Partida Rol por web

- ¿Y si lo descolgamos y lanzamos al vacío? No me fio de estar cerca cuando se destruya.

-Esa idea me parece muy sensata, Swen. En cuanto a esta torre maldita, podríamos usar los muebles que hay amontonados en la sala de abajo para hacer un buen fuego y esperar a que todo se desmorone por el calor.

-Pues y no pienso tocarlo, y menos para lanzarlo al vacío.

-Yo estoy dispuesto a destruir el orbe. Soy el que más armadura tiene, y si hay algo de magia por el medio... Bueno, tengo una resistencia "aceptable"...- Erikand mira a todos- Pero necesitaré que me ayudéis a bajarla. Yo y mi maza haremos el resto. Después, retiraros a una distancia prudencial. Si véis algo extraño en mi, bueno... no hace falta que diga mucho más... Alguien debe hacerlo, está claro.

-Yo puedo ayudarte, Erikand. Desde que llegamos a estas tierras no hecho mas que cocinar y acompañaros, en realidad he sido de poca ayuda cuando han habido enfrentamientos, es hora de que haga algo util. Decidme que hacemos al final y bajare esa esfera con cuidado para acabar con ella. 

Estoy totalmente convencida de lo que digo, se que tocar el orbe puede ser peligroso, incluso se que puedo morir, pero alguno de nosotros tiene que hacerlo y yo no soy indispensable. Todos son buenos luchadores y Swen y Kilder conocen conjuros poderosos que resultan muy necesarios a la hora de un combate. Tengo claro que debo ser yo quien ayude a Erikand.  

De repente, me quedo mirando como hipnotizado el orbe, y digo en voz baja, como si estuviese en otro sitio:

-¿Y si... me lo qu.... nos lo quedamos?

Miro fijamente el orbe...

Loranda agarra el orbe por su parte superior y lo desengancha de su soporte con cuidado. A pesar de haberse movido de su posición inicial, las tres piedras siguen orbitando a su alrededor como si nada.

-No, Kilder, ¡tenemos que destruirlo! -digo. Luego me dirijo a Erikand y Loranda-. Vamos, rompedlo en mil pedazos. Luego, si os parece buena idea, podemos bajar los muebles del piso de abajo hasta el sótano y prenderles fuego para convertir esta torre en un mar de escombros.

Bajo las escaleras y empiezo a cargar los trastos de madera de mayor tamaño hacia el sótano.

Asiento y agarro con firmeza el precioso arco que acabo de conseguir.

- Te cubriré, Kenvent, todavía no sabemos si destruir esa esfera acabará con esos monstruos de abajo.

Cansada del frio, de los muertos, de la torre y de la maldita esfera con sus satelites alrededor, la cojo impulsivamente.

-Tengo que hacerlo. Apartaos!- sin decir nada mas la arrojo sobre la dura piedra de la pared esperando que se rompa en mil pedazos. 

Grito desesperado:

-¡Noooo! ese orbe nos puede facilitar el ejercito que necesito para mi venganza. ¡recordad de donde vinimos, y como hemos acabado aquí! ¡Juré venganza! ¡Kenvent!

Erikand observa como Loranda baja el orbe y tras un breve instante de deliberación. Loranda estampa el orbe contra el muro. Erikand se cubre con el escudo instintivamente esperando una explosión o algo.

Si el orbe no se rompe, Erikand lo intentara de nuevo con la maza.

El orbe se estrella contra el muro ante la atenta mirada de todos vosotros y la expresión de susto de Lilder, rompiendose en tantos pedazos que parece que jamás haya existido. Acto seguido, decenas, cientos de almas, liberadas por fin de sus ataduras suben torre arriba, traspasando suelos y muros para acabar dispersandose en el cielo como un fuego de artificio.

Tal como Kenvent había propuesto, un fuego se enciende en la parte baja de la torre y en pocos minutos ésta se convierte en una antorcha que ilumina el cielo y calienta la gélida noche. La torre no será destruida, pero ya jamás será blanca ni albergará a tantas almas condenadas.

Regresais a Negraard y os topais con un espectáculo familiar: La música y la danza acompañan el cuerpo de un recién fallecido calle arriba. Desde el linde del bosque observais el ritual y cómo los ciudadanos se desconciertan al ver el cuerpo inerte. Por primera vez desde que todos ellos tienen memoria, el cuerpo no se alza y finalmente, regresan a sus casas extrañados.

-Hemos hecho nuestro trabajo. Pronto volveremos a casa.  -Dice Jorandash con expresión cansada.