Problemas en Mos Shuuta

El planeta Tatooine, situado en el Borde Exterior, era habitualmente descrito con adjetivos tan amables como: "miserable", "bola de arena" u otras lindezas semejantes. Un planeta desértico lleno de vastas extensiones de arena y piedra yerma. Sin embargo, aunque desértico, no estaba desprovisto de vida. Dispersos por su desolada superficie había asentamientos habitados por algunos de los individuos más obstinados de la galaxia, dispuestos a sacar algo de provecho de aquel erial. Un planeta en el que los hoscos granjeros de humedad se esforzaban por extraer agua del aire y la arena. Pero los mares de dunas también albergaban vida, prueba de ello eran los grandes tractores reptadores que servían a la vez de comunidad para los diminutos jawas, o los bandidos tusken de los desiertos, envueltos de pies a cabeza en prendas para el desierto y que se ganaban la vida atacando asentamientos o vagando a lomos de los recios banthas por las regiones más inhóspitas en busca de algo de provecho. 

El arido terreno de Tatooine alternaba bajo sus dos soles, entre mares de dunas infranqueables, tierras baldías de roca escarpada y montañas afiladas como colmillos donde habitaban los más peligrosos depredadores del desierto, como los dragones krayt, aterradoras criaturas temidas y cazadas a partes iguales, porque las perlas que albergaban sus estómagos eran muy valiosas. Tatooine era un planeta inhóspito y hostil, y por tanto un lugar perfecto para todo tipo de villanos que acudían a esconderse de sus enemigos. Algo que hacia que a los cazarrecompensas nunca les faltara trabajo en el planeta. Pero también un planeta lleno de comerciantes, gracias a que se encontraba en la Ruta Comercial Triellus y su posición era muy cercana a la Carrera Corelliana.

A pesar de que el Imperio había nombrado a varios gobernadores para vigilar el anárquico mundo que era Tatooine, la mayoría de ellos se encargaban de hacer simple y llanamente eso. Vigilar. Los auténticos señores de Tatooine eran los hutts, con Jabba como principal exponente. 

En medio de ese desapacible mar de dunas se encontraba Mos Shuuta, una pequeña ciudad situada en la cima de un elevado promontorio rocoso y con nada más a su alrededor que desierto en todas las direcciones. Un lugar donde era fácil aterrizar, pero tremendamente complicado despegar para poder salir de allí. Y no solo por la dificultad del terreno. Mos Shuuta era el dominio de Teemo el Hutt, amo y señor de la ciudad. Una ciudad de calles estrechas, edificios arrebujados unos con otros, donde claramente se diferenciaban los barrios de chabolas con la zona más opulenta donde Teemo tenía su suntuoso palacio protegido por una fila de barracones repletos de guardias gamorreanos y droides de seguridad. Mos Shuuta contaba con un par de muelles de amarre, un establo de dewbacks, un depósito de agua que destacaba en altura sobre toda la ciudad, un bazar de importaciones interplanetarias y una fábrica de escoria donde los pobres desgraciados que trabajaban allí lo hacían en unas condiciones pésimas. La única salida del promontorio en el que se alzaba Mos Shuuta era a través de un pequeño ramal que se abría en su esquina suroeste, pero que se encontraba cerrada por una valla energética que custodiaban cuatro gamorreanos.

Entre las callejuelas de la ciudad, cinco individuos corrían a toda prisa seguidos por otros tantos gamorreanos tirando tenderetes, saltando obstáculos y doblando calles para intentar despistar a sus perseguidores. El grupo que huía de los gamorreanos tenía algo en común: todos ellos habían hecho enfadar a Teemo el Hutt. Y la suerte había querido que se encontraran todos en el mismo lugar cuando los gamorreanos se lanzaron a por ellos. Al principio no sabían muy bien a quién de todos perseguían, podría ser cualquiera e incluso todos ellos, puesto que todos le debían algo a Teemo. Y cuando un musculado porcino verde señala hacia donde estás y se lanza embistiendo con cara de malas pulgas, no hay tiempo para pensar en otra cosa que no sea poner pies en polvorosa. 

