El sacerdote abrió mucho los ojos ante el plan propuesto por Dafne.

─Vaya un engaño habéis planeado─ comentó, mientras internamente sonreía viendo al pobre Pinicles─. La idea es buena siempre y cuando todos podamos interpretar nuestro papel de manera creíble─ echó una mirada evaluadora al soldado mientras hablaba─, pero decidme una cosa; una vez estemos cerca de Heirax con una escusa para deambular por allí, ¿qué planeáis hacer? si vamos como clientes desde luego que nos prestará atención, así que no sé cómo pensáis conseguir más información de la que él desee darnos.

Dópicas se echó a la boca tres uvas mientras mantenía silencio con gesto pensativo.

─Otro problema es que nuestras identidades no podrán disimularse. Yo soy sacerdote y Pinicles llevará testigos que lo conozcan; vos sois la única que podría ser anónima. Esto nos lleva a que podrían investigarnos o vigilarnos, y al igual que nuestra señora Kara nos ha seleccionado porque ha visto en nosotros las cualidades que nos hacen afines a ella, sus rivales y amigos de Misoginistes podrían llegar a las mismas conclusiones. Eso nos hace vulnerables en caso de que quisieramos exponernos con nuestras verdaderas identidades─ Dópicas calló un momento para que todos asimilaran sus palabras─. El plan es bueno, pero tiene sus riesgos─ concluyó.

Dafne sonrió al joven guerrero de forma cómplice: Que falta de autoestima tenía. Una joven cualquiera podría fijarse perfectamente en un hombre como él.

Dafne dudó momentáneamente ante las preguntas de Dópicas. Estaba claro que ese hombre era rápido. Tras pensarlo brevemente mientras Dópicas acababa de dar su punto de vista, Dafne contestó.

-Bueno, nunca dije que tuviese un plan perfecto. -dice excusándose- Y está claro que en una misión como ésta deberemos asumir riesgos, no creo que podamos hacer nada sin tener algún riesgo. De hecho, precisamente por vuestras identidades, lo mejor es unirnos con un motivo tan aparentemente inocuo como puede ser el amor entre dos jóvenes. Si Pinicles no se ve capaz de seducir a una joven, podría intentar seducirlo yo, pero entonces será más complicado y sospechoso. Después de todo, que un fornido guerrero seduzca a una joven no es algo demasiado extraño. Lo del señor Heirax. Bueno, de momento, como mínimo, estaremos cerca suyo. Podríamos mirar si tiene cuentas de las mercancías que ha usado en las últimas transacciones. Quizá-dijo algo dudosa.-... En todo caso si lo preferís, podemos ir a hablar con Barastes, el capitán.

No me mal interpretéis mi señora, vuestro plan es muy bueno, lo que pasa es que yo no soy la persona idónea para llevarlo a cabo,soy demasiado transparente no se mentir ni fingir, mi actuación daría al traste con el plan.

 EL color vuelve a un tono normal mientras recupera el dominio de si mismo tras la sorpresa y abrumamiento de la situación.

─No─ respondió bruscamente ante la propuesta final de Dafne─, el capitán Barastes no se va a mover de donde está. Sólo con que Pinicles haga de atolondrado y aturdido enamorado el plan puede salir bien. Sólo quería que todos tuvieramos claros los riesgos antes de exponernos.

El sacerdote se inclinó hacia atrás en el asiento, mirando a sus dos compañeros de misión para darles a entender que por su parte no hay más que hablar.

─Creo que tenemos un buen plan de acción inicial, por lo que ya podemos ir saliendo disimuladamente de aquí y ya nos veremos mañana o pasado para interpretar la pantomima que nos acerque a Heirax.

- Míralo de otro modo, te servirá para aprender a conquistar a una mujer. Además, no tienes nada que perder, ya sabes que todo va a ir bien.- sonrió a Pinicles.- Así, cuando realmente te decidas por una, no vacilarás tanto.- intentó relajarlo.

