Partida Rol por web

Roma. Después de todo la idea de Francesco había dado sus frutos. Sopesó sus posibilidades. ¿Sería bueno alimentarse de aquel vigía, que era lo que deseaba, y rasgas las velas para ralentizar a Thomas o, por otra parte, sería mejor regresar sin dar pista alguna de su presencia en el barco y buscar una ruta alternativa hasta Roma?

La del norte aguantó la mirada de Rosalía pero dio un disimulado paso atrás.

-Como quieras, pero si no paramos pronto en un puerto y nos Alimentamos nos mataremos unos a otros muy pronto.

Satisfecho con sus conclusiones y la información obtenida, el cuervo agitó las alas y emprendió el vuelo de regreso a la balandra. ¿Cómo podía haber sido en el pasado tan torpe? Ahora notaba su mente rápida, afilada, sagaz... Las cosas empezaban a funcionar bien por primera vez en mucho tiempo. Demasiado.

Hakan se elevó en su forma de cuervo y con el batir de las alas volvió hasta su embarcación. Allí, Rosalía y Astrid hablaban con gesto de enfrentamiento.

Conforme estaba a punto de alcanzar la cubierta, el cuervo mutó de nuevo con igual rapidez que antes. Creció súbitamente tras un elegante último batir de alas y Hakan cayó sobre la balandra, dando unos pasos hacia adelante como si acabara de terminar una carrera. Sacudió la cabeza, haciéndose de nuevo a lo que era sentir como un 'humano'. 

-De acuerdo, sé a dónde se dirigen... -comenzó a decir, antes de caer en la cuenta de la actitud hostil que había entre Astrid y Rosalía-. ¿Qué está ocurriendo aquí?

Rosalía agradeció el regreso de Hakan pero no dejó que su gesto lo trasluciera.

-Nada -respondió tajante lanzando una mirada a Astrid-. ¿Adónde se dirigen?

-Roma. Se dirigen a Roma en un viaje sin escalas -dijo el nórdico volviendo a tomar el timón para controlar el rumbo. Por supuesto notó que algo había ocurrido entre Astrid y Rosalía, pero por el momento dejó a un lado la cuestión. Las dos eran lo bastante orgullosas como para no sacar el tema en ese momento. 

-No hay ningún modo de que lleguemos antes que ellos. Su barco es más rápido, nosotros no nos hemos alimentado bien en tres noches y Rodrigo necesitará comer más pronto que tarde. Al menos sabemos dónde se dirigen, pero debemos hacernos a la idea de que así son las cosas.

-Roma -protestó la Gauta-. Y así nos adentramos más y más en la civilización... Decidme que nos detendremos al menos a comer algo a no mucho tardar.

Roma...

Rosalía no sabía si alegrarse por ese destino o temerlo. Deseaba regresar, por supuesto que sí, tanto como recuperar sus recuerdos, pero si la acusación de Diablerie aún pesaba sobre ella, y lo más probable es que así fuera, suponía aceptar un enorme riesgo. Thomas y Oana sabían que fue acusada; del Ventrue no se atrevía a afirmar nada, pero de Oana... Si averiguaba que los había seguido hasta Roma no dudaría en dar la voz de alarma y una Caza de Sangre pesaría entonces sobre su cabeza.

Pero en Roma estaba Christian Adler, y tal vez todavía Massimo... Y al parecer también la reliquia.

-De acuerdo, a Roma entonces -abandonó de pronto el silencio en que se hallaba sumida-. Supongo que permanecerán allí varias noches, tenemos tiempo de volver a tierra y alimentarnos antes de continuar sin riesgo de perderles el rastro. Hakan, detente en el próximo puerto.