La frenética carrera terminó precipitadamente cuando el grupo entró al tropel en la cantina de Mos Shutta después de ganar una pequeña ventaja a los gamorreanos. Bajaron un corto tramo de escalones y se adentraron en el penumbroso interior de la cantina. El aire fresco del establecimiento alivió la fatiga causada por el calor abrasador de Tatooine. El camarero, un devaroniano, dejó lo que estaba haciendo y los observó detenidamente con sus intimidades facciones de demonio. Al fondo pudieron ver un escenario sobre el que danzaba una twi'lek al son del hilo musical. Había varios reservados alineados en las paredes del local, y la zona central de la cantina estaba repleta de mesas y sillas dispersas. Varios de los clientes se giraron en sus asientos para mirar a los recién llegados. Las únicas puertas que había, aparte de la entrada, eran lo que parecía un cubículo de almacenaje en una esquina tras la barra y la salida del escenario, que se abría justo detrás de la bailarina. Sobre sus cabezas había un entramado de travesaños gruesos y pesados que sustentaban el techo abovedado del establecimiento donde se guardaban las cajas de licor. Varios sitios donde poder ocultarse con éxito, y solo disponían de unos breves instantes antes de que llegaran los matones de Teemo. 

Jax Voss corrió a través de la cantina poco iluminada con la respiración entrecortada y el corazón acelerado. Sin obvias rutas de escape obvias, Jax sabía que tenía que pensar rápido.

Sin dudarlo, viró hacia el escenario, abriéndose paso entre la multitud hipnotizada. Miró hacia atrás para asegurarse de que sus perseguidores todavía lo seguían, y le tranquilizó ver que todavía no habían entrado. Tenía unos momentos más.

Al llegar al escenario, Jax se deslizó por una de las aperturas adyacentes, oculto de las miradas indiscretas de la poco selecta clientela. Se agachó y los fuertes latidos de su corazón casi ahogaron la música rítmica de la bailarina al otro lado de la cortina.

Jax se ajustó la bufanda trapo que solía utilizar para evitar respirar el polvo del desierto y agarró la empuñadura de su blaster, listo para entrar en acción si fuera necesario. Sin otra salida obvia del establecimiento, tendrían que pasar por encima de sus perseguidores para escapar. No parecía que hubiera mucha posibilidad de encontrar una resolución pacífica.

Mientras corría por las polvorientas calles de Mos Shuuta, Galek pensaba en que al menos la velocidad no era una de las virtudes de los gamorrianos. Habían sacado una pequeña ventaja, mínima pero suficiente para poder escurrirse en la cantina, un lugar que conocía demasiado bien.

Saludó con un movimiento de sus antenas al camarero y se permitió un instante para observar a sus compañeros, aparte de Asha y Jax, los acompañaba la humana joven que había hecho perder varias decenas de miles de créditos en androides al Hutt y la gigantesca wookie que había visto en alguna ocasión hablando con Jax. ¿Las estarían buscando a ellas?, difícil decirlo, entre las virtudes gamorrianas tampoco estaba la de la comunicación.

— Pị kạb Jax, ca pkp̂xng khuṇ cāk beụ̄̂xngbn!, sugirió el rodiano dirigiéndose a Asha.

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Jax se había ocultado detrás del escenario, era una jugada inteligente pues le daría algo de cobertura y obligaba a los gamorrianos a subir hasta el escenario iluminado para buscarlos, quedando expuestos y deslumbrados por los focos. Tal vez pudieran usar eso en su favor... Su enormes ojos negros, capaces de una visión periférica de 120º, observaron curiosos a la enorme masa de la wookie, no habría mucho sitio para esconder aquello si no era arriba en el falso techo del almacén, como le señaló con un gesto de su cabeza. Después, Galek tomó algo de carrerilla y usó una de las mesas como plataforma para propulsarse hacia las vigas de un salto, usando las ventosas de sus dedos para lograr la sujeción necesaria y balancearse hasta alcanzar el techo.

