Partida Rol por web

-Si claro señor -el nerviosismo había mermado un poco -Sigues por la calle principal hasta la estatua de Tyr, allá cogen la calle de las farolas hasta donde esta muere, es un edificio que se entra por el sótano, su cartel es un cubo hecho de metal, oxidado!!.

-Como lo he dicho, el chico fue visto en esta taberna hace mas de una dekhana, pero visitó casi todas las tabernas de la ciudad, la que menciono fue la última que visitó!!

Arenas apuró la cerveza y se incorporó. Dio una palmada a Montaña en la espalda y asintió con la cabeza Bien hecho, muy bien hecho...

Bueno, chicos, creo que ya sabemos entonces cuál es nuestro siguiente destino gracias a nuestro generoso amigo. colocó el arco en su enganche y se dirigió hacia la salida.

 Degonas había asistido al final de la conversación en un segundo plano, le incomodaba tratar con tipos miserables como ese viejo. Y que el antro fuera poco más que un lupanar no le ayudaba a sentirse mucho mejor.

 Por suerte, sus nuevos compañeros mostraron ser hombres de recursos. Un punto a favor suyo. Su mirada de ojos negros se poso unos instantes sobre los ojos azul celeste del hombretón y se apreció un leve gesto de asentimiento. Luego mirando al resto comentó.

 - Si vayamos, mejor avanzar cuanto antes.

 Sin más se incorporó de nuevo, dejando su jarra de birra intacta, haciendo acopio de su equipo preparado para partir de nuevo.

Gregory guarda las cinco monedas.

- Entonces mos vemos luego, iremos a esa posada y volveremos a descansar aqui. -dice Gregory- Es una lastima, pero las chicas van a pasar frio esta noche.

- Bien... vamos - consensuó Ozymandias saliendo de la Taberna tras sus compañeros.

Casi sin darse cuenta, una vez en la calle busco las sombras y desapareció en ellas - Por mi no se preocupen, estaré cerca... por si me necesitan - murmuró más que habló mientras acomodaba sus armas y se preparaba para defenderse... o defender a sus compañeros mientras se acercaban a "El Cubo Oxidado"

No era dificil guiarse con las indicaciones que el cuervo les había dado, la noche ya estaba muy etrada y las calles se encontraban vacias, con el sonido de algún borracho deambulando o un mendigo intentando conciliar el sueño.

Y allí caminaban cuatro hombres, uno de ellos con sangre de gigante sobresalía sobre los demás en las penumbras de la calle de las farolas, mientras un quinto miembro se hacía invisible en las sombras mientras caminaba ágilmente sobre las paredes y techos de las casas, siempre observando, siempre atento......

La calle terminaba y no era dificil distinguir una lúgubre entrada, con un cubo de acero oxidado colgando de la entrada;las escaleras descendian por debajo del nivel de la calle a una puerta de madera con rechinantes visagras que resonaban mientras entraban.

Al entrar, el olor a sudor, cerveza y vomito invadía los olfatos de los recién llegados, quienes pasaban desapercibidos mientras la gete de dudosa reputación se concentraba en sus negocios. Piratas, asesinos, ladrones y toda clase de gente de baja calaña se reunía en un solo punto, en el cubo oxidado.

Un hombre atendía detrás de la barra, grande -aunque no tanto como Alrik- con piel morena y un parche en el ojo; otras cinco mujeres atendían las mesas en la sala principal.......

El Chaman sabía que sabía esconderse, que podía desaparecer utilizando con gran habilidad las sombras y la oscuridad, pero había límites... y traspasar una puerta cerrada sin que nadie lo viera excedía sus posibilidades.

Tras ver como sus nuevos compañeros entraban dudó si esperarlos afuera, oculto en las sombras, o acompañarlos... y lo venció la curiosidad por saber que podía pasar. Era cierto que el lugar no era tentador. De hecho era desagradable, pero allí podía haber información... y Ozymandías quiería estar presente cunado la consiguieran

Fueron apenas segundos desde que la puerta se había cerrado tras sus compañeros, cuando su mano empujó la misma y su aparatosa armadura se introdujo en el lugar. Mucha gente. Demasiada y cada una ocupada en sus propios negocios... con una sonrisa, Ozymandías buscó una sombra y se acomodó en la misma encogiendo su cuerpo y ocultándolo a la vista de quienes no lo miraban hasta estar seguro que no lo estaban viendo.

Quizás recordarían la piel de dragón que formaba su armadura, pero excepto que supiesen donde buscar no sabrían donde estaba. No mientras el no se dejara ver.

El resto del grupo, seguramente, se ocuparía de intentar averiguar lo que pudiera, pero el interés del chaman era otro... simplemente detectar si alguien se interesaba en la búsqueda que estaban haciendo. Es cierto, como grupo eran dignos de atención, pero eso no parecía que le llamar la atención a nadie... quedaba ver si sus palabras si lo hacían... y a quien

Alrik entró en el local con los demás, con su imponente altura, su imponente armadura negra, y sus imponentes pinchos que cubrían aquella armadura. Realmente no era de extrañar que la primera impresión que causaba fuese de miedo, y con el miedo el rechazo. Aunque a veces... era útil cuando enfrente tenía sujetos tan deleznables como aquel cuervo. Sin embargo, no dijo nada esta vez, era mejor que otros compañeros, más agradables, iniciasen la charla. Ya habría tiempo para sacar su mala cara si fuese necesario.

