Pierdo un punto de Estabilidad. Paso de Incómodo a Descentrado. Encaja con la situación.
A pesar de que pasaban a mi lado y entraban y salían de la habitación de la madre, yo seguía en aquel viejo sillón orejero, con la cabeza hundida, sin poder creerme nada y en cambio... lo tenía todo delante. Seguía dándole vueltas a las palabras y el comportamiento de Dehamre y como se había dejado arrastrar así.
No podía, simplemente no podía dejarme arrastrar por ella y me dolía.
Jenner me preguntó que tal estaba y levanté la cabeza un poco. - He estado mejor, solo necesito unos minutos para asentarlo todo bien en mi cabeza. - Y es que ellos no habían visto lo mismo que yo y menos aún oído.
- ¿Ves hijo? No me equivoco, las mujeres son malas, solo te quiero yo... mamá... nadie más.
Apreté mis manos en los brazos del sofá, una parte de mí necesitaba a Cait, la otra, la lógica, la de fiscal, la rechazaba totalmente. Y la conversación acabó derivando al protocolo a seguir y a ir al barco, pero Aiden no estuvo muy acertado con sus palabras. - No estoy así por mi madre. Todos hemos deseado que alguien muera y si lo hace, desearlo no te hace culpable de nada. Si no estaríamos más de uno entre rejas. De hecho todos los presentes lo estaríamos. Mi preocupación, mi malestar, vienen por otro cauce. - Y miré a la doctora para que se diese cuenta de que era por ella.
Aiden acabó la reconstrucción de lo ocurrido en la casa. Miré a Mills, esperando que dijese algo, cuando Caitlyn optó por salir de allí sin esperar a nadie, sabiendo lo que le había pedido a Jenner quien se hizo la loca. - ¡Cait! ¡Puede que en la casa encuentres una botella de alcohol! ¡Pero eso no te ayudará en nada! - Grité para que me escuchase al tiempo que me levantaba y recogía mi maletín del suelo. El abrigo acabaría en la tintorería mañana mismo y sacaría el otro del armario.
Volví a mirar a Mills. No sabía si diría algo o no, pero después de ver que había mentido con lo del intruso, me daba igual lo que dijese. De hecho, después de las palabras de Cait, lo mejor era que Mills acabase en una celda en la cárcel, donde Cait no tuviese el acceso tan simple como en una penitenciaría psiquiátrica. La verdadera pena era que no existiese en Michigan la pena de muerte, pues de lo contrario hubiese luchado por él para salvar a Cait del influjo de aquel monstruo.
- Estoy de acuerdo. Él no hablará más aquí. - Dije con pesar en mis palabras. - Vayamos al barco antes de que se nos acaben las tres horas. Allí está lo que nos interesa. Aquí la científica reconstruyó todo muy bien. - Dije mientras me iba recuperando poco a poco.
—Kostroff... Guarda la porra —maculló Jenner mientras los ánimos del agente comenzaban a caldearse paulatinamente. Lo observó en silencio, pero atenta mientras esté se dejaba llevar por su arrebato... En el cual le encontraba toda la razón. Por eso cuando terminó no se mostró ni contrariada ni molesta. Todos parecían estar perdiendo la cabeza paulatinamente, por ese se esforzó en mostrarse un poco más calmada. Cierto era que habían en la casa cosas extrañas, pero nada que no hubiese visto antes ya... ¿Eso la dejaba en mejor o peor posición? No estaba segura.
—Clama Kostroff, que estamos en el mismo equipo. Por esa razón es porque estás fuera de servicio, ¿no entiendes que da lo mismo lo que tú y yo pensemos? ¡Al carajo nuestra intuición! La ley está a favor de estos animales, un paso en falso que hagamos, un traspié en la investigación y algún chupasangre se aprovechará de eso para que esta lacra siga andando libre por la ciudad. ¿Quieres que Mills vaya a una institución mental? Yo tampoco —soltó sus intenciones antes de pensarlo bien, mientras seguía a Aidan en su apresurado recorrido. Solo pudo imaginar lo que esto provocaría en la doctora Dehamre.
Cuando esté termino su presentación Katz hizo lo suyo, desde su lugar en el sofa.
—Claro que lo vemos hecho —musitó mirando abiertamente a Aidan y sobretodo a Mills, cuando el fiscal retomó el tema de desearle la muerte a algo. Recordó algo que Clark le había dicho hace mucho tiempo. "No son nuestros pensamientos los que nos definen, sino nuestras acciones", su compañero era al menos unos quince años menor que ella, pero a veces parecía mucho mayor.
—Joshua tiene razón, no toque nada de lo que vea en la casa. Pero si necesita un poco.. —Mientras Katz daba su aprobación para dar por cerrado aquella parte de la tarde, Se llevó la mano al abrigo y sacó la petaca que Karl le había regalado del bolsillo, seguramente el fiscal, en su estado, no había escuchado cuando se la había ofrecido. En su costado leía "TBT2014" y su brillo cromado reflejó la luz de las farolas que ya comenzaban a encenderse afuera en la calle—, tome, pero no sé exceda. Aún necesitamos su opinión en la isla de Zug. Vamos —agregó anteponiendose a cualquier cosa que cualquiera pudiera decirle, con la culpa de su conciencia empujando sus palabras—, como si nunca hubieran tomado un trago, puede que a todos hasta le sirva para recuperar un poco la calma que este animal nos ha quitado con sus trucos de salón.
—Y ahora que ya estamos listos, vámonos de este maldito lugar.
El funcionario Preston ha asistido perplejo a la situación, aún está visiblemente nervioso.
Mills sigue sentado en el suelo, espalda contra la pared, algo ido, su rostro parece aún mostrar que ha albergado tensión y miedo. Se mantiene en silencio.
Ante las palabras, cada vez más sinceras, de la comitiva, Preston Miles, entendiendo que la visita al domicilio ha terminado dice, sin tenerlas todas:
-Vamos Mills. ¿Más tranquilo, verdad? Venga un rato más y volverás allá donde debes estar. Colabora, te levantaré poco a poco, primero una pierna, después la otra. Vamos para fuera, para el furgón.
Luego se dirige a Jenner:
-Creo que no me iría mal otro trago a mí, si les sobra. No esperaba que esta reconstrucción fuese así... Si lo hubiera sabido, me quedo en casa, que para lo que me pagan... Esperemos que, ahora sí, lo siguiente sea una puta formalidad.
Lo va incorporando y lo coge de las esposas, frente a él, y espera vuestras indicaciones.
Los cuatro individuos asignados a la reconstrucción del fatídico 22 de Agosto, deciden partir para la última escena del crimen. Allí creen que podrán encontrar alguna explicación razonable a todo este entuerto. Los nervios y la tensión se han ido apoderando de todos ellos. El barco abandonado está en el islote industrial de Zug. No es un viaje más largo de 10 minutos en coche.
Descienden las escaleras hacia la planta baja, sin mayor novedad, salen por el porche trasero, vuelve a llover. Parapetados en sus abrigos, y capuchas, o paraguas, quienes lleven.La puerta, forzada, queda entreabierta y suben todos en el SUV policial,conducido por Jenner. Miles sube a la parte trasera del furgón blanco a Mills, y os sigue hacia la isla de Zug, cruzando el río Rouge.