Partida Rol por web

Infierno Verde

Escena de Juego "Viaje al Amazonas"

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11/10/2019, 11:07
Director

El matrimonio conformado por Leonard Colleman y Luise Hayes, antropólogo y herpetóloga respectivamente y formados en la Sorbona de París, estaba a punto de solidificar del todo con la puesta en marcha de su luna de miel. La beca de la joven fue un gran pellizco, pero también fue un buen impulso la carta recibida del profesor Woodstock. Aquel dinero les reportaría aún una mejor estacia en el Amazonas (y es que Woodstock había conocido a la pareja en la tercera edición del congreso de  "Socioeconomía tribal de Sudamérica", y los tres habían sido ponentes, cosa que hizo que fraguara una breve pero intensa relación profesional).

De igual manera, la misma financiación le fue ofrecida a Jeffrey T. Spaulding (y de la misma persona, Theodore Woodstock), a quien le fue ofrecido una visita al Amazonas, y una pequeña exploración, a cambio de apoyar sus tres próximas novelas (pues Jeffrey ponía en papel todas sus vivencias profesionales en distintos países). No de la misma forma Woodstock contactó con otro explorador, John Drake, el cual era amigo de su padre. Para Drake, oir noticias del congénere de su padre no era sino sinónimo de aventura, y alguna proposición osada y sumamente absorbente. John leía cuidadosamente la carta pidiéndole que le acompañara a otro de sus viajes (y que lo hiciera, al menos, por la amistad que le unía a su padre). Y Drake no dudó en comenzar a prepararlo todo, pues el interés por su enorme fortuna familiar sólo lo superaba sus ansias de aventuras.

Finalmente, quien tuvo una sopresa mayor y mayúscula fue Daniel Durham, un excelente estudiante de Columbia que hubo de cambiar de destino y llegar a la Sorbona, en París. Allí trabajó como camarero en una cafetería anexa a la universidad, y durante un congreso conoció a Theodore Woodstock. Y más que conocerlo formalmente, le evitó de ser disparado por un joven con una enfermedad mental que, ese mismo día, se había escapado de un psiquiátrico, había tomado una arma y se preparaba para hacer una locura. Woodstock tomó en cuenta a ese chico, y con el tiempo le ofreció, al igual que al resto, un buen pago por aquel gesto y por otra condición futura: acompañarle a una expedición, en el Amazonas.

El caso es que, por unas razonas y por otras (cada uno su historia de vida), aceptásteis la empresa en la que os embarcaríais en un terreno, a priori, fácil y embriagador (pese a las humedades, insectos, malezas y el rio, el rio Amazonas. Acompañar al famoso arqueólogo Theodore Woodstock era un lujo: aquel tipo era un aguerrido arqueólogo de la universidad de Massachussets, popularizado en los últimos años por, aparte de su gran trabajo, ser el único superviviente de una expedición a la Antártida un par de años atrás.

En la carta que fue enviado a cada uno, Woodstock ofrecía (a casi todos), un pequeño adelanto cuando se personase con vosotros (unos quinientos dólares), y el resto, junto con los posibles beneficios obtenidos de la marcha, a la vuelta del viaje. La expedición en aquella "marea verde" corría, según decían sus líneas, de su propio bolsillo. Y es que se sabía en los círculos del ámbito de la Historia y la Arqueología que Theodore había amasado una gran fortuna (aunque en los últimos años había disminuido considerablemente). En la carta enviada se incluía un pasaje para cada uno, pasaje para cubrir el trayecto desde Belem hasta Manaos (en Brasil). También incluía una pequeña descripción sobre el itinerario y los días de viaje: debíais llegar a Belem el día 30 de Abril como máximo, ya que el barco que marcharía a Manaos partiríá a las 10:00 del día 1 de mayo desde el puerto, y, llegaría a Manaos el día 7 de junio (tras 36 días de viaje).

Notas de juego

Bueno aventurer@s. Comenzamos.

En este primer post, como es de introducción para vosotros, podéis escribir lo que queráis, pero sí que me tenéis que narrar vuestra llegada a Belem (Brasil), cada uno desde su lugar de origen (cómo lo hacéis, en qué transporte/s, etc.), básicamente para hacerme yo una idea de vuestra llegada a este país.

_____________________________________________________________________

Un par de cosas importantes:

Primero. Estaría bien que estableciéramos el típico modo de redacción:
-Narración, sin formato alguno.
-Diálogos en negrita.
-Pensamientos o susurros en cursiva.

Segundo. El ritmo. como ya sabéis, la partida es de ritmo medio. Por mi parte actualizaré un par de veces por semana, y son dos veces por semana las veces que habréis de intervenir (ese es el minimo). Si alguien no puede hacerlo que avise en la escena Off Rol (y si alguien postea más, no hay problema). En las ausencias largas o continuadas PNJotizaré al jugador/a para no atrasar al resto de compañero/as. Me reservo el derecho de avisar y luego sustituir al jugador que no cumpla el ritmo de 2 post semanales (que tampoco es tanto). Los post de narrador los haré los viernes y los martes. Después del viernes tenéis unos días para añadir vuestra aportación, y después del martes también (y así irán rotando los turnos).

