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La caída de Meeros

AMBIENTACIÓN

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18/08/2014, 11:11
Narrador

 

Meeros es una ciudad-estado bastante grande, con alrededor de 170.000 habitantes. Construida sobre una escabrosa península, está prácticamente rodeada por una muralla, excepto en su flanco sur, donde se une al mar. La parte meridional de la ciudad es la más antigua, y originariamente era una fortaleza defensiva construida sobre la cumbre del promontorio. A lo largo de tres siglos se ha ido expandiendo lentamente hasta llegar a su actual tamaño, extendiendo su muralla defensiva en diversas ocasiones para rechazar los ataques de numerosos invasores, tanto humanos como no.

La ciudad reconoce la existencia de numerosos dioses y un puñado de espíritus ancestrales. Su deidad patrón es Myceras, el dios de la guerra, el trueno y la protección. Se le representa bien como un toro o como un minotauro, y los habitantes de la ciudad comparten su adoración con los rebaños de minotauros cercanos. Sin embargo, no practican los mismos rituales de adoración y en ocasiones hay conflictos entre ellos.

Meeros está gobernada por la reina Herothos. Ha descansado en el trono durante dieciocho años y es muy amada por sus súbditos. En los últimos años, algunos han criticado abiertamente sus decisiones, en especial en la forma que ha tratado con los señores de la guerra badoshi, quienes cada vez son más atrevidos en sus expediciones sobre territorio meerico. Bajo la reina se encuentra el Senado, formado por treinta representantes electos que hablan en nombre del pueblo. Un grupo de seis senadores forman la Voz de la Reina, una institución que aconseja directamente a la reina. Son todos políticos leales, experimentados y de confianza, con muchos años de servicio a sus espaldas. La reina también tiene un consejo privado, formado por consejeros elegidos, miembros de las grandes familias y los sumos sacerdotes de cada uno de los grandes templos de la ciudad.

Meeros es un ajetreado puerto mercantil, que posee el mayor calado entre los de la región. Esto genera incontables riquezas, pues hasta ella acuden muchos mercaderes de todo el mundo conocido a comerciar. Los impuestos mercantiles son una importante fuente de ingresos y la ciudad se toma muy en serio cualquier amenaza externa que pueda afectar a su tráfico portuario.

La ciudad está protegida por la Guardia Urbana, estacionada dentro de sus muros y responsable directa de mantener la paz en su interior; y el Ejército, basado extramuros y encargado de proteger la ciudad como un todo. Cada hombre y mujer, al llegar a los 14 años, se espera que sirva bien en la Guardia o el Ejército por un mínimo de dos años. Se pueden comprar dispensas para evitarlo, pero la mayoría de la población prefiere servir. Otros se unen a ellos como soldados profesionales. Hay considerable rivalidad entre la Guardia y el Ejército, incluso si ambos son muy capaces y están bien entrenados.

 

Intramuros, la ciudad está dividida en barrios:

 

  • El Palacio: El área que rodea el complejo palaciego real.

 

  • El Templo: El área dominada por los principales templos de la ciudad.

 

  • El Senado: El área en torno al edificio del Senado.

 

  • El Puerto: La zona portuaria y los muelles que bordean el mar.

 

  • El Barrio Mercantil: Situado en la parte oriental de la ciudad, entre el puerto y la Puerta Norte. Es donde se encuentran los principales bazares y mercados de la ciudad.

 

  • Mansión: Donde viven los ciudadanos de mayor posición social y riquezas.

 

  • Metrópolis: Donde se alojan el resto de ciudadanos; hay distintas zonas, que van desde lo opulento a lo más degradado, como en cualquier otra ciudad.

 

El reciente terremoto creó un enorme caos a lo largo de todos los barrios de la ciudad. El barrio de los templos y Mansión fueron los más afectados, pero se produjeron daños en toda la ciudad y mucha gente murió o quedó herida. Enormes fisuras aún marcan donde la tierra fué forzada a rasgarse. Por todos lados se pueden ver edificios dañados, parcialmente derruidos o con grietas. Los rezos y ofrendas a Myceras se han cuadruplicado en los últimos días.

 

 


Las Lanzas Escarlatas.

Esta hermandad de guerreros de élite actúa como
unidad de guardaespaldas personales de la reina,
además de funcionar como una sección especializada de
la Guardia Urbana, que ejecuta las órdenes directas
de su majestad. Tienen suficiente autoridad como
para detener criminales y solo los guerreros de mayor
confianza de la reina se unen a sus filas.

 

Tras el terremoto, los Lanzas Escarlatas están muy
preocupados por la seguridad en palacio y la protección
de la reina. También han quedado muy consternados
por la aparente traición de Anathaym.