Partida Rol por web

Nos hemos quedado todos tan desconcertados ante esta situación que hemos dejado que se nos acercada demasiado.

– Ryner vigilar los cuerpos completos pero con mucho cuidado. Gwendolyn ya protegerá a Nimeria si hace falta.

No han sido las corrientes y el viento quienes lo han hecho abordarnos.

– Hans, zafarrancho de combate, que corten todos los aparejos que nos unan y separémonos a la distancia de lanzarle con seguridad proyectiles encendidos.

Totalmente somprendida por lo ocurrido, pega un grito al ver aquellas cosas que parecian muertos, y recordo otra de las historias que tanto le gustaban, pero en esta historia no habia ningun principe que la rescatase como protagonista.

Miro a Gwen, sabia que ella la protegeria y sabia que tambien estaba Ryner, pero podrian contra algo que no era humano?? al menos no lo parecia ya. Trato de rectodar como el principe lucharia con esos marineros muertos, pues si la historia del barco era cierta, quizas tambien encontraba la manera de vencerlos en él.

El sonido del acero al deslizarse por la vaina rompió el silencio que se había apoderado de la cubierta. Con la fina espada braavosi en una mano y una peculiar daga con guardamano en la otra, Ryner se colocó entre Nimeria y el barco, protegiendo la subida al puente de mando pero sin llegar a bloquearla para permitir el paso de los marineros.

- Mi señor - dijo dirigiéndose a Hug, - no me preocupan tanto esos cadáveres congelados como el quién los ha podido lanzar a nuestra cubierta... y quién ha dirigido ese barco hacia el nuestro.

La galera se convirtió en un hervidero de actividad mientras los marineros respondían a las órdenes del contramaestre. La mirada de Ryner pasó de los cuerpos al Jormungand, pero cuando se volvió hacia Nimeria la descubrió paralizada por el horror mientras miraba a los cuerpos helados.

- Esos ya están muertos, mi señora, no tiene por qué preocuparse. - Dijo sin demasiado convencimiento en la voz. - Ningún pirata puede hacer que se levanten, no importa lo que cuenten sus historias. - Pese a sus palabras, siguió vigilando tanto el barco como a los cuerpos. Cuando lograsen separarse ya habría tiempo de tirarlos por la borda.

-Si capitán, enseguida. Perros de aguas dulces a desenganchar y preparar las armas.

Veis como los hombres desempeñan su trabajo con gran eficiencia. Notáis el ambiente frío, por la cantidad de hielo del barco.  Los cuerpos están muertos sin remedio. Pero en ellos hay escudos y símbolos. Antiguos pero reconocibles el emblema de los Flint de dedo de pedernal y la Casa Glover. El barco también se ve medio oso de Mormont en algún escudo congelado en la cubierta del Jormangand. Los marineros consiguen soltar el barco, y colocaros en posición de combate.

-Todo preparado capitán.

Ryner, que vos no creáis en historias de fantasmas no significa que no sean ciertas -dice Gwen, con malévola sonrisa en el rostro, como si lo ocurrido que produjera alguna clase de satisfacción-: Aventuras. Ya era hora -piensa, sintiendo el acelerado palpitar de su corazón.

Venid conmigo, mi lady -ordena a la pequeña de los Hammerfell, tirando de ella en dirección al interior del navío-. Entrad en nuestro camarote. Yo me ocuparé de que nadie se acerque a vos.

El dorniense baja las escaleras del puente de mando, precediendo a Gwen y Nimeria hacia el camarote del capitán.

- Aún no me he encontrado con ningún fantasma, Gwen. Ni conozco a nadie que lo haya hecho... Cuando me encuentre con alguien al que no pueda hacer sangrar con mi espada, tal vez empiece a creer en esas historias. Hasta entonces... - no termina la frase, pues llegan a la puerta y les hace una señal para que pasen.

- Estaré aquí cerca. Si hay algún problema dentro, avisadme.

Se coloca junto a la puerta, viendo como la galera finalmente se separa del barco "fantasma". Esperemos que los hombres de Hug lo manden ardiendo al fondo del océano.

 Algo enfadada por que la alejasen de la batalla y de la visión de aquel impresionante barco, y refunfuñando siguió a Gwen mas bien arrastrada que por voluntad propia.

-Si son fantasmas, no podréis dañarlos con una espada señor Ryner, además que le ha hecho subir a la superficie? si es que alguna vez estuvo hundido, que no se yo si es así- seguía parloteando sobre sus conclusiones sobre el barco, aun arrastrada por Gwen.

No dejo de vigilar el otro barco desde el puente mientras nos separamos lo suficiente para lanzarle con seguridad los proyectiles en llamas.

Dirigiéndome al timonel. – William colócate a su barlovento por la parte de popa.

