Astrid notó que su zancadilla funcionó, y vio horrorizada como el guardia se caía de boca al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par, pensando que ahora tocaba sufrir las consecuencias y de manos del carcelero. Cuando lo vio acercarse a por ella con la porra en mano, empezó a echarse hacia atrás con desesperación, lloriqueando de nuevo hasta que notó su espalda chocar contra la pared. Rápidamente se cubrió la cabeza con los brazos temblorosos. Escuchó la voz de Ramiel, tratando de provocar a Harek para que cambiara de objetivo, pero estaba demasiado asustada como para averiguar si lo lograba.
En ese estado no se percató de lo que hacía el resto, solo escuchaba caos. Cadenas arrastrándose por el suelo, tirones, a alguien arrastrándose por el suelo. También escuchaba a Odette, a aquella a la que habían llamado bruja, y se encontraba cerca de ella. Sus manos se apoyaron sobre sus hombros y la chica no pudo evitar encogerse aún más de miedo. Ni si quiera la alivió la mención de Naûl que uno de los ancianos soltó por su boca.