Una luz lo iluminó, una que provenía del techo de la Iglesia, solo que ahora no había ningún techo sino simplemente aire. Cerró los ojos y sintió que era arrastrado lejos de allí.
Se despertó: estaba en una silla del comedor, su comedor. Sus ropas estaban bien, limpias, ordenadas, planchadas. Se tocó la pera y no sintió barba alguna. Vio abrise una puerta y una niña entró corriendo con alegría.
-¡¡Papá!!
Dijo y se tiró a sus brazos. David pensó que estaba flipando pero no... era su hija. Aquella que los narcos habían sacado de su lado. Luego de sostenerla en brazos y mirarla de nuevo para ver si realmente estaba allí, fue su esposa la que entró al comedor.
-¿Cariño? Hoy te tardaste demasiado en el trabajo. ¿Te enteraste la noticia, verdad?
La mujer puso un diario sobre la mesa. Explicaba como un capo del narcotráfico había sido baleado por la policía. David no lo podía creer.
Entonces vio a Goliat, en una esquina, junto con Sarah.
-Gracias, este es el regalo de la casa. Tienes una segunda oportunidad, David, úsala bien.
Y la niña y el perro desaparecieron pero David, David, comenzó a vivir.
Este es tu final, David. En cuanto ponga el de todos cierro la partida y pongo los positivos. Puedes responderlo obviamente.
Marta vio una luz blanquecina que provenía del techo de la Iglesia. Solo que ahora no había tal cosa, solo se divisaba, desde allí, el cielo celeste. Entonces sintió como si era absorbida por esa luz intensa,
Se despertó, estaba en una de las oficinas de la CIA, en donde ella trabajaba. Delante del monitor estaba la imagen de Sarah, con Goliat a su lado. Marta pestañeó, pensando que tal vez era víctima de un sueño o que todavía estaba en la casa. Sin embargo, algo en su cabeza le aseguró que ello no era cierto, se encontraba en su lugar de trabajo.
Sarah dijo: -mira tu móvil. Este es el regalo de la casa, ésta es tu segunda oportunidad. Gracias, sé feliz. Te lo mereces.
Marta levantó el pequeño aparato, abrió la tapa y vio un mensaje de texto: "te esperamos a cenar esta noche con papá. Trae a tu novio que queremos conocerle". Entonces la chica recordó, como si esa memoria fuera nueva: sus padres vivían, no había habido accidente, no estuvo en orfanatos. Pero así y todo se recibió la mejor de su clase y era una excelente agente.
Pero ahora tenía a su familia, a su pasado reconstruido, arreglado. Ese era el regalo de la casa. Marta lo comprendió y una sonrisa apareció en sus labios.
Este es tu final Marta, eres libre de responderlo. En cuanto ponga el de todos y les dé una semana para contestarlos, cierro la partida y coloco los positivos pertinentes.
Fred vio una luz blanquecina que provenía del techo de la Iglesia, pero en donde éste se había encontrado antes, ahora solo se veía la cúpula celeste del cielo.
El muchacho se sintió tirado hacia arriba transportado por el aire. Al abrir los ojos se encontraba en el club en el cual solía tocar el bajo. Alguien le tocó el hombro y, cuando Fred se dio vuelta, su corazón dio un vuelco de felicidad: allí estaba su padre, el policía, vivito y coleando.
¿Acaso quería decir eso que el muchacho estaba muerto? Cuando se hizo esa pregunta vio entre el público a Sarah y Goliat. La niña levantó un cartel que solo él veía y decía: tienes tu segunda oportunidad, la casa te lo agradece, sé feliz... vive la vida que has querido, aprovecha a tu padre.
Entonces la pequeña desapareció junto con el can y el padre de Fred, quien no había notado nada raro, le dijo: -vamos hijo, toca algo. Recuerda que nunca te rindas, sigue tus instintos y lograrás lo que sea.
Y esta vez había sido verdad.
Este es tu final Fred, eres libre de responderlo. En cuanto ponga el de todos y les dé una semana para contestarlos, cierro la partida y coloco los positivos pertinentes.
Miguel observó una luz blanquecina que provenía del techo de la Iglesia. Pero en donde éste se encontraba ahora solo se veía la cúpula celeste del cielo. El muchacho se sintió tirado hacia arriba transportado por el aire. Voló y voló, un poco asustado pero notó que nada malo le pasaba.
Entonces abrió los ojos nuevamente, alguien le llamaba.
-Señor el crítico de comida ha puesto cinco estrellas a su restaurante. - El que hablaba era uno de los jefes de camareros, pero más que lo de las cinco estrellas a Miguel le llamó la atención la parte de "su". Pero notó que todo el mundo le hablaba y lo trataba con respeto y cariño.
Estaba vestido como un chef pero con un uniforme diferente al resto de los que se afanaban en una cocina enorme. Salió un momento cuando una niña le tomó el brazo, era Sarah y estaba junto a Goliat pero, al parecer solo Miguel notaba ello.
-La casa te agradece que la hayas liberado. Esta es tu segunda oportunidad, la chance de ser feliz en esta vida. Este restaurante es tu premio, los éxitos y los reconocimientos vendrán por doquier. Aprovéchalos, sé feliz, te lo mereces.
Fue en ese punto que la niña y el can desaparecieron y el muchacho salió para ver el enorme salón, lleno de mesas y repleto de clientes. El critico de cocina le saludó con un gesto de cabeza. Y aunque pareciera increíble todo ello era suyo, su restaurante... su sueño comenzando, su dicha hecha realidad y lo bueno de la fortuna: tenía el mejor sabor.