Próxima actualización: Martes 15

 

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11/10/2019, 18:34
Daniel Dunham

El grito de un gigante barítono había conseguido despertarme. Al contrario que muchas otras veces en varias camas de París, no estaba tranquilo. Casi desconcertado por la situación me tambaleaba por los pasillos, en parte por el lugar en el que me encontraba y en parte porque había tomado unas copas de más en el bar de la cubierta. Me encontraba alterado y la brillante luz del Sol que me quemaba los ojos al subir las escaleras no ayudaba mucho a curar mi malestar. 

Hacía unas semanas que había iniciado mi marcha desde París. Las prisas con las que comenzó el viaje habían sido fruto de una coincidencia los días anteriores. No había podido asistir a la conferencia que estaba celebrando el célebre Señor Woodstock a escasos metros del café donde trabajaba. El azar no sólo había querido que se sentara en mi mesa, sino que además un maníaco había intentado atracarle. Con buenos reflejos y una habilidad ganada a base de jugar al frisbee con mis hermanos, había conseguido que mi bandeja desviara el tiro. Theodore se encontraba ileso, pero no podía decir lo mismo de la maceta a la que había alcanzado el disparo.

Después del incidente, hice buenas migas con Theodore y le acompañé por los mejores bares de la ciudad. Con unas cuantas copas, el arqueólogo me había ofrecido un puesto en su expedición y un generoso pago por la ayuda. Tras pagar el equipo, el billete y varios meses de alquiler atrasado, me prometí no tirar esta oportunidad por la borda. Al contrario que la cena y la bebida de ayer que si estaba cayendo al mar.

La grave sirena volvió a sonar y me trajo de vuelta a la realidad, había varios viajeros en cubierta y todos estaban mirando al mismo sitio. El estruendoso sonido alertaba la vista de tierra y eso, claramente, significaba una cosa: había llegado a su destino. Solo tenía que recomponerme y recoger el equipaje y ya estaría preparado para desembarcar en Belem.

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13/10/2019, 11:13
Luise Hayes

Llevaba tanto tiempo estudiando a los anfibios, vislumbrándolos solo en dibujos a grafito de libros de zoología que ahora no se podía llegar a imaginar que estaría a escasa distancia de ellos. Se preguntaba, incluso, si lograría descubrir alguna nueva especie y su nombre estuviera adjunto al animal para ser eternamente recordado entre los estudiosos de la materia, los grandes olvidados.

La mañana de salida Luise estaba tan nerviosa que apenas había podido pegar ojos. Su ahora marido era el que había sufrido las continuas charlas entusiasmadas en mitad de la noche sobre los estudios publicados y las expediciones fracasadas con tal de buscar un único animal que todavía seguía invicto, escondiéndose en el corazón de la Amazonia.

En realidad, por eso tras tanta charla intelectual nocturna cuando llegó al barco se pasó gran parte del viaje durmiendo. Prácticamente cayó rendida a la cama con un pequeño libro en la mano, regalo de Leonard, para ampliar sus conocimientos intelectuales.

Notas de juego

Como voy "en pareja" quiero dejar tambien suficiente libertad para que él también ponga ahora, de ahí que me haya quedado tan corto.. es lo malo, que no quiero mover a su pj así que prefiero poner algo ambiguo y que él rellene con lo que quiera :P

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13/10/2019, 12:09
John Drake

Drake había recibido de buen grado aquella popuesta por parte de Theodore Woodstock de iniciar una expedición en la Amazonia. Llevaba mucho tiempo reposando, descansando en su casa de campo en las afueras de Belfast, compartiendo el tiempo con su esposa e hijos, pero desde hacía meses sentía la necesidad de embarcarse en una nueva aventura, de sentir la adrenalina de un viaje intenso a través de selváticos lugares. Como explorador, aquella era su principal pasión, y hacía ya tres años desde que había regresado de su última expedición en el Congo.

Desde hacía tiempo, lo más entretenido que había hecho había sido salir de caza por los cotos aledaños y necesitaba acción. Además, el padre de Theodore Woodstock era un buen amigo, por lo que no pudo rechazar su oferta. Tras leer la carta, informó a su familia de que había decidido participar en una nueva expedición en la que sus servicios habían sido requeridos.

De ese modo, Drake partió de su Irlanda natal en barco hacia Belem. El viaje fue largo, más de lo que un impaciente Drake hubiera querido, aunque el explorador lo pasó escribiendo un diario de viaje en su camarote. Una vez que llegó a su destino, el explorador tomó sus maletas y descendió del barco en el que había viajado durante todo el largo trayecto.