Dafne sentía un poco de lástima por el soldado. Muchos soldados tenían valor suficiente como para enfrentarse a la muerte a la cara, y sin embargo, les temblaba el pulso cuando debían hablar con mujeres. Gracias a los Dioses, ella había aprendido a usar esa inquietud de los hombres.

- Está bien, si os parece bien, debo buscar trabajo en la taberna.- comentó mientras se levantaba.- Señores, señora sacerdotisa- se despidió con una suave sonrisa e inclinación y empezó a caminar hacia la salida, tenía trabajo que hacer.

A Pinicles aquel plan le venía grande. El muchacho, diestro en las lides del combate y la supervivencia a extramuros, era patoso e inexperto en lo que al arte de la seducción se refería. Haciéndo de tripas corazón no le quedó más remedio que aceptar aquel plan tan extraño y sorprendente que había ideado Dafne. Cada uno hizo su parte: Dafne se valió de sus contactos en Los Ojos para conseguir con rapidez un puesto de tabernera en el Oro Feliz. Pinicles, más mal que bien interpretó su versión de "como seducir a una dama" y, al día siguiente ambos fueron al templo de Myceras donde Dópicas concluyó el plan bendiciendo una prenda para la futura pareja.

Con la excusa perfecta y el disfraz adecuado ya sólo queda ir a por Heirax. Es posible encontrarlo en el barrio mercantil de la ciudad. Proclama ser un tratante de sedas raras y valiosas, y en cierto sentido es verdad. Sus mejores habilidades, sin embargo, se centran en la capacidad de falsificar con precisión documentos y obras de arte*. Heirax tiene un don natural para replicar la caligrafía de otra persona y manufacturar pergaminos, notas, etc. que parezcan auténticos.

El barrio de los mercaderes sufrió solo daños superficiales durante el terremoto. Algunos edificios perdieron sus techumbres y los puestos de venta más raquíticos parecen simple leña, pero por lo demás el distrito no está mal. Heirax tiene una tienda, y sus alojamientos, justo en la esquina de un callejón llamado la Calle de los Afiladores, un lugar donde numerosos afiladores de espadas y amoladores ofertan sus negocios. El edificio es pequeño, pulcro, y la tienda da a la calle principal, mostrando las sedas y rollos de tela con los que Heirax negocia legítimamente.

─¡Bienvenidos! ¡espero poder ayudaros y que encontréis justo lo que buscáis! ─quien habla es Neura, la esposa de Heirax. Generalmente es ella quien atiende el negocio.

Dafne salió de casa de Abantes con mucho trabajo por hacer. Tras tirar de algunos hilos para poder entrar como tabernera en el Oro Feliz, recogió información de las verdaderas actividades de Heirax. Era mucho lo que se escuchaba de Heirax, y ya se estaba imaginando la implicación de éste en el plan de Misoginistes. La cuestión era que iban a directamente a comprar una tela, como podría entrar en el juego y descubrir algo?

Al día siguiente empezó a trabajar en el Oro Feliz. Fue un día duro, siempre lo era para cualquier joven que trabajase en una taberna. Despachando comida y bebida, se pasó gran parte del día. Sin embargo, en uno de los descansos en los que no había nadie dentro de la taberna, Dafne sale a la puerta a disfrutar un poco del sol de la tarde. Es entonces cuando escucha a una pareja discutir sobre un permiso que no le habían dado al chico. Eso era! Debía necesitar un permiso con el que entrar en juego con Heirax. Si sabía donde trabajaba, quizá fuese posible entrar, recoger, y salir bajo la sombra de la noche. Ahora el caso era qué permiso podrían llegar a necesitar un pareja recién conocida. O visto de otro modo, cómo podía engatusar al Heirax para que le llevase al lugar donde trabajaba realmente?

Dafne se quedó pensando un rato sin poder sacar nada en claro. Al final, no se le ocurrió nada y el trabajo demandaba sus pensamientos. El día por fin acabó sin ninguna idea, y aunque no le agradaba ir sin planes bien definidos, concluyó alguno antes de dormirse.

