Los evangelios de Raven Euriel, la profeta de Calistria.
Día 2. Mañana. La Taberna de Lady Rouge (3).
Bueno, tochaco al canto. Paro aquí por si quieres hacer o decir algo antes de hablar con Ralla o como inicio de conversación con ella.
-Querida y adorada Ralla- Raven se acercó a la pelirroja muchacha y posó sus manos suavemente sobre sus hombros-Nuestra venerada diosa Calistria estaría orgullosa de ti-Subió las manos hasta su cabello y comenzó a arreglarle el tocado-Se que está complacida en como te agarras con uñas y dientes jugando esta moneda para recuperar a tu pequeño hermano. Y si nuestra deidad está así de satisfecha, ¿quién soy yo para no actuar según sus designios?
¿no harías lo mismo por mi? Si yo necesitase algo, estoy segura, que te llenaría de júbilo poder hacer un favor para una seguidora de la diosa. Ninguna de las dos desea ver a la Diosa enfadada, sabe ella que ni los perros se querrían acercar a ti.-Dió un pequeño tirón a su pelo en el mismo instante en que dijo la palabra enfadada.-
Pero mi buena hermana, yo te bendigo como hija de esta casa a la que recientemente perteneces y te ayudaré a buscar al chiquillo al que llamas hermano. Pero antes, necesito algo de información. No puedo empezar a preguntar a cada persona que me cruce.
Ralla fue a sentarse en una de las mesas de juego, rogándote que la acompañaras, entre asustada y fascinada por ti.
Y otro tochaco.
-Espero que el hecho de no interesarme por justo el niño que podría aportarme algo de dinero y que les ofrezca mi ayuda para encontrarlo, les haga confiar en mi. No tengo ni idea si se tratará de un grupo cerrado, pero aun si lo alguien que sepa curar sus heridas, puede encajarles sin levantar demasiadas habladurías-Raven sonrío
-Anda se una buena chica y pídele a Kadram que te deje acompañarme hasta la empalizada. No estaría nada mal que te diese el aire. Estás muy blanca.
Cuando vas a agarrar a Ralla del brazo la muchacha no puede evitar retirarlo con brusquedad. Te mira con miedo. -No, gracias.- Balbucea.- Llevo toda la noche al servicio de Calistria, estoy muerta de sueño.- Dicho esto se levanta y acuda con el resto de prostitutas. Kadran no te quita ojo de encima. Se ve que eres demasiado alta, imponente y extraña como para que unas crías pueblerinas se sientan cómodas contigo, y mucho menos a solas.
-La empalizada no tiene pérdida.- Dice otra de ellas, puede que la tal Lidya.- Sal a la plaza del Mercado Bajo y sigue la calle hacia el norte. Acabarás dándote con ella.
Cortamos aquí y seguimos en el hilo común. Lamento una introducción tan breve, pero había que ponerte al día rápidamente para no retrasar a los demás.