Mirando a Hans. – Buen trabajo, antes de lanzar los proyectiles que los remeros estén preparados para separarnos y se larguen mas velas para aumentar nuestra velocidad.

Gwen escucha las órdenes de Hug con atención, mientras conduce a Nimeria hasta el camarote que las jóvenes ocupaban ahora.

Mirad -dice asomándose a las ventanas. El camarote del capitán, a la popa del Halcón de los Hammerfell, mostraba una perfecta vista de un mar lleno de espuma, y de nada más-. Si conseguimos adelantar al barco de Jormangand, podréis ver todo cuanto sucede desde donde nos encontramos ahora -concluyó la hija del hierro resuelta.

-Capitán todo listo y preparado.

Asiento ante las palabras de Hans mientras me aferro a una de las jarcias apoyando la otra mano en el pomo de mi espada vigilando la cubierta de ese extraño barco.

– De acuerdo señor Hans, proceda de aquí tres minutos.

Elevando al máximo mi voz. – Nimeria, Gwendolyn, señor Ryner, agarrados a alguna cosa no sea que el brusco viraje os hiciera caer. Toda la tripulación igual, transmitir el aviso.

Pasados los tres minutos, se procede a hacer los disparos. Viendo despegar flechas incendiarias y morir al caer en el barco, donde no sufre daño alguno. La desazón llega a los marineros que repiten el proceder y nada de nuevo.

-Capitán lo intentamos y no conseguimos nada el barco del demonio no recibe daño y además empieza a seguirnos de nuevo.

La situación es tensa y el navío no pierde vuestra estela.

Gwen permanece agarrada al marco de la ventana del capitan, contemplando la mar tranquila, y escuchando el ruido de los proyectiles al ser ser disparados y el alboroto de los marineros al decubir que el fantasmagórico barco es inmune a sus intentivas.

Nimeria, cuéntame ahora mismo todo lo que sepas sobre el barco de Jormangand -impera la muchacha, con creciente desesperación-. Cualquier detalle puede ser un pista que nos ayude a salir con vida de esta aventura.

Ryner observa sorprendido cómo el barco se mantiene a su altura. Girando la cabeza hacia Gwen, le dice. - Cuida un momento de Nimeria.

A grandes zancadas sube al castillo de popa, justo encima del camarote del capitán, para tener una mejor visión de la cubierta del barco perseguidor. Concentrándose en sus enseñanzas, busca señales de movimiento en el otro barco. Maldita sea, alguien debe estar guiándolo, piensa mientras dirige la vista hacia el timón y los aparejos.

Por uno de los ojos de buey del interior te ha parecido ver movimiento.

Me quedo tan desconcertado como Hans y el resto de la tripulación.

¿Cómo puede ser que no arda ese maldito barco, como…?

– ¿Nadie recuerda ninguna canción de cuna, de taberna o de bardos sobre barcos misteriosos?

Pregunto con mi voz más potente.

– William vigile que no vuelva a abordarnos mientras volvemos a nuestro antiguo rumbo.

No creo que sea bueno que vayamos por donde el decida.

Ryner lleva un rato callado, mirando fijamente al barco del que no consiguen separarse.

- Allí hay alguien - dice señalando a una de las ventanillas. - Algo se mueve en el interior de ese barco. Sabía que alguien tenía que estar tripulándolo, aunque no sé cómo lo dirigen sin subir a la cubierta. Puede que este barco haya copiado el nombre de una leyenda, pero su tripulación es muy real. ¡Los fantasmas no existen! Por muchos cadáveres que lancen sobre nuestra cubierta, si quieren algo van a tener que mostrarse y abordarnos... La mano del dorniense se cierra con fuerza sobre las empuñaduras de sus armas. Tal vez no pueda ayudar a que los barcos se separen, pero si a algún pirata del norte se le ocurre subir al Halcón de los Hammerfell deseará haberse quedado en sus tierras.

Mueve la cabeza hacia los lados varias vececs, para despejarse y salir de su ensimismamiento. No consigue recordar más datos del cuento, ya que fue hace mucho que se lo contaron.

-No recuerdo!! hay demasiado ruido y estoy demasiado asustada!!- respondió a Gwen haciendo acopio de los buenos modos que podía conseguir mantener en ese momento.

Ah -suspira Gwen, compadecida por el pánico de su joven protegida-. No te preocupes -dide con vor calmada, a pesar de lo apremiante de la situación.
Con delicadeza, la hija del hierro acompaña a Nimeria hasta un taburete cercano y la incita a sentarse.
No tengas miedo -dice serena-. Yo estoy contigo -sonríe llena de ternura-. Pero, eh, si recuerdas algo, cualquier cosa, házmelo saber -pide mientras acaricia los cabellos rojizos de la muchacha.