- Lindas palabras – dice Bohrer, sin apartar la vista de Barry – pero no dicen absolutamente nada – se inclina hacia delante en el sillón, tomando sus manos, haciendo un silencio, como si analizara a su invitado, antes de volver a hablar – No quiere matarme, no quiere respuestas realmente... tendría que haber pensado que hacer en esta situación mucho tiempo antes, déjeme decirle que no dispone de demasiado tiempo, y realmente tengo curiosidad por saber que le trae hasta aquí – vuelve a apoyar la espalda en el respaldo de la mesa. Su tono marca cierto sadismo, como si estuviera disfrutando de todo aquello.
Barry sonríe. Aquel hombre es imbécil, muy imbécil.
Me temo, que no termina de entender la situación. No busco venganza, pero si matarle. En todos los sentidos. No solo quiero su cabeza, sino su culo.
Si tiene suerte, acabara con una bala en el pecho. Pero eso sería demasiado fácil.
Barry negaba con la cabeza, con una sonrisa de depredador. Pues la sangre le hervía en las manos. Sus dedos le pedían empuñar el arma que sentía en su costado. Pedían sangre. No como la de aquel infeliz la otra noche. No, pedían sangre de verdad, sangre de aquel bastardo malnacido.
Y si que quiero respuestas. Pero puede que piense que lo que necesito saber, no lo sé aun. Y se mucho más de lo que le gustaría. Soy una rata de la calle, y sabemos hacer trucos muy curiosos sabe.
Ahora mismo, el resto de mi tropa está haciendo cantar a cierto maleante, delante de unos polis.
Uff, por que poco no. Esta aquí sentado tranquilo, pensando. Este negro no sabe de lo que habla. Tengo comprada a la poli. Sí, pero cree que me importa. Los medios son fáciles de manipular. Y quieren un villano. Yo voy a ser ese villano. Mas tarde o más temprano, algún periodista idiota dará con la información que yo conozco y entonces, su culo irá a parar a donde a mi me interesa que este.
Siendo empalado por algún presidiario marica. No se asuste. No es mi intención. Ahora, quiero que piense otra vez mas en lo jodido que lo tengo, y lo lejos que estoy de conseguir lo que quiero. Y ahora quiero que sea plenamente consciente de que yo he venido aquí a morir. Soy hombre muerto, tanto dentro como fuera de su casa.
Barry se recostó hacia atrás, y saco la pistola, la miro y la dejo apoyada sobre su pierna derecha, agarrada por su mano. Pero sin alzarla.
Ahora, lo que si me gustaría saber, es como acabo toda su mierda salpicando a Terry Foster. Realmente era un problema para alguien como usted, es difícil de digerir, estoy intrigado en como llego a pasar.
- Terry se puso en el medio, metió sus narices en donde no debía, en mis negocios, y por eso lo quitamos de en medio, para que el y su estúpido sindicato dejara de estorbarnos. Sencillamente así de simple – responde directamente, casi de manera automática, como si tuviera aquella respuesta en la punta de la lengua desde hace tiempo. No se ve intimidado por las palabras de Barry, de hecho su expresión no cambia en ningún momento.
Bohrer mira la pistola que tiene Barry sobre su rodilla, pero no parece intimidado por ella. Lentamente se pone en pie, con el vaso vacío entre manos, y se dirige de nuevo hacia la licorera.
- Así que ya lo sabe – dice mientras revisa las botellas de licor y whisky caro, dando la espalda a Barry – lo de su hermano fue estrictamente cuestión de negocios. ¿Ahora va a matarme? Le sugiero que se de prisa... y que piense una buena historia si piensa hacerlo.
De verdad que simplemente metió las narices. Venga, yo estoy aquí sentado, con un arma, y ni suda. Y un obrero sindicalista, con el salario medio pudo hacer que le temblara el culo hasta el punto de mandarlo liquidar.
Ya que hemos llegado a este nivel de sinceridad el uno con el otro, creo que debería de contarme exactamente como un obrero de tres al cierto, por muy honrado de que fuera, tuvo que ser eliminado del mapa.
Barry movía la cabeza. Aquella respuesta, aunque obvia le parecía de lo más estúpida. Realmente podía aquel hombre pensar que liquidar a un tipo, en vez de presionar la empresa, o dejarlo sin trabajo era más efectivo.
Empezaba a pensar que todo el puto mundo había conspirado para reírse de él. Todo lo que conocía se había venido abajo. No solo había hombres capaces de mandar matar a su hermano. Sino que además, les resultaba más sencillo, que pedir que los extorsionasen, o les sacaran fotos comprometidas.
