Partida Rol por web

.

   - Ryons Bolton II. Conde de Warringshire, gran señor en otro tiempo, comienza a perder facultades mentales con la edad. - os indican, - Elfrida Fritz-Bolton. Prima segunda de Ryons, de 20 años está casada recientemente en segundas nupcias con el conde. Sus hijos son Renard Bolton, de cuarenta años, algo gordo. Alfred Bolton es el segundo hijo del conde, más interesado en la iglesia que en el condado. Y Harold Bolton, el más joven de la familia. -

Hacen memoria un rato y terminan, - Costanza es la mujer de Harold, y Theresa Bolton es la del conde, enviudó hace poco de un noble caballero que luchó junto con Uther contra los sajones. -

Tras el descanso y la charla, los Kent se ponen en pie y lanzan el desafío.

   - Bueno, ¿contra quien vais a luchar? ¿conmigo, Sir Charles Kent o con mi hermano, Jonathan Kent? ¿Y quien luchará, vos Sir Edar? -

.

- Respeto que hayáis empeñado vuestra palabra en esta empresa, pero la oferta de duelo en los términos que ofrecéis me parece vergonzosa. - respondió Hywel duramente, tras escuchar a los gemelos. - Nos cortáis el paso y reclamáis un favor al perdedor, pero si la derrota fuese vuestra no ofrecéis más de lo que ganaríamos si no hubiera nadie custodiando este puente. ¿Podéis seguir hablando de honor si no estáis arriesgando nada? -

Hywel no hablaba por hablar. Tenían poco tiempo para llegar al torneo y veía difícil eludir a los gemelos, pero no pretendía caer en su encerrona y dejar que fuesen ellos quienes decidiesen los términos del combate. Ambos parecían igualmente diestros en combate, por lo que si sus palabras al menos los entretenían por minuto, tal vez algo les indicase contra cual de los dos tenían más posibilidades de victoria...

- Si nosotros nos jugamos nuestro pendón, exijo al menos una compensación equivalente por nuestra victoria. Entregadnos el pendón y el favor de un caballero al que hubiéseis derrotado, y será nuestro para reclamarlo o devolvérselo. -

-A pie o a caballo mi lanza esta presta, compañeros.-Dice Yanick a sus compañeros.

- Los Kent están sirviendo a alguien que los mantienen para larga temporada y bien... - señala sus cosas -... Mirad caballeros sus pertrechos, sus baúles, cestas y comida... Es evidente que no llegaron aquí tales objetos con el esfuerzo de sus propias monturas... Y esto que nos proponen no es luchar por el placer de cruzar lanzas... Es un acto deshonroso para hacernos perder tiempo y no dejarnos llegar al torneo... Bien os digo que sería mucho mejor buscar otra vía para llegar al castillo, porque los pendones de cada uno no se apuestan como si de monedas se tratase, es el blasón familiar, el honor de una estirpe... Yo justaría y soy bueno en ello, los que me conocéis podéis dar fe, pero esta propuesta atenta contra mi honor... Y no puedo cruzar por la fuerza porque ello también repercutiría sobre mi nombre y conciencia... Yo no acepto el cruce de lanzas, buscaré una manera alternativa de llegar a mi destino... - aseguró Dalan, el cual era muy bueno en lanza, pero no podía cruzar el puente debido al reto, ni jugarse el pendón como si no valiera nada. Para él, orgulloso de base, era un no pasar y buscar la vía alternativa, al fin y al cabo, no tiraría su nombre al suelo y menos siendo caballero.

   El duelo se prepara, por un lado Eder, por otro, uno de los hermanos Kent, ¿cual de ellos luchará? Al final los hermanos Kent se echan a suertes quien justará con Eder, ya que este no ha escogido a ninguno en especial. Sale Charles.

    Al no escoger lanza, espada o ambos. Se  hará ambos. La lanza de justas que usaréis no hacen daño (salvo que pifieis y os caigáis del caballo) El que derribe a uno y falle el otro gana. Si ambos falláis, desmontaréis y lucharéis a espada a primera sangre. Ese daño si será real, pero sólo a una herida.

   Hywel, aunque se fija, no detecta nada más de lo que ya ha caido u observado con anterioridad. Ante las palabras de Hywel, los Kent se lo piensan y hablan entre ellos al final Charle te comenta.

