Partida Rol por web

Aaaah, Bookan Talkingbird si que parecía un pirata de verdad, con parche, pendiente y esa barba que delataba una ruda masculinidad difícil de ver en estos días. Cuando se sentó a la mesa, Wash supo que aquel era el hombre más valiente que había en Melee Island (tm).

De improviso Grogman rompió filas sin que Wash lo hubiera ordenado - Eso, señor Bobbins. Vaya a ver quién demonios llama a estas horas. - dijo, tratando de remontar la situación.

- ¿Y tu bucanero? - se dirigió a Talkinbird - ¿Qué te trae por Melee?¿Algún tesoro o tal vez las rapazas de generoso escote que merodean por el puerto? -

Greg miró por el pequeño orificio acristalado que se encontraba en medio de la puerta. A través del mismo observó el rostro distorsionado (por efecto del ojo de buey o del alcohol) de lo que parecía una especie de inspector o trabajador burocrático armado con una carpeta y una pluma, acompañado por dos afeminados guardias.

Bookan escuchó las palabras del ebrio muchacho negro con curiosidad y respondió con un gesto de sorpresa en el rostro.

- Precisamente, así es. Tengo un barco anclado en el puerto dispuesto a zarpar en cuanto una valiente tripulación decida dirigirlo.

Reponiendo su carismática sonrisa dirigió una mirada alrededor escuchando las palabras del mono parlante. Pareció no extrañarle el hecho de que un simio tomara la palabra, ni siquiera de que lo hiciera como si estuviera al mando.

- ¡Vaya! Seguro que las rapazas serían una buena razón te lo aseguro, pero no es esa la causa... en realidad... La tripulación de mi barco se amotinó sin motivo cerca de estas costas. Los muy canallas reclamaron un estatuto que contemplaba un plan de pensiones, alargar la duración de los contratos y seguro dental ¡Un pirata con seguro dental!  ¿Dónde vamos a ir a parar?

Unos sonoros golpes se repitieron en la puerta sobresaltando a Greg que miraba al otro lado con la cabeza muy cerca.

- ¡Abrid! ¡Bookan! ¡No tenéis escapatoria! -se escuchaba una voz al otro lado.

El pirata recién llegado se puso tieso de pronto y mostró su nerviosismo.

- Resulta que ha habido algún malentendido con los sindicatos piratas y la justicia. Nada importante, y tenía idea de abandonar Meleé Island de inmediato con cualquier destino.

- Seguro dental. - respondió Wash con seriedad - siii, mi tripulación me lo exigió una vez. Los pasé a todos por la quilla y se acabaron las exigencias. Respecto a ese barco vuestro, es posible que a la capitana Jenkins le interese utilizarlo en concepto de leasing. ¿Usted que dice, capitana? -

Los golpeteos estaban empezando a irritar al mono. - Por las canas de Barbanegra, señor Bobbins. ¿Quiere abrir la maldita puerta de una condenada vez? -

- ¡No! -exclamó Bookan alarmado -Las personas que llaman a la puerta son los nombrados sindicatos que vienen a apresarme injustamente. Apelo a vuestro buen criterio pirata para que entendáis mi situación y no abráis esa puerta.

Greg se acercó a la puerta con paso casual mientras hacía un gesto hacía el resto para que continuaran a lo suyo. Dirigiéndose a quienquiera que estuviera al otro lado (pero sin abrir la puerta), dijo con convencimiento:

¿Es la pizza que había pedido? ¿Trae peperoni?

- ¿Peperoni? -preguntó extrañado el hombre -¡No! Estoy buscando al señor Bookan Talkinbird. Se le acusa de piratería, malversación de fondos, corrupción, conspiración contra la corona, despido improcedente, acoso sexual, mobbing, abusismo, abordajes sin licencia, exceso de velocidad en navío, impago de multas de aparcamiento, etc.

Al perder la paciencia enumerando los delitos, alzó la cabeza y gritó hacia la puerta.

- ¡No hay ninguna pizza! Venimos a apresar al señor Bookan y si no abren ahora mismo les acusaremos de encubrimiento.

A continuación, el hombre añadió unas palabras apenas imperceptibles mientras razonaba para si.

- Con lo cual se le puede acusar de cómplice de encubrimiento... -dijo mientras lo anotaba en su lista.

- ¡Abran! -gritó finalmente perdiendo la paciencia.

El pizzero estaba a punto de llegar al "Medio barco" cuando escuchó las palabras que llegaban del otro lado de la puerta.

