A medida que caminamos mi curiosidad aumenta, la propuesta de Swen no deja de intrigarme. Mientras camino me pregunto ¿Que quiere? ¿Porque nos alejamos tanto? Comienzo a pensar que es otra mas de sus locuras, que solo quiere pasear. Cuando me señala un lugar donde sentarme suspiro y exclamo mentalmente “¡Por fin!” Tomo asiento y lo miro expectante.
Ante mis ojos asombrados aparecen “sus amigos” esos con lo que siempre habla y a los que yo nunca he logrado dar forma, en el fondo siempre crei que eran imaginaciones suyas. Esta vez los puedo ver, no son mortales pero los veo. Observo y escucho atentamente lo que dice Swen, hasta que me pregunta. No puedo creer lo que escucho, lo miro y sonrio con ternura.
-Querido Swen, nunca hubiera adivinado el motivo de este paseo. Me siento halagada, la verdad. No solo estoy viendo a tus compañeros, ademas me ofreces un regalo que considero de mucho valor- desvio la mirada un momento hacia las apariciones y dirijo de nuevo la vista hacia el, sin dejar de sonreir- Aunque nuestros caminos se separen siempre te tendre en mis pensamientos, estoy segura de que algun dia volveremos a vernos y espero que ese dia celebremos juntos la victoria que ambos, cada uno de una forma, buscamos. Esos... espiritus, son algo.., no se que decir, son un bonito regalo- rio nerviosa- La belleza es una cualidad que puede ser muy util a la hora de relacionarse, la sabiduria es para mi una virtud que se va adquiriendo con los años, tambien resulta de gran valor porque te ayuda a tomar el camino correcto en muchas ocasiones evitando que te equivoques. Pero querido Swen, el espiritu que tu mismo me ofreces es el mejor regalo para mi, no solo porque me lo ofreces tu sino porque con el me ofreces la posibilidad de comunicarme contigo aunque estemos lejos el uno del otro. Si alguna vez estas en apuros y estoy cerca no dudes en llamarme porque, aqui y ahora te digo, que acudire sin vacilar a prestarte mi apoyo. Asi pues deja que me quede con el tuyo y deja tambien que te de un beso para demostrarte mi agradecimiento y mi cariño- Me levanto, lo beso en la mejilla y acepto el regalo que el mismo me ofrece- Espero que tanto Gunhar como Randan cuiden de ti alla donde te lleven tus pies, y deseo que disfrutes de la libertad que tanto tiempo has esperado. Estoy lista para luchar, Swen- me pongo en las manos del chaman y me dejo llevar por sus indicaciones.
"Qué el Gran Oso me proteja."
Mi primera reacción al ver a los acompañantes del Hombre Santo es echar a correr. Sin embargo, su voz tranquila me apacigua y, tras unos momentos de duda, acepto con un movimiento de cabeza y una sonrisa nerviosa. No puedo apartar la mirada de los espíritus y escucho su proposición como si viniera de algún lugar lejano, pero no tengo por qué desconfiar de él. No está muy bien de la cabeza, pero ha sido un amigo leal y ha demostrado sus recursos mágicos muchas veces. Además... en mi aldea el que nos enseñaba magia era un Maestro Cazador. Lo hacía mediante complicados rituales y hierbas, pero he visto lo suficiente como para saber que hay muy distintas formas de hablar con los dioses en el mundo que me rodea.
- Dime, Swen Duerme Monstruos, el Susurrante, el Sabio que Tiene como Amigo a los Espíritus ¿Esos conjuros tienen condiciones? ¿límites?
Swen sonríe con paciencia y me explica con más exactitud las capacidades de cada regalo. Pienso en la posibilidad de ver más lejos... me ayudaría a detectar presas en campo abierto, pero no me permitiría rastrear mejor, y no me sería útil en combate. La magia que multiplica las flechas es tentadora para un arquero, pero el Hombre Santo me asegura que no puedo combinarla con mi oración preferida, la que guía mi saeta hacia el objetivo con precisión y fuerza. Además... los duplicados mágicos no suelen ser tan potentes como el original y no se clavan tan profundamente y anulan incluso la magia que contribuya a ello.
Y mi nuevo arco logra precisamente eso: golpear con más fuerza. Sacrificaría calidad por cantidad. Incluso sin opción sería un excelente regalo, pero...
