Partida Rol por web

Lis desmonta de Cornudo para darle a éste más libertad de movimiento. Y a continuación desencadena un nuevo rayo contra el trasgo situado más al Norte; éste cae brutalmente fulminado por la descarga.

A continuación se sitúa en un lugar algo más cercano a los trasgos, para tratar de atraer su atención.

Los ataques de batalla siguen, y aunque los viajeros se defienden como pueden uno de ellos cae ante la presión de los hobgoblins, momento aprovechado por uno de ellos para acercarse al druida.

Lis desencadena, una vez más, la furia de los cielos, dejanco caer un nuevo rayo sobre el monstruo situado más al sur. Luego simplemente da un paso atrás, dejando que sea Cornudo quien reciba al visitante.

El ciervo obedece a Lis y simplemente espera, cuando el enemigo supere los obstáculos que hay entre ambos, cargará contra él.

Una nueva descarga destroza completamente las entrañas de uno de los goblins que hostigaban a los humanos mientras que, aprovechando que acababa de cubrir los obstáculos, Cornudo se abalanzaba sobre el gran trasgo sin embargo éste consigue repelerlo con su escudo sin sufrir el mínimo daño.

El otro trasgo, viendo como se ha quedado solo ante los indefensos viajeros y que la resistencia importante es la opuesta por el druida, se dirige hacia él todo lo rápido que puede tras frenar con habilidad los ataques de los viajeros, cuya suerte parece haber cambiado.

Cornudo golpeó una vez más al trasgo con el que estaba enzarzado, tratando de superar sus defensas, enzarzando sus cuernos con el escudo mientras trataba de soltarse.

Mientras tanto, Lis convocó una vez más la furia de los cielos para atacar al otro gran trasgo. Aunque este se movió a gran velocidad -seguramente esperando ya el ataque-, no fue suficiente para evitar ser alcanzado, cayendo fulminado como sus compañeros.

Un nuevo trasgo cae producto del rayo dirigido por el druida, y ya son 4 las descargas que ha liberado su furia. Cornudo, a pocos pasos de él, lucha fieramente con el último trasgo en pie, mas su ataque no llega a su destino debido a que la cornamenta se engancha con una piedra desviándose. Como respuesta, el trasgo le devuelve el ataque, dirigiendo su ataque al lomo del animal. La espada sí que llega a atravesar ligeramente la piel mas, producto de la magia interna del animal, ésta queda totalmente reducida a un rasguño sin importancia.

Lis aprovechó y por última vez convocó la furia de los cielos contra el trasgo que seguía vivo. Cayendo muerto en el acto.

Lis se acercó a cornudo a ver el resultado de su batalla, y sonrió ante el pequeño rasguño que había recibido el ciervo.

Sin más, se acercó a los viajeros para interesarse por su estado, revisando qué conjuros curativos tenía almacenados en su mente.

Cornudo trató de aprovechar la ventaja que el relámpago le daba, tratando de golpear de nuevo con su gran cornamenta.

El impacto alcanzó al trasgo en el abdomen, quien no llegó a gritar ante la tremenda cornada.

Lis corre hacia el caído y rápidamente le pone las manos encima mientras recita en voz alta unas extrañas palabras. Una cálida luz verde recorre el cuerpo del caído, mientras sus heridas empiezan a cerrarse.

Los cortes del herido se cierran después del contacto de las manos de Lis; abriendo los ojos y respirando profundamente no tarda en estar totalmente recuperado.

-Millones de gracias, amigo- te dice uno de sus compañeros- ¡Te debemos la vida! Gracias, gracias... No sé como podremos agradecértelo... Los halagos son constantes, y tardan poco el preguntar al druida por su nombre: ¿Cómo te llamas?, amigo.
El herido se levanta y sigue con los agradecimientos mientras que el tercero, mientras mira a Cornudo asombrado, se une a él.

Lis responde en un tono apagado:

- Mi nombre es Lis, suelo cuidar de estos bosques. No os preocupéis que no hay nada que agradecer, tan sólo lamento haber llegado un poco tarde para salvar a vuestros compañeros.

Un tanto inquieto mira a su alrededor, tratando de encontrar algo que le dé una pista sobre el origen de los trasgos. Mientras revisa el suelo continúa hablando con los viajeros:

- Es extraño, los trasgos no suelven venir por aquí, al menos que yo recuerde. Sin embargo el bosque está inquieto, y no creo que sea sólo por esta pequeña banda. ¿Habéis oído vosotros algo en vuestros viajes que pueda explicar este nuevo comportamiento?

