Según levantaron el vuelo, vieron cómo en la base de la torre habían estallado violentos disturbios. Hombres armados combatían contra los pocos efectivos de la policía que no habían huído y un contingente formado por Guardias Imperiales que venía desde el palacio. En el puente, los rebeldes combatían cuerpo a cuerpo contra los siervos de la Inquisición en una sangrienta escaramuza.
-¡Joder! -Gritó súbitamente el piloto.
Un cohete se acercó rápidamente hacia el vehículo y obligó al piloto a realizar un movimiento evasivo para poder continuar en el aire. Por lo visto, los insurgentes poseían armamanto pesado y no ibana dejar que nadie saliera del edificio. Un segundo cohete se pasó muy cercar del morro del helicóptero y y finalmente un tercero impactó contra el lateral, haciendo saltar parte de la carrodería e hiriendo a Raivaros y Thadius, que se encontraban en ese lado del aparato.
-¡Sujetáos bien! ¡Vamos a hacar un cambio de ruta!
El piloto realizó un barrel roll* para evitar el fuego de la infantería que tenían bajo ellos y se puso camino hacia la torre de la que acababan de salir. A pesar de su habilidad, el constante sonido de las balas impactando la carrocaría ponía nervisos a los ocupantes del vahículo, que se agarraban con todas sus fuerzas a los asideros de seguridad para no caer por el agujero que había hecho el misil enel lateral. De pronto, el pájaro se inclinó hacia abajo y comenzó a descender en picado trazando una espiral descendiente.
-¡¿Nos han dado?! -Gritaron al unísono Lyra y Artellus.
Como unica respuesta escucharon al cabo de unos segundos el sonido de un tanque de combustible lateral explotar, e instantes después vieron por el agujero de la carrocería el suelo pasar junto a ellos.
¡Estaban bajando alos niveles medios por el foso del Triconte!
-Hemos perdido parte del combustible, así que tendré que dejaros a medio camino del punto de destino. yo aún tengo que volver al infierno, ¡pero esta vez será para patearles el culo!
*Quien no haya jugado a Starfox no tiene infancia.
El piloto dejó a la compañía en un helipuerto a apenas 20 minutos del edificio donde vivía Artellus, y desde allí caminaron pasando inadvertidos entre los civiles hasta llegar a su destino.
Debido a las heridas de Thadius y Raivaros, estos dos tuvieron que ser atendidos de urgencia por los servicios sanitarios locales, y el resto del grupo les dejó abandonados en la calle tras llevarse sus armas y equipaje. No era plan que unos médicos descubrieran el pastel.
Fin de la escena.