Habia alzado la pluma cuando estaba a punto de escribir cuando unos golpes irrumpieron en la tranquilidad de la noche.
- Un momento! Exclamo al emisario, guardo su papel y pluma. Se levanto del escritorio y con un porte noble se dirijio a la puerta. La abrio mirando a los ojos al visitante.
- Por favor, adelante... que clase de persona seria si no aceptara una visita de alguien como usted. Camino junto a el por el camarote, que muy espacioso no era y se sento en una silla.
- Tome asiento, emisario. Lo escucho
Creo que he escuchado todo lo que precisaba, y he visto más de lo que quisiera. Empiezo a hacerme una idea de la clase de gente que me rodea, e imagino que será similar a partir de ahora. Somos la gente a quienes atraen las Cruzadas, la gente quelibrará la guerra, los que se beneficiarán o se hundirán por tal empresa.
En silencio, enfilo el camino de regreso a mi camarote, para tranquilizar a mi escudero y descansar hasta nuestra llegada.
Attilio aparece detrás de la puerta y con exquisitos modales entra en tu camarote y siguiendo tus ordenes se sienta pero no antes de que lo hicieras tu.
- Bueno caballero, he notado en la cubierta que no os conocíais y que has permanecido a la retaguardia en segundo plano. No se si es la Cruzada lo que buscáis en Venecia o si por contrario son otros los motivos por los que viajas allí. Debería informarle de que asistir al Concilio es una buena opción, allí coincidirán distinguidos caballeros que con algo de conciencia podrían guiar tu propósito sea cual sea el que seguís.
Después de hablar se acomoda en la silla de madera y espera algún tipo de contestación por tu parte.
Escucho con atencion lo que aquel hombre tenia para decir mientras pensaba lo que contestaria.
- No hable, solo pq no lo considere necesario... se veian muy ocupados hablando y gritandose entre si... simplemente no es lo mio. en todo caso, hablare con ellos cuando yo lo crea necesario. Ahora en cuanto a su sugerencia creo que la aceptare... me parece muy interesante. Nunca hay suficiente gente a quien acudir cuando uno necesita ayuda - Termino con una sonrisa... que seguramente ocultaba algo
- Ahora tengo una pregunta para usted... por que me lo dice solamente a mi?
Attilio se acomoda en el asiento con una sonrisa picaresca que fluye de su boca.
Señor, ha sido usted un caballero digno de mis palabras, de refinados modales y no le gusta el escandalo público a diferencia los demás.
Si hay alguien que me trata de buenas maneras hallara en mi mas que de forma contraria. Así de simple. Soy un simple emisario del Príncipe, me limito a cumplir ordenes.
Poniéndose de pie se despide
Ahora he de partir, mi acometido me espera y he de volver a la mar.
Attilio se gira y camina hacia la puerta, antes de llegar se gira y añade...
Le pediría a vos un favor. Cuando lleguen a puerto les enviare a un emisario que les recoja les oriente y les guie hacia el Concilio. Ese emisario sera la señorita Anna Sgorinna. La próxima noche estaréis desembarcando en Venecia y me gustaría que te encargues de mantener juntos a todos los cainitas de este barco hasta que llegue el emisario. No me gustaría que llegara a oídos del Príncipe que un grupo de cainitas recién llegados están dando problemas en la ciudad.
Attilio le tiende la mano firmemente para estrechársela
Muchas gracias y suerte en su propósito sea cual sea.
Antes de comenzar con el primer acto...
que querías hacer con tu criado medio día antes de llegar?
Dímelo y ya sabrás lo que sucede cuando empecemos el primer acto. Si quieres aqui mismo en privado narra tu conversación con el. Y me dejas algunas notas si son necesarias.
Levantandose el tambien en muestra de respeto, lo acompaño a la puerta, y le dio la mano para estrecharsela mientras oia lo que tenia para decirle.
- Asi sera... un gusto haber tenido esta conversacion, aunque un poco escueta... espero poder volver a hablar con vos... Un gusto. Una ultima acotacion, si me permite... Esta Anna Sgorinna, se dara a conocer o tendra alguna caracteristica en especial para que la podamos reconocer?
Una vez que Atilio se retiro, comienza nuevamente a escribir en sus notas de viaje
Attilio contesta la cuestión del caballero y acto seguido se marcha por los pasillos del barco.
- No os preocupéis, ella estará informada del barco en el que viajáis y no tendrá ningún tipo de problemas en encontraros. Ella se dara a conocer. Ha sido un placer caballero. Hasta la vista.
Terminada la charla, se quedo en su camarote meditando cual seria su proximo paso...
Bien, uno menos por convencer... ahora debere de hacerme del control de los demas vastagos en este barco, no sera facil, pero debo de ingeniarmelas para conseguir su apoyo... ese con la mandolina parece ser el mas dificil, sabe lo que quiere y no es tan facilmente manipulable con el miedo, o respeto... lo poco que vi en esta noche ha sido de gran ayuda, eso me ha dejado saber mas o menos como piensa cada uno.
Dio un suspiro muy profundo. - Bien, creo que es todo cuestion de tiempo.
-Bertrand, soy yo..-digo mientras entro en el camarote que guarda mi amigo.-No ha habido ninguna incidencia ¿verdad?.-Oremos el tiempo que nos queda.
Al tiempo que digo esto le conmino con gestos que realmente vigile mientras yo escribo unas órdenes para él, no quiero arriesgarme a que alguien este escuchando y me oiga.
“Bertrand, estamos rodeados de otros vampiros en este barco, y cuando lleguemos a Italia también lo estaremos, parece que los Lasombra dominan la situación, y no dudan de hacer uso de sus poderes vampíricos abiertamente. Necesito que llegues antes que nosotros a Venecia y realices alguna tarea, con mucho cuidado. Primero deberás comprobar si tenemos todo el dinero disponible en los bancos venecianos, nos será necesario para la tarea que tenemos que cumplir, y posteriormente me gustaría que investigases las concentraciones de tropas y sobre todo quien las dirige, para tener una cierta noción en el consejo de quien tiene mas poder militar. Ya sabes que no debes dejarte engañar por las apariencias, y si te encuentras con algún vampiro veneciano trata de no mirarle a los ojos…”