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14/10/2019, 09:04
Jeffrey T. Spaulding

El capitán Spaulding se encontraba en una fiesta de la alta sociedad organizada por la Sra Rittenhouse en su lujosa mansión a las afueras de Londres, había sido invitado gracias a sus grandes hazañas y a su increible novela relatando aquellas fantasticas aventuras, allí se cruzó con un hombre, el Sr Woodstock, el cual debido a su magnifico renombre le pidió, le imploró que fuera a su próxima expedición al amazonas pues necesitaba un explorador de su renombre para acompañar a el tambien impresionante John Drake. Al principio el capitán se negó a semejante expedición, no era su especialidad, el estaba más centrado en el áfrica, pero al cabo de una semana tuvo que llamar al Sr Woodstock para aceptar el viaje.

Al capitán no le gustaban demasiado los aviones así que se decantó por coger un barco, la travesia era muy larga, pero con el billete de primera clase que había cogido no le suponia problema alguno, pasó la mayor parte del viaje leyendo, escribiendo o disfrutando de los lujos que el si podia permitirse. Al desembarcar no dudó un instante y pagó a un mozuelo para que le acompañara por la ciudad y le llevará las maletas.

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14/10/2019, 20:35
Leonard Colleman

Nervioso, así era como se encontraba Leonard desde hacía bastante tiempo. Primero por la boda y ahora por el viaje que, gracias al señor Woodstock, habían emprendido. Si por él fuera, su flamante esposa y él hubieran hecho un viaje de luna de miel a algún lugar más cercano donde pudieran estudiar el entorno y pasar una temporada tranquila, pero la oportunidad de viajar nada más y nada menos que al Amazonas era algo que no podían desaprovechar, a pesar de que Leonard no tenía mucho instinto aventurero.

Pero él no era el único en estar nervioso ya que su mujer, ante aquella gran oportunidad, no había dejado de hablar durante toda la noche previa a iniciar el viaje. Leonard la escuchó en silencio, asintiendo de vez en cuando o respondiendo con monosílabos hasta que quedó profundamente dormido, como si la voz de Luise hubiera actuado como una nana para él. Quizás porque a pesar de todo había conseguido descansar y su esposa no, él pudo pasar el viaje en barco leyendo y profundizando en todo lo que había aprendido sobre las tribus indígenas de la zona mientras su esposa se dedicaba a descansar todo lo que podía.

Su destino era Belem y, mientras duró el viaje y Luise no se encotraba descansando, discutían en tono académico durante las comidas o en los momentos de descanso tras estas ya que las noches las dedicaban a descansar. La aventura que les esperaba por delante necesitaría de toda su energía.

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15/10/2019, 21:08
Director

Tras varios días de viaje, cada uno de vosotros arribó a la ciudad de Belem antes o después, en distintos barcos procedentes de diversos lugares del mundo. Era 29 de Abril, y nada más pisar el baluarte portuario todos sentísteis lo que, antes o después, conocíais de ese lugar: su frescura de la mezcla de aroma de sus gentes, su movimiento y trasiego y una sensación de auge que, en aquella década, experimentada la ciudad (sobre todo debido a la producción del caucho desde antes del nuevo sigle, en una gran Fiebre que atrajo a portugueses, chinos, franceses, japoneses, españoles o peruanos, entre otros, a la ciudad). Además, la belleza del Fuerte Do Castelo, que no era sino un fuerte junto al puerto construido en el siglo XVII, atraía las miradas de cualquiera antes de desembarcar.

El caso es que durante esa mañana en la que el sol era imperativo sobre el cielo, un tipo recorría los distintos estamentos del puerto, con un cartel sobre sus manos, con el apellido de Woodstock. Era joven, de menos de veinticinco, y sus ojos claros y pelo repeinado era el broche a un atuendo formal de chaqueta y pantalón oscuro. Estaba claro que era alguien del entorno del profesor, vuestro amigo o conocido, y antes o después os reunísteis todos con éste señor, que parecía un tipo de aspecto discreto y tal vez tímido. Poco a poco, aún con vuestras maletas en la mano, os habló:

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15/10/2019, 21:13
Henry Robins

Buenos días señores..., y señorita -os dijo cortesmente, poniendo un especial énfasis al mirar a la doctora Hayes-, mi nombre es Henry Robins, y son el secretario personal del señor Woodstock. Es una casualidad que todos hayan llegado el mismo día -Henry hablaba jovialmente, y su recibimiento era caluroso-. Espero que hayan disfrutado del viaje. Bueno, en un par de días, como sabrán, está previsto que esta expedición parta a Manaos, donde se encuentra el profesor preparando los últimos detalles antes de la partida. No sé si conocen Belem, es un sitio maravilloso, y tampoco sé si necesitan algún enser más para esta "excursión". En esta ciudad podrán encontrar lo que necesiten. Tenemos tiempo y una reserva de habitaciones en el hotel Mayaquil Continental, asique... tal vez quieran darse una vuelta.

