Partida Rol por web

Escuchas tocar a tu puerta, la señora pide permiso y entra.

-Bueno como lo ve, ¿podemos hacer frente a tanto gasto? Pienso que siendo corteses y siendo comedidos en las invitaciones y condiciones. Podremos hacer cosas mejores con menos invitados.

Cuando escucha llamar a la puerta casi se le cae de las manos el tarro de colorante con el que estaba jugueteando antes del inciso.. Cuando la señora pidió permiso para entrar se sintió altamente honrado... La señora, pidiéndome permiso a mi... No pudo evitar sonreír y estar de mejor humor....

Cuando entro, la invito a que se sentase en una de las sillas que tenia habilitada.... Y le ofreció una bandeja de frutos secos con miel y algo de beber.... Mientras la escuchaba...

 Claramente los gastos supondrían un gran esfuerzo para nuestro reino- Cogió el uno de los frutos que la ofrecía-  De hecho, no seriamos los primeros en caer en la ruina por una festividad como esta... Seamos sinceros... ¿¿De verdad cree que podemos hacer frente a este aluvión de gastos?? Claro que podemos organizar una boda... Pero no de estas dimensiones...-Poso la mano en la mesa y la arrastro hasta la bebida, suavemente cogió la botella y le quito el tapón- La fiesta debe contar con  menos invitados- Sirvió uno de los vasos- De eso no me cabe la menor duda...

Entro en mis aposentos como alma que lleva al diablo y cierro de un portazo. Me quedo apoyada de espaldas en la puerta, tratando de calmarme. La mera mención de esta celebración, de buena mañana, ya me había sacado de mis casillas, pero conservaba la esperanza de que fuera un rumor. Mi suerte no cambiará.

"Si montamos esta celebración y si lo que dice madre de los planes casamenteros de padre son ciertos, lo tendrá fácil para "pactarlo". Aunque espero que no aparezca esa familia de cretinos en mi casa", pienso bastante hastiada de la situación. Si esa familia nos da problemas, quizás sea hora de plantarles cara y dejar de mirar hacia otro lado. Pero mi padre no quiere ni oír hablar de ello.

Ya más calmada aunque inquieta, me acerco a la ventana de mi habitación. Hace un buen día para dar un paseo y hasta la hora de comer aún hay tiempo. Me acerco a mi baúl y lo abro, buscando mi capa. No hacía mucho frío pero si iba a montar a caballo quizás sí que lo pudiera notar.

Me dirijo hacia la puerta de la estancia y una vez en el pasillo miro hacia la habitación de mi hermano mayor. Es increíble. Cuando padre nos ha reunido a todos esta mañana ni me he fijado si él estaba. El pequeño ya sé que no estaba, la reunión ha sido muy temprano y él estaría durmiendo aún. Así que entro de nuevo en la habitación de costura y busco una pequeña canasta para mi paseo. Si encontrara flores bonitas me gustaría poder traerlas a casa para ponerlas en mi ventana.

Salgo nuevamente al pasillo y me echo la capa de color marrón por encima de los hombros, cerrándola con un broche que me regalaron mis padres hace unos años, en forma de una rosa silvestre plateada. Me dirijo hacia el patio para ir a por mi caballo.

-No os quitare la razón esta celebración será costosa y debemos invitar con cabeza. Sobretodo me preocupa las festividades del evento; pero bueno, dejemos eso para después se acerca la hora de comer.

Se acerca a la puerta y se dispone a salir cuando se para un momento.

-Debemos saber mas sobre que señorita esta más agraciada para ultimar matrimonio.

La noche paso tranquila y solo la emoción contenida del viaje, izo que la gente se removiera inquieta en la cama. Al despuntar el Alva, la fortaleza volvía a bullir con el ajetreo de la cocina y guardias cambiando el turno.

Me levanto cuando comienza a clarear el día y envuelto en mi capa me levanto y me preparo para bajar al salón.

Esta vez me pongo ropas de viaje mas practicas para navegar. Las vestiduras que llevaba anoche las deje en el pasillo sabiendo que los sirvientes las harán llegar a la galera una vez limpias junto al arcón de viaje.

Antes de salir me ciño mi espada y la daga bajando directamente a las cocinas para tomar algo con los de las cocinas antes de dar una vuelta por las murallas.

Después me dirigiré al salón a desayunar con mi hermano y sus principales servidores recibiendo las últimas instrucciones para el viaje.

 Abre los ojos y sonríe mirando el palco de su cama, sabia que hoy era el gran día, por fin viajaría en barco  por ese mar que tanto amaba, con la mejor compañía que podía desear, ademas también quería conocer  la tripulación de su tío. Acordándose de su tío recordó que tenia que preguntarle sobre que ropa le parecía mas adecuada, no le había dicho nada sobre el equipaje y era raro en él.

Por lo que cambiándose de ropa, a uno de sus vestidos habituales, esta vez mas sencillo y de color lila, bajo precipitadamente, con la melena rojiza y ondulada esta vez suelta hasta la cintura. Dirigiéndose hacia el salón para desayunar.

