Partida Rol por web

La pequeña ciudad de Kaban se encuentra rodeada por territorios salvajes. Ubicada a la sombra del monte Kardros, la gente de Kaban es jovial y dura. La suya es una vida de dificultades, interrumpida a veces solo por un puñado de celebraciones y las poco frecuentes caravanas de comerciantes. Se enfrentan constantemente a la adversidad tanto de los territorios salvajes como de los engaños del hombre. Los lobos les muerden los tobillos y los rateros les roban los bolsillos. Que logren sobrevivir a todo es un testamento de su terquedad.

Recientemente, el Barón que gobierna la ciudad fue víctima de un robo. Ha mandado emisarios a las ciudades y poblaciones cercanas para dar aviso de su pérdida, y de que recompensará con generosidad a los que recuperen sus pertenencias robadas.

De una forma o de otra, al cabo de unos días, llegáis a Kaban atraídos por el anuncio de una tarea que podría ser súmamente suculenta para vuestro bolsillo, aunque poco o nada más sabéis acerca de la misma. Aún no es ni medio día así que como la ciudad no es demasiado pequeña ni demasiado grande, hacéis lo que haría cualquier aventurero en vuestra situación. Os dirigís a la taberna más cercana del lugar: El lobo plateado.

Llega un hombre a la posada.

Tiene un escudo de madera, pesado y bastante crudo, si bien tambien lleva una espada bastarda muy bien cuidada, afilada y engrasada. Por sus ropajes, es un viajero de lejos y habla con un acento que es, a todas luces, indescriptible.

Conforme entra, escudriña a los patrones de la taberna: Desde los borrachines que solo salen de su esquina para pedir que recarguen sus jarras, a los extranjeros que se dedican a señalar sus movimientos en un mapa.

A este hombre le sigue dando botes un conejito doméstico... bastante lindo, en comparación con el monstruo que es su dueño

"Ponme un Whiskey con hielo" dice al entrar
"Si claro. Enseguida invoco a unos elementales de hielo para que te lo congelen" dice el posadero
"Pues entonces, dame un ron con miel"
"¿CON MIEL?"
"Tu pruebalo"

El tabernero, casi con asco por "Estas cosas de extranjeros" le echa unas gotas de miel al ron... Luego prueba la cuchara

"¡ESTO ESTA DE MUERTE! ¿Es un invento de elfos?"
"Es algo normal en mi tierra. Como el Whisky con Hielo"
"La leche... ¿Y como dice que se llama usted?"

"Mi nombre es SHAUN MICHAELS"

En ese momento, misteriosamente, alguien apaliza al ridículo bardo que estaba castigando el ambiente con el lamento de su laud, y unos nuevos juglares empiezan a cantar una canción. Una a gusto de este extanjero, una a gusto de SHAUN MICHAELS.

Llego a la taberna del Lobo Plateado. Como no podia ser de otra manera, esta se encontraba llena de gente. Las tabernas eran lugares donde podias encontrar informacion, así conseguir tareas para poder ganar dinero. Habia escuchado rumores sobre el robo del Baron. Algunos hablaban de objetos de poder, otros de joyas y monedas de oro. Incluso alguno refería a obras de arte. La cuestion es que atraido por esa intriga, llegue hasta Kaban.

Me siento en un taburete cerca de la puerta. Mi espada y escudo son depositados en el suelo apoyados en la pata mas cercana a mi. La mesa estaba algo sucia con derrames de bebida de otros habitantes. 

Por favor, camarero!! Levantando la mano. Podria traerme una jarra de cerveza bien fresca y limpiarme esta mesa? Huele que apesta.

Voy observando la taberna en busca de quien podría informarme sobre el robo del Barón.

Se abre la puerta de la taberna, una chica joven atraviesa la puerta, es de baja estatura con una apariencia delicada, de pelo rubio, largo y trenzado que le llegan hasta sus curvos glúteos. Tiene una mirada intensa, parece buscar un sitio donde descansar después de un largo viaje.

Algo a llegado a oídos de la chica, de que se ofrece una buena recompensa al que recupere las pertenencias robadas del Barón de la ciudad. Un trabajo fácil y bien recompensado.

La chica se acerca a una mesa ocupada por un hombre con armadura, al lado hay apoyados en la mesa una espada y un escudo. - Perdone, ¿podría sentarme con usted?. ¡Vaya!, debe de tener unos grandes músculos debajo de esa armadura. - Le dice mientras le recorre la fina mano por el hombro hasta el pecho.

Sí, claro. Te puedes sentar. le respondon ante las primeras palabras.

Voy notando como desliza su mano por mi brazo hasta llegar al pecho, donde puede notar la fria y reluciente armadura plateada. Un poco cortado al tratar con una chica tan guapa como ella, le respondo simplemente: Bueno... me crie en el campo cuidando ovejas... debe ser cosa de mis padres... ¿Eres de por aqui?

