Partida Rol por web

 Al presenciar cómo Beatrix había hecho arder el cuerpo del kobold Adolamin despertó de golpe de su fantasía con Scarlett, como si alguien fuese despertado de golpe de un sueño.

 - No sé cuáles eran esos viejos hábitos ni me importa. Pero lo que está claro es que nadie puede saber nada de esto, no se sabe cómo podría reaccionar los de la aldea si descubren que hay algo que va matando criaturas libremente.

Adolamin se da cuenta de que está empezando a anochecer y se está empezando a dar tarde, también está preocupado por las tres chicas por si han llegado a salvo a la aldea.

 - ¿Queda algo mas que hacer? Creo que deberíamos irnos antes de que se haga totalmente de noche, puede volverse complicado volver a la aldea si cae totalmente la oscuridad sobre nosotros.

- Sí, creo que deberíamos irnos ya, aquí no hacemos nada y la noche se nos echa encima. – comentó Gaelan, el cual no dejaba de dar vueltas a lo que habían dicho Beatrix y May. Algo escondían y sin duda, se trataba de algo que seguramente los maravillaría o los horrorizaría, si no de que iban a estar ocultándolo. – Pero May, mientras que vamos hacia la aldea, responde, por favor, a la pregunta de Jaelle. A mí también me intriga eso de los viejos hábitos, ¿Qué es lo que ocurría antes?. – Sabía que la pregunta caería en saco roto y que seguramente Beatrix cortara la conversación de raíz, pero había que intentarlo.

Beatrix clavó esta vez su mirada en la druida, que pareció esquivarla y lamentarse de lo dicho.

-Nada, olvidadlo, olvidadlo. Teneis razón, chicos. Mejor nos ponemos en marcha. No es buena idea cruzar el bosque de noche. Supongo que no llevareis antorchas, ¿Verdad? ¿Beatrix?

La hechicera respondió entornando los ojos y pronunciando otra palabreja. Al instante, el bastón en el que se apoyaba, se iluminó como una antorcha.

Sin añadir nada más, una y otra se pusieron en marcha. Al cabo de media hora, a medio camino, todos escuchasteis el sonido de los aullidos de una manada de lobos en la distancia. Lejos, pero no demasiado, como si estuvieran dentro del valle. 

Veo la mirada que le dedica Beatrix a May y me sienta mal, como si tu no hubieses dicho o hecho nada equivocado en tu vida, estoy a punto de decirlo en voz alta pero sólo lo pienso. En respuesta a la pregunta de May, la hechicera enciende su bastón y nos ponemos en marcha.

Vamos andando rápido para llegar al pueblo lo antes posible cuando comenzamos a oír los aullidos de los lobos, todavía lejos pero mucho más cerca de lo que alguna vez los he escuchado. Mi mirada se desplaza inmediatamente a la druida para ver su reacción y al mismo tiempo que me acerco a ella, no estoy segura de si lo que busco es mi propia protección o si es con la intención de protegerla.

De repente un pensamiento cruza mi mente y lo pongo en palabras ¿Habrán llegado a la aldea las chicas?

El frio comenzaba a hacer mella en el joven mago que caminaba pensativo por todo lo acontecido. No entendía el cabreo de su mentora ni la falta de confianza de Beatrix y May en ellos para no explicarles que es lo que ocurrió antaño. Aunque bueno, el día no había sido tan malo finalmente, había podido hablar con ella…

Espero que no falte mucho… Pensaba para sí mientras se tapaba lo poco que podía del torso con sus brazos. Aunque ya notaba el frio, el aullido de los lobos algo heló sus huesos. Se mantuvo un instante quieto para intentar ubicarlos, aunque continuó en nada con el resto del grupo, no quería quedarse solo. – Están cerca, demasiado cerca diría yo. - Observó al resto esperando que también lo hubieran oído y no fuera el solo y, tras las palabras de Jaelle, comenzó a ponerse nervioso. Las chicas!! Espero que hayan llegado ya!! Si, seguro que si, la aldea no esta tan lejos…– Si, seguro que están bien, ya deberían haber llegado. - Intentó auto convencerse, pero no le tranquilizaba. – Ummm, ¿falta mucho?. –Aunque había recorrido este camino cientos de veces, con todo lo acontecido se encontraba bastante confuso.

 Ya se había hecho de noche y todos estaban caminando por el bosque camino a la aldea. - Espero que las chicas ya hayan llegado a casa y estén bien - De repente se empiezan a escuchar aullidos de lobos al principio Adolamin no le dio importancia, estaban algo lejos  y no iban a atacarles, pero pronto Jaelle pronunció unas palabras que provocarían que el joven bardo entrase en pánico. "¿Habrán llegado a la aldea las chicas?". 

