Partida Rol por web

Ivan había aprovechado el tiempo que tardaron aquellos pandilleros en acercarse y comenzar a hablar en sacar el arco del maletín con algunas de las flechas que traía consigo pues esperaba tener que usarlo en algún momento pero no tan pronto, así que cuando las balas comenzaron a silbar por el aire Ivan estaba cuanto menos un poco desprevenido, esperó pacientemente su momento adecuado esperando para salir sin recibir una lluvia de plomo que lo llevara a su clínica a esperar para ser despiezado.-Ahora.-Se dijo a si mismo cuando la Uzi de Yukki comenzó a lanzar una tartamuda lluvia de proyectiles de bajo calibre el abandonó su cobertura en la esquina de la calle armado con su arco EagleHawk* en perfecta tensión, el no era ni de lejos tan versado como su instructor de tiro, pero dudaba mucho de que ninguno de aquellos pandilleros estuviera acostumbrado a recibir flechazos por parte de un colgado en traje, así que sin más soltó la flecha que silbó por debajo de las balas en busca de un cuerpo desprevenido en el que hundirse.

Después del corto sprint la espalda de Smack estaba efimeramente segura detras del delgado acero de un contenedor lleno de escoria polvorienta que se encontraba al lado del carrito tumbado por el suelo.

Desde allí intento alcanzar algunas de las sombras que se movían ahora más cercanas que antes con algunos disparos fugaces de una de las pistolas que sujetaba en sus manos. Sin embargo entre la oscuridad y que aún no le había dado tiempo de hacerse una idea del campo de batalla sólo consiguio que sus balas dejaran dos bonitos agujeros en la carrocería de algun coche de un pobre desafortunado que había cometido la insensatez de aparcarlo en aquella zona de guerra.

El candado no tiene nada que hacer contra un par de trozos de plomo bien colocados y la puerta se abre con herrumbroso chirrido tan pronto le aplicas una generosa dosis de musculo y metal.

El interior de la nave esta oscuro, con desiguales parches de luz aqui y alla. Aunque el techo tiene claraboyas, años de lluvias contaminantes y desperdicios las han cubierto con una patina que la poca luz ambiental apenas puede traspasar.

Por suerte, algunas luces de emergencia proporcionan algo de claridad psicodelica a la nave.

El almacen esta lleno de pales y contenedores de todas las formas y tamaños, evidenciando su uso como estación de paso de las mercancias, antes de su envio fuera de Night City o de su distribución por la ciudad.
Los embalajes, a simple vista, parecen de lo más normal, con etiquetas en varios idiomas (ingles, japones y chino sobre todo) y un estado de conservación suficiente, que deja claro que hay cierto movimiento de cargas y materiales.

Al fondo, en la pared de la izquierda vislumbras lo que parece una oficina. Esta elevada con respecto al suelo gracias a unas vigas de acero y se puede acceder a ella gracias a una escalera metalica, que se pierde entre los cajones y embalajes.
Los destellos que ves a traves de las ventanas que dan a la calle dejan claro dos cosas: la fiesta a empezado y desde la oficina puedes tener unas vistas envidiables...

El doctor voltea su maletin y lo coloca frente a sí, saltando los cierres y abriendolo. Con una sonrisa, mete las manos y saca un retorcido conjunto de poleas, cuerdas y lamas de plastico...

Smack blande su pistola como un vaquero, lanzando plomo como si fuera confetí, mientras que John obliga al gimoteante mendigo a levantarse y cubrir su avance como un improvisado y maloliente chaleco antibalas humano. Dos secas detonaciones reverberan en la parte de atras del callejón, seguido por el chirriante lamento de una puerta forzada a abrirse.

Yukki, agachada junto a un oxidado contenedor dispara su subfusil, tratando de evitar convertir en carne picada a sus compañeros

Los primeros pandilleros caen bajo la eficaz cortina de fuego desplegada por la perversa Uzi de la pequeña mercenaria, mientras que Ivan completa el despliegue de su arco y acierta a un desafortunado macarra, consiguiendole una discapacidad motora permanente con una precisión quirurgica.

A pesar del duro recibimiento, los pandilleros no se acojonan y responden con su artilleria... al menos todos aquellos que no estan demasiado ocupados sosteniendose las tripas, desangrandose o llamando a su madre entre dientes...
 

Natasha se pone a correr hacia la oficina.