Arkantos parpadeó sorprendido a las runas que despresurizarían el casco, en ningún momento se esperó estar de vuelta en su mundo natal, guardadas ya las armas y el casco colgado de un arnés, dedicó los siguientes momentos a pasear la vista por aquellas piedras que había llegado a conocer como su mano en la época que había pasado como neófito realizando aquellos mismos ritos.
Tratando de no interferir en los distintos preparativos, se encamina hacia donde sabía que le llevaría al exterior de aquella sala.
-Sagrado Emperador, ¿Como he vuelto aquí?
- No lo sé hermano. - respondo al observar la ladera junto a la Gran Fortaleza de los Lobos Espaciales en Fenris. Aunque me resulta difícil de creer todo parece Real.
- Permanezcamos atentos. - añado mientras avanzo con el arma presta para ser disparada.