Si su hermano era algo parecido a un santo, pero era un hombre normal. No tenia poder real. Se lo daban las masas, si sus compañeros hubieran dudado de él, jamás lo habrían seguido.
A Barry que no era precisamente una mente criminal, o un experto en el juego sucio, se le ocurrían un montón de formas de presionar a alguien sin tener que matarlo. Pero si así había sido, que coño pasaba allí.
No sabía cuánto más tenía que sonsacarle a ese tipo antes de que Adam tuviera todo lo que necesitaba. En cualquier caso, el era hombre muerto. Daba igual lo que hiciera.
Barry se puso en pie y se acerco hacia el mini bar lentamente, con la pistola en la mano, pero sin encañonar a nadie.
Déjeme un poco de eso si no le importa. Y no se preocupe tanto por mí, soy un Foster, y ya soy hombre muerto. No tengo pensado salir de aquí vivo.
Le dedico una sonrisa estúpida. Quizás si aquel hombre comprendía al fin, que Barry estaba dispuesto a todo, se fuera de la lengua. O quizás, eso no podría pasar, porque él era un mero obrero sin estudios, y aquel blanco, cabrón o no, era un tipo muy inteligente.
- Ve usted muchas películas, Señor Foster – responde Bohrer, aun de espaldas a Barry, con su atención en la mesa de licores – las cosas son mucho mas sencillas de lo que parecen. Policías, políticos... incluso mafiosos trabajan para mi... para “nosotros”. No tengo que esperar a que nadie sea un problema para quitarlo de en medio, tan solo tengo que saber quien va a ser un obstáculo para quitarlo de en medio lo antes posible.
Hace una pausa. Se oye como deja unos trozos de hielo en el vaso y vuelve a servirse otro trago, aun de espaldas a Barry, antes de volver a hablar – siento decirle que su hermano no fue ningún héroe. Tal vez era demasiado idealista, y por eso decidimos quitárnoslo de encima antes de que fuera un verdadero problema, pero su muerte no fue para nada heroica, fue tan solo una victima de este sistema, como tantas otras.
Tras esas palabras vuelve a darse media vuelta, mirando a Barry. Lleva un vaso de Whisky con hielo en su mano izquierda, y la derecha la esconde detrás de su espalda. No dice nada, tan solo mira a Barry, de pie a unos metros delante de el.
Mientras se observan en silencio, Barry puede escuchar, a lo lejos, sirenas de la policía. En un comienzo no le llaman la atención, se crió con aquel sonido de fondo, pero a medida que los segundos pasan aquel sonido se hace cada vez mas cercano.
Bueno, he de reconocer, que si hubiera sido usted la encarnación del diablo, bueno, me hubiera sido más fácil encajar la muerte de mi hermano.
Barry bajo lentamente la mirada hasta la mano oculta tras la espalda.
¿No hay una copa para mí?
Se dio cuenta de que el plan de aquel hombre era sencillo. Lo mataría porque era un hombre de color dentro de su casa con una pistola. Diría que forzó la entrada, y que tuvo que matarlo. El quedaría como un héroe.
La pregunta era, como controlar la situación, si bien sabia cuando acepto hacer esto para Adam, que no tendría muchas posibilidades de salir de aquello bien parado, no pensó que no podría presionar a aquel hombre lo suficiente.
Si lo mataba, todo quedaría tapado, y algún otro cabrón se creería con derecho para decidir la vida y la muerte de los demás.
Tampoco sabía si todo lo que debían de haber gravado serbia de algo.
Una última cosa. Solo para estar seguro de que el tipo que me quita de en medio es la persona correcta.
Ahora que se que usted mando eliminar a mi hermano, y que lo hizo porque podía, explíqueme que quiere decir con Nosotros. ¿Ahora resulta que me he equivocado de blanco malvado y sin alma?
No le quedba tiempo, pero tampoco le quedaban más alternativas, tenía que intentar sacarle la máxima información. Porque en poco tiempo, allí solo hablarían las pistolas.
Bohrer, sin cambiar de posición, aun sosteniendo el vaso con una mano y ocultando la otra detrás de su espalda, mirando a Barry, suelta una carcajada contenida, ligeramente forzada, ante la ultima pregunta de su invitado.
