Partida Rol por web

Tras haber limpiado el puerto, os encamináis hacia el cercano bosque, en el que os han dicho que las arañas impiden la entrada de cazadores y leñadores.

Largas telas de araña cuelgan de las ra­mas más altas hasta donde se pierde la vista. Además, se escuchan movimientos entre las copas de los árboles y bultos sospechosos se encuentran adheridos a las telas de araña y algunos troncos. Están completamente cubiertos de tela­rañas con lo que sin duda debe tratarse de presas atrapadas por las pegajosas telas.

En los bultos podéis ver huesos y criaturas agonizantes, como aves, zorros y otros roedores, así como tam­bién en alguna rara ocasión, los restos de cazadores, leñadores y guardabosques. (Si tratáis de registrar alguno de estos cuerpos envueltos en tela de araña, tirar 1 d6)

En uno de los bultos envueltos en tela de araña encontráis a un caza­dor que ha caído presa de las arañas recientemente. Se llama Pip y es un trampero, al salvarlo, os regala una po­ción de curación (cura 2d4 + CON) que tenía. Además, os indica dónde se encuentran los distintos vados del río, os dice que el bosque es muy peligroso, y además os avisa de los peligros de las algas del lago, en el que hay unas algas que podrían acabar con vuestras vidas.

Vuestro turno.

- No me gustan las arañas... no me gustan las arañas... no me gustan las arañas... - murmuraba el mediano con voz cada vez histérica al adentrarse en el bosque. No obstante, su curiosidad se sobrepuso a su miedo y se puso a registrar los cuerpos que estaban atrapados por las pegajosas telarañas.

Tanto y tanto rebuscó que no se dio cuenta de que cada vez más y más fibras de telaraña se iban adhiriendo a su cuerpo hasta que finalmente no puedo moverse.

- ¡Quitadmelas! ¡Quitadmelas! ¡Quitadmelas! - gritó desesperadamente - ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Odio a las condenadas arañas....!

—Si no digo que sea mala idea, simplemente me pareció que esa ruta implica dejar el puerto con poca protección mientras vamos a por las arañas —dijo la pelirroja tras escuchar a Brom, esto mientras avanzaban en dirección al mentado puerto. —Pero también es cierto que yo no he participado en muchos trabajos como este, quizás no esté considerando algo… —agregó sincera, al fin y al cabo desde que salió de su pueblo la mayor parte de su tiempo la había pasado sola en el camino o en el templo con sus compañeros de la Orden. Al final dado que el resto de grupo pareció tomar las palabras del enano con normalidad así también lo hizo Madelina.

—De todas formas tenga cuidado, señor Tandas, que es mejor esquivar o defenderse de mil heridas que encajarlas… hasta los milagros tienen sus límites —más tarde respondió seria al guerrero, con un peculiar tono de reproche en su voz pero también preocupación en sus ojos que no intentó esconder. Solo tras eso dio unos cuantos pasos hacia atrás sin hacer mención a los halagos ajenos. Ella no podía entregarse a esos juegos —¿Señor Magni, señor Brom, ustedes están bien? — como bien lo dejó claro el hecho de que el arquero no fue el único en recibir daño. Por suerte los enanos parecían tan resistentes como Tandas, quizás hasta más debido a sus complexiones. Llegado el momento de continuar la hermana sanadora prefirió aguardar a que el resto se pronunciara y en base a ello seguir al grupo.

Ya en el bosque Madelina fue invadida por una serie de escalofríos al ver las telarañas colgando de todos lados. Una cosa era escuchar sobre ello, pero verlo en directo resultaba muy distinto. Sin duda su fe sería puesta a prueba allí.

Gracias a lo anterior ni siquiera se acercó a los cuerpos envueltos como sí hizo Lyson pese a su miedo confeso y quizás algún otro valiente o ambicioso, en su lugar a religiosa cerró los ojos y dedicó una serie de oraciones a los que ya estaban más allá de las posibilidades de ser salvados por sus milagros, así como a los que llevaban tiempo de haber fallecido. En esa situación, pensó, lo mejor era una muerte rápida e indolora.

