Escuché atentamente a la mujer, su lengua era casi tan afilada como su maldita lanza. Si de verdad la decisión de todo recaería sobre los Garlagen podíamos darnos por muertos, aunque suponía que el príncipe no se quedaría estático si alguien conseguía llamar su atención de alguna forma. Aunque bien sabía que yo no sería ese alguien.
Las palabras de la mujer, aunque inesperadas ya no me sorprenden. Prefería a sus familiares muertos, ¿cómo no?, quizás cuando negocié con ellos debería haberles prometido sus cabezas en vez de su liberación... Pero tanto daba ahora. No obstante de haberlo hecho aquella loca me habría respondido con la punta de la lanza igualmente.
-Dudo mucho que vuestros parientes estén muertos.- Dije en tono serio, por lo menos si dependía de mi familia dudaba que hubieran muerto.- Aunque obviamente no puedo daros ninguna prueba de ello. ¿Estás diciendo que preferirías que tus familiares estuviesen muertos?
Me río con tristeza. - A mí no se me ha hecho ninguna oferta - Lo que es muy cierto - Pero ahora que estamos aquí con Daeron, quisiera saber algo más de eso de los Hamsemight atacando a mi familia para que todos estemos enterados de como son las cosas y no confundamos amigos con enemigos - Observo al joven con la mirada encendida.
Ignora la pregunta de Daeron, pero una sonrisa sardónica aparece en sus labios. Ya ha sido más que clara en lo que ha dicho. Por ende se concentra en Lowe.
- Tengo entendido otra cosa… Kaled os propuso algo y al final os arrepentisteis. Una mala decisión realmente, además de poco digna. +chasquea la lengua+ En especial si vais a buscar la forma de reuniros a vuestra hermana o esposa. En lo que tengo entendido, las naves piratas que escaparon de la batalla huyeron a las islas, dejando atrás en el desierto cuerpos de piratas y Hansemigth, como si hubieran peleado entre ellos. Puede que no se tomaran a bien vuestra derrota y la alianza se rompiera, o quién sabe. Una traición mientras estabas fuera… Supongo que lo sabremos según quien se presente en Lanza del Sol a reclamaros.
Es evidente su diversión ante las posibilidades. Enemigos divididos son mucho más fáciles de derrotar. Con la alianza rota, ya es más que seguro que los Hansemigth no tienen oportunidad… Nunca la tuvieron en un principio, pero solos, era mucho más.
No alcanzo a entender que gana hablando todo aquello delante de nosotros, ¿me está desvelando que nos ha enfrentado? Pues no comprendo que sentido tendría que hubiéramos atacado a los aliados del capitán... Si toda la boda fue por unir fuerzas. Aun así no planteo la duda, dudo que un detalle así se le escape, pero no le voy a dar yo la idea de no permitirme hablar con mi familia.
Esta vez prefiero no decir nada, las piezas están posicionadas, y tenemos todas las de perder. Pero ya veremos que ocurre, lo que tenga que suceder sucederá.
Miro al capitán intentando desentrañar sus pensamientos, pero aun así no abro la boca.
La mujer sólo viene a provocarnos. No nos va a decir nada y ni siquiera es lo bastante inteligente como para manipularnos o mentirnos. Ahora si estoy convencido de que no tienen interés alguno en nosotros y están jugando.
Me quedo lleno de dudas y con la única certeza de que conoceremos la verdad cuando lleguemos a Lanza del Sol, debo aguantar hasta allí. No ganaré nada discutiendo con Arianne o con Daeron.
Visto que ambos parecen haber quedado sumisos solo tras sus palabras, Arianne se sonríe complacida y por esta vez, se va sin herirlos físicamente. Magro consuelo.
Si lo que dice es cierto (y no parece ser de las que mienten, al menos si es algo malo), las cosas se han puesto muy complicadas para los que quedaron en el valle Carmesí. Una alianza rota significa un traspié tan grande como lo fuera la batalla, para ambas casas. Y a nivel personal, una total ignorancia sobre el bienestar de los parientes…
Resulta una noche turbia para descansar. El día no es mejor. Lanza del sol muestra uno de sus pocos días lluviosos, y sin chances de reparo más que la misma ciudad, todos se ven obligados a aguantar el castigo del agua sobre los ya cansados cuerpos. Incluso algún que otro sirviente se desmaya de la fatiga.
Pero como siempre, las nubes no duran. Es tal así que al ocaso, cuando finalmente llegan a los muros, que el cielo ya está mucho más aliviado. Por ende presta un marco rojizo teñido de nubes a la ciudad más grande que hubieran visto ninguno de los dos.
Lanza del Sol.
El viaje fue mucho más agotador para los soldados y sirvientes que para los prisioneros. La visión de Lanza del Sol es conmovedora, el rojizo cielo inspira a pensar con nostalgia la despedida del abrazador calor de R´hllor. En la ciudad quizás esté nuestro fin, al menos tendremos noticias de nuestros parientes. Sin un plan claro afrontaremos las situaciones según se presenten.