- Lo que digo, usted ve muchas películas – dice finalmente, mientras termina de borrar la sonrisa de su rostro, volviendo a adquirir un tono mas serio - ¿Cree acaso que yo estoy a cargo de todo esto? Por favor. A su hermano lo mató el sistema. Mucha gente trabaja para mi, y yo a la vez trabajo para otra gente, con muchos y diversos intereses. Solo soy alguien mas dentro de la red en la que se mueve el dinero – da un trago a su bebida, sin quitar los ojos de Barruy, observándolo por sobre el borde del baso mientras este se acerca a su boca – y antes de que me pregunte – dice luego de tragar su whisky caro – no tengo idea de quienes son los demás. No tengo idea por que es imposible saberlo. Así funcionan las cosas ene este país, este es el sistema que nos mueve y nos hace tan grandes. Lamentablemente no funciona para todos, algunos ganamos... y otros pierden. Es el sueño americano, ¿no cree? Este tipo de cosas se hacen desde hace años y seguirán haciéndose por mucho tiempo mas... sencillamente por que es el único modo de hacer que las cosas funcionen.
Da otro trago, vacía su copa y la deja sobre la mesa, sin cambiar su posición durante siquiera un segundo.
- Lo siento, pero eso es todo lo que puedo decirle. No hay villanos en torres lujosas ni hombres de trajes elegantes tirando de los hilos. No hay razón heroica para la muerte de su hermano. El solo murió, como lo hace mucha gente a diario en este país.
Tras aquellas palabras se hace un silencio en el cual se dejan oír las sirenas de la policía, ahora mas cercanas, como si se encontraran a la vuelta de la esquina, cosa que Bohrer parece ignorar.
Barry miraba astutamente hacia aquel hombre menudo. Sabía o creía saber que nadie era tan tonto como el blanco que tenia delante y llegaba a viejo. No algo no encajaba. Casi había confesado, aunque tenia claro que un tribunal no condenaría a un tipo así y menos cuando las palabras las obtuvieron gracias a un negro con un arma.
No tenia que presionarlo, pero cada paso que daba parecía que no iba a ningún sitio. Aquel tipo era más listo. Y seguro que lo que tuviera en la espalda tenia algo que ver.
Señor, me gustaría saber porque juega conmigo. De verdad un hombre de su talante, tiene que esperar a que tipos uniformados vengan a rescatarle, yo creo que no. ¿Que tiene en la espalda?
Sabía que no iba a responder, que jugaría con el, así que hizo lo propio. Lo encañono a la cara y sonrío.
Por favor, sea del todo sincero con un moribundo. No le parece justo.
Luego, giro su propio brazo y se apunto al pecho. Acaba de tomar una decisión peligrosa, y tenia que jugar sus cartas finales.
No podía forzar mas aquella maquina, no podía violar el trato con Adam, porque no tendría nada. Se debatía entre pegar un tiro al cabrón que había provocado todo aquello, o dejar que el sistema hiciera su parte, y no tenia claro que el sistema jugara ni siquiera a su favor. No, para los tipos sencillos que viven en el mundo real, el sistema siempre estaba en contra.
Asía que la alternativa era obligar a aquel hombre a tomar una mala decisión. Tenia que romper la dinámica que habían creado.
Colabore, porque este es mi plan. Hoy usted va a asesinar a un hombre de color en su casa. Con sus propias manos, o bien con este arma.
Cogeré sus huellas y las pondré aquí.
Usted diré que era legitimo, que yo entre aquí a robar y tal y cual. Pero tengo un colega con una cámara de vídeo de ultima generación que presentara un vídeo en el que se le ve dejandome pasar. No, no se ria, porque va muy en serio, soy hombre muerto, pero no idiota.
Puede que no lo juzguen por el hermano muerto correcto, pero al menos si lo harán por uno. Pero antes, dejeme ver que tiene en la espalda, no querrá estropearme la sorpresa.
Barry, que había mantenido la compostura durante todo este tiempo, comenzó a imprimirle cierto volumen e intensidad a su voz. Quería sonar desesperado, porque realmente estaba desesperado, y la verdad fuera dicha, necesitaba que el se columpiara creyendo que estaba dispuesto a todo para joderle.
Ted contesta a Walker con cara impasible, intentando mantener la sangre fría:
-¿Ganarás pasta? Lo dudo. Y lo que sí que puedes es perder mucho ¿querías saber donde está nuestro hermano? Pues está aquí mismo afuera, con unos amiguitos, preparado para meteros una bala por el culo a cada uno de vosotros -había que improvisar, confiaba en que se tragara el farol o dudara al menos -¿Creías que ibamos a venir aquí sin nada más? Puedes comprobarlo si quieres. Así que mejor reconsidera el trato, saldremos ganando todos.