Quizás una de las virtudes de Raine no fueran las carreras de fondo, pero en aquella situación donde tantos gamorrianos perseguían a ella y a su grupo, sin duda resultó ser a la que más sacó partido. Sin detenerse mucho en aquella carrera, pues no era una guerrera que digamos, Raine entró en la cantina con los demás con el corazón en un puño y la respiración más agitada que nunca - Mierda... otras veces me han llegado a perseguir... ¿Pero y esta vez? No tiene que ser un equipo muy caro el que haya dañado ¿Verdad? Aish.. si tan solo no me distrajesen cuando estoy tocando algo importante. No es mi culpa - Pensaba para sus adentros la joven humana mientras miraba sus opciones y retomaba el aliento.

No obstante al ver al resto del grupo empezó a pensar un poco más - Espera... Hemos escapado cinco... No tengo que ser la culpable... ¿Cierto? Igual todo es un error y me dejan tranquila... - No obstante entre sus pensamientos no había una opción de evitarse a si misma sabiendo su propio pasado con el hutt.

No había muchos escondrijos, y el tiempo pasaba en contra de los cinco. Si aquello hubiera sido su taller u otro lugar que fuera más conocido para ella, estaría segura de donde esconderse, no obstante teniendo todo en su contra y viendo como el primero de su grupo se movía hacia el escenario, lo pensó mejor, siendo que tomaría a Asha de la muñeca al ver imposibilidades en otros escondrijos - Vamos, por aquí. Es lo mejor - Siendo que no se paró a entender bien lo que dijo Galek a expensas de buscar salvaguardar su seguridad y al menos de los que tenía más relación. Cosas de relacionarse más con los de su misma edad.

A pesar de todo, parecía que el Rodiano tenía un plan para el y la Wookie, siendo que se tranquilizó más. Una vez en el escenario saludó con una sonrisa a la bailarina - Cosas de trabajo, jeje, no tardaremos mucho y molestaremos menos - Al menos menos de los que vienen ahora - y finalmente pensó para acceder junto con Asha donde se encontraba Jax y siendo que viendo como ambos tenían armas, se puso entre medias de ambos agachandose con temor

Una hora antes todo parecía magnífico… una tarde de chicas con Raine, a quien no veía desde hacía al menos tres meses, la última vez que pararon en esta bola árida apestosa… Su amiga estaba hablando con una wookie enorme que le sonaba de algo, pero no la ubicaba. Mientras esperaba a que la despachara llegó Jax con Galek diciendo no sé qué de Daksh subiéndose a una nave y largándose del planeta y antes de que pudiera aclararlo con él ¡BAM! Esos puercos cochinos de Teemo el Hutt entraron como elefantes en una cacharrería.

Maldita su suerte y maldita toda la arena que estaba tragando. En algún momento se le ocurrió que la mascarilla que llevaba del cinturón de herramientas podría ayudarla, pero la idea de como la agobiaría respirar dentro de eso a la carrera y la perspectiva de perder unos valiosos segundos de la poca ventaja que sacaba a los porcinos le desalentaron el pensarlo.

Uno… dos… tres… respiraba profundamente para recuperar el aliento dentro de la cantina mientras miraba alrededor. ¿No había por donde salir de allí? Miró al cantinero. En su cabeza ya estaba formando unos argumentos requeté buenísimos para convencerlo de que les dijera donde tenía una puerta trasera a fin de evitar que su cantina acabara arruinada con los blásters de unos y otros…

- Oh… - siguió la inercia del tirón de Raine.

- Será un momentito de nada, de verdad que sí. No la molestaremos para nada. – le dedicó su mejor sonrisa a la twi’lek.

- Creo que será mejor que tú pruebes en el armario. – le indicó a la Wookie*; no la conocía de nada, pero tampoco le parecía bien dejarla con el culo al aire. ¿Sería a ella a la que perseguían los gamorreanos? ¿A Jax? Las preguntas se le acumulaban ahora en la oscuridad tras el escenario con su pequeño bláster de juguete en la mano. ¡Oh! ¿Y si la perseguían a ella porque habían oído que su padre había desaparecido y se querían cobrar alguna deuda de Daksh? Oh, mierda. Tenía que llegar a la nave y salir del planeta antes de que la vida se complicase más. Luego tendría que seguir el rastro de papá.

