Si, la vieja casa van Laaden. Se encuentra como a unos 4 kilómetros en dirección Norte, o Noreste mas bien por la carretera de Indian Lakes, atravesando el bosque. Y luego habrá que girar hacia Nash Hill.
Me estoy dando cuenta de que tienes acceso a escenas a las que no deberías tenerlo, y no me explico por qué. Intentaré solucionarlo.
Hay muchos rumores sobre esa casa. ¿Es cierto lo que se dice de ella?
El camarero mira con suspicacia para seguidamente devolver la pregunta.
Depende. ¿Qué se dice de esa casa?
He oido historias que afirman que está embrujada
¿La casa embrujada? dice el camarero con cara de asombro. Mira hacia los lados para seguidamente bajar la voz y acercarse hacia tu posición, bajando la voz.
No. No creo en esas cosas, caballero. Tampoco sabía que se hablara tanto de ese tema. Cuentos para asustar a los niños imagino.
Verá, los Van Laaden eran una familia muy antigua de la zona. Mi abuelo me contó que al principio se les miró con recelo, pues eran una familia de Nueva Inglaterra que decidió abandonar su empresa naviera por una nueva vida en el condado de Kent. Y se ganaron el respeto de todos en poco tiempo. Aún hay muchos que hablan de Aaron van Laaden. Hizo mucho por Sparta y por toda la zona, por su modernización e incorporación a Grand Rapids. Y también incluso fue un héroe en la guerra Civil. Cuando alguien llega a ser tan popular, se crea una leyenda en torno suyo, ¿verdad? Supongo que eso que se dice de la casa es por su estilo de construcción extranjero, o porque se trata de una casa de unos 100 años y porque está deshabitada.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: PODx3
Dificultad: 36-
Resultado: 26 (Exito)
Está claro. Cuando hay una casa antigua y personajes importantes siempre surgen rumores e historias. Bueno, pues me iré hasta la casa a ver como está. Muchas gracias por todo. Me tomo mi café y salgo de la cafetería. Sigo las indicaciones que me dio el camarero dando un paseo al lado de la carretera.
Un largo paseo desde el pueblo, equipado solamente con una vieja bolsa de tela con las pertenencias que ha decidido traer a la casa, Mr. Escribano se adentra en el frondoso bosque de fresnos y arces siguiendo la carretera de Indian Lakes.
Es difícil saber exactamente cuando hay que girar a la izquierda, por alguna de las sendas forestales que surgen de esta carretera, pues ninguna mansión se encuentra a la vista. 4 Kilómetros, dijo el camarero.
Y finalmente quizás descubre el camino que Shuben tomó, pues unas huellas de neumático, no demasiado recientes, pero tampoco muy antiguas, han quedado grabadas en un camino embarrado que serpentea irregularmente hacia lo alto de una colina. Y tras atravesar un gran charco que ha originado la acumulación del agua en una hondonada procedente de las recientes lluvias que asolaron la comarca recientemente, el camino gira abruptamente hacia la izquierda, y queda a la vista una antigua mansión.
Recortada contra el cielo gris, la mansión, que consta de planta baja y dos pisos imitando el estilo de las viejas mansiones coloniales de Nueva Inglaterra se agazapa tras una verja de hierro rodeada de árboles muertos o moribundos. La pintura original de la verja hace tiempo que ha desaparecido arrasada por los duros inviernos de Michigan. El poco acogedor camino que lleva hasta la entrada de la mansión está repleto de hierba alta. A medio camino entre la vieja casa y la oxidada verja se encuentra una estatua que representa a un viejo marino, en blanco mármol y equipado con timón y ancla.
A la derecha de la estatua hay una construcción de un estilo similar al de la casa, aunque de menor tamaño y en peor estado, pues puede apreciarse como su tejado se va combando tras varios años sometido a las inclemencias y al inexorable paso del tiempo.
En la parte externa de la verja, hay un pequeño edificio construído sólidamente, en madera.
Te quedas en stand by hasta que te sincronice con tu compañero. Espero no tardar mucho.
Durante todo el camino hacia la casa desde la carretera de Indian Lakes te has encontrado con algunas pisadas recientes aunque no parece un camino que habitualmente sea muy transitado, pues se encuentra parcialmente invadido por la maleza.
El camino te ha llevado directamente hacia la parte frontal de la casa. La verja se encuentra en estos momentos abierta y desde tu posición puedes ver que desde aquí sale un camino hacia la puerta principal de la mansión, rodeando la estatua. Una bifurcación en el camino lleva a esa pequeña y antigua construcción con el tejado ligeramente combado.
