Los diarios de Khalid
Era de la criatura.
Día 1.
En la noche cayó la maldición y el regalo sobre mi regazo. Ahora soy el dueño y señor de mi barco.
Por fin, el capitán que siempre debí ser.
Mi navío rebautizado como Iperion y mi tripulación marchamos hacía aguas más profundas en busca de algo de paz y el tiempo para planear el siguiente paso.
He de establecer nuevas normas, límites e infundir el miedo en mi tripulación del que solo un verdadero pirata es capaz.
También debería decidir qué hacer con este pequeño saco de carne llorón. Una niña, ni más ni menos. ¿Qué hacer con semejante cosa en un barco lleno de brutos? No podré mantenerla con vida por mucho tiempo, y eso podría ser un gran problema.
Por el momento, el mayor logro de este capitán ha sido acallar a la bestia. Parece que los destellos del medallón y el suave vaivén del barco, son suficientemente para que deje de llorar.
Necesito pensar, a solas. Y no puedo dejar de mirarla.
“Toda bendición viene con su maldición. Tu decidirás cuál es cual”
Khalid. El inmortal.