Vuestros días como miembros de la Sociedad de Exploradores terminan en el calor del desierto mientras servís como esclavos para el Culto de Moloch, al que termináis adorando o aceptando para no recibir más tormento de fuego y sed.
El Culto y su Suma Sacerdotisa abandonan la Ciudadela de la Llama tras unos días cuando vuelven con cadáveres de los hombres que os esperaban para regresar por las arenas del desierto. Varias tormentas azotan importantes ciudades cercanas al desierto de Qadira por vuestro fracaso, y sóis vendidos como esclavos en los mercados de la costa. Allí vuestros destinos se separan y nunca más volvéis a saber los unos de los otros. Avergonzados por vuestro fracaso decidís cumplir las órdenes que se os obligan a realizar, olvidando vuestras temibles habilidades. Otros sóis mutilados para no poder volver a utilizarlas tras causar algún problema a vuestros "amos".
Así terminan los héroes...