La mañana siguiente se aseó y se preparó. Vestida y retocada para causar buena impresión. Tras ver a Pinicles donde habían quedado y darle un beso en la mejilla a la vista de todos, le cogió del brazo y le sonrió. "Debemos apresurarnos" dijo haciendo alusión al sacerdote. Una vez llegaron al tempo, Dafne se quedó detrás, esperando a que los hombres hiciesen su papel. Tras esto, caminaron juntos hacia su objetivo.

Al llegar, Dafne se llevó una gran sorpresa al encontrar a la mujer en vez de a Heirax, al principio su mente trabajaba, buscando una solución a esa catástrofe, pero pronto observó la gran ayuda que le podía ser aquella mujer. Así, tras el saludo de la mujer, Dafne le sonrió:

- Buenos días! He escuchado que aquí se venden las mejores telas de la ciudad. - Dafne esperó unos segundos para que la mujer se involucara en la conversación contestando verbalmente o mediante algún gesto.- Aunque me dijeron que era la tienda de Heirax, no me dijeron que la atendía su mujer. Ahora entiendo porqué le va tan bien el negocio.- dijo sonriéndole.- Pero no se quede ahí, sería tan amable de enseñarme. Perdone -rectificó-, de aconsejarme sobre su género?- Dijo haciéndole un ademán para que la acompañase a enseñarle lo que tenía.- Está su marido por aquí? Así, mientras tanto, los hombres pueden hablar de sus negocios.

 Bueno tras salir del lugar de reunión, me dirijo a casa a "comentar" a mis padres que me voy a prometer, aunque solo me apariencia y que no deben  de preocuparse, que no he faltado al honor a nadie.

 Tras evitar el aluvión de preguntas, con un simple asunto oficial, mi padre me mira a los ojos y después le ordena a mi madre que lo haga oficial a las amistades más cercanas y a los miembros del servicio.

 Con la cabeza llena de malos presentimientos me dirijo a los barracones a pasar el resto del día a la espera de mañana interpretar mi papel.

 Y llega el fatídico día, voy al lugar indicado, y allí veo a Dafne, esta preciosa y su joven y sensual figura atrae las miradas de todos los clientes. Cuando se acerca a mí y me besa en la mejilla las rodillas me tiemblan, mi pulso se acelera y una oleada de deseo y repulsión intentan tomar el control de mí, pero mi deber y mi voluntad se imponen a los instintos. Mantengo el tipo e incluso consigo balbucear entre dientes: desde luego vida mía .

 Salimos de la posada con todos los ojos siguiéndonos en algunas miradas puedo ver el deseo y la envidia y en otras la estupefacción. Esto hará que se me forme una fama infundada y me hará mas popular y conocido entre las filas de los míos, cosa que odio pues el anonimato es mi forma de vida.

 El camino hasta la tienda lo hacemos de la mano y yo sonrío tontamente a cada comentario que ella hace, el esfuerzo por mantener la compostura es tan enorme que apenas presto atención a Dopicas y desde luego no siquiera puedo hablar coherentemente.

 Al llegar a la tienda en ella se halla la mujer de quien buscamos, y no nuestro objetivo. Dejo que hable Dafne, mas que nada porque yo estoy al límite de mi auto control, y espero que la situación se solvente lo más rápido posible.

La peliroja sonríe en respueta al cumplido de Dafne ─Ya se sabe, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer ─bromea.

¡Claro, acompañadme! ─anexo al recibidor de la tienda se encuentra el almacén y los mostradores, los cuales están llenos de todo tipo de tejidos; desde fina seda importada de lugares lejanos, pasando por alfombras de exquisita manufactura hasta cientos de rollos de tela de todos los colores y tipos imaginables. ─Como véis, tanto la calidad como variedad de nuestro género es sublime ─dice orgullosa mientras acaricia las telas a su paso ─por cierto, mi marido ahora mismo no se encuentra, pero si queréis tratar algún asunto personalmente con él, podéis darme vuestras señas y el se pondrá en contacto con vosotros. ─Entonces se detiene y se dirige a Dafne ─decidme pues, ¿qué buscáis en concreto? así me será más fácil ayudaros.