Arenas entró en el local, dándose cuenta de que era el típico punto que tienen todas las ciudades para que se junte la creme de la creme de la escoria y baja sociedad y así los nobles y refinados pudieran sentirse a gusto pensando que eso no existía en su sociedad.

Bueno, ¿quién paga la primera ronda? dijo Arenas a sus compañeros de aventura. Lo mejor será empezar cogiendo una mesa, o limpiando una, y preguntar a una de las camareras por el muchacho, ¿no creeis?

Gregory lanzo un conjuro de Detectar Pensamientos antes de entrar, si se le ocultaba información el la sabría igulamente.

Le indico eso a sus compañeros antes de pasar hacia dentro.

- Si, tomemos una mesa -dijo Greg- Y preguntad, yo hare el resto,primero a las meseras y si yo lo indico, al dueño.

Los cuatro sujetos se sentaban en una mesa, cerca del centro del hall común que no era muy grande mientras Gregory sacaba una moneda y le empezaba a hablar en un susurro inaudible, mientras gesticulaba con su mano derecha haciendo figuras con sus dedos.

Por su parte, el extraño shaman se sentaba en otro lugar, mimetizandose con las sombras, una banca donde la luz de la chimenea no llegaba y desde donde podía observar todo el lugar, siempre atento.

Una mesera de no mas de veinte se aproximaba a la mesa esbozando una sonrisa, con su cabellera roja y sus ojos azules, similares a los de Alrik.

-Extranjeros!!, que puedo hacer por ustedes? -Su extraño movimiento al caminar sugería que una de sus piernas no funcionaba bien.

 Degonas entró más serio, si cabe, en este antro. Parecía totalmente fuera de lugar, incómodo en este sitio. Visto el escaso éxito de sus palabras y maneras con el cuervo, prefirió mantener un discreto segundo plano mientras procuraba no exteriorizar demasiado lo que claramente opinaba de ese antro.

  Junto a su amo estaba el fiel mastín, olfateando y mirando con curiosidad a un lado y a otro, con hambre atroz de conocer y explorar, pero sin moverse de la vera de Degonas.

- Cerveza -dijo aquella voz de utlratumba. Y después miró a sus compañeros, esperando que alguno tomase la palabra.

Gregory, sin desconcentrar su mente dle conjuro preguntó a la mesera.

- Oye, ¿Que le ha ocurrido a tu piernas? Si no es indiscreción preguntar. -dice Greg.

Ozymandias intentaba ver sin ser visto y oir sin ser oido, sin embargo su maravillosa habilidad para pasar desapercibido tenía sus problemas, las camareras nunca reparaban en el para tomarle un pedido.

Sin embargo, viendo el estado del lugar el Chaman no hizo nada para cambiar esa situación. Simplementese arrellanó en la silla que había elegido y se preocupó por quienes no estaban en la mesa de sus compañeros. Si alguien prestaba demasiada atención el quería saberlo. Acariciando la red que llevaba en la cintura se preguntó si debería usarla para retener a algún curioso...

-Cerveza para todos será!!.

La mujer lanzaba una fiera mirada ante la pregunta de Reaper -Tan solo un accidente -dijo fingiendo una sonrisa, sin esperar respuesta se dió la vuelta y fue por cerveza para los cuatro.

-Aquí estan, cuatro pintas de cerveza de la casa, serían ocho cobres por favor!!. -Dijo al volver con el encargo.

Tres hombres de aspecto piratesco parecían interesarse un poco mas de la cuenta por los compañeros del Shaman.

-Mira, extranjeros, aventureros, apuesto que traen gran tesoro bajo esas mochilas -Susurraba uno, mientras otor asentía.

-Miremos que tienen que decir y cuales son sus asuntos en esta ciudad -Dijo el tercero mientras disimuladamente se levantaba de la mesa y se acercaba a la mesa de los cuatro compañeros, se ubicaba en una butaca cercana y parecía estar poniendo atención a lo que fueran a decir.

Tras concentrarse unos segundos, el embaucador empezaba a escuchar voces enfrente de si, de repente la tabrna parecía ma bullosa y mas insoportable, todos hablaban -o pensaban- al mismo tiempo y no podía desprender ni una frase de lo que se decía, algunas palabras se escuchaban aisladas pero nunca una frase coherente.

Tras un esfuerzo casi sobrehumano, Gregory logra percibir los pensamientos de la mesera mientras servia las cervezas, por su cabeza pasaba el fatídico momento de una violación cuando pequeña y una daga clavada en una de sus piernas, parecía estar pensando justamente en la pregunta que unos instántes antes le habría hecho Gregory.

Ozymandías sonrió al darse cuenta lo que estaba pasando y decidió comportarse como el cazador que solía ser antes de que su Mentor lo abandonase. Uno de hombres se acercó a sus compañeros, pero los dos restantes podrían ser su presa.

Acomodándose en las sombras el Chaman decidió seguir espiando a quienes los querían espiar tratando de adivinar sus objetivos. "Serán, simplemente, unos ladrones? O podrán brindarnos información respecto a los desaparecidos. Ya lo averiguaré" se planteó a si mismo mientras trataba de no perder de vista a ninguno de los tres