Partida Rol por web

 El Castillo Hida se ve desde la lejanía descomunal, un baluarte de fuerza contra las Tierras Sombrías. La mano de los ingenieros Kaiu se nota en la robusta arquitectura, hecha para soportar cualquier envite de un ejército. Por dentro se advierte que los Cangrejo están permanentemente en guerra, siendo un lugar con pocos gastos superfluos y muy dedicado a su objetivo.

Te encuentras en tus habitaciones. Inusualmente para Rokugan, una pared es de piedra (en la mayoría de sitios hay muchas de papel de arroz), pero en este castillo no podéis escatimar en solidez por algo como la "estética". Un sirviente se está marchando, tras comunicarte que en el patio del castillo el Daimyo os hablará dentro de poco, y que debes estar ahí.

Eso sí, tienes tiempo para prepararte y mentalizarte, antes de ir. 

Hida Otori se prepara para la reunion embutido en su armadura pesada y con el arma en su obi.

¿Que querra? ¿partiremos pronto a la Batalla? Espero que lejos del fuego... que el unico que encontremos sea el que deje el rastro de mis enemigos muertos...

Cuando tiene todo listo se acerca al templo y ora a los ancestros para obtener su guia y beneplacito...

Mientras estás en el templo observas cómo hay más samurái de lo normal. En particular, en el altar a Bishamon, kami de la fuerza, en el que sueles rezar, se encuentran muchos bushi rezando por su bendición.

Sin embargo, no es sólo en el templo. Cuando sales te encuentras con el castillo más movido de lo habitual. Puede que sea por los rumores de batalla con las Tierras Sombrías, puede que por otra razón, pero sin duda tendrá relación con las órdenes que os impartirá el Daimyo.

Al llegar al patio, te sorprende la cantidad de samurái que hay. Es un patio grande (todo en Kyuden Hida es grande), pero parece pequeño con los más de cien Cangrejo allí reunidos. La gran complexión de los Hida les hace destacar, y las armaduras brillantes de los muchos bushi relucen con una luz rojiza. Afortunadamente, el viento otoñal hace que no haga mucho calor dentro de tu armadura. También hay shugenja e incluso algún cortesano, raro de ver en otro lugar que no sea el castillo Yasuki, esperando a que lleguen vuestras órdenes.

Buenos dias Kirai-San... ¿sabeis que esta pasando? He sido llamado y por ese parecer acudo pero me gustaria saber algo mas.

-Que tengas arroz para comer, Otori-san -dice Kirai, con un saludo típico-. Hemos sido aquí llamados todos por nuestro Daimyo, pero no sabemos más. ¡Espero que sea para luchar contra esos engendros de las Tierras Sombrías!

Kirai siempre fue un compañero muy ardiente en su defensa de la Muralla. Mientras sopesas sus palabras, escuchas cómo las conversaciones se cortan de repente, y dándote la vuelta ves a Hida Kuon apareciendo por la puerta por donde habías entrado tú hace poco.

 La armadura de Hida Kuon reluce bajo el sol. Su manufactura es impecable, y se nota que si mantiene algunos golpes es como recordatorio de las batallas donde fueron recibidos. El ocupante de la misma es inmenso, más incluso que la mayoría de los Hida: es innegable que es un Daimyo fuerte.

-¡Cangrejo! Hemos recibido informes de nuestros exploradores Hiruma sobre una gran masa de engendros de las Tierras Sombrías que se dirigen hacia aquí. Samurái de todos los Clanes vienen a apoyarnos, pero seremos nosotros los que lideremos la defensa. Dentro de tres días partiremos hacia el Castillo Kuni, donde se espera que el grueso del ataque aparezca. ¡Estaremos preparados!

Ante su poderosa arenga, escuchas como los gritos de los Cangrejo se alzan.

Hida Otori saluda de forma militar a su lider mientras espera instrucciones.

¿Una Guerra? ¡Lo necesitaba! ¡podria demostrar su poderio ante los ancestros!

 Tras oír cómo se acallan los gritos exaltados de los Cangrejo, Hida Kuon continúa hablando:

-En estos tres días quiero oír los dojo resonar con vuestras prácticas. Quiero que tengáis todas las Kata perfeccionadas, todos los movimientos listos. Vuestras mentes dispuestas, vuestras katanas afiladas. ¡En tres días nos volveremos a reunir aquí, y partiremos a la batalla!

Con estas palabras, se da media vuelta y se interna en el castillo. Los Cangrejo en el patio empiezan a dispersarse, pero se respira en el ambiente una cierta excitación por el combate que se avecina. Kirai-san sigue todavía por el patio.

Kirai-san, sera un placer unirme a la Batalla... sabeis que estoy deseoso de demostrar mis habilidades ante nuestros señores ...

Hida Otori espera la respuesta y se va a meditar y prepararse fisicamente... como si nunca antes lo hubiera hecho.

Pronto habra Guerra y no dejara al Clan en verguenza... antes la muerte.

Los Hida se juntan en el patio y se preparan para marchar. En contra de lo que un samurái del interior del Imperio esperaría, su formación es impecable: los Cangrejo saben que hay un momento para la diversión, y uno para el deber. Y aunque saben que muchos no volverán a ese castillo, así es la vida cada día al lado de la Muralla, y están acostumbrados.

Como un solo hombre, se dirigen a encontrarse con el resto de fuerzas de los demás Clanes para oponerse a las Tierras Sombrías.