- Quiero ser silencioso como una sombra y acechar a mis enemigos sin que escuchen mis pasos. Seré el explorador que merecéis, el que localizará a nuestros rivales para que podamos destruirlos con ventaja.
Sonrío y me arrodillo. Recuerdo lo que había que hacerse. Cierro los ojos y espero al espíritu que debe luchar conmigo. Noto como mis aliados me rodean como el suspiro de una madre y me siento protegido y extrañamente contento.
Vamos, que pillo Silencio. Los otros conjuros me hacen mucha ilusión, sobre todo el Proyectil Múltiple, pero no podría usarlo a la vez que Dardo Veloz, y además, creo que al no poder empalar pierdo la ventaja que me da mi nuevo arco (que duplica las posibilidades precisamente de hacer eso).
Silencio aporta versatilidad al grupo. Ahora podré adelantarme y explorar cuando pensemos que hay enemigos cerca (sobre todo si hay oscuridad, follaje o cualquier cosa que me ayude a esconderme). Con esos dos puntos me planto en 88% de Deslizarme en Silencio.
Swen te produce una mezcla de desagrado y respeto. El rechazo supersticioso que sientes hacia él es muy fuerte. Su afán por solucionar las cosas de otra forma y el hecho de que es el único verdaderamente orlanthi del grupo lo compensan. Esta mañana sabías que te iba a tocar a ti, las últimas mañanas ha estado haciendo algo con cada uno de los miembros del grupo y eres el único que queda, así que cuando llega y se dirige a ti no lo dejas ni desayunar. Lo que quiera que pretenda decirte lo quieres saber cuanto antes.
Los sigues innumerables pasos desde la choza. Tus nervios se van acelerando mientras os vais adentrando en el bosque. Llegas a ponerle una mano en el hombro para pararlo y pedirle explicaciones pero el se gira y, la simple determinación de su mirada, te convence de que debes dejarlo llevarte donde quiera que te lleve. Finalmente llegáis a un claro. Te indica un tocón para que te sientes pero... tú eres un noble libre y él... ¿un loco? A veces lo dudas. Extrañamente no se ofende, acepta tu decisión y es él el que se sienta.
- Gracias. Veo que te has dado cuenta. Estoy agotado -una pícara sonrisa se dibuja en su mejilla-. Por donde empezar... No me he olvidado de tus sobrina. Como ninguno de este pintoresco grupo. Juntos somos más fuertes que la suma de cada uno solo. Es una lástima que nos vayamos a dividir pero hemos demostrado ser una pequeña comunidad. ¡Si hasta tenemos nuestro Eurmalí! Es realmente odioso y me da miedo pensar lo que pueda llegar a ser -esto último parece más bien un pensamiento en voz alta-. Por eso llevamos -¿llevamos?- algún tiempo pensando en ayudarnos a sumar más cada uno al grupo. Ahora que nos separamos es el momento. Te pido, por favor, que abras tu mente pues voy a presentarte a las personas más queridas para mi.
Miras junto a él y no ves a nadie, empiezas a buscar alrededor y te quedas helado cuando, detrás de ti, ves a dos figuras traslucidas. Las recuerdas vagamente del encuentro con las wyvernas pero, en un afán por olvidarlas, creías que eran imaginaciones tuyas. Son un uroxi y ¿una adoradora de Voria? Ahora que los ves desde tu helada posición, y no en pleno combate, te das cuenta que las vestimentas, tatuajes y adornos son iguales a los que viste Swen. Son de su mismo clan. Ahora que ves en todos ellos tatuado un pie azul recuerdas que Swen se presentó como perteneciente al clan "Pies Fríos", un clan que no conoces.
- Te presento a mi amigo Gunhar -el uroxi te saluda con respeto pese a su demacrado aspecto- y a mi muy querida Randan -la chica te sonríe con cierta picardía que no cuadra con sus ojos de loca-. Ellos me han ayudado a elegir tu presente.
Te giras nuevamente hacia él esperando no tener que soportar un nuevo susto y te encuentras que, a su espalda, hay otra figura, una que no te gustó nada. Recuerdas que al poco de conocerlo la viste junto a él cuando, tras salvar a los Redes Plateadas, se ofreció a dialogar con los elfos. Estaba allí quieto con esa figura, esa raída capa flotante que sólo mostraba dos frías luces en la oscura abertura de la cara. Y ahora a vuelto.
