La galaxia se halla en un periodo de guerra civil. Cada día que pasa, la creciente Rebelión amenaza al Imperio Galáctico en nuevos campos de batalla y ruedos políticos, disputándose corazones y mentes por toda la galaxia en su pugna por la libertad. Al margen de la Rebelión, el resto de la galaxia se dedica a sus asuntos. Algunos confían en mantenerse apartados de la línea de fuego, pero otros aprovechan el conflicto para lucrarse. Los menos afortunados sufren el yugo de la tiranía política imperial que reprime la libertad y esclaviza especies enteras. Desesperados y oportunistas viajan a los confines del Imperio para buscar refugio en las zonas grises sociales, económicas y legales de los rincones más apartados de la galaxia.
El Imperio domina todos los aspectos políticos, sociales y militares de la galaxia. El Emperador ejerce un control absoluto; se maneja con habilidad en los juegos políticos valiéndose de su ejército y del temible Darth Vader para mantener sometida la galaxia. El ejército imperial no tiene parangón cuando se despliega en masa. Las agencias imperiales vigilan a aliados y enemigos por igual. La Oficina de Seguridad Imperial (OSI) investiga toda sospecha de corrupción o actividad rebelde. Diversas facciones políticas autorizadas por el gobierno, como la Comisión para la Preservación del Nuevo Orden (COMPNOR), propugnan los ideales del Imperio y se oponen severamente a la propaganda rebelde y los contenidos sediciosos. Pero por despótico que sea el Imperio, su organización no es monolítica ni omnipresente, y muchos rebeldes, organizaciones criminales y corporaciones se aprovechan de ellos.
Los rebeldes han destruido el arma definitiva del Imperio, la Estrella de la Muerte. El disparo más estruendoso de la Guerra Civil Galáctica aún resuena por toda la galaxia. Contemplada como una nueva y legítima esperanza por los oprimidos y los perseguidos, la Alianza Rebelde combate a diario contra las fuerzas imperiales. Los rebeldes están enzarzados en una desesperada batalla definitiva contra el Imperio, pero sólo cuentan con una fracción del poder militar que necesitan. La Rebelión se propaga por la galaxia con cada nuevo triunfo. El Imperio persigue implacablemente a los rebeldes y a sus simpatizantes, siguiendo el rastro de los principales líderes de la Alianza por toda la galaxia. Tras la destrucción de la Estrella de la Muerte, ser identificado como rebelde convierte a cualquiera en un odiado y buscado enemigo del Imperio.
Los hutts son inmensas criaturas semejantes a babosas que ostentan una gran influencia en la galaxia; así ha sido desde los tiempos de la Antigua República. En teoría están sometidos a la autoridad del Imperio, pero hace mucho tiempo que los hutts usurparon el poder imperial en el Espacio Hutt por medios corruptos y monetarios. Muchos son señores del crimen con la clase de poder y contactos en los bajos fondos que impide a las autoridades imperiales lidiar con ellos eficazmente o eliminarlos por completo. Los negocios de los hutus influyen considerablemente en la economía, el gobierno y las actividades ilegales de amplias zonas de los extensos territorios del Borde Exterior. Resulta difícil operar en los márgenes de la sociedad imperial sin toparse con algún chanchullo hutt. Pero aún, fallar o enojar a un hutt suele costar muy caro. Los cazarrecompensas se ganan holgadamente la vida ajustando cuentas para ellos.