Partida Rol por web

Los ojos de Llúcia reflejan al infeliz grupo alejándose despavorido, mientras las armas flotan hacia ella y el ganso grazna con desesperación e incredulidad. Las balas van hacia ella y su cuerpo recibe algunas antes de poder moverse. Deja escapar un grito de profunda rabia cuando acusa los impactos, y se mueve hacia los arbustos que tiene cerca. Las armas y el ganso le siguen, como metales atraídos por la fuerza magnética de un poderoso imán. En el mismo movimiento, Llúcia empuña el fusil que ha agarrado al principio y, con la otra, alcanza al ave. Lo sujeta contra su cuerpo con fuerza mientras decide qué hacer.

Saul dispara una ráfaga hacia uno de los grupos, entonces Llúcia mira hacia el otro. Están suficientemente lejos como para que, desde su posición, sus balas les alcancen. Trata de trazar una idea aproximada de la distancia pero las cosas suceden demasiado rápido para cálculos seguros. Aprieta al ganso contra su torso, y en un movimiento reflejo aprieta los dientes. Se da vuelta hacia donde el Nosferatu corre, donde más allá el hombre negro continúa gritando hacia los árboles.

- ¡¡LEVÁNTATE, MALDITA SEA!! ¡¡PAOLO, JODER, HAZ ALGO CON ÉL!! - grita Llúcia - ¡¡ES TU MENTE, TÚ LO DOMINAS!! ¡¡DEJA DE LLORAR Y CONCÉNTRATE, JODER!!

Le arroja el fusil que tiene en la mano, que cae cerca de Daniel con un leve sonido. Luego se da vuelta y vuelve a concentrarse, en el grupo que queda allí. Ya no tiene dudas: es su mente. Su mejor arma, al momento.

Desde el suelo y bastante confundido por lo que sucede escucho los gritos de la chica y apenas miro caer el fusil, se de estos y he manejado antes algunos por lo que sin pensarlo lo tomo y me levanto buscando algo...

¡Los arboles no hablan!!! grito mientras descargo una rafaga contra los que nos estan atacando sin pensarlo dos veces

Al recibir los disparos un gesto de rabia, más que de dolor, se dibuja en el rostro del hombre. Aunque por una parte esta alegre al ver como los hombres a que les había caído el helicóptero y habían recibido el fuego que él mismo les había lanzado se estaban quemando, no podía evitar sentir molestia por toda aquella situación.

Sin decir nada corre a una distancia segura, mas cercana al grupo de su derecha, y hace el mismo movimiento con sus manos, como si quisiera empujar algo, pidiendo mentalmente que las llamas también les alcanzaran a ellos.

Mientras Paolo se ofusca en los arboles, Llucia desarma al otro grupo (agarrando al ganzo con una mano), Edgar dispara una ráfaga a uno de los grupos envolviendo en llamas, y Saul y Daniel comienzan a disparar  sucede algo que nadie se esperaría.... el gran ejercito, a pesar del número ha sido vencido por estos 5 desconocidos. 

Hombres envueltos en llamas  corren lanzándose al suelo, otros se hacen ceniza rápidamente, los hombres desarmados corren huyendo del lugar como ratas que huyen de un gato.

“Retirada.... Retiradaaaaa”..... Escuchan sin saber de dónde proviene el sonido...

Varias armas en el suelo, que curiosamente se mezclan con los relojes, el ganso sigue graznando al lado de la brujah...

Nadie ya los ataca, nadie parece interesado en atacarlos.

Escuchas... era de esperar todos están huyendo, lástima que el druida este algo loco.

Luego de observar como huyen me volteo hacia un inmenso roble que esta cerca a mi y le hablo fuertemente

No tengo idea que o quien sea un druida pero si estas refirientoe a mi...no estoy loco!!! Tiro el arma al suelo y miro a todo mi alrededor Donde diablos estamos y que nos ha sucedido!!!

Al ver a todos aquellos hombres heridos correr despavoridos en busca de libertad y de una oportunidad más de vida, Edgar mira con fastidio hacia éstos, y bajando las manos, como quien baja un par de armas después de haber disparado, dice para él, pero con un tono de voz bastante alto:

Pe'azos de cagados.

Se voltea sobre sí para ver la escena y cómo se encuentran sus demás compañeros. Una parte de él se alegra de verlos bien o al menos en posibilidad de mantenerse de pie, y una sonrisa de medio lado se le dibuja en el rostro, sólo para borrarsele al escuchar a aquel hombre de piel negra, que estaba quizá hasta más loco que el que hacia unos minutos había sido su vecino de celda.

