Partida Rol por web

 Fui a buscar las monturas y me dispuse a seguir las instrucciones del fantasma, confiando en que eso les daría la paz y también liberaría a mi criado...

Las monturas seguían allí, a la entrada de las ruinas, bajo la inexistente campana del torreón que hubo tocado (la cual era seguramente un "fantasma", igual que la batalla en la que estuviste inmerso). Tras montarte en tu corcel y tomar de la rienda el de Xacome, fuiste con los huesos recién expoliados monte abajo, y una vez allí, pala en mano, te dispusiste a enterrarlos junto a un árbol. La niebla perduraba y decidiste avanzar un poco y no descansar, pese a que estabas exhausto por la lucha, ya que nuevos lobos podrían aventurarse al ataque, como horas antes...

Finalmente entontraste un pequeño hueco en una roca. Era una pequeña excavación natural, de cuatro o cinco varas de altura (no muy elevada), pero albergaba para sí una hendidura de más de dos hombres de capacidad. Tras encender una antorcha con tu yesquero, que contemplaste desde la entrada el interior, y aquello estaba libre de alimañas, lobos o serpientes: era un lugar perfecto para pasar la noche. De Xacome... ni rastro, y eso que la tal Beatriz habíate prometido devolverte el cuerpo del de Tui (vivo) en cuanto hicieras la empresa de los huesos.

La noche hízote cerrar tus pesados párpados.

*     *     *

A la mañana siguiente, el amanecer hízote despertar a través de sus rayos de sol, que entraban directamente por la entrada del refugio rocoso. Te despertó al momento, y tras mirar al lado, víste una figura junto a tí, tumbada junto a tu lecho. Sus vestiduras estaban intactas, y su rostro te era familiar. Era Xacome.

Dormía.

Dormía plácidamente, y no te atreviste a despertarle en un buen rato. Finalmente el muchacho de Tui abrió sus ojos y te vió.

¡¡Mi señor Gabriel!! -te dijo incorporándose y extrañándose por estar dentro del refugio-. ¿Qué ha pasado con los lobos? ¿Acabó vos con ellos? -se refería a la lucha que tuvísteis con los lobos antes de que el caballero Alonso os entregara el pañuelo o antes de que subiérais a las ruinas de la iglesia-.

 Miré alegre a mi compañero. Al parecer no recordaba nada y tal vez fuera lo mejor. Me limité a responder:

 - ¿No recuerdas lo que pasó?. Acabamos entre los dos con la mayoría de ellos y hicimos huir al resto, luego acampamos aquí... Será mejor que nos pongamos en camino enseguida, estoy deseando llegar a un sitio civilizado pronto...

 Y también quiero estar lejos de este lugar embrujado cuanto antes...

Xacome negó con la cabeza. Ciertamente, se acordaba de los aullidos de los lobos, pero poco más; no sabía ni que él mismo había particpado en la lucha, y mucho menos que habíais paricipado en una batalla o que hubiera sido poseído por un fantasma... Sin embargo, fuiste honrado y cauto para con tu buen siervo, que nada d'aquesto contástele por no meterle más canguelo en el cuerpo...

El dia brillante era, y muy cerca estábais de las tierras sorianas. Aún esperaba el concejo de Soria tu rúbrica de Duque de Torrenegra y Grande de España para adquirir las posesiones de tu malogrado amigo Bernal de Castro, y ciertamente ya habíais perdido mucho tiempo en estas narraciones que aquí ocurrieron, en estas "historias secretas" que nunca contarías a nadie por pura inverosimilitud.

:: FIN ::