Sube al coche e introduce la llave en el contacto y mirando como su hermano sube gira la llave y escucha el gimoteo del viejo motor intentando arrancar pese a estar frio - ¿Crees que querrá venir? - le pregunta en lo que a Barry se refiere - Ese chaval puede estar en problemas ahora mismo. - le explica - Si dice que no, no le insistas; pq puede que lleguemos tarde... - termina cuando el coche consigue arrancar, tomando dirección a la que fué su casa.
Red se despide de ambos en el camino de vuelta al coche. Todavía lo pueden ver de pie en la puerta, cruzado de brazos y observándolos bajo ese entrecejo fruncido, mientras el vehículo acelera y se aleja de aquel lugar.
Las calles se van haciendo cada vez mas familiares a medida que se acercan a casa. Recuerdan caminatas en aquellas aceras, de casa a la escuela, o del bar a casa, bastante entonados. Aquellas calles están llenas de recuerdos, de momentos antaño alegres, pero que en ese día gris resultan nostálgicos y tristes.
La nieve se junta a los lados de la calle. Unos copos tímidos, solitarios, comienzan a golpear el parabrisas del coche a medida que avanza.
Finalmente llegan a casa, de vuelta, después de tantos años. Sigue exactamente igual que como la recuerdan, sin cambios, todo parece perfectamente conservado, como si nada hubiera cambiado desde que eran niños.
El automóvil se detiene en la puerta, frente al buzón, en el cual se puede ver, a uno de sus lados, la inscripción “Familia Foster”.
La caminata se hace larga en el trayecto de vuelta a casa. Las calles siguen vaciás y el suelo gris. El frío rodea a Barry y penetra en su abrigo. La nieve se agolpa a los lados de las calles, mientras el cielo amenaza con mas tormentas.
Aquella acera, aquellas casa, esas calles, están llenas de recuerdos. Idas y vueltas, de casa a la escuela, del bar a casa.
Recuerdos antaño alegres, pero que en ese día gris resultan melancólicos y tristes, como si en el fondo no hicieran mas que abrir y hacer mas dolorosa la herida causada por aquella perdida, como si aquellos recuerdos, en lugar de traer felicidad, no hicieran mas que hacer notar la ausencia de Terry, y de acrecentar aquella sensación de que ya nada volverá a ser igual.
Al entrar a la casa, al poner un pie dentro de ella, al escuchar como el suelo rechina levemente bajo su bota, Barry no puede evitar darse cuenta de como aquel lugar sigue igual, sin cambios, como si el tiempo no hubiera pasado ahí. Por un momento, hasta parece ser posible que su madre bajará por las escaleras, cargando aquella canasta de ropa sucia, mientras su padre les llama desde la cocina para regañarles desde detrás del periódico, sin saber demasiado por que, y sin prestar mucha atención, tan solo para poder agregar alguna broma al final.
El camino de vuelta a sido largo, y no por las distancias. Ya es mediodía, y hace mas de media hora que a dejado la casa de Terry. El frío queda atrás mientras sus manos se calientan en el ambiente cálido de la casa, aunque a la vista aquel calor no se perciba.
Pasan unos minutos antes de que Barry escuche el sonido de un automóvil que se detiene fuera, en frente. Se trata de Roger, y esta acompañado por Terry.
Los neumáticos del Cadillac rojo chirrían al frenar junto al buzón de la que antes era su vivienda familiar. Aún con el coche en movimiento, Ted sale disparado recorriendo el camino de tierra enjardinado hacia el portal de la casa, dejando la puerta del auto completamente abierta. Toca al timbre un par de veces seguidas, aunque parece no ir, y aporrea entonces la entrada con insistencia con el puño cerrado.
-¡Barryyyy! -habla fuerte aunque sin pegar un alarido. Sabe que las paredes son muy finas y recuerda que cualquier conversación del porche se escuchaba con facilidad dentro. Vuelve a golpear la madera-¡Barryyyy! Hemos localizado a alguien que puede que viera cómo mataron a Terry... -dice acercando la cabeza a la puerta. Quizá no esté en la casa y estemos perdiendo el tiempo
Con la cabeza ladeada intentando escuchar si su hermano estaba dentro, observa el jardín. Le viene a la cabeza un día, de pequeño, todavía tendría unos cuatro años, con todos juntos disfrutando en el jardín y divirtiéndose, incluida su madre. Era uno de los primeros recuerdos que guardaba su memoria.
Barry abrió la puerta sin más, viendo la cara de su hermano pequeño pegada a la puerta como si intentara oír algo.
