Partida Rol por web

En casos como este y , sobre todo, tratándose de un caballero de su posición no creo necesario tener que acudir a una institución sanitaria, señor Barnowl. Aun así voy a necesitar la declaración de otro de ustedes. Es posible que el señor White no suponga un peligro para el resto de los ciudadanos, pero me temo que si vuelve a sufrir otro de esos accesos pueda ser unpeligro para sí mismo.

¿Puedo preguntarles qué les ha traído a Dover?

-Precisamente nos habiamos reunido aqui con el Dr. White, y desde luego no tiene nada de que preocuparse viendo que su estado es delicado no lo dejaremos solo en ningun momento. Supungo que nuestra palabra sera suficiente para calmar cualquier recelo por su parte.

Barnowl asintió con las palabras de su compañero, Lord Shephard y se dirigió de nuevo al Inspector.

- Nos encontramos en mitad de trayecto de una expedición científica como le comenté, avalada por la Universidad de Cambridge, una investigación de caracter astrofísico. Dover ha sido una parada en nuestro viaje y lugar de reposo en el magnífico Hotel Excelsior.

- Bien, con esto será suficiente - Chalmers firmó las declaraciones y las guardó en la carpeta con la fotografía del doctor White-. El señor White estará encantado de verlos de nuevo. Acompáñenme, por favor. Y si tuvieran algún otro percance durante su viaje no duden en ponerse en contacto conmigo.

Chalmers le entregó una tarjeta con su nombre y el número de teléfono de la comisaría a Lord Richard y a un gesto suyo el mismo agente que les había hecho entrar hace unos minutos en el despacho se dirigió a la zona privada de la comisaría. Al poco tiempo volvió con el doctor White, que traía la misma mala cara que el día anterior, pero que ahora, despeinado, sin afeitar, y con el traje arrugado, ofrecía una imagen más inquietante.

- Lamento mucho lo ocurrido, caballeros -fue lo primero que dijo-. Creo que ya no podremos seguir con la hoja de ruta prevista, pero el señor Chalmers me ha informado que esta tarde sale otro Ferry. Eso nos deja tiempo para comer tranquilamente aquí en Dover. Señor inspector, ¿podría recomendarnos algún buen restaurante cerca del puerto?

A pesar del siniestro episodio relatado por el inspector, White pretendía aparentar normalidad. De camino al restaurante hindú recomendado por Charlmers, White no paraba de elogiar al sistema policial británico por el buen trato recibido durante su detención y y de advertirles a sus compañeros de que si aquel mismo suceso hubiera ocurrido en Francia o en Alemania difícilmente estaría en la calle en apenas ocho horas.

El Mahabarata era el restaurante donde comían la mayoría de los policías del distrito. Era un lugar elegante, de buena cocina y de precios módicos. Con todo, White insistió en celebrar su liberación invitando al plato estrella: la langosta, y solo una vez acabada accedió a hablar de lo ocurrido aquella noche.

- Creo que les debo una explicación, aunque me temo que no sea de su agrado. Han de saber que no tengo por costumbre dar paseos nocturnos, y menos por una ciudad desconocida, pero anoche sentí una llamada procedente del mar. Algo que me atraía con una fuerza irresistible y que no puedo achacar a la falta de sueño ni a un episodio de esquizofrenia como pretendió hacerles creer el inspector. Se trataba más bien de una voluntad infinitamentamente más poderosa que la mía que reclamaba mi presencia en aquel lugar. Y aunque todavía no puedo concretar su naturaleza, tengo la sospecha de que guarda alguna relación con la misión que nos ocupa.

Bullock ha sido extremadamente discreto durante todo el episodio de la visita a comisaría, le interesaba serlo, pero ahora se le ve agitarse con una inquietud apenas disimulada. Trata de ser sutil y muy cortés, ante todo desea evitar insinuar nada que pueda resultar ofensivo para el director de la expedición, el hombre a cuyas órdenes va a trabajar… pero no puede callar. No puede ignorar la realidad, porque no afrontarla ahora podría representar luego un problema mucho mayor.

- Doctor White… - titubea mientras busca las palabras adecuadas – Usted es una personalidad importante, un hombre de buena posición y además una eminente figura académica en Cambridge… - parece que por fin se ha decidido por cómo enfocar el espinoso asunto - ¿No cree que debería preocuparse por la imagen que pudiera percibir la opinión pública, si el incidente trasciende? – esta es la baza a jugar - Acaba de comentarnos que no sabe si ha sido un episodio puntual, y que de no haberse producido, por fortuna, en suelo británico, probablemente tendríamos bastantes más problemas… - ahora, venga, adelante… - ¿No cree que debería posponer su participación en este viaje, dejar las cosas por el momento en nuestras manos y acudir a algún médico especialista, que le pueda proporcionar la mejor asistencia y soporte posibles? Un hombre de su prestigio… sinceramente, me preocupan las posibles habladurías en ciertos círculos...

Realmente le asusta el derrotero que puede seguir esta expedición si su director empieza a dar signos evidentes de no estar en sus cabales… y tiene un interés personal en que el viaje siga adelante y fructifique. No quiere que todo el proyecto se derrumbe como un castillo de naipes.