En cierto modo estaba agradecida por todo aquello. Estaba hasta los hocicos de trabajar para Teemo. Los pyke la habían entregado como mercenaria a los hutt durante un tiempo a cambio de poder asegurar la ruta de la especia por el sistema de Tatooine. Aquello no formaba parte de su propio trato con el sindicato, claro. Le habían dicho que solo estaría en aquel infierno de arena durante unos cuantos ciclos y ya había perdido la cuenta. Claramente se la habían jurado.

* * *

Fayyn asintió a las indicaciones del rodiano. Normalmente no habría aceptado órdenes de cualquiera, pero las circunstancias la obligaban a no ser demasiado quisquillosa. Gruñó por lo bajo mientras, con una agilidad inaudita para alguien de su tamaño, trepaba hasta posicionarse en el falso techo. Las humana pelirroja propuso la idea de usar el armario, pero no tenían tiempo de discutir qué escondite era mejor.

Preparó su blaster por si acaso tenían que entrar en acción. Con un poco de suerte, los gamorreanos pasarían de largo.

Nada más entrar en la cantina, Jax se percató de que la cantina no tenía más salida que aquella puerta por la que acaban de cruzar y en la que en apenas unos momentos aparecerían unos cuantos gamorreanos con cara de malas pulgas. El grupo se distribuyó tomando diferentes posiciones en el interior del establecimiento, dividiéndose en dos. Galek y Fayynchawlienga provenían de razas que en tiempos remotos habían sobrevivido aprendiendo a trepar a los árboles, por lo que tal vez sus instintos más primarios guiaron sus acciones cuando dieron un salto y se agarraron a las vigas del techo, esperando permanecer allí sin ser vistos. Jax intentó convencer a la twilek que bailaba en el escenario de que le dejase pasar a la zona que había entre bastidores y se apostó en aquel lugar mientras la bailarina trataba de seguir con sus ágiles movimientos como si nada pasara. Raine y Asha también optaron por esconderse entre bambalinas y pasar desapercibidos. 

Apenas unos segundos después de que el grupo se ocultara, entraron por la puerta los cinco gamorreanos, seres de rostros porcinos armados con pesados garrotes y que inconfundiblemente servían a Teemo el Hutt. Sus ojillos saltones parpadearon para adaptarse a la penumbra mientras examinaban el local. Algo confusos, pues todos ellos hubieran jurado que habían visto a los fugitivos meterse allí, pasearon sus miopes miradas por el establecimiento. Uno de ellos dirigió su mirada hacia donde Raine se ocultaba, con los pies torpemente asomando tras la cortina que cubría el fondo del escenario, los gamorreanos intercambiaron unos gruñidos y gañidos en su primitiva lengua y se distribuyeron por el local, sin fijarse en que sobre sus cabezas había un rodiano y una wookiee. 

Se acercaron lentamente hacia el escenario mientras la tensión se apoderaba de todos los presentes en la cantina. El devaroniano tras la barra limpiaba los vasos incómodo con la mirada gacha, esperando que los problemas pasaran cuanto antes y no le salpicaran a él. La bailarina twi'lek había dejado de moverse por el escenario para contemplar a los recién llegados. Jax pudo ver desde su escondite como la bailarina sacudía la cabeza en su dirección para indicar a los porcinos aquellos que se encontraba allí escondido. Entonces el gamorreano más adelantado lanzó un agudo chillido y todos supieron de inmediato que la cosa se iba a poner peliaguda. 

Al parecer los gamorrianos no los habían visto, ni a él ni a la wookie, lo que era bueno, pero habían visto algo detrás del escenario, lo que era malo. O tal vez no tanto. Agarrado a una de las vigas, Galek decidió permanecer oculto y apenas realizar un sutil movimiento sacando el blaster ligero de su funda. Empleando toda su sangre fría, esperó a que los gamorrianos actuasen para intentar sacar la máxima ventaja de la situación.