Este es tu final Miguel, eres libre de responderlo. En cuanto ponga el de todos y les dé una semana para contestarlos, cierro la partida y coloco los positivos pertinentes.
Nacho notó una luz brillante que provenía de donde antes estaba el techo de la Iglesia. Ahora ese espacio estaba formado por un cielo estrellado, lleno de planetas y soles que el joven astrólogo nunca conoció. Se sintió levantado en el aire por una misteriosa fuerza y se dejó llevar. Volaba, volaba lejos.
Cayó sobre una silla y abrió los ojos, temiendo estar nuevamente en la casa y que todo el episodio comenzara otra vez. Pero no era así, se encontraba en una feria de ciencias internacional. Junto a sí tenía un libro, una edición recién impresa llamada "el otro sol". Vio mejor a las personas que allí estaban, en fila esperándolo a él: eran científicos, pero también gente de otras artes (gente que tenía símbolos astrológicos en sus ropas, toda clase de gente)
-¿Me lo firma, por favor?- pidió una joven de hermoso rostro. -Soy profesora de matemáticas y su libro, sobre las otras dimensiones me ha hecho abrir la cabeza. Digo... nunca creí en estas cosas pero como usted lo plantea, con la sinceridad de la matemática y la física, es indiscutible.
-Fírmalo- dijo alguien tras suyo, alguien que solo él parecía escuchar. Entonces se volteó y vio a Sarah, acompañada de Goliat. -La casa te agradece, esta es tu recompensa. Sabes misterios antes prohibidos para el hombre de ciencia y eres reconocido. Disfruta esto, sé feliz. Te lo mereces. Incluso podrás encontrar a tus amigos con facilidad, seguro han leído tu libro. Digo... eres famoso.
Y la niña y el perro desaparecieron dejando a Nacho con mayor conocimiento, con renombre, con fama y lo mejor, con un final feliz.
Este es tu final Nacho, eres libre de responderlo. En cuanto ponga el de todos y les dé una semana para contestarlos, cierro la partida y coloco los positivos pertinentes.
No podía creerlo, ¿de verdad había sido todo un sueño? Tardé un poco en comprender que no era así. Mire el movil, no daba credito a lo que estaba leyendo, ¿era posible aquello? Tiempo atrás habría pensado que era una macabra broma de muy mal gusto, pero después de todo lo que había vivido en aquella casa, pensaba que cualquier cosa era posible.
Pero quería pruebas, quise buscar a David y a los otros, pero en ese momento recorde que aparte de su nombre y el nombre de su hija no tenía nada con que buscarlo, esperaba que su regalo fuera recobrar a su hija.
Mire nuevamente el movil, aun dudando, tecleé los números, escuchaba atenta la señal de llamada, esperaba, deseaba que lo cogieran, poder escuchar la voz olvidada de mi madre
No podía ser cierto. Estaba de vuelta en casa, en MI casa de locos, con mi pequeña en brazos y mi esposa delante. Inmediatamente me levanto corriendo a la primera puerta que veo y la abro esperando encontrar la habitación del tarot o cualquier otra de ese infierno. Pero no es así esta vez, estoy donde debo estar y con quien debo estar. Se me llenan los ojos de lágrimas y no puedo menos que agradecer de todo corazón a la pequeña Sarah entre sollozos.
Me giro hacia mi familia que no debe entender nada, pero poco me importa. Hasta hace unos momentos aun pensaba que las había perdido para siempre, qué más da si ellas creen que he perdido un poco la cabeza. Doy a Elizabeth el beso que tanto tiempo he deseado darle cuando estaba durmiendo entre cartones y levanto a mi hija por lo aires, para abrazarla como he fantaseado tanto año tras año.
- Un muy largo día de trabajo y que lo digas. No sabes cuánto os he echado de menos.
Cojo el periódico que me ha dejado en la mesa y sonrío al ver que las cosas por fin están como debe estar. No es agradable alegrarse por la muerte de alguien, pero después de lo que he visto y vivido ¿Quién me lo echaría en cara? Un vistazo al rostro de mi pequeña me da la respuesta, dejo el periódico boca abajo y me siento a escuchar cómo les ha ido el día a ellas.
¿Cómo les habrá ido a Marta y a los demás? Después de todo lo que pasamos creo que me gustaría saber de ellos...
¿Su propio restaurante? ¡Mi restaurante! Aquello era un sueño hecho realidad, tener tanta clientela todas las mesas abarrotadas y la gente disfrutando con una sonrisa en la boca. Un equipo increíble que trabajaba codo con codo y sin que nadie quisiera destacar ni pisar al otro. Era un lugar de trabajo feliz donde todo el mundo se respetaba y la gente disfrutaba del trato que se le daba.
Miguel sonrió a Sarah y a Goliat, los acarició y se adentró en la sala, mesa por mesa fue saludando a los clientes y preguntándole que tal les parecía todo.
Pero al final llegó a la última mesa, allí estaba su familia, y sus amigos, una gran mesa imperial repleta de caras conocidas y también felices. Aquello era lo que verdaderamente amaba, ser capaz de compaginar su vida laboral con su vida personal.
Ellos eran felices y no necesitaba saber nada más. Con eso Miguel era feliz.
Fantástica partida, llena de emoción hasta el momento.
Aunque me encantaría visitar muchas salas.
Ver la sala que se veía la calle, o el túnel de luz que había en el sótano. Ver en que se ha convertido todo eso. Jejeje.