Barnowl poco dijo desde que salieron de la comisaría hasta que llegaron a aquél restaurante llamado Mahabarata, se encontraba realmente preocupado por la extraña actitud del Doctor White y más aún cuando explicó su versión de lo sucedido.

Escuchó sus palabras cada vez con mayor sorpresa e incredulidad, enarcando sus cejas. Aun con lo increíble de la historia digna de un alterado mental, quería obtener algo más de información de los impulsos que llevaban a actuar a White de aquella manera.

- Doctor White, ¿es Usted consciente del sentido de sus palabras y del efecto que podrían causar en las demás personas? Sinceramente, pienso que debería descansar un poco y reflexionar sobre sus palabras, sabe bien que la falta de descanso provoca alteraciones en la conducta y en la percepción de la realidad. ¿En cualquier caso, de qué manera podrían guardar sus experiencias sensoriales con nuestra expedición, Doctor?

Escuchó hablar a Guy Bullock quien se veía ligeramente alterado y aunque su exposición era inteligente y respetuosa, podía ofender a nuestro Doctor White, mecenas científico de nuestra misión. Le lanzó una mirada inquisitiva y ligeramente admonitoria para que cuidase sus palabras en un terreno tan delicado.

Sin duda todo le estaba resultando mucho más extraño e irracional de lo que había pensado en un principio y necesitaba organizar sus ideas al respecto de todo este tema.

El doctor White echó una mirada a las mesas de su alrededor y bajó el volumen para responder:

Comprendo su preocupación, caballeros. Y precisamente para evitar que esta investigación se escapara del ámbito estrictamente científico fue por lo que no les hablé hasta hoy de este asunto. ¿Recuerdan que les hablé del libro del señor Hedin, el explorador sueco? Pues bien. La mayoría de los lectores lo pasan por alto, pero en el Trashimalaya se describen con bastante precisión una serie de rituales tibetanos relacionados con los ciclos astronómicos de los eclipses. Mi interés inicial no iba más allá de intentar comprender cómo era posible que una civilización primitiva creyese que estos se producían por el efecto de una serie de  plegarias en vez de por el curso natural de la naturaleza, pero unas lecturas me llevaron a otras hasta acabar devorando tratados cuya lectura escandalizaría a las mentes más académicas: libros que trataban de demonología, mitología, cábala...

A medida que me iba empapando de estas lecturas, empecé a tener extraños sueños y experiencias que sin lugar a dudas puedo calificar de paranormales, como si me estuviera adentrado en un mundo de horrores hasta entonces velados para mí. Al mismo tiempo, traté de informarme del paradero del señor Hedin, y me sobrecogió saber que en la actualidad se halla ingresado en un centro psiquiátrico en Noruega después de regresar de una expedición a Laponia con evidentes síntomas de un profundo trastorno mental. Esto acabó de convencerme de que fuera lo que fuera lo que estuviera buscando aquel infeliz, era sin duda algo peligroso.

Aunque comprenda su escepticismo, ustedes mismos han podido comprobar que el fenómeno que hemos vivido hace unos días ha escapado a cualquier predicción científica. Si alguno de ustedes desea abandonar aquí esta misión, lo entendería, pero créanme si les digo que la explicación que estamos buscando es de una naturaleza siniestra y que a medida que nos acerquemos más a ella, estaremos abriendo la puerta a fuerzas desconocidas que puede que desborden su cordura.

Escuchando la disertación del Dr. White sobre supersticiones, ocultismo y amenazas intangibles que les acechan desde la oscuridad, Bullock llega ineludiblemente a la conclusión de que este hombre no está en sus cabales. Tiene que esforzarse por contener una sonrisa irónica cuando el propio White habla de que otro académico similar acabó recluido en un manicomio, pues tiene la certeza de que ese es justo el destino que le aguarda… pero no por ahora, no antes de que este pobre loco y su disparatada expedición le proporcionen el pasaje que busca hasta Alemania… y luego tal vez al Himalaya. Debe asegurarse de eso…

Así que asiente cínicamente y ocultando sus verdaderos pensamientos le dice:

- Inquietante, sin duda… pero no debemos permitir que nada nos aparte de nuestro objetivo, es nuestro deber… – le sonríe como un Judas y le tiende la mano – Así que puede usted contar conmigo hasta el final, Doctor White.

Tal y como Barnowl había pensado anteriormente, el Doctor White definitivamente no estaba en su sano juicio, y el pequeño discurso falto por completo de rigor científico e irracional no hacía más que alimentar las dudas que pudiera tener sobre la cordura del anfitrión de aquella cada vez más extraña expedición.

Dirigió un ligero asentimiento con la cabeza al prudente Señor Bullock y una mirada de aprobación por sus palabras.

- Mi estimado y querido White, sabe Usted el respeto que le profeso como profesional a nivel académico y como persona a nivel humano, y por ello sabrá valorar las dudas que me puedan surgir respecto a sus extrañas palabras y aún más incongruentes "experiencias" paranormales a las que hace alusión. Estoy seguro que encontrará la explicación pertinente a lo largo de nuestro viaje. 

- Cuente con nosotros, Doctor White.

Dijo Barnowl esquivando el espinoso asunto.