De verdad que mi religión me prohíbe hacer estallar explosivos sin estar a una distancia segura... básicamente, me prohíbe hacerme daño... - Greg parecía dubitativo - Además de que estoy obligado por contrato a decir en el momento de mi muerte "Sólo lamento morir sin haber probado otra buena taza de Grog grogweiser", nada de "explota, explota...". ¡Seguro que hasta me penalizarían la pensión por incumplimiento de contrato! Miraba alrededor con algo de nerviosismo. Sabía que estaba ante UN MOMENTO EPICO DE LA PARTIDA, así que por alguna extraña razón no podían encargarselo a un pnj. Por otro lado, si lo hacía Yimbo habría quejas de racismo, si lo hacia Nerea de sexismo y si lo hacía Wash de especismo. Mientras sus neuronas dañadas por el grog (y aun entumecidas por el grog bebido en la celebración) se esforzaban a toda prisa, una súbita revelación le llegó... De acuerdo, piratas cobardes. Iros. Grogman lo hará. Pero antes... - de la forma épica que sólo aparece en los finales de capítulo aprovechando el momento de estupefacción por el valor demostrado, agarró a Nerea por la cintura y la besó - De despedida. Acto seguido y sin mirar atrás, se acercó a la carga explosiva con la jarra de grog lista para ser escanciada, dando a todo el mundo tiempo para abandonar la escena...
Cuando ya habían salido todos los demás de la pantalla cueva, Greg se encaró al frente. Porque esto es una aventura para todos los públicos, ¿no? Donde no muere NADIE, ¿verdad?
Espero que Lucasarrs no haya fichado a gente de Cierra... - pensó mientras intentaba sin demasiado éxito controlar el temblor de piernas...
A ver cómo era... Explota, explota...
¿Fundido en negro? :P
- ¡Un momento! -exclamó Guybrush de pronto cuando todos caminaban ya hacia la salida de la cueva.
- Señores y señorita, no pienso tomar partido en esta farsa ¿Tan bajo ha caído el espíritu pirata? ¿Tanto ha calado la cobardía en el corazón del Caribe? ¿Dónde ha quedado el espíritu indomable de los bucaneros? ¿Dónde ha quedado ese ansia de demostrar la heroicidad de no temer al destino que nos pueda deparar cada una de nuestras hazañas?
Guybrush miró con sentimiento uno a uno a los presentes.
- ¿Yimbo? Tenía entendido que querías ser un pirata ¡Esto es ser pirata! Estar dispuesto a morir por mantener tu barco a flote, o por la causa que tu capitán requiera. Nerea ¿Dónde ha quedado la responsabilidad de una gran capitana pirata para con sus subordinados? ¿Desde cuando el miedo ha sido un aspecto a tener en cuenta en tus decisiones? Wash. Actúas bajo esa mentalidad de un cruel y sangriento pirata, y admiro por ello tu tenacidad para hacerte con el mando de vuestro navío pero olvidas una parte fundamental de un buen capitán. Ganarás un barco y un cargo, pero perderás tu esencia. Tu esencia de pirata ¿Quien respetará a un capitán que alcance su puesto escapando del peligro? ¿Acaso no verán en ti esa debilidad tus subordinados? ¿Acaso no se atreverán a cuestionar tus órdenes o desafiarte entonces? ¿Dónde quedará la gloria de ser mejor que tu capitán, de retarlo en un duelo justo y vencerlo? Créeme cuando te digo que solo así llegarás a ganarte la verdadera lealtad de tu tripulación.
Guybrush hizo una nueva pausa.
- Pircam ¿En serio quieres seguir sirviendo ese insustancial líquido al que llamáis grog? ¿Qué clase de camarero-pirata se conformaría con eso? Bookan ¿Has pensado por un momento qué haría tu padre en esta situación? Yo sí, porque lo he conocido. Tu padre utilizaría todo su inagotable ingenio para engañar a sus compañeros. Engañarlos alejándolos de este lugar y sacrificándose para restaurar la forma de vida de los piratas del Caribe. Ahora es el momento de decidir, si quieres ser un cobarde, o ser coo tu padre, uno de los piratas más valientes y sanguinarios que los mares conocen.
Todos miraban a Guybrush estupefactos por sus palabras.
- Señores y señorita. No sé vosotros, pero yo sigo amando y respetando mi esencia pirata. Y el precio de mantener eso es quedarme aquí y afrontar el peligro junto a Greg, aunque este me lleve a un destino aciago y oscuro. Me quedaré aquí, y haré explotar esa bomba con él. Estáis invitados a acompañarnos o a marcharos, pero debéis hacerlo de inmediato.