- ¿Las chicas salieron a tiempo, no? ¿No se habrán entretenido por nada, verdad? ¿Scarlett seguramente ya estará en casa poniéndose ropas secas, cierto? - Cada palabra que Adolamin pronunciaba dejaba entrever que cada vez estaba mas nervioso por esos pensamientos, hasta que no pudo soportarlo mas y salió corriendo en busca de las chicas.

 - VOY EN SU BUSCA, LUEGO NOS VEMOS SI TODO HA IDO BIEN - Grito el joven cuando ya estaba a unos diez metros de distancia del grupo.

- Espera Ado!!! No es seguro que vayas sólo!!! – Gritó a su compañero mientras salía corriendo tras él. ¿Por qué te haces el valiente ahora Gaelan?... Anda que… Pensó para si mientras corría tras el bardo. Las chicas deberían haber llegado ya a casa, pero era mejor asegurarse. – Vamos. – Comentó ya al llegar junto a Adolamin.

La cabeza de May se levantó en cuanto escuchó el aullido. Parecía preocupada. Cuando Adolamin echo a andar hacia adelante, ella se movio tambien pero con la facilidad del que camina por un prado de cesped, pese a que se movia entre arboles y arbustos y le cortó el paso en cuestion de segundos.

-Callad. Tenemos que ser silenciosos e ir directos al pueblo. A las chicas no les habrá pasado nada. Suenan hambrientos.

Después de mi pregunta tanto Gaelan como Adolamin comienzan a intranquilizarse y de repente Ado sale corriendo en su busca, acto seguido Gaelan le sigue, no sé si acompañarlos no vaya a ser que tengan algún problema o dejarlos solos y que se hagan los héroes. Mi dilema queda en el aire cuando May, sin que apenas me haya dado cuenta de su movimiento, se interpone delante del bardo y nos insta a callar.

Tan sorprendida quedo, que no miro dónde pongo los pies y me tropiezo con una raiz que sobresalía en el camino, por suerte mis reflejos me salvan de dar con mis huesos en el suelo y doy una voltereta, apoyándome con las manos en el suelo. Cuando acabo me quedo en cuclillas, con el corazón golpeándome el pecho con fuerza y la respiración agitada, un rubor intenso me sube por las mejillas y no oso levantar la vista. ¿Se podría hacer más el ridículo? me recrimino mentalmente mientras espero.

 Hago caso de May y me paro en seco. Decido seguirla y hacer lo que dice para dirigirnos al pueblo, pero no sin antes reprocharle algo.

 - Si les pasa algo a las chicas no te lo perdonaré jamás, May.

La aparición de May justo delante de ellos sorprendió al joven mago, que se detuvo en seco. Quizás la druida tuviera razón, y las chicas ya hubieran llegado al pueblo, así que hizo lo que se le ordenó, calló e intentó avanzar lo más sigiloso que era capaz.

Os movisteis con todo el silencio posible hasta que Jaelle tropezó y cayó en el zarzal más grande que ninguno hubierais visto nunca. Afortunadamente para ella, salio sin grandes daños gracias al tirabuzón que hizo para evitar caer dentro de él. Aún así, se llevó unos cuantos arañazos y no pudo reprimir un grito que hendió el velo silencioso de la noche.

Hasta las lechuzas que habían estado ululando hasta entonces se quedaron calladas. Un prolongado silencio se adueño del cielo del bosque en plena noche.

Entonces escuchasteis el primer aullido. Y después de aquel primero fueron llegando más, cada vez más cerca. Vuestros corazones se aceleraron mientras la druida y la hechicera se apresuraban a azuzaros para que corrierais.

Así lo hicisteis, saltando entre arbustos, meandros de río y evitando troncos de árbol. Sin embargo, por rápido que avanzarais solo teniais dos piernas y los lobos pronto encontraron el rastro de sangre dejado por Jaelle. En cuestión de quince minutos pudisteis ver los primeros ojos brillando entre la maleza mientras corriais.

La druida May entonces os hizo deteneros y os dijo:

-Estamos a solo unos Kilómetros de la aldea. Quince minutos si seguís corriendo. Echad a correr y no os detengais, aseguraos de dejar siempre aquella estrella a vuestra derecha -dijo. Beatrix y yo nos ocuparemos de los lobos. Vosotros corred y avisad a la gente del pueblo. Nos veremos allí, os lo prometo.

A continuación pronunció una spalabras y realizó unos gestos y una gran sección del bosque pareció crecer increiblemente, obstruyendo así el paso de cualquier criatura que quisiese cruzarlo. 

El último grito fue de Beatrix, que habló mientras en sus manos aparecían sendas esferas de fuego que giraban lentamente, iluminando su perfil de halcón.

-Corre, Gaelan! Corred todos!!!

Pero... intento hablar, decir algo que pueda hacer que me quede a ayudarlas, esto ha sido por mi culpa, ese pensamiento me impide cualquier otro pero cuando veo a las dos mujeres en acción, me doy cuenta que si me quedase sólo estorbaría.