Cuando los esbirros de Teemo el Hutt se lanzaron contra el escenario, pasando en tropel por debajo de dónde se encontraban escondidos el rodiano y la gigantesca wookie, Galek aprovechó su escondite en las alturas para disparar con ventaja su bláster ligero en modo aturdir contra el porcino que había soltado el chillido y que parecía el jefe del grupo. El impacto, en la base del cuello desprotegido, envió al gorrino al suelo entre espasmos.

- Ng̀āy kẁā k̄hmoy k̄hnm cāk Ewok, pensó mientras se ocultaba nuevamente tras la viga.

Maldita Twi’lek traicionera.

Estaba claro que en unos instantes estarían sobre Jax y parecía que otro había localizado a la pobre de Raine. Aún estaban muy lejos para el alcance del bláster de bolsillo de Asha, debía esperar a que estuvieran más cerca para poder acertarles. Aprovechó el tiempo en comprobar de un vistazo rápido que su bláster seguía ajustado para aturdir como siempre lo llevaba; todo el mundo se puede tomar a mal que lo dejes ko en un tiroteo, pero los muertos tienen amigos que tienen menos miramientos cuando luego vienen a buscarte, solía decir su padre. No, la familia Skaden solo mataba cuando no había otra opción.

Respiró profundamente otra vez tomándose su tiempo para apuntar como su padre le había enseñado; no era su primer tiroteo… puede que fuese el tercero o el cuarto.

Ya casi estaba encima de ellos. Esperó un poco más mirando de reojo a Jax, esperando a que él abriera fuego primero para evitar atraer la atención el porcino sobre ella misma.

En cuanto voló el disparo de Jax surgió el de Asha, quien a continuación se preparó para esquivar al porcino que tratase de lanzarse encima de ella con su porra. Era hora de bailar.

Jax hizo una ligera mueca al ver que la t'wilek no quería jugársela por unos desconocidos. Él habría hecho lo mismo, probablemente. Resignado, apoyó la cabeza contra la pared unos instantes con la intención de relajarse antes de que empezara el jaleo.

Al abrir los ojos vio a Asha comprobar su blaster y observó que lo tenía ajustado para aturdir. El viejo Skaden siempre fue un poco blando pero Jax se alegró de su hija mostrara todavía cierto respeto por la vida, aunque fuera la de los matones de Teemo. Jax no tenía esos problemas. Si no había contrato de por medio, generalmente intentaba evitar muertes innecesarias. Era el código que había aprendido hacía años y por el que todavía se regía. Pero si venían a por él... las cosas eran distintas. Cuando la supervivencia estaba en juego, ni códigos ni leches.

Notó como una gota de sudor le corría por la espalda y en ese momento se desató la tormenta. Escuchó al rodiano, aguantó la respiración, y saliendo de entre los bastidores buscó un sitio en el que poder cubrirse luego, apuntó con cuidado y disparó con su blaster contra uno de los gamorreanos.

No podía culpar a la twi'lek. Probablemente todo su modo de vida dependía de que los hutt estuviesen de humor. Si Teemo llegaba a enterarse de que estaban ayudando a unos fugitivos, el local y todos los implicados estarían reducidos a cenizas a la mañana siguiente.

Fayyn se colocó las nudilleras y descendió con un gruñido. Solo había conocido a un gamorreano decente y había sido en los pozos de combate. Aquellos miserables que trabajaban para Teemo no le merecían ninguna simpatía, por lo que no lamentaría romperles algún colmillo.

Pensaba hacerle ver las estrellas, especialmente al comprobar que habían entrado solo con porras y que sus compañeros podían cubrirla en caso de necesidad.

Estaba bastante nerviosa en aquella situación, eso era algo que no podía ocultar Raine, y muy probablemente Asha y Jax lo notarían, pues verla temblar cuando no sabía si ahora la habían pillado del todo o no, era un suplicio. Más de una vez había escapado de las garras de los gamorreanos, pero habían sido uno o dos... Y de normal sin armas... Esto era una situación totalmente distinta, más precaria y de más riesgo. No solo para ella, sino para los cinco, así que no era de extrañar que parte de esos nervios fueran porque pensara que cualquiera podría morir allí...