La nuca se te eriza cuando Gunhar y Randan pasan cada un por uno de tus lados y se acercan a la figura de la capa. Estás paralizado mientras Swen se gira también hacia ella. ¿Que haces aquí? ¿Por qué aguantas? ¿Por qué le permites hacerte pasar este trago? Todas esas preguntas pasan por tu mente mientras ves como, de debajo de los pliegues de su capa, extraen unas nebulosas formas y se giran nuevamente hacia ti.
- He estado de caza y hemos decidido ofrecerte una de estas presas. Tendrás que luchar con ella... No, con tu espada no. Y si vences, que vencerás, para eso estamos Gunhar, Randan y yo, habrás aprendido a convocar su poder. Una te permitirá reparar tu arma, otra aumentará tu fuerza y otra te permitirá soportar más carga. Debes elegir y luchar.
Puedes elegir aprender uno de estos conjuros espirituales: Fuerza 2, Reparación 2 ó Resistencia 2 (tienes una descripción aquí).
El combate espiritual lo ganas automáticamente, aunque te debilita momentáneamente, por eso llegas cansado a la choza.
¡Terminé con todos! Perdonad si los textos no son una maravilla. Me he "pegao una pechá de ejcribih".
Ya sabéis, a elegir uno de los tres. ;-)
Capdemut me ha pedido que lo hiciéramos de un tirón y sin combate espiritual para no alargarlo demasiado.
¡Ah! Y perdonad si os he PNJtizado un poco. Espero haber pillado el espíritu de vuestros PJs.
Erikand había estado intrigado con las desapariciones de Loranda y Kilder, pensaba que al irse al imperio querría darles algún tipo de guía, consejo o cualquier cosa que ese chiflado pero sabio chamán pudiese darles.
Pero no fue el caso, al tercer día le tocó a él. Cuando le pidió que le acompañase lo pillo por sorpresa. Más aún cuando, en el tocón, observó porque Swen siempre parecía estar hablando solo. Parecían realmente reales esos espíritus. Sabía que siempre tenía espiritus alrededor suyo, pero verlos con una forma, le sorprendió.
Cuando Swen le comentó el regalo que le iba a hacer, simplemente quedó asombrado. La verdad es que el único hechizo que tenía le había salvado en incontables ocasiones, cuando le pedía ayuda a su espíritu guardián, conseguía esa protección de más que siempre necesitaba. Ahora Swen le pedía que escogiese entre tres conjuros. Todos ellos demasiado útiles para poder escoger rápidamente.
Golpear más fuerte le sería útil en todos los combates. Sin embargo, no era algo crucial: siempre había priorizado la defensa ante el ataque.
Curar. Eso sí era algo crucial y útil. Casi siempre que habían peleas, una curación era necesaria. Pero Swen ya lo había hecho en más de una ocasión y seguramente o seguiría haciendo.
Hacer huir a sus enemigos era ya otro tema. Poder evitar combates, o reducir el número de atacantes, era, sin duda alguna, el hechizo que, de entre esos tres, debía escoger. Ese hechizo demostraría ser útil menos veces que los demás, pero seguramente este sí marcaría una diferencia.
Tras breves minutos de pensamiento, Erikand mira al chamán y le responde:
- Swen, cada día que pasa me sorprendes más. Este regalo... No se como agradecertelo. Si debo elegir alguno, de entre esos tres, escogeré poder hacer huir a mis enemigos que demostrará ser valioso en nuestras próximas jornadas.
Cuando acaba el combate y obtiene el regalo, está demasiado cansado, como sus compañeros los días anteriores. Tiene que ir a dormir, aunque antes, Erikand le proporciona una mirada de agradecimiento a Swen. Este regalo deberá devolverlo de algún modo. Ya pensaría cómo.
En los últimos días, Kilder no habló mucho, hasta que llegó el momento de la despedida.
-Caballeros, -digo con media sonrisa mientras levanto una copa- quiero hacer un brindis por todos ustedes -miro a mis compañeros- ¡por los muertos!, que nunca dejarán de caminar. -doy un trago- puede que algún día seamos enemigos... o no. ha sido un placer.
Sin mas, me encamino a la puerta, a tomar un poco el aire.
