Partida Rol por web

El lobo más rápido y más hambriento dió un paso hacia Adolamin. Era pequeño pero la fiereza de sus ojos reflejaba un estado excepcional de desesperación. Abrió sus mandíbulas y saltó hacia el bardo. Adolamin, hinchado de amor y preocupación por su nueva amada, no lo vió venir y sólo pudo ver como el animal cerraba su mordisco sobre su muslo izquierdo con fuerza. Al instante sintió como los dientes del animal desgarraban su carne y notó la sangre manar de la herida. Un mareo le sobrevino por el trauma del dolor...

La suerte que tuvo fue que el cuerpo del primer lobo se intepuso en el salto del segundo, que intentó atacarle también pero tropezó con su compañero.

¿Cómo les estará yendo a May y a Beatrix?, mientras corro mi mente no para de volver una y otra vez a la escena que hemos dejado atrás. Parecía que venían muchos lobos y sólo son dos, muy capacitadas pero sólo dos... Hasta el mejor puede caer si se ve muy superado en número. La rabia me inunda, por no ser lo suficientemente fuerte y haber tenido que huir, y porque ha sido por mi culpa que nos han descubierto y seguido tan rápido.

En mitad de la carrera, con el corazón golpeando con fuerza por el esfuerzo, veo aparecer dos lobos al frente con la intención de cortarnos el paso, un destello de ira me atraviesa y las aletas de mi nariz se abren y se cierran por la agitación. Oigo como Gaelan nos advierte de ellos y de no hacer movimientos bruscos, al mismo tiempo que demanda algo para hacer fuego.

Me detengo antes de estar demasiado cerca de ellos y veo como uno se abalanza sobre Adolamin y le muerde en la pierna, el otro tropieza y cae, con un solo movimiento descuelgo el arco y pongo una flecha apuntando al que ha mordido a Ado. En la bolsa, digo contestando a Gaelan y ladeando ligeramente la cabeza a la vez que apunto al objetivo, cojo aire y disparo la flecha mientras lo suelto lentamente.

Adolamin siente como una niebla rojiza tiñe su visión y, antes de darse cuenta, nota como su rodilla toca el suelo. Todo parece moverse a cámara lenta para el bardo...(aturdido)

Jaelle, por su parte,  carga una flecha y dispara casi sin pensar, siguiendo un patron tantas veces ensayado que funciona como un gesto reflejo, casi involuntario. La soltura de sus movimientos se traduce en un flechazo que atraviesa el cráneo del lobo 2 de parte a parte, entrando por la frente y saliendo por el cogote.

Uno menos.

- No!. – exclamó el joven mago al ver como el lobo desgarraba el muslo de su amigo Ado. Gaelan no estaba preparado para este tipo de situaciones y notaba como sus manos comenzaban a sudar. Sufrió la tentación de echar a correr en dirección contraria, pero eso sería abandonar a sus amigos de toda la vida así que, apretó los puños, y sacó de su cabeza esa imagen.

Repasó en milésimas de segundo todas las explicaciones de Beatrix hasta que algo pareció iluminarse en su cabeza. A la par que Jaelle colocaba una flecha en su arco, Gaelan comenzó a recitar unas extrañas palabras. – Ocigam Litceyorp!!! . – Sus mágicas palabras resonaron en el silencio del bosque mientras que un fulgor azulado inundaba las manos del mago. Justo cuando la flecha de la elfa impactaba sobre el cráneo de uno de los lobos, un extraño proyectil surgió de sus manos en dirección al lobo que aun quedaba en pie.

En extraño dardo de luz violeta surge de la mano de Gaelan y vuela con trayectoria errática hasta incrustarse en el pecho del lobo restante. El animal gime, confuso, y se tambalea pero no llega a caer.

Por su parte, Brynn, preocupado al ver al lobo morder a su amigo, avanza y lo adelanta, embistiendo al animal con su arma. Lamentablemente, Brynn se ve obstaculizado por el cadáver del otro lobo y no conisgue acertar con su estocada. el animal se vuelve hacia un lado y ve como el brazo de Brynn pasa por delante de sus mandíbulas, lo que aprovecha para intentar arrancarle la extremidad al humano de un mordisco. Sin embargo, Brynn lo ve venir y vuelve a retirar el brazo los suficientemente rápido para que los dientes solo alcancen aire.

Lobo2
Lobo1
Jaelle
Ado
Brynn
Gaelan

Veo como el lobo que atacaba a Adolamin cae muerto, él ha hincado una rodilla al suelo, enseguida cogo otra flecha y busco al siguiente objetivo, oigo a Gaelan murmurar lo que supongo es un conjuro y veo como un dardo de luz azulada impacta en el animal haciendo que se tambalee.

