Partida Rol por web

Miro fijamente a Jorandash mientras pienso en sus palabras. ¿"Guardia de honor"? Pff. ¿Qué honor puede haber en ser el perro esclavo de un gandul cobarde que solo inspira asco?

Aun así, parece que de momento la mejor estrategia para volver a Brolia y volver a ver a Arrhya pasa por convertirnos en los perros esclavos de Jorandash. Aprieto los dientes con rabia al recordar qué distinto podría haber sido todo si me hubiera lanzado al ataque contra la bruja lunar. Sin embargo, de nada sirve ya arrepentirse y hay que aprovechar la oportunidad que nos ha dado el jefe atontado de esta gente. Al fin y al cabo, la humillación de ser esclavos puede que dure solamente hasta que estemos lo bastante lejos de la fortaleza y con bronce afilado en nuestras manos. Por eso será mejor que el tipo este no sospeche nada.

Después de Erikand, llega mi turno de dirigirme a Jorandash:
-Soy Kenvent, hijo de Hahlgrim, del clan de los Cuervos Rojos de Brolia. Ya que hemos de ser tus esclavos, dinos: ¿cuándo recuperaremos la libertad que nos arrebataron a traición?

El veterano guerrero os mira con algo de sorpresa. Quizás no esperaba tantas preguntas o puede que no esté acostumbrado a hablar con prisioneros.

-Todo el equipo que necesitais está en ese baúl. Las leyes carmanianas prohiben a cualquiera que no forme parte del grupo de guardia o de otra organización militar, llevar armas en el interior de fortalezas y ciudades, por lo que podreis equiparos cuando estemos en camino. En cuanto a vuestra libertad y otros temas que puedan interesaros... -Lanza una mirada fugaz a los escribas que esperan ansiosos algo que anotar. -...Ya tendremos tiempo de hablar de ello. ¡Ahora en marcha! Nos espera un largo camino.

Jorandash se encamina hacia la carreta sin daros oportunidad de réplica. Se asegura de que todo esté en su sitio y emprendeis la marcha.

Fin de la introducción.