¿Pepperoni? pensó mientras abría la caja para comprobarlo.

- ¡Maldición! Siempre me pasa lo mismo -dijo para sí mientras daba la vuelta y se dirigía de nuevo al pueblo.

Greg se giró hacia Bookan. - ¡Caray, tienes un buen currículum! - y como en las fechorías del recién llegado no había ningún crimen abyecto (como adulterar un buen grog), se sentía animado a ayudar al pirata. Para ganar tiempo, preguntó hacia fuera - Pero entonces... ¿se nos podría acusar de cómplice de cómplice de encubrimiento?

Acto seguido, dirigiéndose al camarero ex-tripulación de Nerea, le preguntó en tono cómplice - ¿Dónde está la salida secreta™?

- Señores, y señorita -dijo Bookan algo apurado -Veo en vuestros ojos el ánimo pirata de antaño de modo que os propongo que compartáis navío conmigo. Partiremos hoy mismo y vosotros escogéis destino ¿Quien se apunta?

Miró a los presentes con algo de nerviosismo en la mirada. Los golpes de la puerta ganaban en fuerza e insistencia.

- ¡Cuenta conmigo! -exclamó el camarero-pirata decidido.

A continuación se giró hacia los demás.

- Usaremos su barco para ir a Monkey Island™ -añadió en un susurro que Bookan no pudiera escuchar.

El mono se lo pensó unos segundos. Sin duda aquel tipo había cometido todos los actos de piratería más viles, salvo quizá copiar un disco de Ramoncín. Peroooo ... - Me parece bien, pero la capitana Jenkins está al mando. Yo seré el primer oficial. Aquí el pirata-camarero será el cocinero. Tu, Talkinbird, timonel. El señor Bobbins de vigía y Moreno será grumetillo de cubierta. ¿Aceptas? -

 La pregunta de Wash coincidió con el momento en que las bisagras de la puerta comenzaban a astillarse. En ese momento Bookan corrió hacia la barra del bar, la bordeó y se lanzó con el hombro por delante contra la pared. El "Medio Barco" sufrió un ligero zarandeo. Coincidiendo con el rebote de este, Bookan repitió el golpe de hombro ampliando el balanceo del bar. Lo hizo una tercera, cuarta y quinta vez. Cuando se disponía a repetirlo por sexta vez, las bisagras de la puerta cedieron del todo y la puerta cayó sobre el suelo.

- ¡Ajá! ¡Bookan, te tengo! -dijo un hombre de bigote desde el umbral de la puerta.

En ese momento, Bookan corrió al grito de:

- ¡Aceptoooo!

Y golpeó por sexta vez la pared con el hombro. Esta vez el equilibrio de la estructura se vio superado por el balanceo, y el barco se inclinó peligrosamente y cayó sobre un lateral (lo que sería la popa). Todos los que se encontraban dentro perdieron el equilibrio y cayeron al suelo, al igual que las numerosas lámparas de aceite y las velas, que prendieron fuego a las cortinas que había en las ventanas junto a la puerta. El "Medio Barco" comenzó a deslizarse colina abajo ganando velocidad a cada metro y dejando una estela de humo negro a su paso.

  Era una plácida noche de verano en Meleé Island cuando dos pescadores aguardaban con sus cañas en el muelle a que algún pez picara en sus insulsos anzuelos.

Entre los restos de los restos del barco surgieron poco a poco todos sus tripulantes. Bookan fue el primero en hablar y lo hizo con una voz especialmente aguda y nasal.

- Ha llegado a su destino -Se golpeó repetidas veces la cabeza para recuperar su voz y la cordura -¿Estáis todos bien?

Los demás fueron saliendo de debajo de tablones y montones de objetos. Una vez todos estuvieron fuera, de nuevo habló.

- Caballeros (y señorita) -dijo señalando un imponente barco atracado cerca de la orilla -os presento nuestro navío, el "Mono Descabezado".

- BUM - Talkinbird se golpeaba contra la pared - BUM, BUM, BUM - y el desconocido del exterior intentaba derribar la puerta. En medio del jaleo y la tensión "in crescendo", Wash se mantenía tranquilo. Dio un sorbito a su jarra de grog y continuó esperando una respuesta con gesto flemático. Entrechocaba sus dedos de mandril.