Notas de juego

Lo dicho, tenéis un día de relax antes de tomar el navío a Manaos. Eso se traduce en que cada uno de vosotros, en vuestra próxima intervención, puede añadir en la sección Notas del post aquellos objetos que necesite o quiera llevar en su equipaje. Recordad que todos tenéis un par de objetos que nos ayudarán en la tarea, por lo que me refiero a comprar en Belem cosas más corrientes y no vinculantes para las tiradas. Por ejemplo: ropa de repuesto, un sombrero, unas botas, un recuerdo, etc. etc.

Lo dicho, añadidme lo que quieráis (también si queréis el cómo o dónde lo adquirís). Eso sí, a lo que pidáis le daré el visto bueno. :D

Próxima actualización: viernes 18

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17/10/2019, 23:40
Leonard Colleman

Leonard no se podía quejar del viaje ya que había sido mucho más tranquilo de lo que había temido porque, sólo de pensar en tener que atravesar el océano con tormentas y un mar picado ya se le revolvían las tripas. Pero por fortuna apenas habían sufrido contratiempos que hubieran estropeado nada más empezar aquella aventura.

Mira querida —comentó Leonard cuando por fin arribaron a puerto y vio al joven que portaba un cartel con el nombre de su benefactor—. El señor Woodstock ha tenido la gentileza de mandar a alguien a buscarnos.

Cogiendo sus pertenencias, bajó acompañado de su esposa al encuentro del joven. Leonard se sentía sofocado, aquel calor y sobre todo la humedad del ambiente era agobiante para él y sentía todo su cuerpo sudoroso, algo a lo que no estaba acostumbrado. Cogiendo un pañuelo del bolsillo se secó las manos antes de tenderle una al secretario del señor Woodstock.

Encantado señor Robins —dijo mientras le estrechaba con fuerza la mano después de guardarse el pañuelo en su bolsillo—. Somos el señor y la señora Colleman —añadió, sin darse cuenta de la mirada que el hombre había lanzado a su mujer—. Visitar la ciudad me parece una buena idea pero antes sería mejor que fuéramos al hotel para poder asearnos un poco, ¿no estás de acuerdo querida? —Se giro a Luise para saber su opinión—. Este calor es del todo agobiante —el cuello almidonado de su camisa estaba resultando toda una tortura para Leonard—. Y sí me gustaría hacer algunas compras. Creo que necesitaré un buen salacot, algún repelente de insectos, quizás algo de ropa más cómoda y apropiada para este clima y seguro que a mi esposa se le ocurren muchas más cosas.

Notas de juego

Ropa y calzado de aventurero

Antimosquitos

Un salacot

En principio no se me ocurre nada más.

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18/10/2019, 09:08
Luise Hayes

El viaje de por sí había sido bastante emocionante, no solo por las continuas charlas de distinta índole con Leonard sino por los paisajes que la rodeaban y la cultura que estaban a punto de sumergirse. Es hermoso.- Admiraba cada detalle a medida que avanzaban, desde las edificaciones de tiempos atrás hasta la abundante vegetación en la que podía respirarse aire puro.

Esa mañana en la que lograron poner pie en tierra, Luise cargaba en sus dos manos con una gran maleta de viaje rectangular de cuero llena posiblemente de demasiado equipaje al ser previsora o entusiasta, dependiendo de cómo quisieran verlo, y una bolsa colgada en su hombro izquierdo con aquello que quería tener más a mano, como su libro o pañuelos entre otras cosas.

Dejó la maleta en el suelo cuando llegaron frente al cartel, aprovechando ese leve descanso para recolocarse el sombrero y que no le molestara demasiado el sol, aparte de para recuperar el aliento tras la caminata. Además, sacó una cantimplora con agua a medio beber para tendérsela a Leonard al verle sudando.

Mientras él hablaba, no pudo evitar observar al resto de hombres que habían sido llamados ante el cartel de Woodstock, imaginándose que serían parte de aquella expedicón.

Buenos días caballeros.- Sonrió a los presentes, volteando el rostro cuando le preguntaron directamente a ella.- Por supuesto. Me gustaría dejar el equipaje y asearme un poco antes de pasear. Ha sido un viaje largo y el sol no perdona.- En efecto hacía calor, uno pegajoso culpa de la humedad que resultaba un tanto agobiante.- ¿Sería tan amable de poder conseguirnos un guía? Hay tantas cosas que me gustaría visitar y más que seguro desconozco que un poco de ayuda para guiarnos creo que será mejor.- Pidió expresamente mirando a Henry Robins al ser la única persona, por ahora, que conocía del lugar.- Y sí, necesitaremos muchas más cosas de las que mencionaste Leonard.- Ladeó el rostro dirección a su marido, enumerando mentalmente todas las paradas que tenía que hacer.

Notas de juego

Luise quiere comprar: Bolsa de muestras, linterna, lupa, ropa de repuesto, algún recuerdo del lugar (un par, sobre todo para familia y amigos, algo pequeño), un mapa de la zona o guía turística si los hay, cantimplora extra, un termo, un pequeño kit de útiles de costura (algo básico de aguja e hilo), un cuaderno con lápices, guantes, protector labial...