Cuando Lis cree haber encontrado todas las huellas que es posible encontrar, revisa también los cuerpos de sus chamuscados enemigos, tomando objetos que puedan resultar valiosos y mirando a ver si hay alguna marca, o algún documento, o algo que pueda ayudarle.

Lis revisa las huellas, descubriendo que vienen del norte-noreste; esto es, seguramente del Bosque Shaareach, cosa bastante extraña. Por otra parte descubre algo también extraño; los grandes trasgos están bien armados y protegidos e incluso tienen varias pociones en su haber; es más, hasta parecen uniformados.

Encantado de conocerte Lis- te contesta el que parece ser el jefe, o al menos el menos atemorizado.- No sabíamos nada, simplemente veníamos de paso por aquí cuando nos atacaron los trasgos. Si lo hubiésemos sabido habríamos traído protección.- alega.

¿Sabes si Transbordador de Drellin está cerca de aquí?- te pregunta finalmente, poco dispuesto a seguir a campo abierto después del ataque.

- Sí -Contesta Lis, un tanto distraido- Estáis a unas pocas horas. Os acompañaré un rato... ¿Alguno de vosotros sabe usar estas armas? A mí la verdad es que no me sirven para nada.

- La verdad es que no- contestan- Pero son mejor que nada. Los atemorizados viajeros deciden tomar una espada larga y un escudo cada uno, dando un aspecto ridículo dada su evidente falta de manejo de los mismos. Apesumbrado, y todo lo rápidamente que puede, uno de ellos se dirige hacia uno de los cadáveres de sus compañeros tomando un pergamino de entre sus ropas.

¿Crees que podremos darles entierro?- pregunta.

Os acompañaré un rato... ¡Magnífico!

- Bueno, no soy partidario de enterrar a la gente, los animales del bosque darán mejor uso de la carne de vuestros amigos y de esos trasgos que simplemente dejarla pudrir bajo tierra. Pero ese es mi modo de pensar y seguramente el vuestro será distinto. Si queréis enterrarlos os esperaré. Eso sí, pensad que os quedan unas horas de camino hasta el pueblo, así que no cavéis demasiado hondo.

- Mientras, voy a ver si me puedo hacer un hatillo para llevar estas cosas, a mí tampoco me sirven de mucho, pero supongo que en el pueblo alguien podría encontrarles uso. Si no os gustan las armas y los escudos, van también para el hatillo y Cornudo las llevará en su lomo. Creo que mientras os acompañe no corréis peligro.

En silencio, y valiéndose de las armas y escudos encontrados, los tres restantes viajeros cavan con rapidez un pequeño foso, alejado de los cuerpos de los trasgos, para sus dos compañeros caídos.

Después de agradecerle nuevamente al druida su ayuda y ahora protección se ponen en camino a través del bosque buscando rápidamente un camino que utilizar. Un grupo de lugareños armados (tres con armaduras de cuero y uno con cota de mallas) montan guardia, clavando miradas recelosas en el grupo.
- Deteneos y declarad vuestras intenciones- dice uno de los guardias cuando os acercáis.

- Hola, soy Lis, uno de los druidas de los bosques. Estos son tres viajeros que he encontrado al Este, siguiendo la ruta del Alba. Acaban de ser atacados por un grupo de grandes trasgos y dos de sus compañeros han caído. Las armas y los escudos que llevan son puro ornamento pues no saben usarlas, y supongo que no tienen inconveniente alguno en entregarlas. En cuanto a mí, he venido escoltándolos y en cuanto pase por el templo de Ilmáter me volveré de nuevo a ver qué más puedo encontrar.

Lis parece dar la explicación por suficiente, y se queda a la espera de que los dejen pasar.

Acaban de ser atacados por un grupo de grandes trasgos y dos de sus compañeros han caído. ¿De veras?- pregunta- ¿Dónde? Bandas de esos salvajes asesinos llevan días merodeando por los alrededores del pueblo. ¡Sois afortunados de haber llegado hasta aquí!.- les dice.

Pasad.- añade finalmente.

Con decisión y ahora más tranquilos, los viajeros caminan hasta el transbordador, esperando hasta que la balsa esté de el lado oeste del río para cruzar previo pago de la tasa correspondiente.

- Cornudo, espérame por aquí, no tardaré mucho en volver.

Lis da dos monedas de plata del botín al encargado, indicándole que volverá a cruzar luego y rápidamente se despide de los viajeros para acercarse de nuevo al templo de Ilmáter.