De repente Brynn entra en acción y ambos comienzan a intentar herir al otro, no espero más y disparo el proyectil hacia el lobo para acabar cuanto antes, esa herida tiene mala pinta.

La flecha de Jaelle trata de acertar al lobo pero el movimiento entre él y Brynn hacen que su proyectil salga desviado por encima de ambos. Jaelle se lamenta. ¿Quizás haya sido su subconsciente, que no quiere herir a Brynn por accidente?

  El dolor tan intenso que soporto en mi pierna, ya liberada, me llega a estar a punto de desmayarme, pero intento soportarlo para poder intentar atacar al lobo restante, con tanta suerte que al apuntar con el arco acabo golpeándome con uno de sus extremos en la herida, dejándome totalmente anulado para hacer nada debido a la terrible sensación de dolor.

  Un tremendo quejido sale por mi boca por culpa de mi gesto. - Sólo espero que no lo hayan escuchado los demás lobos...

A pesar de su conjuro y de los ataques de sus compañeros, uno de los lobos aun permanecía en pie, así que se dirigió hacia Jaelle y comenzó a rebuscar en su mochila para sacar una de las antorchas y el yesquero para, posteriormente, encender la antorcha y así intentar hacer huir al lobo. – Te quito una antorcha ¿vale?, a ver si esto funciona. -

Brynn vuelve al ataque. Esta vez golpea cruzado y alcanza el lomo del animal pero su espeso pelaje frena el golpe y escapa indemne. Por su parte, el lobo se revuelve contra Brynn y esta vez su mordisco se lleva un reguero de sangre detrás cuando desgarra el brazo del guerrero (-4PG)

Veo como Adolamin intenta disparar al lobo pero no logra tensar bien el arco y se golpea, Ado! se me escapa al oir su quejido y rápidamente saco otra flecha. Sí, contesto a las palabras de Gaelan, y oigo como se pone a encender la antorcha, por su parte Brynn vuelve a la carga pero el lobo lo rehuye de nuevo y le acierta con un mordisco que deja una fea mancha de sangre. 

Maldición! digo viendo como estamos quedando y disparo una nueva flecha rezando a los dioses por que alcance su objetivo.

La flecha de Jaelle también falla. Parece que el miedo esta pesando mas que el entrenamiento en los corazones de los chicos...

 Tras recuperarme un poco del aturdimiento causado por el dolor de mi golpe con mi propio arco, intento luchar de nuevo por mi vida y acabar con aquel lobo antes de que me atacase y me hiriera mas de lo que estaba aún.

Torturado por un dolor atroz pero espoleado por las ganas de vivir y de volver a ver a Scarlett, Adolamin, se arroja sobre el lobo, derribandolo y rodando sobre el. Croquetean por el suelo en un sin fin de gruñidos, gritos y violencia hasta que Adolamin rueda a un lado y todos podeis ver su espada clavada en el lomo de la bestia, que descansa sobre su estomago, inerte.

 Adolorido por la herida abierta en mi pierna intento ponerme en pie, pero me es muy costoso y no puedo conseguirlo, no puedo mover la pierna y la sensación de sufrimiento me tiene totalmente paralizado. Me encuentro sudando y temblando por el dolor y el susto de la mordida que me he llevado.

  - Chicos... cre... creo que voy a necesitar ayuda para moverme. - Digo tras caerme de bruces al suelo.

Por fin consiguió prender la antorcha para ver como Ado acababa con el lobo ensartándolo con su espada y devolviendo la calma al lugar. Acudió rápidamente al auxilio del bardo para levantarlo del suelo. – Vamos amigo, no es momento de echarse una siesta. – No era momento de bromas, pero era la única forma que se le ocurrió para mantener despierto a su amigo. Dio la antorcha a Jaelle para dejarse ambas manos libres e hizo gesto a Brynn para que lo ayudara. – Vamos, échame una mano Brynn, tenemos que llegar al pueblo, estamos ya casi allí. – echó uno de los brazos del bardo sobre su hombro para ayudarle a caminar. - Jaelle, corre en busca de ayuda al pueblo, así ganaremos tiempo. -

Cuando Gaelan se acercó a Adolamin se dio cuenta de que sus heridas no eran tan graves. Cojearía pero podía andar. Entre todos ayudaron al bardo a llegar a la seguridad de la aldea y pronto estuvieron a la altura de las primeras casas.