- Yo no uso ese tipo de armadura, así que por mí adelante.
Con llevar la cabeza bastaría, ¿no? pregunta a sus compañeros mientras desenfunda su espada.
Pos eso, ¿qué os parece que le corte la cabeza y la lleve colgando? Seguro que así los demás se acojonan. jajajaja
Morodar escuchó divertido las excusas de su amigo, su ingenuidad y pureza le metían en apuros más de una vez.
- Tranquilo, quédatela. Ya encontraremos cosas para los demás.
Luego se giró hacia Rhogar que iba a cercenar la cabeza del líder de los kobolds.
- Espera que me retire un poco, no me gustaría ir apestando a goblin varios días.
El camino de vuelta a Winterhaven es tranquilo aunque parece que las nubes se han aliado para convertir todo el cielo en un continuo gris perlado. Quizá dentro de poco llueve o nieve.
No obstante, ni las inclemencias meteorológicas son capaces de distraeros de vuestra primera victoria.
Al llegar a la zona del pueblo lo primero que notáis es que los pequeños campos de cultivo que rodean la fortificación de Winterhaven parecen estar extrañamente vacíos. En cuanto entráis por las murallas, los pocos habitantes con los que os cruzáis parecen nerviosos. Lo único que hacen es pararse durante unos instantes para echar un par de miradas furtivas hacia vosotros antes de salir escopetados a donde quieran que vayan...
Efectivamente, Mikael, no se gasta el esfuerzo curativo.
Continuamos en la escena de Winterhaven ;-)