Partida Rol por web

Mientras subís oís unos disparos. Primero uno, y luego tres. Todo está vacío y silencioso, no hay nadie por ninguna parte.

Al llegar al lugar que os ha indicado Gustav, encontráis la puerta entreabierta. Es un despacho amplio donde todo está desordenado, los muebles volcados, muchos papeles tirados y mucha, mucha sangre por todas partes. En mitad del suelo hay otra mujer de armadura roja con un cuchillo clavado en el cuello, muerta. A un lado, en el suelo y apoyado en la pared, está Gustav, bañado en sangre, con los ojos cerrados, inmóvil.

Al fondo hay una puerta, si vais hasta allí veréis que da a un pequeño hangar privado, con una estrecha nave planetaria y otro cadáver dentro, tanto la nave como el camino hasta ella están también llenos de sangre. No hay nadie más.

—¡Pero qué coño...!

El jodido despacho estaba hecho un asco... pero el desorden, los cuerpos de las extrañas y la sangre por el suelo no fue lo que me hizo exclamar aquello, sino ver a Gustav apoyado en la pared con los ojos cerrados. ¿Se lo habían cargado aquellas perras?

—¡Joder! ¿Gustav? —le di un guantazo en toda la cara—. ¿Sigues ahí? ¡GUSTAV!

¡Que se lo han cargado...!

Si no respondía al guantazo, le tomaría el pulso para ver si tenía.

Bueno, evidentemente han encontrado también a Gustav. ¿Estará vivo? Si estuviera en mejores condiciones me acercaría a verificarlo pero Knox ya se encarga de eso. Me limito a arrastrarme hasta la nave que aparece ante mis ojos como una verdadera salvación. – Hub, ¿crees que puedas volar eso? Tenemos que salir de aquí cuanto antes. – Me acomodo en algún asiento para no moverme mucho.

La torta que Knox te da te saca del aturdimiento. Estás muy jodido, pero estás vivo.

Siento algo en mi cara que me saca del aturdimiento, entre abro los ojos - Eyy ... estáis todos- y a duras penas puedo hablar --Tenemos que irnos, Hover está aquí, tienen sus naves al lado de la Kamal II- y siento cómo me duele todo el cuerpo del esfuerzo, miro hacia abajo y veo mi cuerpo cubierto de sangre - Ahí hay un botiquín y una botella de whisky, cogedla- 

Intento ponerme en pie, no puedo. Veo a mi hermano ahí tirado, puede que esté muerto tras desangrarse, me arrastro hasta él - -Te quiero hermano, ¿podrás perdonarme?- y le beso.

Aquello era un verdadero desastre, Gustav en el suelo, más moribundo que Knox, otra de esas tipas de rojo, Dallas a nuestro cargo con bastantes dificultades pero... joder, ¿otro tipo? Espera, esto hay que aclararlo... 

- A ver, Dallas, puedo volar cualquier cosa que se eleve un palmo del suelo, hmfff, parece mentira, pero maldita sea, no tenemos como salir al espacio en ese... ese... ¿trasto? ¡No cabe ni mi barriga! 

Cuando Gustav nos habla, me acerco a él, y le hago gestos de calma, que le curaremos... Cojo la botella de whisky que me señala, le doy un trago, puajjj, que malo está, mejor para desinfectar las heridas... y me dispongo a curar a nuestros dos heridos, cuando oigo la revelación de Gustav. ¿hermano? - ¿Pero qué es esto? ¿Una reunión familiar? Pfff... Vamos a ver esas heridas... 

Menos mal, Gustav reaccionó al guantazo. El viejo cogió la botella, y yo me encargué del botiquín. Entre los dos remendaríamos a nuestros compañeros.

—¡Podíais habernos avisado de cómo eran las locas a las que les habíais robado los Lumins!

Sí, aunque estuvieran moribundos, se lo pensaba recriminar mientras les sacaba las balas (si es que las armas eran de las que echaban balas y no láseres), se las limpiaba y cosía. Si nos hubieran avisado de cómo eran... bueno, tampoco hubieran cambiado mucho las cosas realmente.

—Bueno, tranquilos, todo irá bien... Saldréis de ésta.

O eso esperaba. En cuanto al hermano de Gustav... no creía que a él le pudiera ir ya nada bien...

El puerto espacial de Gomovat sigue sumido en un silencio total. Es como si todos sus pobladores se hubiesen esfumado, y lo cierto es que lo han hecho, en cuanto han visto a esas mujeres de armadura roja han huido como ratas.