¡¿Qué quieres que te diga, pana?! ¿Acaso crees que voy a sacar una bola 'e cristal y a leer el futuro, pe'azo ade de pendejo? ¡Qué coño voy a saber yo dónde estamos! - Trata de contener su mal carácter, y réplica con una voz que cree más tranquila: Además, ¿de qué vainas hablas tú? Y lo más importante, ¿con quién carajo hablas? Porque con alguno de nosotros no...

Notas que todos tus relojes, todos, desaparecen.

Dejo caer el arma al suelo mientras desaparece la tensión del momento. Los gritos de nuestros atacantes escapando en la oscuridad se comienzan a mezclar con el rumor del viento, hasta que finalmente desaparecen sin dejar constancia de que una vez esa gente intentó acabar con nuestra existencia. Estas situaciones límite, en las que mi vida pende de un hilo consiguen acabar con todas mis fuerzas.

-Parece que ha pasado el peligro. De todas maneras hemos de... ¡No! No, no, no, no, no...

Doy media vuelta, dispuesto a contestar a Edgar, cuando reparo en la desaparición de todos los relojes que habían aparecido en mis manos. Como poseído por algo comienzo a rebuscar entre los arbustos, tratando infructuosamente de dar con alguno de ellos que no haya desaparecido. Caigo presa de la desesperación y me derrumbo sobre mis rodillas, mirando al resto del grupo. Súbitamente señalo detrás de Edgar con cara asombrada.

-¡CUIDADO!

La presencia de algo entre los arbustos me hace proferir el grito de alarma. Incapaz de reaccionar, me mantengo arrodillado, mientras voy distinguiendo una figura humana salir de entre ellos. La tranquilidad con la que se mueve me sorprende, por lo que me fijo con más detenimiento en ella y distingo a Samuel.

Sonriente, con un reloj de bolsillo sujeto por la cadena con la mano izquierda, se va acercando a mí. Sin perder la sonrisa utiliza la otra mano para esconder el reloj a mi vista. Sin ningún tipo de prisa lleva la mano derecha hacia la otra, haciendo desaparecer el reloj.

-No es un truco de manos Saul, ya sabes que la mayor parte de lo que está ocurriendo es sólo en tu mente. Mi reloj lo tendrás en casa; en breves lo volverás a tener junto a tí. No desesperes.

Sin decir palabra, aun oculto, me limito a recoger un arma y unos cuantos cargadores, aparentemente ya ha pasado el peligro pero siempre conviene estar preparado. Me deslizo entre la vegetación echando un último vistazo para asegurar la sombra hasta que el grito del malkavian atrae mi atención. 

¿Qué ocurre?. - Pregunto sorprendido

Un breve pensamiento de capturar a uno de ellos para obtener respuestas aparece en la mente de Llúcia, lleno de desprecio. Pero es breve y efímero, y cede ante los gritos de sus compañeros. Se da vuelta hacia ellos mientras el ganso grazna como enloquecido y los otros sonidos del ataque comienzan a desaparecer. El rumor del bosque queda sólo interrumpido por las voces de los cuatro hombres, que intentan poner en orden y en común sus pensamientos. Algunos continúan creyendo que están locos; otros simplemente se atienen a lo evidente. Llúcia permanece en silencio y en segundo plano mientras cruzan opiniones, mirando a su alrededor e intentando dilucidar si las respuestas las encontrarían allí o no las encontrarían nunca. El fuego en las manos de Edgar aún no cede, ni la perplejidad de ninguno de ellos.

Lo que la hace reaccionar es el grito de Saul, a lo que responde levantando el arma que sostiene y permaneciendo oculta detrás del mismo arbusto que le había servido de escudo unos segundos atrás.

- ¿¡Qué sucede?! - pregunta como acto reflejo, aunque no necesita saber la respuesta para accionar.

Los relojes que están en el suelo desaparecen.

Las armas que están flotando caen al suelo.

El ganso sale volando despavorido graznando como si no entendiera nada. Curiosamente ha resultado sin un rasguño.

Las manos llenas de fuego de Edgar se apagan...

Un grito de CUIDADO los desconcentra. Saul al parecer ha visto algo, pero no hay nada... nada. Unos se miran a los otros con muchas preguntas y sin ninguna respuesta. ¿Dónde están?... buena pregunta, ¿Qué ha ocurrido?..

