Partida Rol por web

Las palabras fueron dichas justo antes de la cuchillada final. La hoja penetró el cuerpo de Elizabeth con presteza y de pronto todo retumbó. Sarah, o más bien aquello que asumía su forma, se puso a chillar con un grito helado y su cuerpo se ennegreció y se volvió una niebla, un humo denso. Quiso volver hacia su antiguo recipiente, entrar nuevamente en la joven, pero el círculo de sal hizo de escudo y el demonio se chocó contra él. Fue en ese momento que intentó poseer a otro, eligiendo a Bantha por ser la más cercana.

Pero la oración había sido enunciada correctamente y el ser chilló, gritó, y volvió a proferir una serie de maldiciones en un lenguaje desconocido. La casa retumbó hasta los cimientos y una grieta aún más grande que las anteriores se formó en el suelo de la Iglesia.

De Elizabeth salió otra sombra, se ve que el demonio que la había poseído tenía la habilidad de fragmentarse y desfragmentarse cuando lo precisaba. Pero ahora el cuerpo de la mujer lo rechazaba. Lady Marleen vio como la sombra salió de la boca de Liz y se unió a la otra, a la que antes tomó la forma de Sarah... Entonces todas las partes de ese mal oscuro se juntaron.

El Lord vio pasar varios pedazos al lado suyo, hasta que formaron el rostro del demonio. Y era horrible: una cara formada de sombras con ojos de fuego, un carnero con dos enormes cuernos en su frente vaporosa. Y la casa rugió y el ente luchó pero ella lo llamaba. Era hora de pagar sus culpas. La grieta se abrió más y un viento helado comenzó a succionar el vapor negro.

Hasta que no quedó nada. La grieta se cerró, de golpe.

Johnatan estaba sujetando la mano de Liz cuando vio en su lugar la de Marta. Ninguna herida tenía la chica. Todos se dieron cuenta de que ahora eran nuevamente ellos: David, Nacho, Miguel, Fred y Marta. Goliat ladró alegremente y desapareció junto a la verdadera Sarah en una luz hermosa y cálida.

-Gracias...

Dijo la niña.

-Gracias por hacerlo bien... salid ahora, vuestras vidas os esperan... con un pequeño regalo.

Y luego desapareció. Los cinco se miraron, ¿qué pasaría ahora?

Murmuré la frase sin convencimiento en el momento que tocó muy seguro de que era la segunda vez que sacrificada a alguien querido por el puto bien común y aunque me sentía como la peor mierda por ello, sabía que era lo correcto. Mi error no fue seguir hasta el final con Pietro, sino no saber proteger bien a quienes no podían defenderse por sí mismos ni tenían ninguna culpa ni relación con el tema, mi pequeña y mi mujer.Apreté fuerte la mano Marta sintiendo cada puñalada que Nacho le daba. Recé todas las oraciones que le enseñé a mi Jeanine. Esta vez era diferente, Marta se había sacrificado por nosotros, consciente de lo que hacía y eso la honraba, pero no podía dejar de pensar de que mejor ser yo quien estuviese en la mesa, ya no tenía nada que perder.

De repente todo pasó, la criatura que Jonathan había atraído y liberado con su estupidez volvía a estar encerrada. Aunque no se fue sin antes deleitarnos con su repugnante jeto al que escupí nada más se mostró. Estaba llorando como Bantha y seguía llorando como David, pero cuando vi que mis manos volvían a ser mis manos, rápidamente me restregué las lágrimas y desaté a la pobre Marta para poder comprobar que realmente estaba sana y salva como el libro prometió que estaría, abrazarla y darle un beso en la mejilla.

- Dios, Dios, ¡Cuánto siento que hayas tenido que pasar por ésto! Perdóname, pero cómo me alegro de poder decírtelo- la suelto y me alejo, consciente otra vez de quién soy, que aspecto tengo y cómo huelo - . Discúlpame por eso también.

- Joder, de verdad que ha terminado... Joder... No lo puedo creer.

Al parecer habían podido derrotar el mal que estaba encerrado en la casa. Las palabras correctas habían librado a marta del demonio y de las heridas, si no lo hubiese visto con sus propios ojos pensaría que se trataba de una pesadilla, una larga pesadilla que los mantuvo encerrados en aquella casa.
Al caer sobre sus rodillas, Fred se dio cuenta de que volvía a llevar sus propias ropas, que ya no era más el lord, no necesitaba serlo más. Había jugado su papel como los demás y la ceremonia había terminado.
Las palabras de Sarah… la verdadera Sarah, eran alentadoras, ¿era cierto? ¿De verdad podrían regresar a casa? Dejarían ese lugar tan extraño olvidado por el tiempo.
No puedo creer por todo lo que hemos pasado, somos nosotros de nuevo.
Goliat había desaparecido, desapareció en instantes  tras una luz y se despidió junto con Sarah de todos ellos. Fred extrañaría al viejo y fiel can que los había ayudado en su aventura.

Lo veía todo como si de una espectadora se tratase, no sentía dolor, era como si yo no pintase allí nada, veia los rostros de los que una vez vivieron alli llorando, mientras Jonathan me acuchillaba, veía como Bantha cogía mis manos, aunque apenas sentia sus manos aferrando las mias.

Había gritos, llanto, dolor, todo se respiraba en esa casa, el ser diabólico al que apenas podía ver bien gritaba, algo salia de dentro mia, algo oscuro, me asuste al verlo, pero no sentía dolor, eso me tranquilizaba. Los gritos cesaron, en ese preciso momento todo volvia a ser como antes

Después de que la dulce Sarah se despidiese, vi como David liberaba mis muñecas de las ataduras, después me abrazó. Mire mi cuerpo, estaba perfectamente.

- No tienes que disculparte, me alegro poder sentir algo, no creí que saliese de esta.

Mire a todos, me asegure que estuvieramos todos y que estuvieramos bien

- Bueno, ¿intentamos salir de aqui?

Miguel se sorprendió al recuperar de nuevo su cuerpo. Al final había salido todo tal y como esperaban. Aunque quizá él esperaba algo más. Por un momento pensó que aquello iba a dar más problemas, que se equivocarían o que quizá repitiesen los errores que habían cometido sus antepasados.

Hubo un momento en que Miguel dejó de tener miedo en aquella casa y comenzó a verlo todo como si fuera una película. Algo que ya no iba con él, porque quizá el estaba muerto y esto le llevó a actuar de manera impulsiva. Pero no solo era eso, también pensó que el final podía ser lo que la casa esperaba de ellos, por eso imaginaba que algo sucedería, como si lo que había sucedido no fuera suficiente para él.

Pero cuando se dio cuenta de que era él de nuevo, no pudo evitar sonreír y abrazar a Nacho, a Marta y a Fred. Después tendió su mano al vagabundo, con aquel no había hecho buenas migas pero su intervención fue la que quizá les ayudó a salir con vida de aquello.

¡Lo conseguimos! Aunque, ahora que se que somos libres, me encantaría volver a visitar las habitaciones.