Finessa devuelve a su hermana la joya que hizo que se separasen. Proviene de un hombre al que ambas amaron y que representa su corazón. Con ello, Finessa quiere recuperar a su hermana para lo que está por llegar. Lo de la puerta.
Tras la puerta, abierta por la ignorancia (y casualidad) de unos sectarios que dieron con un plano auténtico para deshacer un hechizo antiquísimo de contención, han pasado unos skaven. Son una avanzadilla, de momento, pero uno de ellos es un vidente gris, y eso es grave, porque es una especie de guardián de portales y quiere establecer un puente de acceso a la ciudad para un grupo de individuos suyo. Detrás de esa puerta hay un portal que no podía cerrarse en un espejo que, curiosamente, perteneció a Finessa.
Hay que recordar que ambas son vampiras, aunque han sabido esconderse a simple vista. Tienen más de quinientos años cada una.