Accedo a la posada, y, tras cerrar la puerta, permanezco junto a ella, observando la sala. He estado tanto tiempo aislada, sin más compañía que la de mi maestra, que tener tanta gente a mi alrededor me hace sentir extraña. Iarnã, mi fiel compañero, permanece posado sobre mi hombro derecho. La presencia de los lugareños no parece molestarle en lo más mínimo. Entonces, veo una mesa vacía, justo al lado de una en la que hay sentado un fornido hombre, ataviado con una armadura, y una muchacha rubia, y decido sentarme allí. Cuando paso junto a la pareja, la joven de cabellos dorados comienza a subir su mano por el brazo del caballero hasta llegar a la zona del pecho.

Una vez me encuentro sentada, espero, pacientemente, a ser atendida.

- Cerrveza, por favor, y algo de comer - digo, con marcado acento, cuando aparece la camarera - Quisierra también saber cómo podrría llegar a la residencia del barrón. Tengo entendido que está buscando gente parra un trrabajo -

- No, no soy de aquí. - Dijo mientras se sentaba. - Soy una simple viajera que he parado a descansar. - 

Diana se percata de una mujer que entra en la taberna y se sienta al lado de ellos. - Valla, parece que hay más gente por aquí interesada en recuperar las pertenencias del Barón. - Pensó mientras escuchaba y miraba de reojo a la mujer.

- Perdone, ha sido muy descortés por mi parte no presentarme. Soy Diana, encantada de conocerle. ¿Y tú?, seguro que tampoco eres de por aquí. - Enseguida antes de que el hombre responda, levanta la mano en dirección a la camarera. - Por favor, tráigame lo mismo que al caballero. - Y mientras la camarera le traía lo que había pedido, se quedó esperando la contestación del hombre, con los dos codos en la mesa y apoyando la cabeza sobre las manos a la vez que le dirige una miranda intensa.

La joven camarera mira con aires de curiosidad a la extraña mujer de la mesa cuando esta le pregunta sobre el barón. Se rasca unos segundos la cabeza, tratando de ver a qué se refiere la mujer, antes de contestarle.

- ¿Un trabajo?... ¿El barón?... Veamos... Si, si, la verdad es que hay varias caras nuevas en el local y seguro que todos vienen por la tarea. Al señor Owen le robaron algunas de sus pertenencias hace algunos días. Dicen que ofrece una gran recompensa, pero los jóvenes del lugar no tienen el valor suficiente... Tengo entendido que está dispuesto a recibir audiencias en el día de hoy a los interesados. El barón vive al final de la calle principal, en un palacete de amplios jardines. No tiene pérdida.

Tras las palabras, la camarera fue rauda a la cocina. En apenas un par de minutos, estaba de vuelta en la mesa con una jarra de cerveza y un plato de estofado caliente, el plato del día.

- Aquí tiene señora...

Y después, de nuevo rauda y veloz, tras el mostrador, sirvió dos jarras de cerveza bien frías al hombre de la armadura y la joven rubia que le acompañaba. Su padre, el tabernero, ya había estado conversando con el forastero que bebía una extraña bebida, mezcla de ron con miel.

En un momento me tlitan los oidos.

Si son tan amables, ¿me permitirían sentarme con ustedes? Siempre es agradable compartir mesa con la gente de bien. -Y dicho esto, se sentó donde pudo, dejando su vaso de caña cerca, aunque sin mucha intención de vaciarlo. - El anuncio del barón ha llegado bastante lejos, y parecen todos grandes campeones. Quizá podamos ayudarnos mutuamente a realizar la tarea"

Entro a la taberna con el pecho bien alzado alardeando de los mil traceros pateados, jmmm tipico brabucon entrando a la taberna mientras camina hacia la barra le quita su cerveza a un borracho muy pasado y lo abienta sorviendo hasta la ultima gota, - cerveza cerveza - vamos que tengo mucha sed- grita a la mesera mientras se voltea y recarga la espalda junto a la barra viendo a cada uno de los que esta en la taberna con muy mala pinta. 

Es un tipo alto bastante fornido con cicatrices en cara y cuerpo bastante mal encarado y como ya lo he mencionado con pinta de brabucon a mas no poder. a leguas se ve que busca información.

Se queda en la barra mirando fijamente a todos bebiendo su pinta mientras le escurre por la barba, escucha cada conversacion detenidamente... 

"...Pues si, lo cierto es que las leyes y los juristas entre los Valshinai son, cuanto menos, raras"

"Un oso demoníaco secuestró a la mujer de un herrero ¿Y que hizo el jurista de la zona? Secuestrar a la osa esposa del oso demoníaco"
"Cuando el herrero le dijo si no podia rescatar a su mujer, el jurista le dijo "Disfruta de tu nueva esposa" ¿Te lo puedes creer?"

Shaun Michaels está contando historias de su tierra... ¡Parece bastante normal que haya salido por piernas de ahi!

- Grracias - respondo, después de que la camarera me proporcione la información que necesito, y, una vez más, después de que me traiga las viandas que le he pedido. Después, comienzo a comer, dándole algunos trozos del estofado a Iarnã.