Igual que tampoco le fue extraño ver como la Twi'lek les traicionó... Raine era originaria de Tatooine, y sabía las reglas de supervivencia entre las dunas... Sabía como vivía mucha gente, sabía como vivía ella misma. - Si quieres vivir, no des tu vida por los demás... - Pensó cuando la vió actuar de aquella forma, casi cayendosele el mundo encima...

No obstante al mirar al escenario, la mecánica pudo ver algo que le hizo poner en marcha su cerebro viendo una esperanza, una posibilidad de no ser un estorbo y de salir de allí con vida. Ella no era peleona como la Wookie, ni tampoco se le daba bien disparar como los demás... Pero tenía un punto fuerte del que podía sacar partido, más sabiendo como eran los gamorreanos y como el ambiente fastidiaba mucho entre la luz de los dos soles y la penumbra de un lugar cerrado ante el brillo de los mismos - Claro, eso es - De ver el foco más cercano que tenía ella, pasó su mirada a Asha - Cubreme - Le pidió con una mirada decidida.

Fue justo después de escuchar el chirrido de aquel gamorreano, que Raine se puso manos a la obra tomando su mochila de mejor manera y rebuscando las herramientas que siempre llevaba consigo, para agacharse junto al foco que tenía al lado y empezar a quitar su anclaje lo más rápido posible, para con ello darle la vuelta y enfocar a los ojos de los distintos gamorreanos y deslumbrarlos por el cambio repentino de iluminación directo a sus ojos. Eso debía de darles una cierta ventaja, aunque tuviera que ir uno a uno a cada uno de los cerdos. Y viendo como algunos ya comenzaban a disparar, se centró primero en el que más en peligro la pudiera poner, el que se acercara a ella para deslumbrarlo y intentar así evitar su ataque.

Fayynchawlienga y Galek se mantenían en las alturas mientras los dos primeros gamorreanos pasaban por debajo suya sin percatarse de su presencia. El primer gamorreano corría dirigiéndose al lugar donde se encontraba Jax, al que habían visto con sus ojillos porcinos, cuando cayó sobre él una wookiee furiosa que le propinó un puñetazo descomunal que hizo que el porcino se tambaleara mirándola sorprendido. 

Otro de los gamorreanos que iban en cabeza pasó haciendo retumbar el suelo con sus pisotones bajo Galek y el rodiano aprovechó el momento para propinarle una buena descarga de su blaster en el centro justo de la espalda, lo que le hizo caer al suelo y retorcerse de dolor mientras las agujas clavadas en su espalda continuaban descargando una considerable cantidad de amperios en aquella dura piel verde. 

Los gamorreanos que iban por detrás se percataron de que algo iba mal y tras ver el disparo que había derribado a su compañero se lanzaron a cubrirse tras la barra y bajo las mesas. Todos salvo el que había recibido el puñetazo de la wookiee que contestó lanzándole un porrazo. El golpe fue duro, pero más dura era Fayyn, que apretó los dientes tras sentir una punzada de dolor y siguió como si nada. El gamorreano, en cambio, pareció haber hecho un sobreesfuerzo y se quedó dolorido tras golpear a la wookiee. 

Jax disparó justo a continuación, pero el haz de su blaster se perdió en medio de la confusión que reinaba en la cantina y dejó un ennegrecido agujero en una de las paredes al otro lado de donde se encontraban. El disparo de Asha llegó debilitado por el corto alcance de su arma e impactó contra una mesa sin dejar más que un ronchón negro en ella. Y por último Raine saltó sobre el escenario con sus herramientas a cuestas para aflojar uno de los focos que alumbraban el espectáculo de la twi'lek y manipular su regulador para ponerlo al máximo de intensidad mientras dirigía aquel chorro de luz contra uno de los gamorreanos repentinamente para cegarle. 