- ¡Aceptooo! - grito el pirata del pañuelo azul, y al instante el nuevo primer oficial Wash estiró una sonrisa de oreja a oreja. Se levantó y se subió a la mesa muy derecho señalando hacia el vacío cual estatua de Cristobal Colón -¡Señor Talkinbird. Ponga rumbo a Monkey Island. Avante tooooda!- gritó.

En ese momento la casa tembló con el último golpe de Talkinbird y empezó a despeñarse en dirección contraria a la que señalaba Wash.

Momentos después se encontraba sacándose un tablón de la cara, en el medio del puerto. Pirata-Camarero se le había caído encima -Saca, sabandija.- dijo, mientras se incorporaba.

Observó el casco barco un instante. -Mire que buena quilla capitana, seguro que le daremos buen uso. Lo único que no me gusta es el nombre.- y subió a bordo -Creo que deberíamos discutir quien utilizará el camarote de capitán ...-

Y así Wash emprendió de nuevo la marcha en su busca de la pérfida bruja vudú zen que un día había amado y que ahora odiaba por robarle el tesoro que tanto le había costado conseguir.

Ante el susurrado comentario del pirata-camarero, a Greg le brillaron los ojos tras su oscuras gafas. Ir a Monkey Island™, pieza fundamental de su sueño de destilador de grog... durante un instante fantaseó con la idea, con una sonrisa bobalicona y con baba resbalándole por la comisura de los labios. Sólo los insistentes golpes de Bookan contra la pared y los del agente del sindicato en la puerta le hicieron volver a la realidad para articular un - ¡Acepto! - justo antes de que la puerta callera abajo... y la taberna también.

Brrrrrrrrrr (sonido de medio barco bajando una colina) - Esto... - (sonido de medio barco siguiendo bajando una colina) - ...va demasiado... - rrrrrrrrrrrrrr (aún más ruido de medio barco bajando una colina) - ...rapi... - ¡CRASH!

Tras un conveniente fundido en negro, Greg abrió los ojos en una situación comprometida.

Yo no quería romper el telar, mamá...

Miró alrededor, se soltó del aterrado abrazo en el que se encontraba (no mencionaré a qué se agarraba por evitar problemas a los abogados de grogweiser) y se mantuvo en una tambaleante postura erguida con una experta dosis de inestabilidad fruto de innumerables noches de grog. Se frotó los ojos para aclararse la vista. Ante él se hayaba el Mono Descabezado.

Vaya, NO será la segunda cabeza de mono más grande que he visto... pero es todo un navío.

Olíendose que se avecinaba un final de capítulo, puso los brazos en jarras y mantuvo la vista levantada hacia el navío, adoptando una pose digna de un cartel. - Monkey Island, ahí vamos...

Fundido en negro.

...Grog yeah!

El suelo ya se movía bajo los pies de Yimbo bastante antes de que todo se precipitase, así, de repente. Contento porque el asunto del barco se había resuelto rápidamente, apuró la otra media jarra de grog para celebrarlo y notó una euforia desmedida.

Ajeno a los golpes en la puerta de los perseguidores de Bookan, el muchacho se perdió en sus ensoñaciones. Allí estaba él, enrolado en una auténtica tripulación pirata, con el barco más poderoso que jamás había surcado los mares. Se imaginaba a medio subir del palo mayor, agarrado a éste con sus fuertes piernas y a un cable con una mano, con la otra haciendo visera sobre los ojos, listo para avistar navío enemigo o isla inexplorada, con el viento soplando en su rostro y el olor a salitre saturando sus grandes fosas nasales. Se imaginaba encarnizadas batallas a cañonazo limpio, abordajes con el cuchillo en la boca, grandes botines, inumerables tesoros, miles de jóvenes tomando las plazas exigiendo un mundo más justo...

Ajeno también a los golpes que el propio Bookan propinó al medio barco, Yimbo apenas notó que éste se decantaba y comenzaba a deslizarse colina abajo. Apenas notó diferencia en cómo todo parecía moverse a su alrededor y cuando, finalmente, el barco-bar se estampó contra la playa, Yimbo permanecía en pie en su sitio, anclado por sus poderosas piernas.

Cuando bajó la polvareda vio el barco atracado a pocos metros de la playa y dio unos pasos hacia él, embobado ante su presencia. Incapaz de articular palabra, avanzó hasta notar que la fría agua del mar bañaba sus pies y le despejaba por completo.

-  Monkey Island... -susurró, mientras una alegre musiquita de cambio de capítulo comenzaba ya a sonar.