Y el silencio es absoluto, salvo por el ulular del viento; y parece que ni siquiera las aves frecuentan esta zona. Y no puedes evitar sentir un escalofrío al ver la vieja y poco acogedora mansión.
Me dirijo a la pequeña construcción. Creo recordar que había unos cuidadores. Es posible que esta sea la casa donde vivan...
(Imagino que te refieres a la que está en el exterior de la verja, esa cabaña de madera, y no a la pequeña y antigua edificación ubicada al Este de la mansión con el techo combado)
Se trata de una pequeña cabaña de madera, limpia y pulcra y con indicios de estar habitada al juzgar por las flores en pequeñas macetas colocadas en las ventanas, por la madera recién cortada apilada a un lado y por la humeante chimenea.
Llamas a la puerta esperando reunirte con los cuidadores de la casa. No deben ser muy hospitalarios, pues la puerta no llega a abrirse aunque alguien responde desde el interior, una voz de una mujer anciana.
Ya deciirrrr que Karrl no estarr, venirr en otro momento.
Hola, creo que se equivoca. Me llamo Ricardo R. Escribano, y vengo de parte del señor van Laaden. Debía reunirme aquí con el señor Shuben.
La puerta de madera se abre lentamente, y el rostro de una anciana aparece en el umbral. Su piel es bastante blanca y arrugada. Viste ropas bastante humildes y un tanto pasadas de moda. Sus ojos revelan desconfianza mientras mira al recién llegado.
No está Karrl, no hablarr Inglesch. Quizás señorres de la casa, en la casa, ¿ja? dice en una jerga un tanto incomprensible mientras saca un brazo por la puerta señalando hacia la mansión principal. Su acento extranjero es bastante fuerte, quizás alemán.
Muchas gracias. Lamento haberle molestado. Viendo que con la anciana no voy a conseguir nada me voy hacia la mansión principal.
La casa en sí parece parece tener un aire de cosa prohibida. Según te aproximas notas un aura de malevolencia. Las ventanas están selladas con postigos de madera que parece denegarte silenciosamente el acceso a sus secretos; aunque contrasta con la puerta principal, que se encuentra ligeramente abierta, como invitándote a sumergirte en un viaje de pesadilla hacia una casa infernal. Puedes apreciar también los restos del revoco que anteriormente protgían las tablillas de madera. Es evidente que nadie ha limpiado los macizos de flores que antes decoraban la casa. Las plantas trepadoras y los arbustos cubren parcialmente las ventanas de la planta baja. La estructura está rematada por un tejado de cuatro aguas atravesado por dos enormes chimeneas de ladrillo en no muy buen estado.
Rodeas la elefantina estatua del marino y te acercas hacia la puerta principal. La puerta principal es de roble y de doble hoja, decorada con picaportes de hierro y con un montante de abanico. Al poner el pie en el porche, este cruje ligeramente bajo tu peso y notas un impulso repentino que te pide salir corriendo y huir de la maldad que emana de las tinieblas que se encuentran mas allá de la puerta entreabierta, aunque pasa rápidamente. Huellas y manchas de barro bastante recientes ensucian el porche.
Perdón por el retraso. Ahora estás prácticamente sincronizado con el resto.
Todavía no has accedido al interior de la casa.
Escuhas voces desde la parte posterior de la finca.
Al oir las voces me dirijo al lugar de donde proceden. Rodeo la casa, y antes de llegar les saludo, para no asustarles. ¿Hola?, ¿hay alguien ahí?
Rodeas la casa y te diriges hacia la esquina noroeste de la finca, donde puedes apreciar una acumulación de setos y hierbas altas entre las que se erige una blanca columna.
Según te vas acercando descubres que hay una verja que cierra el perímetro, y consigues vislumbrar lo que parece un cementerio familiar, plagado de lápidas, de donde provenían las voces que escuchaste.
Me adentro entre las lapidas, buscando a los responsables de las voces que oí antes.
Y a la llamada del señor Escribano, alguien responde, desde lo que parecía ser un cementerio familiar:
¿Es usted señor Karl?
Del interior del cementerio se acerca un hombre bien vestido, de unos 43 años, de voz tranquilizadora y seductora y con un acento británico bastante marcado.
Tras él y también mirando hacia el exterior del cementerio se halla un hombre de mediana edad, con bigote y un traje pulcramente planchado, mirando fijamente hacia el recién llegado.
Quizás sean esos dos tipos que acabo de describir en la escena "día 2".
Iba a colocar tu descripción, pero como no has escrito absolutamente nada en tu ficha, lo he tenido que omitir. Pero seguro que sabrás solucionarlo en los próximos días. ¿Puedes seguir posteando en dicha escena? Gracias.