Ni siquiera el ganso que acaba de escapar sabe la respuesta. El Nosferatu permanece  ofuscado en los arboles, y desde donde están no se ve nada...

Que hacer ahora?... otra buena pregunta.

Aún de rodillas en el suelo trato, avergonzado, de no cruzar la mirada con nadie. Cualquiera que haya podido ver mi cara antes de que la agache habrá podido observar cómo mi gesto asustado al proferir el grito cambiaba a uno de sorpresa y perplejidad.

-Creí ver a... alguien entre los arbustos. Debe ser fruto de la tensión del momento.- Recojo un puñado de tierra de dónde hace poco había un reloj de bolsillo y lo dejo caer de nuevo al suelo. Me levanto lentamente del suelo y analizo lo que nos rodea. Entonces caigo en la cuenta de las manos apagadas de Edgar y de las armas en el suelo. -Veamos, ¿alguno tiene la mínima idea de qué ha pasado? ¿De cómo hemos rechazado a nuestros asaltantes? Edgar, parece que usted es capaz de controlar el fuego que antes había en sus manos. Y las armas me dió la impresión que era capaz de moverlas usted LLúcia. ¿Tendrá esto algo que ver con lo que nos sucedió en aquella especie de celda?- Tras un instante, en el que dejo la pregunta en el aire vuelvo a hablar. -Bueno, sea como sea creo que lo mejor será buscar una salida de este sitio antes de que acuda más gente...

Tras oir la respuesta del malkavian y ver que era una falsa alarma ignoro el resto de sus palabras. - Ya van dos locos en el grupo ¿habrá más?. - Pienso mientras me dirijo nuevamente a asegurar el perímetro.

Voy a echar un vistazo rápido por los alrededores. - Digo mientras me voy.

Mientras las llamas en los dos sitios siguen ardiendo (el area incendiada por edgar y la de la explosión del helicoptero). No hay muertos en el area, algunos se hicieron ceniza y los que estan en el fuego se estan carbonizando.  Paolo puede observar una posible salida al norte que da a una zona residencial,  al sur parece que continua parque, suponen que al este hay salida pues todos los que han huido han ido por ahi. Al Oeste hay un muro. El el suelo solo estan las armas que cayeron.

De repente todos escuchan la sirena de los bomberos, esta lejos, pero se acerca... seguro vienen apagar el incendio.

Que hacen?

El fuego debe haber atraido muchas miradas, debemos largarnos de aquí. Propongo huir por el sur, a no ser que prefiráis seguir a nuestros atacnates...

Cuando todo resulta una falta alarma, los ojos de Llúcia siguen al ganso. Había sentido nítidamente como el ave se había zafado de su brazo y había emprendido vuelo, aterrorizado, por su cuenta. Luego vuelve la atención a sus compañeros, bajando el arma que trae en la mano derecha. Sigue sin entender lo que está sucediendo, ni por qué han sido ellos, pero hay una cosa que ya tiene muy clara. Hay algunas cosas sobre las cuales ya no duda, sea por locura o sea por realidad. Y lo mejor, dada la situación, es comunicarlo, para que los otros se den por enterados. Sean quienes sean, es notorio para Llúcia que son sus compañeros de resistencia contra un enemigo principal.

Cuando el Nosferatu da su vuelta, Llúcia hace lo propio, evitando siquiera mirar a la zona donde los arbustos siguen encendidos. Es un vástago sensato, sin dudas: el sentido común es algo extremadamente valioso en situaciones de supervivencia. Se queda mirando la salida a la zona residencial y luego hacia el este, a donde corrieron los que no dieron en morir frente a su ataque. Frunce los labios y levemente el ceño, intentando dilucidar cuál sería la mejor opción.

- No sé si el sur sea lo mejor: seguramente habrá salida, pero no podemos estar seguros. Quizás lo mejor es salir por el norte, hacia la zona residencial, y ahí tratar de averiguar dónde estamos. Sería arriesgado, pero en el sur seguramente habrá otra zona y correremos el mismo riesgo habiendo dilatado más tiempo nuestra salida. Lo que sí, si los bomberos vienen por un sitio, será por ése - Llúcia se toca con un par de dedos el mentón, pensando, y se dirige a Saul - Paolo tiene toda la razón. Lo primero es salir de este lugar, y luego hablaremos de todo lo que podamos. ¿Ustedes qué opinan sobre la dirección que tomar? - hace una pausa un momento y mira al cielo - ¿Alguien tiene hora?