El plan estaba en marcha. El sacerdote esperó en el templo a que la acaramelada pareja viniera a buscarlo y éste los acompañó para poder escoger una prenda adecuada que bendecir. Llevaba su túnica de sacerdote pero optó por dejar sus armas o armadura. Lo único que ocultó bajo la ropa fue su honda con unos pocos plomos; lo esencial para enfrentarse a un imprevisto en la ciudad.

El recibimiento por parte de la esposa de Heirax suponía una sorpresa inesperada, pero Dafne estaba tratando de llegar a un terreno más propicio. Él tenía algunas ideas, pero podían poner nerviosa a Neura antes de tiempo, así que dejó que el plan de la muchacha avanzara un poco antes de tomar cartas en el asunto. Se limitó a observar los distintos tejidos con el gesto de un sacerdote haciendo su trabajo.

Tras escuchar la broma de Neura, Dafne sonrió y asintió ligeramente corroborando el dicho. No mucho después, arquea la ceja en una extraña mueca de decepción cuando la dependienta le informa que Heirax no está disponible.
- Eso significa que los hombres deberán esperar por aquí cerca.
Tras esto, caminó un poco con Neura, debía intentar alejar a Neura de los chicos por si eran capaz de averiguar alguna cosa.
- Pues verá, mi señora. -empezó a decir en voz más baja- Le pedí a Pinicles que como muestra de compromiso que me bendijera una prenda de ropa y el chico aceptó.- Dafne se gira mirando embelesada a Pinicles- La verdad es que es bastante atractivo... y fuerte. No lo cree usted? - Dafne seguía jugando. Interpretando el papel de una chica enamoradiza y llevándose a su zona a la mujer. Si la dependienta se abría un poco, era cuestión de tiempo detectar algo con lo que poder trabajar.- Y la verdad es que ahora que estoy aquí, no sé qué debería hacer con la prenda de ropa. Es un soldado y puede que no tenga demasiado capital, pero tampoco quiero que su muestra de compromiso sea casi nula, incluso ha traído al sacerdote. Usted que haría mi señora? Que prenda me recomienda?

Mientras hablaba, Dafne había ido avanzando poco a poco, intentando a la vez, apartar a la mujer de la vista de los dos hombres y observar con detalle la estancia.

Neura mira a Pinicles y sonríe a Dafne con picardía ─Sin duda parece un buen partido. Sois mujer afortunada. ─entonces te coge el brazo de manera cómplice y te guía entre los mostrarios de tela.

Entiendo ─alarga su mano y la desliza bajo un trozo de tela de color azul lapislázuli cuya suavidad rivaliza con la mejor seda. Una cenefa tejida con hilo dorado confieren una elegancia y contraste espectacular a la pieza. ─importada desde Korantia. Su calidad es excelente y su relación calidad y precio no tiene parangón.

¿Que tipo de prenda va a ser?¹ ─pregunta.

Dafne sonríe a la mujer ante el primer comentario y tras esto, la sigue hasta el tejido azul.

- ¡Es realmente bonito, mi señora!- Al mismo tiempo que dice esto, pone una cara dudosa y, tras esto acerca su mano por debajo de la tela y titubitea unos segundos.- Uhmm el color... No tendría otro color?

Dafne veía que la mujer no sería fácil de ganar, así que, al menos, haría algo de tiempo, a ver si con el tiempo, la mujer se abría o bien aparecía Heirax por el lugar. Sería bueno verle la cara y que él se la viese a ellos como unos simples clientes. Tampoco quería alargar la situación y que se notase demasiado que hacía tiempo.

