –lo que le faltaba por escuchar, ¿qué podía esperar de una… criptozoológa? Sólo le faltaba que empezara a hablar de platillos volantes. ¿Por qué siempre tenía que haber uno de esos en cada yacimiento al que iba?
Afortunadamente, su atención se desvió rápidamente hacia el increíble descubrimiento que su sencillo gesto acababa de revelar: una inmensa red de túneles por debajo de su posición, que probablemente recorrería kilómetros por todo el interior de la montaña –Esto me recuerda a hormigas, no sé si me explico. Una red de túneles, accesibles a través de estas edificaciones, pero todas interconectadas. Una ciudad subterránea. No hay registros de algo así, al menos nada tangible.
No se fijó en nada más hasta que no escuchó la expresión de sorpresa de la doctora, y se volvió hacia donde miraba el resto. ¿Pero qué…? Entrecerró los ojos para ver bien, y aunque claramente veía una figura humanoide de gran tamaño, se negaba a creer que fuera lo que sus compañeros de viaje decían –A ver… estamos en lo más profundo de un bosque de la costa cantábrica. Aquí hay osos pardos, así que eso es lo que será, un inmenso oso. No sé qué han visto ustedes en sus viajes antes, pero las leyendas y mitos… son sólo eso: leyendas y mitos. Seamos profesionales, coño. Quiso añadir, pero se quedó en un furtivo pensamiento.
Afortunadamente, el investigador de nombre impronunciable declaró su interés por las cuevas subterráneas. Sacó una cuerda de escalada de su equipo y la aseguró en el altar para no escurrirse y caerse de bruces a ese mundo subterráneo – Sí, sí. Me uno a usted. Echemos un vistazo ahí dentro.
-Muchos mitos tienen una base real. Demasiadas veces olvidada o ridiculizada - respondió esbozando uan sonrisa al joven Martín - En este mundo hay muchas criaturas cuya existencia la humanidad se niega a aceptar. Es posible que estemos en la guarida de una de ellas. No hay osos pardos tan grandes. Lo que sea que habita estas cuevas no es un oso. ¿Recuerda las huellas del resto de animales? Estoy empezando a pensar que no era una pelea ni nada similar. Creo que los estaban pastoreando. No podemos descartar que haya una criatura inteligente en este sitio.
Empezó a pensar que había hablado demasiado. Iban a pensar que estaba loca, como tantos otros antes. Pero esta vez estaba segura. Allí había algo que no estaba descrito en los libros de zoología. Allí estaba la prueba de que tenía razón, y de que lo que le había pasado no había sido culpa suya.
-Deberíamos mantenernos juntos. Si vamos a bajar, deberiamos hacerlo todos – miró a la doctora esperando su respuesta – Este lugar es peligroso, y es evidente que no estamos solos – hizo referencia a la criatura que había dejado aquellas huellas, y a la que pensaba que acaban de ver - ¿Doctora?
Pensar en ir cada uno por su cuenta le traía malos recuerdos. No pensaba dejar que aquello volviese a pasar.
Pues si niños, no los voy a dejar ir solos. -Lo dijo un poco exasperada por las prisas que parecían tener los más chavos, Threkor incluído, aunque algo de bromi se oía en su tono, también quería bajar.
Aunque con mucho preferiría acabar de encontrarle sentido a las estructuras superiores antes de meternos por el sistema de cuevas. Sabía el material del que estaban hechas, la forma general, se veían desde arriba la distribución, en teoría tenía todas las piezas* que una arqueóloga necesitaba para trazar conclusiones preliminares sobre ello. De esa manera tendríamos más claves para orientarnos una vez que sólo tuviéramos la luz de nuestras linternas.
Se quedó pensando en lo que había dicho la gallega.
¿Pastoreo? Hace sentido en un valle cerrado como este, pero, ¿porqué tener a los animales bajo tierra, si bien que podrían estar arriba? ¿Qué sentido tendría tener los establos, si eso es lo que és, bajo el suelo?
* ¿Es momento de hacer una Investigación o mejor recolectamos más claves antes?
Os dejo seguir hablando y especulando hasta que toméis una decisión sobre qué hacer.
La sensatez de la doctora a la que había empezado a haceer caso hizo mella en mis intenciones. Mirando con deseo el fondo del agujero, decidí que mejor andar paso a paso y no lanzarnos a aventuras locas. Quizás mi casi muerte en las cumbres del Himalaya me haya dado una especie de irresponsabilidad y no querer esperar para vere las cosas.