El silencio se apoderó de la caverna donde los piratas se miraban entre sí debatiéndose entre quedarse o marchar. Guybrush caminó hacia una gotera en un lateral de la cueva y llenó la jarra verde que portaba con aquella sustancia.
Último post de la partida, señores. Esmérense :)
Nerea, impactada por el beso del Sr. Bobinson, que la había dejado un poco mareada (por el exceso de grog que había bebido Greg) y avergonzada por la reprimenda de Guybrush, sintió que debía ser la primera en hablar:
- Señor Threepwood, siento haberme escudado en mi puesto de capitana para evitar inmolarme. Es cierto que el instinto básico pirata es siempre el de sobrevivir cueste lo que cueste, pero también es cierto que los piratas que estamos aquí, todos, somos los que nos hemos esforzado por seguir siendo temerarios, despiadados, y por devolver al Caribe el verdadero sentimiento de la piratería, incluso sin haber tenido acceso al grog verdadero durante muchísimo tiempo. -diciendo esto, los fué mirando de uno en uno.
Primero miró a Wash, muy seria, dando un tono de ceremonia a su voz:
- Señor Wash, habeis sido un gran segundo al mando, y sé que si es necesario, sabreis dirigir a la tripulación hacia un mundo pirata mejor, en el que el grog sea de verdad, y los piratas también. Espero que vuestra especie no se extinga con vos.
A continuación, se volvió hacia Yimbo, y con una expresión de orgullo y una sonrisa, le dijo:
- Yimbo, sois el mejor grumete que he tenido nunca. Sois dispuesto, obediente, valiente y teneis grandes cualidades como hechicero, aunque aún vayais a necesitar tiempo para descubrirlas-le guiñó un ojo, y sacando su espada de la vaina, tocó con ella al grumete en la cabeza, mientras le decía: -Desde ahora dejais de ser un grumete para pasar a ser conocido como el Pirata Yimbo Moreno, el gran hechicero vudú, tripulante del.... bueno, del barco que consigais para salir de aquí!
Volviéndose hacia Greg, se quedó plantada un segundo mirándolo, y luego se echó a sus brazos y le dió un beso de película. Después se separó de él, y mirándolo a los ojos le dijo:
- Greg, lo nuestro nunca hubiera funcionado...pero nos lo habríamos pasado estupendamente antes de descubrirlo!- y con una sonrisa, se dirigió al grupo:
-Piratas, ha sido un placer navegar con vosotros y vivir tantas aventuras, pero ha llegado la hora de enfrentarse a la última aventura....pues es mi barco, mi tesoro, es mi dios la libertad....y no recuerdo más, pero da igual! Si hay que morir porque todos los piratas del Caribe vuelvan a ser unos borrachos malolientes, asesinos y violadores, saqueadores y tramposos.... lo haré!- Y dicho esto, la Capitana Nerea Jenkins, el Terror de los mares del Sur, temida por su bravura en todos los confines acuáticos conocidos, alérgica al agua, adoptó por última vez su pose de pirata sexy, y se preparó para morir con la cabeza alta, los brazos en jarras y la sonrisa pícara en su boca.
Las palabras de Guybrush pillaron a Yimbo totalmente por sorpresa, pues pensaba que Threepwood hacía rato que se había marchado a apagar el horno. Sin hacerle demasiado caso al principio, el muchacho continuó danzando y agitando la pata de pollo (de goma) sobre su cabeza mientras se afanaba en buscar una receta apropiada.
Pero, poco a poco, el discurso de Threepwood fue captando su atención hasta el punto de suspender el ritual y quedarse embobado escuchándole. Las palabras del mítico pirata fueron calando gota a gota en su corazón, hasta dejarlo totalmente empapado. Otra lagrimita más comenzó a humedecer los ojos del grumete.
Pero lo que ya fue el colmo para él fue el gesto que tuvo Nerea. ¡La más temible Capitana de los mares del sur le había ascendido oficialmente de su puesto de grumete! ...Pirata Yimbo Moreno, Gran Hechicero Vudú... ¡qué bien le sonaba todo aquello junto!
Los ojos de Yimbo se desbordaron, no pudiendo contener la riada. ¡Maldita sea! ¿Cómo he podío sé yo tan egoí'ta? Gaybrash e' capaz de sacrificá el pollo e'e que se le va a quemá en el horno ¿y yo me preocupo pó que se vaya a acabá mi e'tirpe? -Yimbo se abofeteó mentalmente, avergonzado- La de cosa' que tengo yo que aprendé aún pa llegá a sé como él...
Arrepentido, pero contento por haber recuperado la confianza en el ídolo de su niñez, Yimbo se acercó a Greg, Guybrush y Nerea, haciendo piña con ellos. Les tendió las manos invitándoles a formar un corro para pasar aquél último mal trago juntos y miró hacia los que aún faltaban por decidirse.
