Me quedo quieto y en silencio esperando que la mujer entre y poder atacarla por la espalda.
La mujer entra, sujetando su arma con la otra mano. Lleva puesta una gruesa armadura completa, con casco, botas, guantes. La armadura es de alguna aleación muy resistente, pintada de rojo, y cubierta de viejos pergaminos con símbolos muy extraños. El rojo junto a los pergaminos te recuerda al Sacerdote, y a esas mujeres que le acompañaban.
La mujer da varios pasos en el interior del despacho, mira el escritorio y los archivos tirados por el suelo, la sangre... y empieza a girarse.
Reconozco los pergaminos que cubren su armadura, viene de parte del sacerdote.
Le disparo justo antes de que se vuelva completamente.
Motivo: disparar a la mujer
Tirada: 1d6
Resultado: 5 [5]
no me ve la cara