Partida Rol por web

No era una tropa numerosa, pero sin duda era leal. Veinte hombres y algunas mujeres, sin incluir a las chicas que trabajaban en el local, algunas de ellas de armas tomar y sin duda incluso más valientes que los mercenarios. En su mayor parte eran tipos que no tenían mucho que ganar coqueteando con los federales, por dedicarse a lo ilegal o arrastrar un pasado de cuentas pendientes con la justicia. ¿Jugaría alguno aquella moneda por partida doble? En principio no lo parecía, y es que en aquel sitio se concitaba parte de la sociedad de Venusville, la que estaba en contra del gobernador y sus políticas. Pudieron distinguir entre la clientela a algunos mineros sindicados, siempre problemáticos para el gobierno federal, correos de droga y mensajeros de la resistencia, así como extraños agentes de potencias extrasolares que procuraban disimular y fundirse con el visitante ocasional y el que atraído por las "emociones fuertes" seguía poblando en número el establecimiento.

Lo que faltaba en números humanos se compensaba con tecnología. Había varios droides de seguridad, de modelos anticuados, vigilando los principales accesos, así como trampas y explosivos bien colocados. En caso de ataque federal, el protocolo era replegarse y dejar que asaltaran el recinto... para mandarles a todos al infierno. Después de la explosiva y reciente experiencia en la mina de la Pirámide, seguramente los equipos de asalto fueran cautelosos.

En cuanto a la vía de escape, aparte de las alcantarillas que ya conocían, estaban los túneles de servicio del transporte público, que podían utilizarse (y de hecho se utilizaban) como una suerte de pista o circuito deportivo ilegal para vehículos de cilindrada, que era una de las atracciones principales de aquel establecimiento.

El jefe de la banda les escuchó, aunque no eran muy locuaces. Estaban impactados por todo lo sucedido, pero habían dado varias claves: un repositorio de tecnología alienígena intacto, debajo de la mina, que había provocado la explosión. Ahora la pregunta estaba muy clara. ¿Que ficha debían mover a continuación? Tamborileó los dedos sobre la mesa, parpadeando antes de responder a Miller.

-¿Fiarme? Bueno, no me fío del todo, pero los agentes de las colonias exteriores son los principales interesados en que la rebelión gane fuerza. Ya sabes que periódicamente os pasan armas de contrabando e información de sus espías. Ahora ha dejado de ser un juego político, puede afectarles y de muy mala manera. El estado de sitio y lo que ha pasado en la pirámide pueden cortar, o al menos disminuir, el flujo de turbinio más allá del sistema solar. Ellos siempre se están peleando con los federales por ese motivo, y de hecho los espías están interesadísimos en conseguir información sobre cómo hacer viable el crecimiento del turbinio en otros planetas. Información que, imagino, tendréis en ese paquete de datos, o se guardará en otra cámara. La famosa "cámara del tesoro" de la que habéis oído hablar. Y hay mucha gente dispuesta a matar por esa información.

Carraspeó, rascándose el pelo con las uñas un par de segundos.

-Bien, primero os ayudaremos a desencriptar y analizar esa información. Luego, debeis... debemos decidir... a quién darle qué. Pero no os quepa duda de que cuando se corra la voz de que tenéis secretos de los antiguos marcianos, más nos vale que nos llevemos a buenas con algún bando... especialmente el rebelde, o mis veinte hombres no bastarán para que no se nos echen encima y se disputen nuestros despojos.

La joven sonrió, entusiasmada ante la tarea. Aunque el alcance de la misma podía ser astronómico, la afrontaba como si fuera un desafío apasionante y no una montaña de trabajo.

-Bien, veamos que tienes dentro de la cabeza, amigo Woody. Y usted, señor Monakar, puede descargar sus datos en nuestro servidor. Tenemos un campo de exabytes que solemos utilizar para amañar las apuestas y vigilar a los jugadores y sus reacciones. Creo que habrá que darle un uso mejor ésta vez.

Deberíamos de revisar algunos accesos y sobre todo la vía de escape, como bien ha dicho Ryker.. - dice mirando al mismo -, en cuando se enteren de lo que tenemos y no tengamos un bando fijo que nos apoye y ayude, estaremos jodidos ante un macro ataque de la federación, usando todos sus recursos que dispongan y de los que no dispongan..- le comenta a Tricia.

Tenéis sensores de movimiento, cámaras y demás que podamos montar de mas?, si vamos a estar un buen rato aca, mientras esos datos se descargan y desencriptan, mejor que tengamos ojos y oidos en todos los lados, para saber que se nos puede venir encima... - dice muy seria Minerva.

No me gustaría perder otro brazo, por esos malnacidos al abrir fuego indiscriminadamente y bombardear por doquier..., que no se lo piensan dos veces los de la federación, cuando quieren algo y lo quieren ya... - dice aún muy seria Minerva.

-O puede que todo lo contrario. - dije pesarosa sobre lo que podía pasar. - en cuanto sepan que tenemos algo, intentaran ganarse nuestra... amistad.  Sea el bando que sea. Lucharán entre ellos.