- Yo también me quedo -anunció ya más tranquilo, mientras se pasaba el brazo por la nariz y se secaba los mocos producidos por la lloradera- ¡Que el e'píritu pirata vuelva a reiná en todito el má Caribe!
La oreja de Greg pareció agrandarse mientras intentaba escuchar lo que decía Guybrush. Con alivio, fue comprendiendo el significado de todo el conjunto. Cuando Guybrush se le acercó hizo un esfuerzo por contener el temblor de piernas.
Que el protagonista de las historias de Monkey Island se quedara daba fuerzas a su teoría y eso le daba confianza.
Ante la reacción de Nerea, se rascó con la mano derecha la nuca, tras el sombrero. - Bueno... para un buen final épico hacía falta una despedida con beso... y era eso o besar al mono. - hizo una pausa - Y tras cierta borrachera, la organización de protección de animales del Caribe me obligó a jurar que nunca más besaría a un mono...
Dándose cuenta de que se estaba desviando del tema, zanjó la conversación - En fin, estuvo bien mientras duró. Aun tenemos pendiente un duelo de bebedores de grog
Se ajustó su sombrero, adoptó su pose de anuncio de grog y se dirigió a todo el mundo:
- ¡Piratas, desayunad un buen trago de grog... porque la resaca la tendremos en el infierno!
Si los de Lucasarrs han olvidado que esto es un juego para todas las edades en el que no debía morir nadie...
Durante un instante escuchó perplejo el discurso de Guybrush, Jenkins y los demás. Se hizo el silencio y todos pensaron que el monito iba a llorar.
-Bah, paparruchas.- dijo Wash con un gesto de desdén, y se encaminó hacia la salida. Pero miró a su alrededor y sólo vio a Pircam ya Bookan. - Agh. Maldita sea, con estos dos inútiles no podría ni salir de la bahía de Monkey Island.-
Se paró en seco -¿A dónde creéis que vais vosotros dos, cenutrios desnutridos?- agarró a los dos piratuchos por las casacas y dándose la vuelta se encaminó hacia donde estaban Guybrush y los demás. -No quiero en mi tripulación a la clase de piratas que abandonan a su capitana para salvar su pellejo.-
Al llegar junto a Guybrush le arrebató un jarra de grog -Trae acá flaco. Y usted, señor Bobbins, no se le ocurra volver a hablar de besar monos.-
Dicho esto levantó la jarra -Capitana, cuando usted ordene.-
Uno a uno, todos decidieron quedarse y afrontar aquel peligro unidos. Llenaron sus jarras del grog que caía en las goteras y se situaron alrededor del artefacto. Intercambiaron significativas miradas entre sí hasta que llegado el momento, alzaron sus jarras a modo de brindis y exclamaron al unísono:
- Explota, explota...
Era una plácida noche en medio del Caribe cuando...
¡BOOOOOOOOM!
Una explosión hizo temblar todas y cada una de las islas. Un olor familiar se esparció por todo el Caribe a la vez que un suave murmullo parecía acercarse. Un olor como el de la hierva mojada que precede a la lluvia, pero ligeramente más alegre, precedió a la repentina llegada de una revitalizante lluvia de grog. Los piratas que en aquel momento se encontraban al aire libre sintieron una nueva energía surgir dentro de ellos. Volvieron a sentir esa esencia pirata que antaño habían perdido.
Los miembros de aquel grupo de piratas que habían hecho explotar la bomba experimentaron una relajada sensación de ingravidez ¿Estamos muertos? Fue la pregunta que atravesó su mente en aquellos momentos, sin embargo, no tardaron en volver a sentir el duro contacto del suelo.
¡PLOFF! ¡PLOFF! ¡PLOFF!
El vuelo de docenas de kilómetros que habían experimentado, sumado a las velocidades cercanas a la del sonido y a la caída de varios cientos de metros hizo mella en el grupo.
- Creo que me he torcido un tobillo -comentó Greg -¡Ah, no! Pues no. No me lo torcí.
Se incorporaron y se pusieron en pie echando una ojeada alrededor. De alguna forma habían caído en una pequeña isla en medio del inmenso mar de apenas seis metros cuadrados hecha de... ¡ORO!. La repentina alegría duró hasta que un particular sonido llegó a sus oídos. Un arma cargándose.
Dirigieron su mirada al origen del sonido y descubrieron a un peludo mono vestido con un ostentoso vestido de sevillana apuntándoles con un mosquete corto (y no se trataba de Wash). La aventura parecía llamar de nuevo a sus puertas, pero aquella sería OTRA aventura...
Fin de la partida