Si, es una preciosidad ─Neura avanza unos pasos en dirección a otro muestrario de telas ─por colores que no sea ─sonríe ─como verás disponemos de una amplia variedad ─señala un expositor repleto de telas de todos los colores y tonos imaginables.

Aún no me has dicho que tipo de prenda va a ser ─añade ─¿acaso no lo tienes claro aún?.

Aquello no estaba yendo todo lo bien que podía. Sin Heirax presente todo lo que podían hacer era perder el tiempo, y eso no les iba a reportar ningún beneficio. En su opinión, lo mejor que podían hacer en ese momento era intentar despedirse lo más dignamente posible para intentarlo de nuevo en otra ocasión, esta vez aprovechando lo poco que hubieran aprendido.

La cosa no iba tan bien como era de esperar. Sin estar Heirax presente en el negocio poca cosa se podría sacar de su esposa Neura salvo recomendaciones y consejos sobre sus mercancías. Aquella situación había llegado a un punto muerto, y si la cosa no avanzaba, pronto comenzaría Neura a sospechar que había algo raro en aquel asunto...

Dafne empieza a mirar las telas una a una mientras le responde a la mujer.

- Creo que me decantaré por el chal. Se puede combinar con muchas prendas y será un buen comienzo.- dice mientras pasa de una tela a otra observandola y haciendo tiempo.

Al final, la cosa se empezaba a demorar demasiado, así que sin dilación, vuelve a la tela que Neura le enseñó.

- Mi señora, tenía usted razón, este será el color que mejor pueda combinar con mis atuendos, y la tela es exquisita. Si el sacerdote da el visto bueno a la tela, le pediré un retal para poder hacerme el chal. Así pues, vayamos a preguntarle al sacerdote. Espero que no ponga muchos problemas con la tela y su procedencia.

Tras esto, Dafne camina hacia el sacerdote.

- Mi buen sacerdote de Myceras, he escogido una tela. Podría usted decirme si el material es propicio para la bendición de Myceras?

Solo esperaba que el sacerdote siguiese un poco la actuación.

Cuando Dafne vino a él buscando su complicidad, Dópicas respondió. Miró con gesto un tanto hosco a la tela que se le ofrecía y a continuación miró directamente a Neura.

─¿De dónde obtienen sus productos?─ preguntó. Habló rápido, y con el semblante serio; casi como si la estuviera interrogando. Esperaba con ello encontrar un mínimo atisbo de duda, una minúscula señal de incertidumbre que la delatase de que llevaba actividades ilícitas además de su negocio. Sólo necesitaba un instante para encontrar esa pista, por lo que un par de segundos después de preguntar volvió a hablar.

─Lo siento─ dijo, mientras suavizaba la mirada─. A veces soy demasiado directo. Muchacha─ dijo, refiriéndose a Dafne─, ¿por qué no vas al rescate de tu prometido? desde que entramos se ha quedado un tanto embobado. Aprovecha mientras discuto los orígenes de esta tela con nuestra señora.

Confiaba en darle a Dafne la oportunidad perfecta de echar un vistazo clandestino a todo aquello. Para ello, empezó a caminar mientras echaba una ojeada a las distintas telas e iba hablando con Neura, intentando a cada paso alejarse sutilmente de Dafne y Pinicles y tratando en todo momento de darles la espalda.

─Dígame, mi señora. ¿Cuál es la procedencia de esta tela?─ dijo, refiriéndose a la elección de Dafne─. Para obtener una bendición de Myceras debemos asegurarnos de que la tela es adecuada. ¿Los materiales provienen de zonas que siguen nuestro culto? ¿Ha sido tejido por manos fieles? Lo último que deseamos, desde luego, es que esta tela provenga de alguna nación enemiga. ¡Los detalles acerca de su origen son fundamentales!

A continuación, el sacerdote trató de ser lo más tiquismiquis que pudo con respecto a los orígenes de la tela, con el objetivo de darle a Dafne todo el tiempo posible.