Kilder me da la espalda y se dirige hacia la puerta. "Por tu bien, espero que no sea así" pienso, mientras le veo alejarse. La frialdad de mi mirada se torna calidez cuando me encuentro con los ojos de Loranda. Le sonrío.
- Espero que eso no ocurra, Loranda, no me gustaría enfrentarme contigo, sobre todo si te has entrenado a conciencia -levanto la voz lo suficiente para que me escuchen el resto de compañeros. Mi boca sonríe, pero en mi expresión puede verse la sombra de una duda.
- Ahora que nos hemos decidido y hemos tenido tiempo de meditarlo... ¿qué crees que ocurrirá a partir de ahora? -paseo la mirada por los rostros de mis amigos- Tal vez deberíamos intentar mantenernos en contacto, aunque sea de una manera indirecta...
Me rasco la barbilla, la verdad es que no acabo de tener muy claro cómo hacerlo.
Los ultimos dias el ambiente esta enrarecido, me doy cuenta de que entre nosotros se esta produciendo un distanciamiento que me provoca tristeza. Tal vez sean los nervios, la incertidumbre de no saber que pasara, de no saber que nos deparara el futuro. Kilder y yo como soldados lunares, el resto como almas en pena vagando sin identidad. Empiezo a sentirme incomoda, cuento los dias que faltan para partir y observo como entre el grupo comienzan a haber roces que resultan incomprensibles. La mirada de Aldar se cruza con la mia y le sonrio tambien.
-No puedo responder a tu pregunta, Aldar. Solo espero que nos vaya bien a todos. No sera facil para ninguno, al menos yo intentare sobrevivir y conservar mis ideales, tengo muy claro lo que quiero hacer. He optado por alistarme porque creo que es lo mejor, pero respeto vuestra decision. Nunca sere vuestra enemiga, hemos vivido mucho tiempo juntos y hay cosas que no olvidare. Si alguna vez nos llegamos a enfrentar no sere yo quien levante las armas contra vosotros. Hay valores que nunca se pierden y prioridades que siempre lo seran. Si algun dia me encuentro frente a vosotros encontrare la manera de no luchar, no os hare daño a ninguno de vosotros, jamas. En cuanto a el...- hago un gesto señalando a Kilder- no se bien lo que le ocurre ultimamente, nunca se habia comportado asi. Me ha apoyado hasta hoy y sera mi compañero de aqui en adelante si no se tuerce nada, cuidare de el porque lo aprecio e intentare que no olvide tampoco lo que hemos vivido todos juntos. Tendre tiempo de hablar con el por el camino, espero que no sea tarde- me quedo pensando un momento y miro a Aldar a los ojos- Aquella capa, la que encontramos en la torre, la tiene Swen, si no recuerdo mal servia para hablar con los pajaros. Si es asi y realmente sirve para eso podria ser posible comunicarnos, los pajaros vuelan libres, para ellos no hay fronteras, ni bandos, ni murallas que los separen de nada. Swen podria intentarlo, podria comunicarse con los pajaros para que nos sigan y de alguna forma le digan como estamos. Asi sabriais de nosotros, no se... tal vez sea una locura. Tengo que irme, no quiero que la comida de hoy sepa a cuerno quemado- me alejo rapidamente dandole la espalda. No quiero que vea que los sentimientos pueden conmigo. Soy una mujer fuerte y lo seguire siendo, aunque me duela separarme del resto, aunque todo esto me afecte debo aparentar que todo va bien.
Vuelvo de la reunión con Swen un poco pálido, pero con aún más confianza en el joven chamán.
Más tarde, en la cabaña, al ver a Kilder alejarse de la mesa, me doy cuenta de que no voy a volver a ver a este personaje en mucho tiempo, así que me levanto rápidamente y dando grandes zancadas me abalanzo sobre él. Al oírme, deja escapar un grito ahogado, pero entonces lo rodeo con los brazos, lo levanto del suelo y le doy un fuerte abrazo.
-¡No tan deprisa, Kilder! -le digo con una sonrisa sin dejarlo aún en el suelo-. Espero que esos lunares te entrenen bien, y cuando volvamos a vernos, me demuestres todo lo que has aprendido de ellos... como amigo. ¡No olvides nunca que todavía sigues siendo un Cuervo Rojo! -exclamo mientras le doy un último apretón y lo vuelvo a dejar libre-. Hasta pronto, compañero, cuida mucho de Loranda. Rezaré a Orlanth para que el viento os dé fuerzas en los momentos difíciles.