La comitiva traspasa las puertas y se moviliza rápidamente hacia una de las más altas estructuras del lugar. En el camino, por alguna razón Kaled elige calles secundarias, así que no pueden apreciar gran cosa de lo mejor de la ciudad.
Finalmente arriban pero no por las puertas grandes, sino una pequeña y lateral de la fortaleza, la cual por otra parte da a un cruce de callejones que rodean el muro de la misma. Un joven con los colores naranjas de los Martell espera allí. Los Gargalen le saludan, en especial él, con gran afecto. Arianne es más fría y enseguida se separa, para ocuparse de ustedes.
- Llévenlos por el corredor que hay pasando la puerta.- ordena a media docena de los jinetes.- Un par de guardias los esperaran para meterlos a las mazmorras. Descansen…+sonríe, volviendo la vista a ustedes+ Los visitare más tarde, si puedo, pero no creo que sea el caso. Espero que no me extrañen mucho. ¿Algun mensaje para sus familias?
La entrada a la ciudad es algo decepcionante ya que poco podemos apreciar de su fama, pero en este momento no es la mayor de mis preocupaciones. Los tiempos verdaderamente difíciles comienzan ahora, cuando todo puede definirse. Lo único que espero es que mi hermana no esté comprometida, que esté a salvo y lejos de este lugar.
Otra vez nuestra captora se acerca para provocarnos, siempre lo logra. No la miro para responderle
-Que no se preocupen por mí. Me acompaña R´hllor
Daeron opta por el silencio, para evitar cualquier posible golpe, pero mantiene los ojos abiertos, intentando hacerse una buena idea del entorno. Arianne los despide con una sonrisa burlona, y pronto solo tienen la compañía de los guardias. Estos les conducen sin ceremonia a las celdas, situadas en el sotano.
Resultan más familiares para el Hansemigth que para Lowe. Queda bastante claro que aquí no hay sutilezas como “invitados” al ver los muros de piedra y las barras de hierro de las rejas. Paja en montones como camas y un balde apestoso en el rincón para las necesidades. Es todo lo que hay.
Los dos comparten celda, una en el medio de lo que pueden apreciar es una bastante extensa mazmorra. De las vecindades se oyen los gruñidos y ronquidos de otros prisioneros, como así también algún llanto o gemido. Tienen suerte de no tener otros compañeros de momento, aunque por lo visto, los Martell han estado ocupados… Ahora solo resta esperar, y sobre todo, intentar recuperarse las heridas… siendo una infeccion inoportuna la peor de las preocupaciones.
Hasta el juicio, claro esta.
Las mazmorras no son ni más ni menos que los calabozos en cualquier castillo. No esperaba más, lo que si llama mi atención es la cantidad de prisioneros que se apiñan en aquel lugar. Parece que los Martell han estado bastante ocupados. Lamento estar tan lejos de alguna llama para confortarme, pero debo ser fuerte y, sobre todos, recuperarme de las heridas de esa perra, si todo sale como creo acabaremos matándonos el uno al otro tarde o temprano, lamentablemente ella lleva las de ganar por ahora.
Chisto a alguna de las celdas cercanas a ver porqué se acumulan prisioneros de aquella manera, entendía que esta gente no tomaba prisioneros.
- Pst- oye – Digo a nadie en particular, hacia alguna de las celdas contiguas – ¿siempre está así concurrida esta pocilga?
El hombre al otro lado alza la vista, con expresión aburrida, para ver quien habla. Esta entreteniéndose armando algo con las pajas del piso.
-¿Eh? Nuevos, ah… +responde atontadamente, aunque su tono es curioso. No habla como dorniense, ni como isleño+… Si, claro. Supongo. Van rotando a medida que los juzgan, pero siempre hay nuevos. Soy de los que más lleva y creo que tengo dos semanas en este agujero, desde que mi capitán me abandono… ¿No es muy cruel? Solo demore una noche más en esa casa de putas y si vieras a Jabila… pff… Tú también te demorabas una noche y mas! Lo que si, se pasó de listo al dejarle aviso al jefe de puerto, y que si aparecía me encerraran por desertor. Malparido hijo de perra…
Tras esto su tono baja, balbuceando algo que no alcanzas a oir...
Parece que el aburrimiento hace hablar al primero. Un lío con sus superiores. Estoy encerrado con un ato de buenos para nada, cruel destino.
- Mierda que han sido duros contigo. Por tan poco terminar encerrado ¿o acaso tenían mucho apuro por partir? ¿Navegaban hacia la guerra?
Tarda unos segundos en salir de su ensimismamiento de rabia.
-¿Eh? Ah… no. ¿Qué guerra? Volvíamos a Bastión de Tormentas después de traer una carga de cobre. Realmente no entiendo porque la prisa, si ya nos habían pagado...
Suspira profundamente, y su mirada vaga hasta que encuentra algo que decir, como desenterrandolo de la memoira.
-Aunque ahora que lo mencionas, un día antes los del “Galima” estuvieron hablando con el capitán justo apenas llegaron y se volvieron la misma noche… Quien sabe, a lo mejor tuvo malas noticias de casa. Las cosas no han estado bien y si los señores se inquietan… la pagamos los trabajadores...