Va a tirar ahí toda la pensión, pero eso se me ocurre a voz de pronto xDD

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18/10/2019, 09:28
Jeffrey T. Spaulding

El viaje había sido tranquilo, algunas personas le habían reconocido y era de agradecer, al bajar del barco veo con suma claridad el cartel con el apellido Woodstock, no era su apellido y eso no estaba bien, pero imaginó que era para poder recoger a más personas. Al juntarse con el resto hice una exagerada reverencia hacia cada uno de los presentes y al levantarme se recolocó su salacot que por alguna razón llevo puesto.

Buenos días, parece que seremos compañeros de expedición, que maravillosa coincidencia haber coincidido en el barco - dijo durante las sucesivas reverencias - Soy el capitán Spaulding, el gran explorador, encantado - añadió con energetica voz una vez terminados todos los saludos.

Las compras e gustaban y tenía bastante dinero, confiando en que el Sr Woodstock había comprado todo lo necesario para el viaje en si mismo decidió marchar a comprar recuerdos y bagatelas.

- Muchacho, vayamos a comprar cosas - dijo dirigiendose a un joven chaval que le estaba cargando el equipaje - Si alguien quiere venir es el momento, luego pasaré por el hotel a descansar un poco - añadió con un tono agradable.

Notas de juego

No sabía lo que era un salacot, ahora se lo que es y llevo uno puesto, como en la foto.

Me compro mierdas irrelevantes, muchas mierdas irrelevantes

Y unos prismaticos 

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18/10/2019, 11:51
John Drake

Al descender del barco, Drake observa un cartel con el apellido de Woodstock y supuso que el hijo de su amigo había enviado a uno de sus ayudantes o sirvientes para recogerle a él y al resto de los integrantes de la expedición. Marchó en dirección al joven que portaba el cartel entre sus manos y esbozó una leve sonrisa al llegar hasta su posición.

-Buenos días -saludó, con cortesía, tanto a Robbins como a los que serían sus compañeros de expedición-. Soy John Drake, explorador. Puede que hayan oído hablar sobre mis expediciones en el Congo y la Amazonia. -Hablaba en un tono bastante educado, con un timbre de voz grave y un acento que cualquiera podría identificar como irlandés-. No necesitaré gran cosa que comprar. Lo fundamental lo llevo conmigo, aunque creo que no me vendría mal hacerme con ropa de puesto por si la pudiéramos necesitar, cantimplora y un mapa de la zona.

Drake escuchó a Robbins mencionar que tenían una reserva en el hotel Mayaquin Continental. Asintió a sus palabras y, sabiendo ya cuál podía ser un punto de reunión para el grupo, agregó:

-Iré a realizar unas compras y les veo en el hotel. Pasen un buen día -Se dispuso a despedirse de sus compañeros, quienes también mostraban intenciones de efectuar compras para la expedición que tenían por delante-. Caballeros, señorita... Nos vemos.

Notas de juego

Lo que me compro:

-Ropa de explorador de repuesto

-Mapa de la zona

-Lápices

-Cantimplora

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18/10/2019, 12:58
Daniel Dunham

Tras desembarcar con todos los bienes que creía importantes para la expedición, eché un vistazo a mi alrededor. Me resultaba demasiado familiar el ambiente a pesar de nunca haber estado en Brasil. La civilización había llegado a aquella parte remota del mundo y todo se sentía ya conocido. Como si estuviera en casa. No tardé en darme cuenta de que estaba embobado mirando el paisaje, así que me decidí a buscar a la persona con la que me había estado carteando desde el barco vía telegrama.

Henry Robbins era un tipejo que por entonces tenía más o menos mi edad. Sin embargo ahí acababan todas mis semejanzas con él. Actuaba de forma muy servil y sentía como si tuviera un palo por el culo. No es que fuese una mala persona, en absoluto, simplemente me extrañaba que la persona que más tenía en común conmigo fuese la más aburrida. La compañia con la que se encontraba, sin embargo, ya era otro cantar.

Cogí la mano de la mujer para besarla como dictaba el código de conducta cuando había una mujer. - Encantado - Dije mientras echaba un vistazo de arriba abajo a la señorita como estaba acostumbrado. Se que no era lo apropiado. pero en mi ya era como un acto reflejo y ella era la mujer más guapa que había visto desde que salí de París. Después estreché la mano de todos los hombres con mi fuerza característica. En más de una ocasión alguno había sentido dolor debido a mi apretón y esperaba que hoy no se diese el caso. No creía que esa era la clase de personas que debían ir a una expedición como aquella.

- Me presento: Soy Daniel Dunham. Un placer tenerles en esta expedición junto a mi.- Expresaba con toda la confianza. A pesar de ser el joven en comparación con el resto de la expedición me sentía muy cómodo con la pareja. Con el que se hacía llamar Spaulding… no tanto. No solo había rechazado mi saludo para en su lugar reclinarse, también dijo que debía conocerle. La excentricidad siempre había sido una cualidad con la que sentirme identificado pero en aquel hombre me desconcertaba.  - Que tipejo mas curioso. ¿Le seguimos? - Dije en cuanto se había ido con su ayudante. La verdad es que ir a hacer unas compras no era mala idea.

