Partida Rol por web

La mañana siguiente en el pueblo es bastante movida: un montón de gente se agolpa en torno a los restos del incendio intentando saber que ocurrió. Poco a poco el ambiente se va calentando, nadie duda que el incendio ha sido provocado. Además de los daños evidentes la gente esta muy mosqueado por el peligro que supuso el incendio para el resto del pueblo. Yuri es uno de los que más hablan sobre el tema: no duda en dejar claro cuantas veces haga falta que no solo esta enfadado por sus libros: exagera claramente el peligro (más bien pequeño con tanta nieve) de que se hubiera quemado el resto del pueblo.

- Mirar aquí - grita un pastor - He encontrado esto... - dice señalando al suelo.

La muchedumbre se agolpa en torno a él intentando ver que pasa. Yuri se abre camino hacia el centro y levanta un trozo de flecha y un poco de tela. Lo examina atentamente y proclama:

- Una capa gris. Y un trozo de flecha de fabricación elfica - lo sube bien alto para que lo vean todos - No hay que precipitarse, pero creo que tenemos a unos sospechosos. Curiosamente la misma gente ayer casi quema nuestra catedral con sus bolas de fuego...

Varag miró la evidencia que presentaban, preocupado.

Maldito Flog - se dijo. Alguien con mas luces se habria dado cuenta de que la capa no podia estar en el lugar del crimen si se habia empezado el incendio disparando una flecha. No tenia sentido. Pero a pesar de tener muchas cualidades, su capacidad de razonar rapidamente no era una de ellas.

En serio? - le dijo a Yuri meneando la cabeza - No quemamos la catedral. Salvamos al pueblo, justo a tiempo. Y le salvamos la vida al sacerdote. Como puede alguien decir que hemos intentado quemar el pueblo? Como iban a empezar un fuego con una flecha para penetrar armaduras de placas? Y que pasa, ahora los exploradores grises se aliaron con los elfos, de los que os defendimos ayer, te recuerdo, les tomamos prestadas las flechas e intentamos quemar la biblioteca para acto seguido, pasar la noche apagandola? Entiendo que estes asustado por el incendio, pero esto no tiene ningun sentido. - el orco miró al viejo. Habia algo raro en el. Tenia demasiado interes en culpar a los exploradores. Quizas deberia haber dejado que se quemase la biblioteca, despues de todo.

Se giró hacia la multitud.

Habeis huido del yugo dictatorial del Emperador. Estais en territorio hostil y como quedo demostrado ayer, no teneis la fuerza necesaria para defenderos. Que vais a hacer, volver bajo el Mal del que habeis huido? - el orco negó con la cabeza - No. Vosotros nos llamasteis. Y acudimos. Estamos aqui para ayudaros. Sé que no estais acostumbrados a ver otras razas. Pero los Reinos del Sur son la prueba de que varias razas pueden vivir juntas, en harmonia. Necesitais aliaros con las facciones locales para sobrevivir y prosperar. Que comercio podreis hacer si no? - dejo la pregunta en el aire - En apenas unos dias hemos resuelto el problema del agua, salvado al pueblo de un ataque y evitado que se queme la biblioteca. Si la reputacion de los Exploradores Grises no es suficiente... Acaso no es eso prueba de que estamos de vuestro lado? 

- No se porque no se puede atar un trapo ardiendo a cualquier flecha - comenta Yuri en voz alta pero como si hablara con solo uno de sus acompañantes. Todo el mundo empieza a asentir y a prestar poca atención a lo que dice el orco.

- Tiraron una bola de fuego contra la catedral.

- Sabían perfectamente donde buscar la botella.

- Es muy sospechoso que la enfermedad desapareciera exactamente cuando llegaron. Una solución demasiado rápida.

Cada vez parece que hacen menos caso al orco, pero cuando empieza a hablar mal del emperador un buen número de personas callan y simplemente le miran con hostilidad.

- No queremos vivir con monstruos como tú. El emperador nos ha salvado del Sur.

- No necesitamos a nadie. La Llama ayuda al fuerte. Solo quieren esclavizarnos.

- No huimos del emperador, tomamos nuestra libertad. El respeta a la gente que toma lo suyo no a las nenazas que piden ayuda.

Una buena parte de la gente parece tener opiniones diferentes, pero estos poco a poco se van dispersando y abandonando el lugar a medida que los ánimos se calientan.

Finalmente Yuri levanta las manos y pide silencio, cosa que logra rápidamente.

- Silencio hermanos. Solo hay una forma de estar seguros. No podemos dejarnos guiar por la experiencia. Quizá este orco no sea un asesino con poco cerebro. Siempre hay excepciones - habla con tono calmado, pero incisivo - VAMOS A INTERROGAR A LOS ELFOS!!!!