Mientras como, observo como un hombre cargado con un escudo de madera, y una espada bastarda, se sienta en la mesa ocupada por la chica rubia y el hombre de la armadura, interrumpiéndolos, y les propone que se unan para realizar el trabajo ofrecido por el barón. Observo, también, como un tipo bastante fornido, y con cicatrices en la cara, entra en la taberna, y comienza a gritar, pidiendo cerveza.

- Disculpen - digo, entonces, dirigiéndome al trío que ocupa la mesa de al lado¹, e ignorando al hombre recién llegado. - No he podido evitar escuchar que ustedes también tienen intención de ir a ver al barrón, y me gustarría saber si no les importarría que les acompañase. He pensado que, quizá, podrríamos colaborrar los cuatrro parra hacer el trrabajo. Mi nombrre es Ivanna, y éste es Iarrnã - finalizo la frase señalando al cuervo que sigue posado sobre mi hombro.

Puedo notar como mi familiar posa su mirada sobre el conejo que hay encima de la mesa, por lo que decido acariciarlo, para evitar que pueda abalanzarse sobre él.

La camarera sirve una jarra de cerveza, de las grandes de casi medio galón, y la coloca sobre el mostrador, frente al guerrero con la cara llena de cicatrices, de un golpe seco en la mesa. Le mira a los ojos con resignación y le comenta.

- Señor, aquí tiene su cerveza. Ahora, haga el favor de comportarse o me veré obligada a llamar a la guardia. Por cierto, es usted forastero... ¿También viene por el encargo del barón? Ese grupo de aquella mesa también son extranjeros y creo que irán a tomar audiencia con el señor Owen. Creo que debería hablar con ellos, si le interesa.
 

-Claro claro lindura lo que digas, y claro la situacion del baron esta resonando por todos lados asi que veamos que se puede hacer- sin mas tomo la jarra de cerveza y me dirijo a la mesa que la mesera indicó, al llegar me paro a un lado de ellos -creo que ustedes tambien vienen por lo del baron cierto? pues salud me invitan a su reunion, mi nombre es Rash y bien me pudo unir-

ME fijo en el elfo

¡Es una MOLE DE MUSCULOS! Se supone que los elfos son fibrados, delicados... y remilgaditos ¿Desde cuando los elfos son unos Mega-Vikingos? Sólo le falta haber venido en una barca escoltada por los cuervos de Odín ¡La leche!

"Hombre, claro que si, bienvenido por mi parte, Rash. No se si lo oiste antes. Mi nombre es..."

Diana gira la cabeza hacia un lado y hacia otro, mirando a los nuevos integrantes de la mesa. - ¡Vaya! Parece que hay bastante gente interesada en la recompensa que da el Barón. - Puede ser que me venga bien esta ayuda. - Piensa Diana mientras se coge y acaricia la larga trenza.

- Yo soy Diana, encantada de conoceros. Creo que deberíamos marchar lo antes posible hacía la casa del Barón. - Dice mientras se levanta de la silla

Me llamo Ronan y vengo de lejos tambien. Digo mientras observo como otros extranjeros se sientan en la mesa. Dado que al parecer venimos por lo mismo, seria conveniente ir a hablar con el Baron. A veces estos nobles cuando se cansan, no antienden a nadie mas. He encontrado a muchos que son tercos y no han querido hablar conmigo.

"Si... no sea que se nos adelante otro"

"Hanna! Aqui tiene" le deposito un par de monedas de cobres por mi bebida, si bien, me imagino que en breve empezará a vender el Ron Miel... Boh, como si no conociera docenas de estas cosas... "Y cuidado Daisy. Que Iarrnã parece bien fiero"

"Chiii" mi compañera no duda en meterse en los pliegues de mi casaca...

Tras refrescar vuestras gargantas y saciar el apetito, os despedís de la taberna, saliendo por la puerta principal. Al salir a la calle, veís que las indicaciones de la camarera eran ciertas, pues no hay pérdida hasta la casa del barón. Desde vuestra posición, podéis ver a mano derecha como la calle es más amplia que las demas, y como al final de la misma puede apreciarse que termina en una pequeña plaza. Al fondo de la misma, se aprecia un palacete más grande que todas las casas de su alrededor.

Os percatáis de como la gente os mira al subir por la calle, incluso algunos tenderos os ofrecen fruta o enseres varios en sus puestos de mercado, a pie de calle. Tras cruzas la plaza, llegaís al portón del palacete, con un amplio llamador, custodiado por varios árboles y vegetación que se ve por sus rejas, intuyéndose la presencia de jardines en el interior. Un cartel, justo delante de la entrada, os llama la atención.

El mismo, indica en común:

"Llamar 3 veces para audiencia"

"Por los Zapatos del Rey ¡menuda choza!" digo sin poder contenerme.

Antes de llamar, miro alrededor, si hay guardias, si hay marcas... Lo que sea que alerte a mis entrenados instintos de "investigator"