Asiento con la cabeza, aunque ninguna de ellas puede verme ya, y mirando que la estrella que ha señalado la druida quede a mi derecha, comienzo a correr hacia el pueblo para avisar del peligro. Vamos chicos!

 Al ver como las dos mujeres se plantaban y nos decía que corriéramos decidí hacerles caso y darme a la fuga del lugar hacia la aldea. Si ellas dos no podían contra los lobos poco podríamos hacer nosotros por muchos que fuéramos, no seríamos mas que un estorbo.

 Durante mi carrera lo único que podía pensar era en llegar a la aldea para comprobar si Scarlett se encontraba segura y en buen estado, no miré hacia ninguna parte que no fuera a mi derecha, para comprobar que la estrella que me indicaron estaba ahí y el camino que seguía era el correcto hasta la aldea. No sabía si mis compañeros me seguían o no, mi única preocupación en aquel momento era comprobar que Scarlett estuviera bien.

El miedo comenzó a inundar el cuerpo del joven mago. Nunca se había tenido que enfrentar a una situación de este tipo y no sabía cómo reaccionar. Se quedó totalmente petrificado al ver los luminosos ojos de los lobos. Pero pronto, la voz de May y sobre todo la de Beatrix, lo sacaron de su ensimismamiento. ¿Correr, y dejarlas aquí?... Pensó para si. No le agradaba la idea de salir corriendo, pero bien es cierto que estorbarían más que apoyar. Sabia de las artes mágicas de su mentora y seguramente podría arreglárselas sin problema.

Al ver y escuchar como Jaelle y Ado comenzaban a correr, Gaelan comenzó a correr también junto a ellos en dirección al pueblo.

Los 4 amigos corrieron por el bosque en mitad de la oscuridad. Corrían con la cabeza repleta de pensamientos que se agolpaban uno tras otro; Scarlett, Beatrix, el silencioso Brynn, la aldea, el kobold muerto... 

Corrieron y corrieron con el sonido de las palabaras de Beatrix resonando aún en sus cerebros. Llevaban ya una buena distancia recorrida cuando, justo cuando pensaban que lo iban a conseguir, dos famélicos y escuálidos lobos salieron a su paso. Cada uno desde uno de los lados de la senda que recorrían los chicos, cortándoles el paso justo frente a Adolamin, que era el que corría con más desesperación.

Corría el ultimo del grupo, cosa que era normal dada su escasa actividad física, y se detuvo al ver a los lobos. – Chicos!! Cuidado!! Lobos!!. – Alcanzó a decir. Observó los alrededores rápidamente, pero vio que si intentaban huir serian presa fácil para aquellos animales hambrientos. – No hagáis movimientos muy bruscos y decidme si alguno de vosotros tiene una antorcha o algo con lo que poder hacer fuego. Cualquier animal teme al fuego. – Intentó mantener la calma lo mejor que pudo mientras ordenaba su cabeza, quizás tuviera un as en la manga si aquellas criaturas intentaban atacar.

¿Cómo les estará yendo a May y a Beatrix?, mientras corro mi mente no para de volver una y otra vez a la escena que hemos dejado atrás. Parecía que venían muchos lobos y sólo son dos, muy capacitadas pero sólo dos... Hasta el mejor puede caer si se ve muy superado en número. La rabia me inunda, por no ser lo suficientemente fuerte y haber tenido que huir, y porque ha sido por mi culpa que nos han descubierto y seguido tan rápido.

En mitad de la carrera, con el corazón golpeando con fuerza por el esfuerzo, veo aparecer dos lobos al frente con la intención de cortarnos el paso, un destello de ira me atraviesa y las aletas de mi nariz se abren y se cierran por la agitación, me detengo antes de estar demasiado cerca de ellos y con un solo movimiento descuelgo el arco y pongo una flecha apuntando al más cercano.

Oigo como Gaelan nos advierte de ellos y de no hacer movimientos bruscos, al mismo tiempo que demanda algo para hacer fuego. En la bolsa, digo ladeando ligeramente la cabeza a la vez que apunto al objetivo, cojo aire y disparo la flecha mientras lo suelto lentamente.

 Me paro en seco al ver que los dos lobos nos habían alcanzado y se encontraban frente a mí, ya no me quedaba mas remedio que luchar, la huida estaba totalmente cortada y la única posibilidad de sobrevivir estaba en luchar.

 Lo único que podía hacer en aquel momento era darme prisa junto a mis compañeros para derrotar a los lobos y volver a la aldea para comprobar que Scarlett y las demás chicas se encontraban bien, de May y Beatrix no debía preocuparme ellas eran lo suficientemente fuertes como para enfrentar a los lobos y salir victoriosas sin ninguna herida de gravedad.

 - Preparaos, lo único que podemos hacer ahora mismo es pelear contra estos lobos para continuar.

 Saco mi arco y preparo las flechas para empezar el combate, sin quitarle el ojo de encima a ninguno de los dos y estar preparado para sus posibles ataques.