De pronto el pedido de ayuda del mediano la puso alerta, tanto que por fijarse en el bribón no se dio cuenta cuando comenzó a quedar atrapada también. —¡No! ¡Alguien libere al señor Lydon, por favor! —entonces gritó con un ligero aire de desesperación para luego agitar su pesada maza y arrancar la pegajosa sustancia de su propio ser.

Si nadie más podía o quería responder al menos ella podría ir en auxilio de su compañero…

Se quedo bastante estupefacto al ver aquel bosque con aquellas enormes telarañas repletas de presas, sin duda ese bosque nunca había sido asi, quizas porque fue criado por elfos, sentía el dolor y el grito de aquel bosque, entendía que las gentes del pueblo no quisiesen entrar alli ¿de donde habían salido tantas arañas? Los gritos de auxilio del mediano lo sacaron de sus pensamientos.

Saco una de las dos dagas de sus botas y fue cortando las telas de araña  -¡¡Aguanta pequeño ya voy!! - viendo lo nervioso que estaba el mediano temio cortarle con la daga -Deja de moverte, esa mania tuya de satisfacer tu curiosidad.... - sabia exactamente cual era el punto flaco de Lydon y lo conocía y aceptaba, incluso le hacia gracia, pero justo en ese momento, no era lo mas adecuado. 

Magni agradeció el ofrecimiento de Madelina de revisar sus heridas hechas por la trampa orca, pero el señor enano consideró que lo mejor era que guardara sus dones para momentos más críticos. Bajo las minas recibía más daño y aun así terminaba sus duras jornadas sin mostrar ningún tipo de molestia.

Encaminados al dominio de las multiojos se encontraron que el bosque estaba infestado. No solo corrían peligro las personas de Farton sino que toda forma de vida del bosque estaba siendo afectada, el equilibrio vital estaba siendo trastocado de manera severa. El joven y barbudo Partepiedras sintió cierto alivio ya que por lo menos lograron rescatar a un pobre lugareño que permanecía capturado en uno de los nidos de araña que tapizaban el lugar con un blanco mortecino.

El enano es lo suficientemente fuerte para que los hilos pegajosos lo detengan y continua buscando entre los bultos por si algún otro habitante de Farton se encuentra prisonero.

—Tengan cuidado —dice mientras ve como Tandas auxilia al inquieto mediano que no ha logrado salvar las telas de araña—. No tardan en aparecer las dueñas de este lugar.

Avanzamos hasta llegar al bosque, donde había cientos de telas de araña por doquier. Liberamos a un cazador, que nos lo agradeció con una pócima que llevaba y servía para curar heridas. ¡Fantástico! La necesitaríamos. Según avanzábamos se hacía más difícil pasar entre las telarañas, hasta que el pequeño mediano y yo, que iba en vanguardia, quedamos atrapados en ellas. Refunfuñé cabreado al no poder moverme, solo podía gruñir y gruñir.

-"¡Sacadme de aquí, maldita sea!" Grité.

Tras haber liberado al trampero, que os dio una poción de curación antes de irse muy agradecido. Registráis varios cuerpos encontrando 8 mo y 27 mp. Pero en el proceso Lyndon queda atrapado en las telarañas t el resto tienen que ayudarle, hasta que finalmente queda liberado. Lo mismo ocurre con el enano Brom un poco más tarde. Y todos sois conscientes del gran peligro a quedar atrapados que hay en este bosque. Una sola persona, lo podría pasar muy mal, o incluso morir, con gran facilidad, por suerte sois un numeroso grupo y eso os da cierta tranquilidad.

Pero como bien había dicho Magni, el estar manipulando telarañas, y liberando a compañeros, pronto atrajo a las dueñas del lugar. No paso demasiado tiempo, hasta que comenzasteis primero a escuchar y más tarde también a ver a las primeras arañas. Eran de gran tamaño, como un perro mediano. Y había muchas, pero los problemas tan solo habían comenzado, un rato más tarde pudisteis ver algunas arañas gigantes, os estaban rodeando. En ese momento visteis un claro en el bosque y hacia él os dirigisteis para tratar de defenderos de aquella amenaza.

