A pesar de sus recelos, la huida de la ciudad anegada transcurrió sin problemas. Caranthir no comprendía muy bien el motivo por el que los emisarios querían volver hasta su último campamento en lugar de seguir una ruta más directa, hasta que, llegados al punto, Oín recuperó una caja que contenía un presente para el Rey de las Águilas. Por muy valioso que fuera el objeto, el elfo seguía creyendo que no justificaba el riesgo corrido para volver por él cuando podían haber optado por una ruta más rápida. Pero los enanos eran así y cuando algo se les metía en la cabeza, se necesitaban razones de mucho peso para hacerles cambiar de opinión.
Caranthir no quiso demorar más la estancia del grupo y les urgió a continuar en movimiento para alejarse lo más posible de la siniestra urbe y volver a la seguridad de Esgaroth. Incluso las Ciénagas Largas se le antojaban menos peligrosas; en ellas, al fin y al cabo, podía encontrar los peligros más habituales del Bosque Negro. Se sentía más cómodo con esas amenazas, lo cual no era un pensamiento halagador de ninguna manera.
Motivo: Fátiga (Viajar)
Rangos de habilidad: 0
NO: 14
Tirada: 1 + ()
Total: 1 + 0 = 1
Fracaso
Motivo: Fátiga 2 (Viajar)
Rangos de habilidad: 0
NO: 14
Tirada: 9 + ()
Total: 9 + 0 = 9
Fracaso
Pese al éxito de la misión, el viaje de regreso no deja de ser tan agotador a nivel físico como lo fue en su día el de ida, más si cabe debido al hecho de tener que remontar la corriente del río Rápido. Vuestros sentidos no dejan de estar alerta, sobre todo los del siempre vigilante Caranthir, pero hasta que este no divisa a lo lejos la Escalera de Girion, no parecéis relajaros del todo.
El procedimiento de amarre del bote para lograr ascenderlo hacia el lago es algo más aparatoso que cuando lo bajasteis, pero os alegráis de reencontraros con los rostros conocidos de varios hombres del lago con los que compartisteis cena la primera noche de vuestro viaje; incluso el viejo Nerulf parece complacido por veros de vuelta.
El último día de viaje es sin duda el más plácido de todos los que recordáis desde que dejarais Esgaroth hace ya más de una semana, y no veis el momento de cruzar sus calles y plazas para llevar la buena noticia a Glóin en su mansión cercana al Ayuntamiento.
Desde que llegáis al puerto, vuestro paso no deja indiferente a poca gente, pues aunque apenas sois reconocidos en la Ciudad del Lago, no lo son vuestros acompañantes y aún está reciente la noticia pesarosa de su desaparición. Si bien avanzáis animados y felices, son Balin y Óin los que parecen más radiantes según acortáis la distancia para reunirse con su primo y hermano respectivamente.
En cuanto ve a los dos enanos frente a las puertas de la residencia, el ayudante os abre cordialmente con una amplia sonrisa en sus labios y agarra entre sus brazos a los, ya no, desaparecidos mensajeros de Erebor.
Glóin ni siquiera espera a atender a los viajeros en su despacho, y sale corriendo en dirección al recibidor en cuanto tiene noticias de vuestra llegada. El abrazo entre parientes os hace llenar vuestros corazones de júbilo, al fin y al cabo, habéis cumplido con la misión tal y como disteis vuestra palabra bajo ese mismo techo.
Sin duda alguna, los enanos no os olvidarán por todo lo que habéis hecho por ellos y aunque ya eso sería suficiente para la mayoría como recompensa, Glóin tampoco olvida su palabra ni el acuerdo al que llegasteis y os ofrece, no sólo la hospitalidad de su casa esa noche, si no también una copiosa recompensa en plata y oro para cada uno de los valerosos miembros de la Compañía sin la cual, quién sabe si los enanos hubieran podido encontrar el camino de regreso a su hogar.
En principio todos ganáis fatiga equivalente a vuestro equipo de viaje en base a vuestros fallos, pero como estamos acabando la aventura obviaremos este detalle y lo dejaremos sólo a nivel narrativo. Lo que sí os anotáis son los 5 puntos de tesoro de recompensa por la misión.
A partir de ahora sois libres de narrar un cierre vuestro gusto en cuanto a los acontecimientos desde el punto de vista de vuestros personajes, tras lo cual daros por cerrada esta Fase de Aventura y continuaremos con las recompensas y la Fase de Comunidad.
¡Enhorabuena Compañía!
La aventura había llegado a su fin con el mejor de los finales. Trotter se sentía como un verdadero héroe tras entrar en la ciudad con los enanos perdidos bajo la atenta mirada de los aldeanos, y se enorgullecía asimismo del buen hacer de sus compañeros durante su expedición al bosque.
Aprovechó el festejo que siguió al reencuentro de los míticos enanos para hablar con ellos, preguntándoles por sus aventuras en el camino hacia Lago y por el enfrentamiento con el dragón, contrastándolo con las historias de Bilbo. ¡Cuando volviera a la Comarca tendría un millón de historias que contar, como su admirado predecesor!
Entre Beli y él hicieron un concierto que hizo las delicias de los invitados al banquete, donde se bebió la mejor cerveza enana e incluso una botella de Mirubor que había sido enviada por el rey Elfo a los enanos como símbolo de su alianza, cuyo dulce sabor embriagó al hobbit, que cantó y bailó durante toda la noche hasta el amanecer con sus compañeros, sellando la amistad que les había unido en las largas noches de aventura.