Notas de juego

Un cuchillo y un machete con sus fundas respectivas.

Un sombrero de cazador impermeable.

Ropa de supervivencia.

Tienda de campaña.

Pedernal, utensilios de cocina y una parrilla.

Un diario y una pluma.

Y un libro de aventurillas pulp.

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18/10/2019, 13:48
Henry Robins

No hará falta, doctora -respondió el ayudante Henry-: parece que su amigo ya ha encontrado uno -decía mirando a Jeffrey, que ya se marchaba con un muchacho al que seguramente le daría unas monedas como compensación por acompañarle.

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18/10/2019, 13:49
Director

El caso es que Leonard y Luise marcharon hacia el hotel, que no estaba sino ubicado muy cerca del puerto (saliendo de la explanada y atravesando un par de calles). El lugar parecía ser uno de los más imponentes de la ciudad, dada su reciente construcción en tres pisos. Allí no tuvieron problemas en descansar con la reserva de habitación del ayudante de Woodstock. Por otra parte, Daniel, John y Jeffrey marcharon directamente a patear las calles de Belem, donde enseguira comprobaron ese auge local al encontrar todo lo que esperaban adquirir (bueno, casi todo*). Luise y Leonard, una vez aseados y habiendo descansado, hicieron lo mismo. Tras adquririr aquellas pertenencias (en el caso de famoso aventurero y escritor Jeffrey Spaulding, auténticas baratijas sin mucho sentido), volvísteis al hotel. El caso es que el navío que marchaba a Manaos lo hacía a la mañana siguiente, y el día no había acabado. De una manera espontánea, de alguno de vosotros surgió la idea de conocer un poco mejor la localidad, y por ello salísteis a degustar la gastronomía local. Por la tarde fuísteis a una cafetería llamada "La Royal", ubicada en la plaza principal ajardinada y compuesta por una bella fuente, donde degustásteis una de las variedades de café más populares de la zona. Aquello os fascinó, pues no habíais probado cosa igual. Aprovechásteis para hablar del profesor Woodstock y vuestras vidas, así como comentar algunas cosas del viaje hasta Belem.

Por la tarde, antes de regresar al hotel, el joven Henry propuso cenar en el restaurante Aracupa, que mezclaba gastronomía local con toques europeos (cosa que atraía a los clientes y turistas más exquisitos). Éste estaba ubicado, por contra, en una estrecha calle, en lo que parecía ser un edificio colonial remodelado. Nada más acceder fuísteis recibidos por un acomodador, teniendo la suerte de poder sentaros en alguna de las mesas. Sin embargo, éstas no estaban dentro del edificio exactamente: en la parte posterior, lo que hace unos años debían ser unas cuadras y unas huertas, era ahora un espacio diáfano, a cielo abierto, de planta cuadrada, columnas y balconeras, y numerosos maceteros de bella manufactura y tulipas, candelabros y velas de todos los tamaños iluminando a la perfección. Mesas redondadas agolpadas unas con otras en perfecta disposición eran ocupadas por todo tipo de clientes. Varios camareros servían las mesas aquí y allá, e incluso un par de músicos (una joven violinista y un muchacho que tocaba un instrumento nativo) amenizaban la velada.

Enseguida, tras sentaros en una mesa, un camarero os trajo una carta de productos, y os preguntó qué quieríais para beber.

Notas de juego

*Apuntáos todos todas las cosas pedidas, excepto Daniel: no encontraste tiendas de campaña (el resto de cosas sí).

Con vuestra siguiente intervención, haced todos una tirada refernte a descubrir o percibir. Os recuerdo el sistema: debéis lanzar 1d6 (la dificultad es superar un 4, sacando igual o mayor). En la tirada, podéis añadir otro d6 si razonáis cómo vuestra profesión podría ayudar o si está relacionada; y un tercer d6 si tenéis algún objeto que os apoye en ella, también descrito de manera razonada (obviamente, no creo que estéis allí con un machete, por poner un ejemplo).

Próxima actualización: martes 22.

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20/10/2019, 13:06
Luise Hayes

No esperaba hospedarse en un lugar tan hermoso. Aunque bien conocía la importancia del señor Woodstock y sabiendo que el matrimonio podía costearse una habitación de un buen hotel, llevaba todo el viaje creyendo que estarían alojados en algún lugar humilde antes de la expedición, aunque lo suficientemente cómodo como para descansar esa noche.

Luise aprovechó ese tiempo para dejar las maletas en un rincón de la habitación y admirar las vistas desde las grandes ventanas, viendo las tranquilas aguas del puerto y la mañana en Belem. Me alegra que hayamos venido. Es mejor de lo que creía.- Sonrió la herpetóloga mirando a su marido antes de preparar las cosas: Sacar algunas cosas de la maleta, sobre todo algunas prendas que ponerse o un neceser para dejarlo en el baño, asearse con un relajante baño y guardar lo necesario en el bolso para el paseo al mercado.