Mire a todos con pesar. 

-Si esto se sabe, las tensiones con Cohagen crecerán más todavía. A la policía le bastará con una excusa para disparar, ya lo hace. Se crearán rumores y habrá registros indiscriminados con tal de encontrarnos.

Me preocupaba mi seguridad, pero como médico, también la del resto. Los mutantes nos ponemos demasiado proyectores a veces. Será por eso de ser la minoria excluida de la sociedad. 

-No podemos decírselo a nadie más. Aunque luchemos por los rebeldes. Creo que no debemos decir nada, ni crear falsas esperanzas...aun. Debemos encontrar a Kuato. Solos. Puede que sus 20 hombres sean suficientes, Ryker.

Mire a Minerva con pena. 

-Si iniciamos una guerra... Tenemos las de perder. 

Mo quería que le enchufasen a nada. Se sentía "violado". Igual es que estaba tomando más concienciación humana, pero propuso una alternativa.

- Podemos pasar los datos por inalámbrico. Y confesó: - Preferiría que no me conectasen nada.

Escuché atentamente todo cuanto se decía a mi alrededor, aunque procuré pasar desapercibido. Antes era un viejo fácil de matar y estaba vivo en gran parte gracias a que la gente difícilmente reparaba en mí. Sin embargo, ahora era un viejo fácil de matar pero con información muy importante. ¿Estaré, gracias a esto, acercándome a mi final? Una cosa empezaba a tener clara: aquel tal Ryker no era tan tonto como en un principio había pensado. Al menos, tampoco tenía ganas de que lo mataran, y ese tipo de compañía siempre me había resultado agradable.
- Creo que este caballero tiene toda la razón-dije en medio de un silencio, haciendo como que observaba el sitio con cierta despreocupación. Tenemos que unir nuestras fuerzas a las de los rebeldes. Pero creo que es un suicidio decir que tenemos esta información entre manos. En ese sentido coincido plenamente con la dra. Cooper. -sentencié, mirando a Reeva con seriedad.

No podemos pretender decir que Kuato nos ha puesto sobre la pista de esta información para que con ella demos el empujón definitivo a la Rebelión. Entre otras cosas porque ni siquiera nosotros sabemos aún qué tenemos entre manos. Sería un suicidio. Hay que reorganizar a los rebeldes para que cuando todo esté listo podamos ponernos en marcha.

Veamos que nos han legado los marcianos, querida- dije sonriendo a Cherry.

En el momento en el que dije "Hay que reorganizar a los rebeldes para que cuando todo esté listo podamos ponernos en marcha" lancé una rápida mirada a Tricia. Kuato la había puesto con nosotros por algún motivo, estaba seguro. Era una fantástica lideresa militar. Ella debía reorganizar a los rebeldes.

Tricia aún no sabía cómo se había visto envuelta en todo aquello. La tecnología y el armamento no eran su fuerte, así que solo le quedaba velar por la causa de la mejor forma que sabía, en silencio.

Sin llamar la atención demasiado mientras toma algo de beber, se mueve entre los presentes , tratando de busca alguna señal que indique que alguien no debería estar allí. Con el paso del tiempo, Tricia se había vuelto ligeramente paranoica y severa en el trato personal, habiendo reducido sus interacciones con el resto del mundo a meros contactos con clientes, poco más.

Jualianne estaba cansada tras todo lo que había ocurrido y la falta de movimiento estaba haciendo que la tensión en su cuerpo se fuera relajando. De haber estado sentada seguramente sus ojos se hubieran empezado a entornar, después de todo aun mantenía un ligero dolor de cabeza debido al golpe de las rocas sobre su casco. Aun con todo aquel estado se negaba a si misma el descanso, aunque no hubiera peligro inminente no podía dejar de sentirse intranquila entre aquel grupo, los que había considerado hasta entonces enemigos eran los que estaban ahora con ella como si fueran compañeros.

Su mirada se dirigió hacia el robot sobre el cual se había apoyado durante la batalla de hacia horas, ahora facilitando información por la que posiblemente podrían ejecutarla a ella y desmontarlo a el. Todo en su cabeza estaba hecho un lio y únicamente quería enterrar la cabeza en un lugar de descanso, pero sabia que las imágenes y sonidos de ese día no la dejarían dormir. Prefería mantenerse firme, sosteniendo con sus manos el respaldo de una de las sillas, hasta que la información saliera a la luz. No quería creer lo que recordaba, pero si lo veía de nuevo no tendría otra opción que la de admitir que allí había algo mal.

Voy a echar un vistazo a los accesos y ayudar en lo que pueda, alguien se anima a acompañarme?, o lo que decidas Jefa... - se queda mirando a Tricia.

Algo que te preocupe? -  le pregunta sentándose  a su lado y haciendo un gesto, para que le sirvieran una botella de algo, pagando en el mismo momento en que le daban la botella.

Tienes esa cara preocupante de que algo no va bien, algo que quieras de que me encargue o es un mal presentimiento? - dice mirando seria a Tricia.