Vuestro turno

—¡Las multipatas han llegado! —grita Magni mientras adiciona sugerencias a los que poseen arcos o ballestas— ¡Mantengan a raya a las más grandes con sus flechas, mientras que Brom y yo machacamos a las más pequeñas.

Eso dice el enano mientras embiste de con su martillo contra las dos primeras arañas que se encuentran de frente a su derecha, quedando entre ambas intenta dar a ambas un par de mazasos a cada una. 

El imprudente de Magni cargó contra la multitud de arañas, quedando separado del grupo. Se notaba que era un imberbe aún y no había sacado su narizón apenas de las minas. Me quedé donde estaba, escudo en alto y con el hacha preparado para atacar a la primera patilarga que se acercara a nosotros. Si dentro de un rato seguíamos con vida, iría en ayuda de Magni.

-"Concentrar los disparos y la magia en las arañas más pequeñas, ya que son más fáciles de matar. Así les quitaremos la ventaja por el número y podremos enfrentarnos a las más grandes entre todos. Disparar a las heridas para acabar con ellas cuanto antes. Cada una de ellas que caiga es un atacante menos que nos ataca." Grité furioso.

Llevaba muchos años combatiendo y sabía cómo sacar ventaja de cada situación, pero aquí estaba la cosa complicada. Si cada uno actuaba a su aire, no saldríamos de esta. ¡Ah! Si estuviera mi amigo Karel Drûm aquí, otro gallo cantaría...

El ambiente hasta ahora ominoso terminó de tomar forma de amenaza cuando salieron las responsables de las trampas pegajosas. La hora de luchar había llegado y ahora menos que nunca debían dudar.

Aun así Madelina se sorprendió cuando Magni corrió dispuesto a enfrentar a las arácnidas de forma tan directa, tanto que el consecuente impulso de la hermana sanadora fue avanzar también, decidida a no quedarse demasiado atrás para poder ayudar en caso de ser necesario. Solo se detuvo cuando vio que Brom mantuvo su posición.

—Yo no puedo luchar a distancia, los milagros que poseo sirven únicamente para ayudar y no para lastimar —reveló para que lo tuvieran en cuenta, de ese modo la magia a distancia quedaba a cargo únicamente de Timel al menos hasta donde Madelina sabía. —Si las arañas resultan venenosas yo puedo retrasar su ponzoña, y si se acercan… —tomó su maza y levantó el escudo —Yo también puedo aplastarlas —añadió con decisión, pues con eso quería dejar claro que no debían tomarla por débil en el aspecto físico y por tanto no hacía falta dividir la concentración de los guerreros entre luchar y protegerla. La Luz Divina estaba con ella.

- Muchas gracias -  respondió Lydon aliviado cuando sus compañeros le ayudaron a librarse de las pegajosas telas de araña que le habían atrapado. 

- Por cierto, alguna vez os he dicho cuanto odio... - las palabras se interrumpieron en su boca (por raro que pareciera) cuando vio llegar a los seres destinatarios de su odio. - Ohhhh mierda.... - logró balbucear.

Mientras el resto de su grupo se preparaba para enfrentarse a las arañas y comenzaron sus ataques, Lydon se intento escabullir entre los árboles que había a su izquierda para poder atacar a las arañas con su honda desde lejos intentando evitar tocar a las arañas...

Volvemos a repetir el asalto inicial, en esta ocasión podréis mover vuestros personajes en la Natilla.

Vuestro turno.

El ambiente hasta ahora ominoso terminó de tomar forma de amenaza cuando salieron las responsables de las trampas pegajosas. La hora de luchar había llegado y ahora menos que nunca debían dudar.