Estaba claro que si por ella fuera, hubiera pasado mucho más tiempo en el mercado queriendo comprar todo lo que pusiera. No es que fuera indecisa, sino que estaba tan fascinada por lo que veía que le costaba hallar lo más adecuado para regalar, algo simbólico que resumiera un viaje de ensueño y posiblemente el futuro de sus carreras, el principio de todo.

Tras varias vueltas y repetir alguna que otra tienda al cambiar de idea decidieron volvieron al hotel con las compras cuando le propusieron la cena, aceptando con entusiasmo al saber que era otra oportunidad de descubrir más sobre el sitio.

Y hasta la hora hicieron tiempo. Por su parte, Luise estuvo el resto del tiempo anotando en un viejo diario sobre todo lo que estaba viendo, sobre todo subrayando nombres que le hubieran llamado la atención de lugares o personas, cualquier cosa con tal de tenerlo para un futuro recuerdo. Además, aprovechó para leer los últimos estudios publicados sobre la rama que estudiaba, ilusionada por ver con sus propios ojos lo que los textos decían.

Cuando la hora de la cena ya estaba cerca, tuvo que dejar casi obligada la lectura (posiblemente fue Leonard quien la avisara) para arreglarse. Ella no era una mujer de florituras ni que quisiera llamar demasiado la atención, centrándose más en la mente que en su propio físico, pero estaba claro que sabía guardar las apariencias y encajar con el resto en determinados casos.

Para la vela escogió una camisa blanca metida por la cintura, dejándola un poco holgada e impidiendo así ver demasiado su figura, junto a una falda recta por las rodillas oscura y un sombrero cloché. Era un conjunto sencillo y elegante, sin florituras ni joyas ostentosa, tal y como era ella.

Agarrada del brazo de su marido, parecieron ser los primeros en llegar a la reunión puesto que estaban solos en la mesa.

Buenas noches caballeros.- Uno a uno fue llegando y, por consecuente, les saludaba con la correspondiente educación con la que se dirigía a unos completos desconocidos, aunque poco a poco fuera adquiriendo confianza con ellos.

Cogió la carta y la puso entre Leonard y ella para que ambos pudieran ver los productos, aunque por su parte tenía claro qué quería para beber, al fin y al cabo era su bebida favorita.

Yo tomaré un “Bee Knees”*, gracias.- Cedió la carta a Leonard para que él decidiera, esperando el pedido de los demás y estando todavía indecisa sobre qué iba a comer.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado 2 dados porque en su profesión necesita observar o estar pendiente mínimo (ya sea buscar entre la selva los animales o los síntomas de alguna enfermedad). Si no lo ves coherente omite en el segundo dado (que sería el 5)

 

* He buscado cócteles de los años 20 y "Bee Knees" realmente existió, aunque no sé si ahí lo servirán como tal xD

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21/10/2019, 09:17
Jeffrey T. Spaulding

El capitán entró por la puerta de aquél maravilloso y ostentoso hotel con su extraña apariencia de explorador que ningún sentido tenia en un lugar como ese, tras mirar de un lado a otro una grandiosa sonrisa se dibujó en su rostro, si toda la exploración iba a ser así sería la mejor de su vida. Detrás de él el muchacho de antes esta vez más cargado de peso parece estar muy sudado y muy cansado, Jeffrey le hace un gesto y se dirigen a la habitación a dejar todo el equipaje. Entonces pagó al muchacho unas miseras libres y se despidió de el.

El bar del hotel era increible, por lo tanto el capitán decidió quedarse ahí tomandose unos deliciosos cocteles tipicas del lugar. Al proponer la cena en otro lugar, sin dudarlo un instante afirmó con la cabeza, estaba deseando probar los encantos de este lugar tan maravilloso. Al llegar a aquel restaurante saluda con sus extrañas reverencias a todos los allí presentes, esta vez apareció sin el rídiculo gorro y sin los anchos pantalones de explorador, mostrando una apariencia impecable que distaba bastante de la ridícula apariencia que tenía cuando desembarcó.

- He estado probando antes unas maravillosas bebidas en el bar, "caipirinha" creo que lo han llamado, tomaré una de esas, muchas gracias - dije al camarero mientras cogia la carta y la miraba - ¿Alguna recomendación? - pregunté con la mirada por encima de las gafas fijada en el camarero.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Al igual que Luise creo que para mi profesión ser una persona observadora resulta útil, pero no se que considerarás tu como máster, asi que te haré las 2 tiradas y en caso de que no veas conveniente suprime la segunda tirada

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21/10/2019, 14:23
John Drake

Drake llegó al restaurante Aracupa fumándose un puro y disfrutando de recorrer las calles de aquella ciudad. Como explorador, gustaba de visitar nuevos lugares y conocer otras culturas, no sólo por parte de las tribus aborígenes con las que los exploradores contactaban, sino también de los lugareños de las poblaciones cercanas. Todo se le hacía muy distinto de su Irlanda natal, y el caso de Belem no era menos.

