Los Leones de Wati ya conocían su primer objetivo, la tumba de Akhentepi, y sin mucha dilación empezaron a prepararse para la exploración poniendo en común los pertrechos que cada cual podía aportar para llevar a buen puerto la nueva aventura en la que se habían embarcado.
Apenas habían cruzado un par de frases entre ellos, lo que no había sido impedimento para conformarse como grupo de aventureros que entraría al día siguiente a la necrópolis de Wati. Cada cual tenía sus razones, cada cual tenía sus objetivos que compartirían con sus nuevos compañeros de viaje si lo consideraban oportuno. Pero lo cierto era que un hito había sido alcanzado, todos tenían un interés en entrar en la ciudad muerta de Wati y lo habían conseguido.
En aquel momento solamente les restaba esperar a la mañana siguiente, cuando las puertas de la necrópolis de Wati se abrirían a las ansias exploradoras de multitud de grupos de aventureros. No se trataba de una competición, cada cual tenía sus propios objetivos. Pero no podían acudir a la ciudad eterna pensando en que iban de excursión, multitud de peligros de esta y la otra vida les acecharían... ¿Resistiría aquella frágil asociación lo que estaba por venir?
Tienen hasta el domingo para postear como pasan las horas hasta que entren en la necrópolis
bueno, parece que ya está todo decidido con un hábil gesto lanzó un moneda al aire para recogerla con los dedos en un malabarismo y jugueteo posterior de pasarla de dedo a dedo por cerca de los nudillos quizás deberíamos descansar para estar preparados y frescos para mañana, nadie a dicho que será tarea fácil lo que nos acontece. Por mi parte me voy a dar una vuelta por el mercado a ver que se cuece en la ciudad e iré pronto a dormir, si puedo, los nervios y la emoción se me están comiendo por dentro viendo como Nylwa miraba a la parte abdominal de Ali esperando ver como se autodigería o algo similar el joven truhán aclaró es solo una expresión metafórica... si quieres puedes venir a pasear conmigo al mercado, a mi me parece que te será gratificante y enriquecedor, no parece que hayas estado nunca
La muchacha miró a Awib con cara seria. Por unos segundos, el nerviosismo e inocencia de la chica desaparecieron dejando entrever un pequeño celemín de cordura. - Mis preceptores me dijeron que me necesitaríais... Y nunca se equivoca.- dijo con tono solemne, borrando la sonrisa desenfadada y brillante que había exhibido hasta el momento. - Para que la apertura de la necrópolis se realice de forma adecuada, seré menester...- sus palabras sonaron como una antigua profecía, como un juramento desentrañado en los albores de los días.
Antes de que pudiera ser respondida por la enana pahmet, Alí le propuso ir al mercado, cosa que hizo retornar a la Nylwa de siempre, la chiquilla alocada y verborreica.
- ¡¡¡Sííííí!!! ¡Quiero ir! ¡Quiero ir!- Exclamó con insistencia.
Y sin pensarlo, agarró por el brazo al truhán y comenzó a arrastrarlo en dirección al zoco de la ciudad. -¡Quiero que me lo expliques todo, amigo Fary!
Con nada más que hacer, salvo esperar que pasase el tiempo, Ibrahïm decidió que vería como morían las horas descansando y tratando de poner en orden sus pensamientos.
Al parecer, Alí y Nylwa aprovecharían para darse un garbeo por los mercados. La tajante respuesta que le dio la joven a la enana hizo sospechar al muchacho que la apariencia de "inocente chiquilla" no era más que una máscara. Que quizá fuese ella la que más secretos guardaba de todos ellos...
Hizo un gesto a Abbas, que se entretenía masticando el bajo de las ropas de Ravic, y el chivo se aproximó trotando alegremente.
- Si os parece bien, mañana temprano nos vemos en la posada, para partir juntos. Que descanséis.
Juntos, hombre y animal se alejaron del grupo, con paso lento pero decidido. Ibrahïm caminaba con la cabeza gacha, tratando de no prestar atención a los edificios que les acechaban desde todas direcciones. Había pasado los últimos años con el cielo como único techo y aún le costaba hacerse a la idea de estar encerrado en una ciudad. No obstante, se obligó a alzar la vista; al día siguiente se dirigirían de cabeza a una tumba. Tenía que acostumbrarse costase lo que costase.
No se trataba de claustrofobia ni nada parecido, era más bien desagrado lo que sentía. Mirase dónde mirase encontraba multitud de rostros que cruzaban por la vida como sombras, sin preguntarse jamás el porqué de las cosas. Siempre había supuesto que ese rechazo hacia los demás era una herencia directa de su maestro, que simplemente odiaba a todo el mundo, salvo quizá a su família y a su aprendiz.
Pero a diferencia de él, el joven era perfectamente capaz de relacionarse con sus semejantes.
Todas estas cosas pasaban por su cabeza cuando por fin llegaron a la posada. La mezcla de olores le recordó a su estómago que tenía hambre. Tanteó su bolsa y, por el peso dedujo que no le quedaba demasiado. Con todo, tenía que alimentarse bien si quería dar la talla al día sigiente.
Se acercó a la barra y pidió algo barato para comer.
Mientras compartía parte del contenido de su plato con Abbas, desde una esquina de la barra no pudo evitar sonreír con cierto nerviosismo ante la aventura que le esperaba...
Ravic asintió ante el resto. Iban bien pertrechados, dentro de lo que cabía. Ahora les faltaba descansar para estar todos plenos de energía, aunque algunos estaban más interesados en tirar la caña a las jovenzuelas para buscar el premio deseado.
Ravic tenía un objetivo claro, y la posible mención de muertos vivientes en las ruinas de la necrópolis invadió cada uno de los rincones de su mente, aislándolo del mundo real para centrarse en su obsesión. Le resultaba raro, pero los odiaba con todo su ser.
Aprovechando un comentario, regresó al mundo real y dijo escuetamente:
- Será mejor que descansemos.
Y con esta frase dejó al resto para centrarse en sus pensamientos.
Va a su rollo.
Mientras Ravic, Awib e Ibrahïm se volvían al Diente y la Cachimba para descansar y prepararse para lo que les esperase al día siguiente, Nylwa y Ali se permitieron pasar un rato disfrutando del ambiente de Wati en aquellas horas previas a la gran exploración. Cada cual se preparaba a su manera y así fue como transcurrió el día.... y llegó el momento.