De acuerdo, doctora. Vayamos paso a paso. Investiguemos las estructuras y después bajemos a las profundidades. Tal vez esté todo conectado. La ciudad, las cuevas en las montañas, las profundidades. Quizás se todo parte del mismo sistema de estas ruinas
Asintió ante las palabras de Threkor.
Si, mi sugerencia concreta sería revisar primero todas las estructuras superiores, para ver si son exactamente iguales o tienen sus diferencias, y con ello saber si se trata de altares o viviendas, u otra cosa. Y si sólo esta está "usada" y tiene entrada al subsuelo, o las otras también. También diría que revisándolas llegásemos a la orilla del lago y desde ahí usar nuestros binoculares, al dron, o utilizar la lancha infladesplegable que está en el equipo del joven Martín, para saber qué hay en la isla.
Era un pensamiento muy terrestre-céntrico, un sesgo que ya se le debía haber quitado a la doctora, pero bueno, justo había sido reforzado por la visión del gigantesco Homo- Ursus que habían delineado la luna.
¿ O les gustaría que nos dividiéramos en dos equipos? -Lo habían hecho antes, sin mayores consecuencias, cuando había sido algo voluntario.
–Eh... yo preferiría que no nos separásemos –no tenía ningún reparo en levantar la mano en ese aspecto. Estaban en mitad de un bosque inexplorado al abrigo de la noche, y después de una riada. Lo menos que les podría pasar era caer por un terraplén o provocar un corrimiento de tierras. O que una de esas gigantescas piedras les cayera encima –Lo del lago me llama la atención, y tampoco tenemos ninguna prisa como para andar dividiéndonos en grupos. ¿Por qué no vamos, echamos un vistazo y encontramos una explicación a por qué hay un lago en esta zona sin registrar?
Dedicó una mirada a Uxía para confirmar, pero que él recordara había cuatro o cinco en toda la comunidad autónoma... y ninguno por allí.
Se quedó un momento pensando en la pregunta de su joven compañero acerca del lago. No recordaba haber oido hablar de un lago en aquella zona, pero aquel no parecía demasiado grande. Podría haber pasado desapercibido en los mapas de satelite, o incluso haber quedado oculto en una región de baja resolución. Al fin y al cabo allí no vivía nadie, no había razón para tener imagenes de alta resolución en mapas comerciales.
-Incluso en España hay algunas zonas muy poco exploradas - fue lo único que dijo al respecto mientras torcía ligeramente el gesto.
Observó el mapa mientras le daba vueltas a la idea de dividirse. Los veía demasiado poco preocupados tras lo que habían visto allí, pero aun así no se opuso. Cubrirían más terreno, y había dos personas allí que parecían acostumbrados a trabajar juntos.
-De acuerdo, nos separaremos. ¿Vosotros dos ireis juntos? - le preguntó directamente a Threkor y la Dra Srinivasan - Martín y yo podemos ir por el Este*. Vosotros por el lado Oeste, y nos encontraremos en la orilla del lago ¿Que os parece?
*Martín y yo camino de la izquierda, Threkor y Sharada camino de la derecha. 5 Puntos rojos para cada grupo :P
Voto también por dividirnos.
Threkor, tu decides el resultado. Si votas por dos grupos, así nos vamos. Si votas por ir en un sólo grupo, entonces tiraremos una moneda. - En todo caso estaremos relativamente cerca y nos podremos ayudar en caso de algún peligro. -Checó que el walkitalkie funcionara bien. Pocas veces fallaban. Como en África.
Uxía había detallado perfectamente la idea que tenía en la cabeza. Lo mejor ersa separarnos en dos grupos. No estaríamos muy lejos los unos de los otros y podríamos asistirnos si había alguna situación peligrosa. De ese modo cubriríamos más zona en menos tiempo.
Me parece perfecto. Así haremos un barrido de la zona y acabaremos en el lago. Si vamos por la zona este, podremos echar un ojo por las cuevas de las montañas. No me refiero a subir, pero si observar si se ve algún tipo de actividad en ellas.
De acuerdo entonces, a dividirnos.
Para los grupos, mejor que sean un veterano+un local en cada uno.
Voy con ud, señorita Ferreiro. Tomemos la del este.
Decididos y con las linternas en marcha, os despedís sin desearos suerte. La suerte no tiene lugar aquí. Sabéis que aquí quien manda son las ruinas.
Continuamos en la Escena 2.