Aun así Madelina se sorprendió cuando Magni corrió dispuesto a enfrentar a las arácnidas de forma tan directa, tanto que el consecuente impulso de la hermana sanadora fue avanzar también, decidida a no quedarse demasiado atrás para poder ayudar en caso de ser necesario. Solo se detuvo cuando vio que Brom mantuvo su posición.

—Yo no puedo luchar a distancia, los milagros que poseo sirven únicamente para ayudar y no para lastimar —reveló para que lo tuvieran en cuenta, de ese modo la magia a distancia quedaba a cargo únicamente de Timel al menos hasta donde Madelina sabía. —Si las arañas resultan venenosas yo puedo retrasar su ponzoña, y si se acercan… —tomó su maza y levantó el escudo —Yo también puedo aplastarlas —añadió con decisión, pues con eso quería dejar claro que no debían tomarla por débil en el aspecto físico y por tanto no hacía falta dividir la concentración de los guerreros entre luchar y protegerla. La Luz Divina estaba con ella.

- Muchas gracias -  respondió Lydon aliviado cuando sus compañeros le ayudaron a librarse de las pegajosas telas de araña que le habían atrapado. 

- Por cierto, alguna vez os he dicho cuanto odio... - las palabras se interrumpieron en su boca (por raro que pareciera) cuando vio llegar a los seres destinatarios de su odio. - Ohhhh mierda.... - logró balbucear.

Mientras el resto de su grupo se preparaba para enfrentarse a las arañas y comenzaron sus ataques, Lydon se intento escabullir entre los árboles que había a su izquierda para poder atacar a las arañas con su honda desde lejos intentando evitar tocar a las arañas...

El imprudente de Magni cargó contra la multitud de arañas, quedando separado del grupo. Se notaba que era un imberbe aún y no había sacado su narizón apenas de las minas. Me quedé donde estaba, escudo en alto y con el hacha preparado para atacar a la primera patilarga que se acercara a nosotros. Si dentro de un rato seguíamos con vida, iría en ayuda de Magni.

-"Concentrar los disparos y la magia en las arañas más pequeñas, ya que son más fáciles de matar. Así les quitaremos la ventaja por el número y podremos enfrentarnos a las más grandes entre todos. Disparar a las heridas para acabar con ellas cuanto antes. Cada una de ellas que caiga es un atacante menos que nos ataca." Grité furioso.

Llevaba muchos años combatiendo y sabía cómo sacar ventaja de cada situación, pero aquí estaba la cosa complicada. Si cada uno actuaba a su aire, no saldríamos de esta. ¡Ah! Si estuviera mi amigo Karel Drûm aquí, otro gallo cantaría...

—¡Las multipatas han llegado! —grita Magni mientras adiciona sugerencias a los que poseen arcos o ballestas— ¡Mantengan a raya a las más grandes con sus flechas, mientras que Brom y yo machacamos a las más pequeñas.

Eso dice el enano mientras carga con su martillo en una mano y el escudo en otra contra las dos primeras arañas que se encuentran de frente a su derecha, quedando entre ambas intenta dar a la primera araña un golpe que sea fulminante.

Timel dió un paso adelante levantando las manos presta para seguir las instrucciones que soltaban los enanos, jajaja quien lo hubiera dicho un elfo siguiendo las órdenes de batalla de un enano.

Claro que Timel era un bicho raro, incluso dentro de los suyos, y la verdad si los enanos lograban coordinar una buena batalla pues ella gustosa seguiría sus indicaciones 

No obstante, las palabras de Madelina la detuvieron en seco.

-Oye que yo tampoco tengo mana ilimitado.

Soltó aunque sin referirse a nadie específicamente.

Prefirió ser algo más juiciosa y aguatar los hechizos hasta que fuera necesario, nunca se sabía cuando se iban a necesitar, y si a piedras, flechas o golpes de espada podrían acabar con  las patilargas pues mejor. Sobretodo porque aún estaban algo alejadas.

Así que la elfa después de pensarlo mejor sacó la honda y lanzó el proyectil en dirección a la araña que le quedaba enfrente para ver qué tanta resistencia ofrecían.(numero6 creo que una de las dos que Magni quiere impactar)