- Rĕw keinpị..., masculló Galek cuando la wookie se lanzó desde el techo contra los gamorrianos, si hubiera esperado a que pasara el último los hubieran conseguido atrapar en un fuego cruzado.

Evaluó rápidamente la situación, el gamorriano al que había disparado y el que peleaba con la wookie se mantenían en el centro del salón, mientras que los otros tres habían buscado cobertura y eran ahora un blanco difícil para Jax y Asha. Él por su parte continuaba teniendo la ventaja de la altura y su posición para disparar, así que tras tomarse unos instantes para apuntar con precisión, decidió descargar su blaster en el gamorriano que se había refugiado detrás de la barra.

Aunque el impacto no fue tan limpio en esta ocasión, el rodiano consiguió nuevamente impactar en su objetivo.

Vaya chuflas…

Se lamentó Asha al ver como ninguno se había acercado hasta el alcance de su bláster.

Si la duna no va al hutt, el hutt irá a la duna…

Dicho y hecho, se puso en pie para correr hasta el final del escenario, desde donde tenía un poco mejor ángulo de tiro contra el gamorreano que se escondía detrás de una mesa cerca de la wookie y de Galek (no quería arriesgarse a herir a la wookie que peleaba con el otro gamorreano – una wookie cabreada le preocupaba más que los porcinos), apuntó rápidamente y… ¡BAM! Le dio entre ceja y ceja al cerdito que se quedó en el suelo para echar una larga siestecita.

No queriendo arriesgarse a estar demasiado cerca de los otros dos cerditos que podían tener ideas estúpidas, como querer llegar hasta ella para vengarse por su amigo, regresó hasta el escenario.

- Si nos quedamos aquí vamos a seguir acorralados. – les advirtió a Jax y Raine; era mejor ir empujando a los gamorrianos hacia esa posición y que para ellos quedara libre la puerta. Así con un poco de suerte podrían salir de allí por patas sin tener que acabar con todos los matones.

La situación no parecía muy favorable a beneficio de Raine y los demás. Puede que fueran ganando ya que iniciaron ellos los disparos de una forma bastante certera y sorpresiva, pero estaban dispersos y encerrados... Por no decir que las unicas opciones para Raine era usar lo que tenía a su alcance a nivel maquinaria, como focos, electricidad, y demás aparatos para ayudar a sus compañeros, ya que armas, teniendo en cuenta el tamaño de los cerdos con respecto al suyo, aunque solo fuera en grueso, le sería una desventaja a tener en cuenta

No con esas, Asha comunicó que no podían seguir de aquella manera, ante lo cual Raine vió que tenía razón y empezó a pensar las posibilidades que tenían para abrir un camino hasta la puerta - Provocar un cortocircuito que apague las luces... No, la primera que se daría un tortazo soy yo... Hacer un gran foco de luz para que se centren en un punto oculto por el destello, no es mala idea, pero no nos abrirá camino y eso no ayudará al gamorriano y la wookie... Una trampa para entorpecerlos y hacernos ganar tiempo, creo que no tengo materiales suficientes en un escenario así para ello... ¡¡¡¡SI FUERA EL TALLER Y NO UNA MALDITA CANTINA CON SUS FOCOS Y SUS VASOS LLENOS DE ALCOHOL!!!! - Aunque no parecían malas ideas, Raine solo podía chaquear la lengua ante ellas.

-¿Alguna idea para abrirnos paso Asha? Yo tengo pocas sin el material adecuado. - Preguntó mientras hacía lo mismo que antes con el otro foco cercano, solo que esta vez hacia el otro Gamorreano solo (02), y trataba pensar una idea para abrirse camino hasta la entrada.

Fayyn continuó golpeando al gamorreano aprovechando la sorpresa inicial. Uno no se espera que le salte una wookie encima, mucho menos con tan mal genio.

Los disparos de bláster volaban desde el escenario y el falso techo. Ella misma disponía de un arma con la que podría haber disparado desde una posición segura, pero eso habría sido infinitamente menos satisfactorio que ver cómo al gamorreano se le saltaban las babas de un buen puñetazo.