 No se porque no se puede atar un trapo ardiendo a cualquier flecha

Varag empezó a explicarlo pero vió que nadie le escuchaba ya. También notó como la mayor parte de la gente se acababa yendo y solo quedaba un grupo con ganas de camorra. Al alcalde o a la guardia no se la veia por ningun sitio (*). El orco habia visto esto en las Tierras Salvajes, ya. Alli, ser un Guardia Gris generalmente implicaba pegar en el morro de aquellos que pensaban estar por encima de las leyes. Por lo visto, la gente del norte no parecia muy distinta.

El orco escuchó las proclamas a favor del Emperador y le quedo clara una cosa. Si la mision en Rybalka debía ser un éxito para el Nuevo Estado y los Guardias Grises, ese tipo de ideas no tenian cabida alli.

- Silencio hermanos. Solo hay una forma de estar seguros. No podemos dejarnos guiar por la experiencia. Quizá este orco no sea un asesino con poco cerebro. Siempre hay excepciones - habla con tono calmado, pero incisivo - VAMOS A INTERROGAR A LOS ELFOS!!!!

ALTO. - dijo el orco interponiendose en su camino con voz tranquila pero firme, suficientemente alta como para acallar a la escasa multitud que quedaba. - Los elfos son prisioneros y si son interrogados se hara de forma legal, no por un grupo de pueblerinos asustadizos. Buscad al alcalde, y luego les interrogaremos. Algo, que por cierto, ya hemos hecho. O, bueno, en el Imperio, que parece gustaros tanto a los que quedais aqui, la Fuerza hace la Ley. Quizas alguno considera que tiene suficiente fuerza para crear su propia ley? No tengo problema en testearlo.

- Aparta orco - contesta Yuri mientras el grupo hace caso omiso a Varag y se dirige hacia la alcaldía.

Por el camino más gente se reúne "espontáneamente". Finalmente en la puerta de la alcaldía una medía docena de guardias y el alcalde se preparan para repeler la agresión.

Ninguno se habia atrevido a enfrentarse a el, como ya habia supuesto. Visto una turba, vistas todas, se dijo el guerrero.

Mientras cantaban sus consignas y se unian unos pocos mas, el orco se apresuró a llegar ante el ayuntamiento. Alli, 6 soldados esperaban, tensos. 

Recordad, - les comentó mientras se ponia 2-3 metros por delante de ellos. No sabia si estos soldados lo sabian ya o no pero no era mala opcion mencionarlo - tenemos que controlar a la multitud, no aniquilarla. Usad la minima fuerza posible - dijo el orco mientras sacaba el hacha y la cogía al reves, a modo de palo improvisado. - El objetivo es dispersarlos. Ya haremos los arrestos necesarios despues. 

El grupo liderado por Yuri llegó delante del ayuntamiento, lanzando proclamas y pidiendo ver a los elfos. Entre ellos y los soldados, que defendian la puerta del ayuntamiento, estaba Varag, imperturbable.

No podeis pasar. Marchaos a casa. 

Unos pocos se envalentonaron y corrieron hacia el orco, con cuchillos, palos, horcas y antorchas. Cada uno con una cosa diferente, claro

Aparta, escoria sureña! Rybalka no os necesita! 

Instantes despues yacian todos en el suelo alrededor del orco, inconscientes pero vivos. El guerrero seguia en la mismo sitio, casi sin haberse movido.

No podeis pasar. Marchaos a casa. - repitió, monótono. Se empezaron a escuchar murmullos entre la multitud, sugiriendo que, quizas, tenian otras cosas que hacer. El orco era uno, si. Pero no parecia atemorizado de la turba y habia despachado a varios de ellos sin inmutarse.

Por el rabillo del ojo, Varag notó movimiento a su derecha. Uno de los manifestantes habia cogido una piedra y se estaba preparando para lanzarsela. Con un movimiento, el orco dejó caer el hacha y cogió la piedra al vuelo, delante de su cabeza. Despues se la lanzó al mismo campesino, dandole en el hombro con tanta fuerza que lo tumbó. Volvió a coger el hacha esta vez por el mango, y la giró dos o tres veces con la muñeca. 

No podeis pasar. Quien quiere ser el siguiente? - preguntó con voz fria, mirando a los manifestantes. Ninguno se atrevió a mantenerle la mirada. 

La actuación de Varag es suficiente para que poco a poco la turba se vaya disolviendo. Además de inculcar miedo a los revoltosos, los guardias parecen más seguros y calmados y le ayudan a controlar a la muchedumbre.

En unos pocos segundos todo vuelve a estar controlado. El alcalde ser acerca al orco con cara sería pero aliviada.

- Gracias, has evitado una masacre - dice con un sincero apretón de manos - La situación se vuelve cada día más tensa.

El orco devolvió el gesto.

Para eso hemos venido, alcalde.