Escuchó que Hayes solicitaba un cóctel llamado Bee Knees, mientras que el capitán Spaulding mencionaba haber tomado una caipirinha y preguntaba al camarero qué le recomendaba tomar. Drake era un hombre duro y, como tal, gustaba de probar bebidas alcohólicas fuertes.

-Por mi parte, será un whiskey Old Fashioned -explicó, mencionando el que era uno de los cócteles favoritos-. En cuanto a la comida... ¿qué me sugiere de la carta para asentar bien el estómago?

- Tiradas (1)
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21/10/2019, 18:15
Daniel Dunham

El día había pasado en un suspiro. Había seguido durante unos momentos al señor Spaulding para ver dónde me llevaba eso. La verdad es que el chaval al que había contratado sabía moverse y le había llevado por unos cuantos sitios bastante interesantes donde ningún otro niño había intentado robarme nada. A pesar de eso, tras haberme pertrechado todo lo que pude, decidí explorar por mi cuenta un poco más el lugar. Hacía ya rato que me había alejado de la costa y me había adentrado por las calles mas residenciales, allí se respiraba paz y tranquilidad. La verdad, me vino bien estirar las piernas un poco y ver lugares nuevos después de aquellos días en el barco.

Una vez se hizo de noche, decidí regresar al hotel y probar si seguía manteniendo bien la orientación. Aquel lugar se sentía demasiado cerca a los recuerdos de mi infancia cuando mis padres nos llevaban a cenar. Había cierto aire de superioridad en la exuberante decoración. Al mismo tiempo me traía recuerdos y gritaba “colonialismo” por todas partes. La incomodidad se me empezaba a hacer visible por lo que tuve que desabrocharme un poco la camisa y liberarme de toda la ropa que tenía para poder respirar un poco.Por suerte el camarero que nos atendió decidió preguntar si queríamos algo para beber. El resto de comensales estaban pidiendo cócteles salvo John Drake, que se había pedido un whisky y desde entonces se había ganado instantáneamente mis respetos.

- Cachaza - Durante mis encuentros con la ley seca en Ámerica me había hartado de intentar tomar cócteles para rebajar el aguardiente cargado, sin embargo, no podía evitar la tentación de seguir al señor Spaulding una vez más. - Mejor traiga la botella entera - Dije de forma parca.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mis habilidades de supervivencia me dan ventaja a la hora de percibir y orientarme.

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21/10/2019, 19:43
Leonard Colleman

Al ser el primero que se había dirigido al señor Robins, no se dio cuenta de la presencia de los que serían sus compañeros de expedición hasta que no se pusieron a hablar. Uno a uno fue saludándolos a todos y observándolos con cierta atención, aunque él no fuera precisamente una persona que se quedara con la primera impresión.

Qué haría yo sin ti, querida —contestó a su esposa cuando ella enumeró una serie de objetos que consideraba necesarios para el viaje. Acostumbrado a que todas esas compras recayeran en otras personas, primero su madre, después su ama de llaves y en la actualidad Luise, él ni siquiera hubiera pensado en muchos de aquellos objetos hasta que no hubiera sido demasiado tarde.

Agradeció poder refrescarse en el hotel, un lugar impresionante y lujoso donde se pudo dar un agradable baño, cambiándose de ropa por una más ligera para dar una vuelta por la ciudad y, sobre todo, para ir de compras donde aprovechó para adquirir más indumentaria apropiada para la aventura y, tal y como había pensado, el sombrero que seguramente necesitaría.

Cargados con bolsas regresaron al hotel para un ligero descanso antes de la cena. Habían quedado con el resto y, como buen inglés que era, no quería hacerlos esperar. Volvió a cambiarse de ropa pues la cena requería una etiqueta que, a pesar del calor, iba a cumplir. Avisó a su esposa, que como siempre se había quedado ensimismada con sus escritos y sus lecturas y, juntos y cogidos del brazo, dieron un agradable paseo hasta el lugar acordado.

Buenas noches caballeros —saludó, apartando una silla para que Luise se sentara antes de tomar él asiento también.

Habían decidido tomar algún cóctel antes de la cena, no es que Leonard fuera muy aficionado a la bebida pero un güisqui de vez en cuando le gustaba tomar, por eso, cuando escuchó que el señor Drake pedía un combinado preparado precisamente con esa bebida. Sería una forma distinta de beber un güisqui así que decidió pedir lo mismo que él.

Lo mismo que el caballero, un Old Fashioned —dijo, apartando a un lado la carta de cócteles—. Una ciudad muy pintoresca ¿no creen? Muy colorida y alegre —no es que fuera muy habitual que Leonard iniciara las conversaciones, pero al ver que todos parecían callados fue lo primero que se le ocurrió—. Pero este calor es insufrible. Espero poder acotumbrarme a él.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Leonard es experto en jeroglíficos, como no sé si eso le sirve para ser alguien observador he preferido tirar solo un dado.