- Por favor, es solo un arma – dice mientras saca la mano de detrás de su brazo y deja ver que en ella sostiene un pequeño revolver, del tamaño de uno de juguete, pero Barry sabe muy bien, aun sin tener mucha idea respecto a armas, que el tamaño no importa – No soy estúpido... pero tampoco creo que tenga necesidad de usarla. Haga lo que quiera, señor Foster, pero haga lo que haga usted pierde, por que después de todo usted no es mas que un negro armado en la casa de un político blanco con prestigio... y eso es algo que no puede cambiar. Si quiere dar un salto de fe... hágalo, pero la fe no tiene nada que ver en todo esto. Francamente, usted a dado muchas vueltas, no a sido firme, y ahora no le creo absolutamente nada... no creo que nadie haya filmado su entrada aquí, así como nadie le envió para hacer un trato. Usted la cagó, señor Foster, así que ahora – hace una pausa en la cual escucha las sirenas de la policía, que ya casi están frente a la casa – tendrá que tomar una decisión. Morir o ir a la cárcel, esas son sus únicas alternativas – concluye Bohrer, con tono arrogante, mirando a Barry a los ojos y sosteniendo el arma en mano.
- ¿Comprobarlo? Claro, eso es buena idea – dice Walker tras las palabras de Ted, mirándole unos segundos a los ojos. Luego se va tras su escritorio y mira a sus matones – vamos a comprobar lo que dice. Mata a estos hijos de puta a ver si viene su hermano y sus jodidos amigos a rescatarlos – ordena, a lo que sus matones responden con una sádica sonrisa, mientras sacan sus armas y se disponen a apuntar a los hermanos Foster y abrir fuego sin pestañear.
Tienen fracciones de segundo para actuar.
Barry hacía tiempo que había tomado su decisión. Quizás fue cuando entendió que el mundo era injusto, incluso más para los hombres buenos. Puede que algo hubiera muerto en el hacia ya tiempo. Pero estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para sacar a aquella alimaña de las calles, y ahora era el momento.
No sería un héroe, no seria un mesías salvador, no ayudaría a su familia a pasar por aquel duro momento. Pero sentiría que había intentado marcar la diferencia y con eso bastaba.
La pistola que tenia en la mano poco podía ayudar ya a sus planes. Para que coño se la había dado Adam. Acaso serviría a su caso el testimonio de un hombre armado en casa de un tipo importante. No, no serviría para nada.
Aquella arma era un lastre, y ahora que miraba a los ojos a aquel político bastardo sabia que no hacia falta defenderse, sino ser una victima más.
No sabia como hacerlo, pero su arma tenia que desaparecer de allí. Echo un ultimo vistazo a la habitación. Si Adam conseguía entrar y que los maderos de uniforme no le jodieran el trabajo podría recuperarla sin problema.
Voy a dejar este trasto aquí, sobre el sillón tan elegante que tiene.
Barry dejo su propia arma entre el respaldo y el cojín, no es que estuviera escondida, pero al menos Adam que estaba al otro lado del micro podría tratar de encontrarla con más faciliadad.
Muy bien señor Boher, creo que esta a punto de mancharse las manos personalmente con la sangre de mi familia. Aunque supongo que eso ya no le importa.
Barry sin miramientos camino rápido y amenazante contra el cuerpo del hombre de negocios. En una grabación nadie le escucharía amenazarlo para que este abriera fuego.
No hacía ni veinticuatro horas que le habían cosido el cuerpo tras una atentado en su propia cocina. Era el momento de volver a sentir ese dolor y desvanecimiento, pero seria mirando a su atacante a la cara.
Para Barry todo empezó a ir a cámara lenta, su cuerpo en movimiento, el blanco pálido y sin miedo levantado el arma contra él. Todo en menos de un segundo que se convirtió en horas.
- Tiene razón, no me importa – dice Bohrer mirando a Barry a los ojos, mientras este se le acerca lentamente. Aquellas son las ultimas palabras de aquel hombre, siempre calmado, con su tono altruista y arrogante.