Vuelvo a la mesa, y veo que Loranda también se dirige hacia afuera, con ojos llorosos. -Loranda... -empiezo a decir, pero veo claro que no tiene ganas de hablar al pasar de largo en dirección a la salida-. Sé que volveremos a encontrarnos -añado cuando ya está saliendo por la puerta.
Al notar el abrazo del oso, me sorprendo, y le miro con los ojos rojos, posiblemente el humo de la hoguera me los haya irritado un poco.
-Un cuervo rojo -me golpeo con el puño la zona donde tengo el corazón, esbozo una sonrisa, y le doy dos manotazos en el lateral de su cuello-
Me escondo dentro de mi capucha, me doy la vuelta para seguir hasta la puerta, y levanto la mano haciendo un gesto de despedida.
Cuando me dirijo hacia la puerta escucho la voz de Kenvent pronunciando mi nombre. No me encuentro en condiciones de hablar, necesito tomar un poco el aire y salgo dando a entender que no he oido la llamada. Al cabo de un rato vuelvo y lo encuentro donde lo deje, timidamente me acerco hacia el y le sonrio. -
-Antes..., cuando me llamaste, yo..., tenia prisa sabes? -bajo la mirada un momento y miro al suelo al darme cuenta de que estoy mintiendole- Pronto nos separaremos y quiero decirte algo. Todo este tiempo, desde que nos acogiste en tu pueblo..., quiero decir que estoy orgullosa de ti, Kenvent, eres un buen hombre, un buen guerrero y sobre todo un amigo. No nos olvides ni a Kilder ni a mi, estoy segura como tu dices de que nos volveremos a ver algun dia, mientras tanto ocupate de que todos sigan bien. Esta separacion es solo temporal, tenemos el mismo objetivo y de alguna forma al final uniremos nuestras fuerzas para lograr lo que buscamos- le cojo ambas manos y lo miro a los ojos- Que tu dios os acompañe y os guie en vuestro camino. Mucha suerte amigo Kenvent.
Despues de despedirme de Kenvent busco a Erikand, para despedirme de el tambien. Cuando lo encuentro me acerco y me dirijo a el.
-Te estaba buscando, queda poco para que nos separemos y no puedo irme sin desearte suerte. Hemos pasado mucho tiempo juntos y aunque yo misma he decidido tomar otro camino debo confesar que me apena dejaros. Espero que tu maza os proteja a todos, no cambies Erikand y no dejes que el tiempo borre vuestros propositos. Debemos encontrar a Arrhya y devolverla a su pueblo-le doy un abrazo amistoso y acabo la conversacion- Volveremos a vernos seguro.
Finalmente llega el momento del adios. Dejais la cabaña y separais vuestros caminos tras unas breves palabras de despedida, ánimo y esperanza.
Jorandash, Loranda y Kilder cruzan Negraard para deshacer el camino hasta la capital carmaniana donde serán juzgados de nuevo y podrán elegir unirse al ejército para conmutar cualquier decisión. Erikand, Kenvent, Aldar y Swen, dados por muertos por la única sociedad civilizada que sabía de su existencia tienen por delante un largo camino para llegar a concluir su búsqueda.
Pero todo eso, son otras historias.
CONTINUARÁ...
Doy por concluido este último capítulo. Si ha quedado algo en el tintero (como lo de los pájaros mensajeros) podemos arreglarlo a posteriori sin problemas.
Loranda y Kilder continuarán en otra partida y los otros continuareis aquí en un nuevo capítulo maravilloso. Hasta ahora.
Swen observa a los que se marchan y la despedida del resto del grupo desde un segundo plano. En su corazón siente que ya se despidió de ellos hace días. Busca con la mirada en los árboles cercanos y localiza un grajo. Usando sus propios medios y los de la capa le pide mentalmente que siga al grupo que se aleja. Cuando más tiempo los siga, y antes vuelva a informarle si les sucediera algo malo, más maíz le dará después.
El grajo se deja caer de la rama planeando y casi rozando el suelo*, luego remota y los sigue graznando.
* Cuando el grajo vuela bajo... ;-)
Disculpad la tardanza en "despedirme", he estado desconectado el finde.