Gracias a este silencio podéis oír los estallidos de las naves que entran en la atmósfera y se acercan, y la serie de explosiones que los sigue, y que se producen a vuestro alrededor en diferentes lugares del puerto. Luego gritos, unos de guerra y otros de dolor, luego disparos, más explosiones... estos ruidos no cesan, y cada vez los podéis oír más cerca de vosotros.

Algo habíamos conseguido con el pobre Gustav, y Dallas estaba algo más animada. Yo oía todos aquellos ruidos de fuera, y me preguntaba que serían. Aunque pfff, mejor no saberlo, total, podría ser un verdadero ejército que venía por ahí. Y quizás a por nosotros. Y la Kamal II allí, pérdida pérdida entre gente, por lo visto. Pffff, ¿Y Gustav pensando en irse a otro lado en aquella lata? Pffff pues venga... 

- A ver, que yo os llevo, pero no sé ni a donde ni contra quién. Así que no se lo difícil que será. Pfff. Vienen a por nosotros, imagino... Si queréis que lo intente... Vamos. Pero debes guiarme, si te ves con fuerza... Hum... No se se...

Apenas hay espacio para los cuatro en la pequeña nave planetaria de Nolan, el hermano de Gustav. El asiento delantero es para el piloto, y el trasero pues para el resto, bien apretaditos... tenéis que dejar las armas grandes atrás. Aparte de un pequeño motor y el módulo de soporte vital no hay nada más, no hay armas, no hay bodega, no hay comodidades. Los mandos son más simples que el mecanismo de un ruperte y el casco más fino que el papel de fumar.

Abrís las compuertas del hangar privado justo antes de que un grupo de piratas irrumpa en el despacho ensangrentado. El exterior se abre ante vosotros, pero os esperan. Un muro de naves corsarias rodea la plataforma, con el Destripador a la cabeza.

- Lenina, ríndete.

Es la voz del Capitán Hover, que se comunica por radio.

-¿Qué? ¿Damos una cabalgada épica y huimos de ese esclavista? Hmfff seguro que estrello la nave, pero si lo hago en sus morros... Pfff. Que asco de tío. De verdad, hasta en su voz me da miedo. No pienso ser su esclavo más, no no. ¿Podéis no clavarme una rodilla en la espalda? Jum, Jummm... Habrá que encender esto... Vamos... 

Yo tenía en mi cabeza mover a aquella nave lo más rápido posible, y esquivar a las naves del resto. La idea sería meterse por lugares por los que no cupieran las naves contrarias, y si no era posible, estrellarse en la nave donde estaba el maldito Hover. Hmffff. Vaya mierda de nave... 

¿El capitán Hover? ¿Ya nos había detectado? ¡¿Cómo lo había conseguido?!

—No quiero volver a limpiar letrinas —les dije a mis compañeros—. Larguémonos de aquí cagando leches...

Aún no lograba entender cómo había conseguido rastrearnos. Ni él, ni las locas de los lumins,... Pero esta era la situación, y poco podíamos hacer al respecto.

—Deja que te ayude, viejo.

Intenté ayudarle con los controles, toqueteando algunas cosas y tal... porque el viejo parecía tan cagado encima que no era ni capaz de arrancar la nave. Aunque, la verdad, yo no era piloto y la mitad de los cachivaches y botones no tenía ni la más remota idea de para qué servían...

Ya mi cuerpo estaba bajo mínimos pero cuando la nave no arrancaba, me di cuenta que allí no era el único. Como pude agarré la botella de Whisky y comencé a darle grandes tragantadas. 

Si tenemos que morir, que al menos no esté consciente...

Hacinados en esta ridícula nave, que no es más que una carcasa enclenque, y rodeados por la flota del pirata más temido de la galaxia, salís del hangar, describiendo un lento vuelo de trayectoria errática, Hub no parece estar familiarizado con este tipo de naves, pero hace lo que puede, la edad pasa factura... Con la ayuda de Knox habéis conseguido despegar, en el último momento, aunque esto no os salvará de vuestro aciago final. Gustav, consciente de vuestro destino, negocia una muerte menos dolorosa con la botella de whisky que minutos antes le ofrecía su hermano Nolan. Dallas no reacciona ante la voz de su exmarido, a quien todos ignoráis.

El temor por una vida de esclavitud en las salas de máquinas del Destripador os hace elegir una muerte como personas libres, flotando en la atmósfera de un planeta putrefacto, plagado de hongos gigantes, a entregaros a las asquerosas garras de quien os ha humillado y torturado durante dos años. La Kamal II sin duda ha sido capturada, y el botín recuperado por sus "legítimos dueños".

Tras la orden del capitán, decenas de naves abren fuego al unísono, con vosotros como objetivo. Un último y hermoso espectáculo de fuegos artificiales en honor a nuestros queridos aventureros.