Gwendolyn desciende al salón, ataviada con una camisa blanca de algodón, de cuello y mangas anchas, que deja sus hombros y sus antebrazos al descubierto. Sobre esta, viste un corpiño carmesí, en cuyo pecho derecho descansa el cuerno de los Goodbrother, en hilos negros y dorados. Con oscuros pantalones abombados en lugar de faldas y altas botas de cuero hasta la rodilla, Gwen se aproxima a Hug con una sonrisa en los labios.

¿No huele la mañana a sal y aventuras? -lo saluda, soltando su morral sobre la mesa, así como el cinto en el que lleva su espada.

Señor, señora -se inclina ante el matrimonio Hammerfell. Recuperando ligeramente las formas-. Disculpadme. Pero no quepo en mí de gozo.

La simple idea de encontrarme dentro de unas horas sobre las olas del mar hace que mi corazón se desboque.

Ryner ha madrugado bastante. Su petate, preparado rápidamente la noche anterior, es bastante ligero, pues tan sólo incluye una muda de ropa y un traje algo más elegante por si hay alguna reunión con un señor. Nada más levantarse, comprueba el estado de sus armas, afilando ligeramente espada y daga en un ritual que repite casi todas las mañanas.

Una vez está todo listo, baja rápidamente a las cocinas para comer algo rápido, saludando a Martha, la cocinera, antes de salir a toda velocidad en dirección al patio de armas. Allí ha reunido a sus hombres, pues debe darles instrucciones para el tiempo que pasen de viaje.

Cuando llegáis al salón, hay un gran desayuno preparado como si fuerais a la guerra. Algunas sirvientas con lagrimas y otras excitadas por la emoción contenida.

 Llega corriendo al salón desde las escaleras, y entra irrumpiendo en la sala cual torbellino. Al ver allí a tanta gente incluidos sus padres, se para en seco recupera la compostura, se arregla la alborotada melena roja y saluda -buenos días- con una enorme sonrisa, y pausadamente va hacia un sitio al lado de su tío.

Y susurrando le dijo -Que ropa debería llevarme? estoy algo confusa- le sonrió mientras cogía parte de su desayuno.

¡Puff -resopla la hija del hierro-, no me puedo creer que todavía estés así, Nimeria!

Coge algo cómodo, algo de abrigo y un vestido bonito -le aconseja sin dar tregua a la comida-. Te aseguro que no necesitas más.

Gwen no veía el momento de encontrarse de nuevo en la mar, sobre la cubierta de uno de los excelentes navíos de los Hammerfell. Comía con ansia, pues quería que los preliminares de su viaje terminasen lo antes posible. Si por ella fuera ya habrían partido. Pero había cosas que preparar, cuentas que echar y artículos que determinar como prioridades. Esperaba que sus anfitriones ya lo tuviesen todo listo, que el maestre hubiese hecho su trabajo. Pues ella en lo único que podía pensar era en hacerse a la mar.

Vamos, terminemos de comer rápido -sonrió-. Hug, Nimeria. Las olas nos aguardan.

 Sonrió como siempre ampliamente a Gwen, no se llevaba mal con ella, y siempre era menos estirada que Roxanne.

-Gracias!- le dijo a Gwen -quizás podrías ayudarme, así se os pasara más rápido el tiempo que nos quede aquí, y yo agradecería mucho la opinión de una mujer- le sonrió y le guiño. Siguió comiendo, aunque comía poco, no quería que su primer viaje en barco se viese afectado por demasiada comida y nervios.

Ryner pasa por el pequeño salón de la torre, con su petate a la espalda y sus armas en la cintura. Mira el banquete que hay para el desayuno y se aproxima a la mesa sin coger nada, puesto que ya ha comido con los criados en las cocinas.

Dirigiéndo una ligera inclinación de cabeza a los presentes, dice:

- Señores. Les esperaré en el patio de armas. Debo darles instrucciones a mis hombres para que velen por la seguridad de su familia mientras yo viajo con ustedes. Si me disculpan...

Prácticamente sin dejar tiempo para contestarle, se vuelve hacia la puerta y se dirige finalmente hacia el patio de armas.

-Parte tranquilo, y cuida bien de mis niñas. Venga amor partamos para el pueblo para despedirlos y saludar a la gente.

 A desayunado austeramente y se levanta con su señora de la mano hacia el patio y los caballos.

Nimeria -repone Gwen levantándose, repentinamente-, si no cogemos tus cosas ya, me parece que te quedas en tierra.

Al ver el desconcierto de la muchacha, la hija del hierro se acerca a ella y la insta a abandonar la mesa.

No te preocupes -sonríe-. Antes de que tu tía acabe de almorzar habremos terminado -dice guiñándole un ojo a Hug.

Me levanto de la mesa apurando mi jarra para acabar de bajar el último trozo de queso que tenía en la boca.

– Vamos inmediatamente hermano.

Girándome hacía Gwendolyn. – Estoy segura que llegareis a tiempo al muelle.

Me sitúo detrás de mi hermano y su esposa acompañándolos un par de pasos por detrás mientras vamos a buscar las monturas

Se levanta de la mesa, haciendo una graciosa reverencia y añade -Si me disculpan he de ir a terminar mi equipaje- sonríe a Gwen y la sigue, bastante contenta al parecer de que la ayude pues estaba muy confusa.