   - No, pero si vuestro campeón es victorioso, no os molestaremos más. Y nada os impide vadear el río y mojaros hasta la cintura si no queríes justar. -

   Dicho eso se prepara para la justa.

 

   Yanick se ofrece también, por si fuera necesaria una segunda espada, mientras Eder se prepara. Mientra Dalan observa buscando otra forma de buscar el río.

 

   Dalan, observas que un poco más a la derecha del puente, donde el río hace una curva un sendero trillado en el campo y manchas de barro y alguna rodada de rueda de carreta.

   Estás convencido, de que hay un paso por vado en esa dirección y que no habría que hacer duelo, pero Eder y Charles ya están preparándose para la justa (Al menos la pasada a caballo van a hacer). Si tras la pasada no ha perdido Eder y no ha ganado tampoco, podrías intervenir antes de que continuaran.

   Os saludáis, y os preparáis. Montáis en vuestros caballos de guerra. Las lanzas de justa son caras (relativamente) y propensa a partirse con facilidad, así que usáis unas lanzas de entrenamiento más endebles, pero igual de válidas para decidir la justa.

   El resto os agrupáis alrededor, aunque Dalan, mira hacia el río un rato antes de volver la mirada hacia vosotros.

   Charles Kent espolea su montura y carga hacia ti, pero la podéis ver que la lanza le baila un poco y no la tiene correctamente enfilada, aunque en el último momento la levanta y apunta hacia Eder ¿conseguirá impactar?

Por fin había llegado la primera ocasión para poner a prueba su valía. No podía considerarse una auténtica amenaza para su vida o la de sus compañeros, pero sin duda las intenciones de los hermanos Kent se oponían claramente a la misión que Sir Elad les encomendó.

Así que en el momento en el que Charles comenzó su carga Edar hizo lo propio y espoleó también su caballo, lanza en ristre.

Dalan había optado por ser más práctico, aquel ofrecimiento de jugarse el blasón atentaba contra el honor y no iba a pasar por tentar a los espíritus malévolos de los bosques con su escudo de armas, era un insulto a sus antepasados, así que el caballero se aproximó al río y observó algo que le pareció agradable a la vista.

- Hywel amigo, por aquí pasaron carretas, por lo tanto debe ser zona segura... - miró a Edar y suspiró molesto, ¿es que nadie iba a tomar en cuenta sus palabras? -.. ¡Qué demonios, ya he perdido mucho tiempo!... - y dicho esto apuró su montura para hacer el cruce, podía mojarse, podía caer al agua e incluso ahogarse, pecando quizás de temerario o complaciente de su señor, no estaba dispuesto a perder ni un segundo más para agradar a los Kent, que los duendes se los llevasen a ambos.

Y así fue como Dalan terminó cruzando el río con el riesgo que aquello suponía, pero llegaría a tiempo para hablar con Lord Ryons Bolton II antes de que celebrase el torneo y ojalá pudiera hacerle entrar en razón.

Hywel contuvo un gruñido de indignación. El comportamiento de aquellos caballeros le resultaba profundamente insolente, dándose por dueños de aquél camino para cortarle el paso a quien les pareciese.

El grito de atención de Dalan apartó sus pensamientos de aquél duelo, llegando a tiempo de ver cómo su compañero de armas se metía se en el río sin dudarlo. Por un lado estaba tentado de admirar su osadía; pocos caballeros que conociese sabían nadar, incluido él mismo, pero por otro pensaba en la opinión que tendrían de ellos como caballeros si llegasen embarrados hasta la cintura, seguramente marcados como cobardes que evitaron un duelo. Hywel no era un hombre que tolerase aquellas insinuaciones, y tampoco quería darles a los caballeros que custodiaban el puente el lujo de pensar que huía de ellos.

No obstante, permaneció vigilante hasta que Dalan alcanzó el otro extremo del río a salvo, no fuese que la corriente hiciera peor por él que los caballeros justadores y precisase de ayuda. - Contamos contigo, Dalan. Te daremos alcance cuando Edar enseñe una lección a estos impertinentes. -

Al ver como Edar espoleó al caballo Yanick subió al caballo y empuño su espada sin sacarla de su vaina. No sabia como iban a reaccionar los Kent tras el duelo. Se preparó para el golpe que ambos caballeros preparaban.