Barry camina lentamente hacia el, mientras este apunta con su arma y lo observa, frío, inmóvil. Barry da un paso, y las sirenas de la policía parecen detenerse frente a la casa. Otro paso y el hombre amartilla el arma. Un paso mas y nada parece cambiar, ambos se quedan frente a frente, observándose, Barry mirando a Bohrer, y Bohrer apuntando a Barry. Un paso mas, y un estruendo ensordecedor estalla dentro de la habitación. Una sensación caliente quema el pecho de Barry, un dolor penetrante lo traspasa de un lado a otro, para luego convertirse en una sensación completamente opuesta... el frío lo invade súbitamente, las piernas le tiemblan y finalmente cede. La vista se torna borrosa. Cae de espaldas aun con la imagen de Bohrer apuntándole directamente, aun con el arma humeante, para luego tan solo pasar a ver el techo de madera de la casa del concejal, adornada con una fina araña bañada en oro, llena de ornamentos de vidrio.
Unos pasos se acercan, una puerta se abre bruscamente, y varias pisadas furiosas se suceden alrededor del cuerpo de Barry, tendido en el living de aquella casa, mirando al techo, viendo tan solo sombras, sintiendo como el frío recorre su cuerpo, hasta finalmente sumergirse en una profunda oscuridad, mientras le parece escuchar un murmullo ininteligible de fondo.
El tiroteo no se hace esperar. Los matones desenfundan, a la vez que ambos hermanos tratan de causar la suficiente confusión como para poder salir de ahí, o al menos intentarlo. Roger se lanza y taclea a uno de los matones mas cercanos, haciendo que desvíe su disparo al techo, cayendo ambos al suelo y forcejeando por la tenencia del arma. Ted hace algo parecido, aunque no logra tumbar a su objetivo si evita que este le dispare, y ambos quedan forcejeando de pie en medio de la habitación.
Los demás no se quedan quietos. Walker permanece detrás de su escritorio, mientras saca un arma de entre sus ropas y mira nervioso aquella situación, ordenando a los gritos que maten de una vez a los dos hermanos. Mientras tanto, otro de los matones apunta a Ted, pero al estar forcejeando con uno de sus compañeros no se anima a disparar. El otro de los tiradores apunta a Roger, pero antes de que pueda jalar del gatillo el arma del matón con el cual esta forcejeando se dispara y le da al pandillero en el pie, haciéndole caer herido. En ese momento el sujeto que los había llevado hasta el antro de Walker, y que hasta entonces había permanecido como espectador, saca un arma y apunta a Roger, dispuesto a abrir fuego sin dudar.
Es entonces cuando la puerta se abre de par en par, de manera brusca, dejando entrar un haz de luz desde la calle, aunque nadie tiene tiempo de prestar atención. Apenas se abre la puerta se oye un disparo, y el sujeto que estaba apuntando a Roger cae tumbado al suelo de manera brusca, para quedarse ahí inmóvil. Los disparos no se detienen, pues se oyen dos mas, y tanto el maton con el que estaba forcejeando Ted, como aquel que le estaba apuntando, caen fulminados, uno inconsciente, y el otro, a los pies del mas joven de los Foster, chillando de dolor mientras se lleva una mano al estomago. Al mismo tiempo Roger logra darle un puñetazo a su adversario, dejandole inconsciente.
La cosa parece calmarse por un momento. Roger se incorpora, mirando al cuerpo del matón inconsciente que hay a sus pies. Ted hace lo mismo, mientras escucha los quejidos del hombre que momentos atrás había tratado de dispararle y ahora se retuerce sobre un charco de sangre. Al mirar hacia la puerta, por sobre sus hombros, pueden ver Raymond, el compañero de Adam, con un arma en sus manos, y el cañón humeante apuntando al frente. A sus pies hay tres sujetos mas, dos parecen estar muertos, y uno permanece en el suelo con una herida en el pie.
Giran la cabeza de nuevo y al mirar hacia el escritorio ven a Walker, sosteniendo un arma y apuntando a ambos hermanos y al policía.
- Esto a terminado, Walker – dice Raymond, mientras le apunta y da un paso al frente.
Mientras tanto, Roger se agacha y toma una de las armas que dejaron aquellos sujetos, ahora inofensivos, y sin perder tiempo apunta también a Walker, quien al ver esta situación, al ver su desventaja, duda, y lentamente baja el arma, hasta dejarla caer en el suelo.
- No, claro que no... – dice Walker, indignado por aquella situación, tratando de parecer amenazante, aunque la situación indique lo contrario.
Raymond tan solo dibuja una ligera sonrisa mientras que con una mano quita un juego de esposas y se acerca caminando lentamente hacia Walker, quien permanece de pie tras su escritorio. Fuera, y a lo lejos, se puede escuchar el sonido de las sirenas de la policía, las cuales parecen acercarse rápidamente a aquel lugar...