Durante los días siguientes se dedicaron a vivir con tranquilidad en la populosa ciudad de Lago junto a sus viejos amigos y nuevos conocidos. Sentía que pronto la vida les pondría otra aventura sobre la mesa, y junto a sus compañeros estaba dispuesto a enfrentar lo que hiciera falta. Aquellos fueron días dichosos.
Cuando Beli se acercó por primera vez a Glóin, lo hizo con la sensación de deber para con su pueblo, con su raza y con sus parientes, un sentimiento enraizado en el corazón de todo enano, al fin y al cabo, sus números eran pocos y debían apoyarse y defenderse mutuamente. Sin embargo, en esa misión había encontrado la ayuda y el apoyo de sus compañeros, con los que le unía un vínculo que acababa apenas de nacer.
En un momento del banquete, despues de haber tocado y cantado junto a Trotter, y cuando ya los compañeros habían hecho copioso consumo de la abundante cerveza servida en enormes jarras de madera, Beli reunió un momento a sus compañeros para hablarles.
-Amigos, -comenzó Beli con una mirada en la que comenzaban a sentirse los efectos del alcohol en su rostro barbudo-, en los corazones de todos los enanos late un fuerte sentimiento de deber hacia nuestra gente y nuestra herencia. Cuando supe que nuestros emisarios habían sido capturados, no pude quedarme de brazos cruzados. Era mi deber, mi responsabilidad, asegurarme de que fueran liberados y que el Reino Bajo la Montaña no sufriera la pérdida de dos símbolos como ellos.
Miró a sus compañeros Trotter, Beran y Caranthir, quienes habían elegido unirse a él en esta peligrosa empresa.
- Pero todos vosotros me habéis acompañado no por obligación, sino por elección y eso me llena de gratitud y aprecio. Le habéis demostrado a este enano suspicaz que la amistad y la solidaridad no entienden de raza y origen. Ahora no solo somos un grupo unido por deber, sino también por lazos de amistad y compañerismo que van más allá de una alianza puntual e interesada. Por ello os doy las gracias, esto es, por sí mismo, el más valioso tesoro.
Levantó su jarra en alto para pronunciar un brindis.
- ¡Por la Compañía de la Campana!
El nombre es cero original, no se me ocurría otro en el momento, si a alguién le "suena la campana" lo dice y lo editamos ;)
Había mucho que celebrar, pues habían conseguido adentrarse en lo desconocido, escapar de la muerte y salvar a los emisarios enanos. Todo había salido como esperaba en lo más interno de su corazón, donde reside la esperanza de lo que una vez prometió. La aventura jamás se le olvidaría. Con un barril de cerveza a su lado y un poco menos adusto de lo corriente, Beran se animó a cantar la historia de sus recuerdos con las águilas.
“Tierra de encanto en las Montañas Nubladas,
Donde águilas majestuosas alzadas al cielo,
Y un eco de nostalgia susurrantes en el alma
¡Por días de esplendor y paisajes de encanto!
Las águilas, con sus alas desplegadas en lo alto,
Muestran la grandeza de la libertad,
Gobiernan la inmensidad con sus épicos graznidos,
¡Recordando que, en la tierra, somos solo pasajeros!
Y mi maestro Beorn, sabio poderoso,
Transmitió su enseñanza como rugidos añosos,
En su legado reside el recuerdo de lo hermoso,
¡La esencia de la vida, regalo asombroso!
Admirábamos en esos escasos cielos despejados,
La majestuosidad de la naturaleza en todo su esplendor,
Y Beorn, maestro de una misión enfocada en lo grandioso
¡Enfocada en cuidar de este mundo, su tesoro, su precioso!”
Finalizado el barril, tomó otro más, pero no hizo falta ningún barril para considerar a todos aquellos enanos, hobbits, elfos y hombres como iguales. No había diferencias cuando la unión ya estaba forjada.
A pesar del júbilo y de las celebraciones que siguieron al rescate de los emisarios perdidos, Caranthir no pudo participar del todo en la fiesta. Su mente volvía una y otra vez a los recientes sucesos. Estaba claro que alguna voluntad maligna había operado la siniestra campana para atraer y extraviar a los dos enanos. Y que también lo intentó con ellos. Si las criaturas de la cámara eran responsables, ¿por qué no volver a hacerlo cuando se escapaban? Tal vez por que no podían, porque desconocían el poder de la campana. Entonces, volvía a la voluntad maligna y las dudas sobre sus orígenes, sus intenciones.
Por no mencionar las preguntas que le suscitaban la presencia de aquel asentamiento. ¿Cómo es que los elfos del bosque no guardaban conocimiento alguno sobre tal lugar?¿Quién pudo erigirlo y escapar a la atención del pueblo silvano?¿Por qué elegiría un lugar tan próximo a Dol Guldur? El elfo sonreía tímidamente, incluso alzaba su copa mientras se sucedían los brindis, pero no dejaba traslucir sus pensamientos. Aunque quedaba claro que no participaba de la celebración con la misma intensidad que sus compañeros, que algo rondaba sus pensamientos y distraía su atención. Cuando era preguntado, se limitaba a disculparse y a excusarse con alusiones crípticas referidas a los "senderos de la memoria que sólo los elfos comprenderían".