Se había cambiado de ropa. Durante el tiempo que Ted había tocado en la puerta se puso un jersey y cogió unos guantes para más manos.
Y en conjunto con la chaqueta y su condición física, parecía más el portero de una discoteca que un hombre corriente.
Iba a preparar café, pero supongo que puede esperar.
Su tono es neutro, pero al menos a perdido parte de la melancolia de sus frases de aquella mañana, y estaba desprovisto de rencor.
Se encontraba un poco mejor, seguramente por la noticia.
Mira como su otro hermano espera en la calle, con el coche en marcha. Y no se sorprende.
Siempre evita este tipo de cosas, cuando dejara de usar a Ted de recadero.
Aunque la idea lo incomodaba, no estaba enfadado por eso. Era algo, que en mayor o menor medida habían practicado todos a lo largo de su vida. Era la ventaja de no ser el pequeño. Que podías mandar a este a hacer tus recados.
Cerró la casa y camino hasta el coche. Ya una vez dentro, mirando por la ventana pregunto.
Y bien, ¿a dónde vamos?
Al ver que Barry se mostraba conforme con montarse en el coche sin discutir al respecto, se gira sin perder tiempo
-Te lo explico de camino- dice al tiempo que se dirige a paso rápido hacia la puerta que había dejado abierta.
Ya sentado en el asiento del copiloto, y con el vehículo en marcha, dobla el cuello hacia atrás para aclararle brevemente la situación:
-Hemos visto el vídeo de la cámara de seguridad que grabó lo que pasó anoche. Aparecía un Chevrolet “El Camino”en una esquina, y se le ve irse antes de que.. de que asesinaran a Terry... puede que sepa algo, pero también puede los mismos tipos que mataron a nuestro hermano estén tras él, si saben que vio algo... - Saca del bolsillo el papel con la dirección que les habían apuntado, y la sostiene en alto entre el índice y el corazón para que la coja Barry - Sólo hay un modelo de coche de ese tipo por la zona, aquí es la tienda donde trabaja el muchacho
Reflexiona un momento sobre lo que acaban de decir. No tiene claro como han conseguido ver un video de aquella noche. Ni como han podido identificar a un único vehículo así sin más.
Y le parece flipante que sepan hasta donde trabaja el dueño. No son polis, pero parece que trabajan como ellos.
Aunque aun así, se preguntaba qué es lo que pretendían hacer. El tenía una idea clara de cómo quería que fueran las cosas, pero normalmente la vida hacia todo lo contrario a lo que uno esperaba de ella.
Y bien. Que se supone que vamos a hacer. Llegamos y le decimos, ey tío, dinos quien mato a mi hermano. Y si el tipo nos cae bien, dejamos que responda, y si nos cae mal, le partimos las piernas.
Y todo eso contando con que el tipo sepa algo de verdad, y no le dé por mentirnos. O que diga que fue él. Entonces que hacemos, le ponemos sobre aviso para que escape de la policía o simplemente le abrimos la cabeza.
Sus palabras eran realmente mordaces. Tenía las mismas ganas o más de encontrar al tipo que le había robado la vida a su hermano. Pero eran adultos, no podían presentarse en una puerta, y dejarse llevar. Las cosas no funcionaban así. Necesitaban tener claro que iban a hacer, al menos por una vez en su vida.
Y necesitaban tenerlo claro antes de llegar. Le daba igual cual fuera el plan, si matar al tipo a ostias o simplemente sacarle una confesión pagando cervezas. Pero quería saber, que al menos había un plan, que lo habían meditado, y que no estaban corriendo por la ciudad como unos vengadores en un cuatro latas.
Conduce en silencio al máximo de velocidad que le permite la dirección y, la carretera resbaladiza, escucha a Barry, con incredulidad. Es evidente que no van a partirle las piernas a nadie. - Simplemente vamos a ver si está bien. - le contesta mirando por el retrovisor levemente - Si vió algo quiza lo maten, no pudimos hacer nada por Terry, - continua mirando por la ventanilla su viejo barrio - pero si que podemos hacer algo por este chaval. - termina girando en una curva mientras sigue dirección al trabajo del chico.
Sonríe. Vale que no fuera la sonrisa más agradable del mundo.
Bien, pues vamos allá. Veo que lo tenéis todo montado.
No dijo nada más. No pretendía regañarles. De hecho no pensaba que estuvieran haciendo nada malo. Pero si ellos tenían un plan, habría que seguirlo.
Siempre era mejor que andar por ahí como un loco, sin ningún plan.