Galek apuntó con cuidado al gamorreano que estaba tras la barra de la cantina, aprovechando que aquellos porcinos todavía no se habían percatado de su presencia sobre sus cabezas, tuvo el cuidado de tomarse el tiempo necesario para efectuar un buen disparo, y consiguió herir al matón verde en uno de sus brazos. Un chirrido agudo y desagradable surgió de sus fauces, el gamorreano alzó la vista y vio al rodiano en el techo y le señaló, indicándole a sus compañeros la posición de Galek. 

Asha salió de su escondrijo tras el escenario y se acercó lo suficiente para descerrajar un disparo que impactó en plena cabeza de uno de aquellos gamorreanos dejándolo inconsciente en el acto. El enemigo cayó de bruces sobre la mesa que había estado usando para cubrirse y se quedó allí tendido. Entre tanto, la muchacha regresaba junto a sus compañeros tras el escenario buscando mantenerse alejada de algún malintencionado porrazo de esas bestias. 

Sin duda, un wookiee siempre elegiría dar unos cuantos mamporros a disparar desde una zona segura. O al menos una wookiee con las malas pulgas de Fayynchawlienga. El puñetazo que le propinó al gamorreano con las nudilleras podría haber tumbado a un dewback, pero los gamorreanos eran casi igual de duros que los wookiees y, pese a que pudieron ver claramente como uno de los colmillos de la mandíbula del porcino salía disparado por los aires, el gamorreano resistió el envite y contraatacó con su porra. Pero Raine había dirigido uno de los focos del escenario a su cara y el deslumbramiento llegó justo a tiempo para hacerle fallar el golpe. El gamorreano gruñó enfadado y lanzó un plato de una de las mesas contra el foco, con la puntería que no había tenido contra la wookiee, y logró romper el foco y extinguir la luz.

Otro de los gamorreanos corrió a ocultarse al reservado que estaba junto al escenario donde había estado la twi'lek deleitando al personal con sus exóticos bailes hasta la repentina aparición del grupo y los problemas que trajeron consigo. Otro de los gamorreanos se acercó a una de las mesas cercanas al escenario donde ahora se ocultaban Jax, Raine y Asha. Por último, el gamorreano que estaba tras la barra la saltó y se dirigió a una de las mesas, en donde se encaramó para de un brinco propinarle un porrazo a Galek, todavía colgado del techo. La porra impactó de modo contundente en el rodiano, aunque por suerte éste logró mantenerse sujeto a la viga y evitarse una aparatosa caída. 

Raine, por su parte, en lugar de sumarse al conflicto de uno modo directo, prefirió seguir tirando de ingenio e inventiva y se abalanzó sobre otro de los focos y lo desarmó con una facilidad pasmosa herramienta en mano. Apuntó con el foco hacia el gamorreano que corría hacia el reservado y lo fue siguiendo por toda la cantina como si aquel cerdo verde fuera la estrella del show y no la twi'lek que les había dejado vendidos unos instantes antes. Al menos se la habían devuelto quitándole el protagonismo de su número.  

Galek no se esperaba la rapidez con la que el porcino verde se movió desde detrás del mostrador, saltó sobre una mesa y le golpeó en la pierna con su porra, dejando el músculo dolorido. De no haberse sujetado con sus ventosas a buen seguro habría caído al suelo de la cantina. Sin embargo, el golpe no fue suficiente para quitarle la concentración y sangre fría que había exhibido hasta el momento. Se concentró en apuntar propiamente y su disparo impactó nuevamente en el gamorriano.

Sopesando su situación y, después de sentir la contundente caricia de su oponente, el rodiano decidió adoptar una posición defensiva que le concediera una mayor protección ante posibles nuevos ataques del gorrino, buscando escalar a una de las vigas superiores del falso techo. Desde allí animó a su manera a la wookie:

- Hyud tên kạb h̄mū tạw nận dị̂ læ̂w khuṇ, mī xīk tạw xyū̀ thāng k̄hwā!