Partida Rol por web

Grundha, que se ha lanzado a buscar la piedra de colores tornasolados, la coge entre sus brazos y, como un amante solícito, como había estado haciendo el hombre de la túnica que se ha precipitado en la lava, empieza a masajear su superficie mientras la cubre con su propia capa para que quede a oscuras.

Se da la vuelta y corre sin soltarla, mientras grita:

-¡Creo que la piedra regula el volcán!

Pero puesto que no está segura, y no hay tiempo para esperar y averiguarlo tranquilamente, añade:

-¡El agua que oimos al entrar! ¡Hay que traerla hasta aquí!

Daaron y Ginair saltan como monos de circo por encima de la ciudad derrumbándose. Oleadas de polvareda saltan en todas direcciones, escupiendo tras de si llamas de fuego. Dan un gran salto de un par de metros a la vez que el suelo se parte bajo sus pies y un tsunami de lava se eleva tras ellos como persiguiéndolos; cuando cae contra el suelo derritiendo y solidificando la arena, aparece la imagen de tres osos que aun siguen con vida, rugiendo a la luna. Los tres saltan hacia ellos, pero hay uno más veloz que el resto al que la luna ilumina mientras salta. Y a la vez que se desplaza los dos metros de vacío que antes saltaron Ginair y Daaron, una oleada de llamas lo consume. Aunque los otros dos osos no temen al fuego en estos momentos y el combate se inicia rodeados de lava.

Al mismo tiempo en el interior de la cueva del palacio, Zoltak y Mara ruedan por la pendiente que se está formando en el altar del mago de Polopponi. Se agarran como pueden, rascando los nudillos y las uñas contra la piedra, a la vez que Grundha y Sira saltan por el puente hacia la brillante piedra, pero eso no es suficiente y una lengua de lava ardiente abrasa sus piernas. Gritos y dolor, es lo único que distinguen, aunque en el interior de la cabeza de los abrasados sólo pueden ver algo similar a fuegos artificiales, pues el cerebro es incapaz de asimilar tal cantidad de sensaciones y dolor a la vez. Grundha agarra la piedra ofreciendo una posible solución a la situación. Y ahora están en una diatriba: salir con la piedra y cumplir las sospechas de Grundha antes de que la ciudad se consuma bajo las llamas o salvar a sus compañeros semiabrasados.

Bueno, esta así es la vida, y esta es nuestra muerte. Espero que alguien lo vea para ser recordados, y si no, qué carajo...

Digo lanzandome al combate con el oso más grande.

La decisión a tomar es demasiado difícil. Lleva la piedra entre los pliegues de su capa, abrazándola, acunándola mientras las llamas se alzan de la lava cada vez más próxima, el calor impidiéndole respirar, el dolor en la piel que se abrasa por momentos lacerando sus sentidos.

Ni grita, sólo puede permitirse una mirada de lado, rápida como las centellas que explotan a su alrededor, justa para dejarle ver como Zoltak y Mara resbalan y están a punto de precipitarse al abismo, un abismo que se ha convertido en un mar de lava burbujeante y ardiente. La muerte.

Decidir entre la vida de uno de ellos y arriesgarse a perder la oportunidad de detener aquello, si la piedra tiene algo que ver, si cae, o la suelta. Lo que decide finalmente es no pensar, seguir su instinto. Olvidarse de ella, de la Ciudad, de su misión. Decide intentar salvarles. Al infierno la piedra.

Alarga la mano....

-¡Sujétate!

Sira mira como sus compañeros son atacados por el vivo fuego y decide dar media vuelta despues de pensar unos segundos en ayudar a Grudha. Tras unos segundos de lenta agonia le dice Rapido Grundha tirame la piedra e intenta salvar a los demas. Sin fortuna no hay gloria!  

Todo no lo podra llevar a adelante y es algo dificil que salve a los demas y tenga la piedra. Rapido lanzamela.

Me lanzo tras Daaron para intentar acabar rápido con su oso antes de que la lava empiece a mordernos los tobillos.

Con el sufrimiento del calor abrasando mis piernas y un un dolor inimaginable,en un ultimo esfuerzo sacando esperanzas del deseo de no morir,por lo menos aquí y ahora......intento salir por la puerta por la que estábamos,que la tengo situada a mi lado,y solo me separan de ella escasos metros,tras el ataque del monstruo,para poder escapar de esta sala que se ha convertido en una autentica trampa mortal natural......

los enemigos no pudieron con nosotros y si lo hará la naturaleza,jejejejeje,cruel destino....AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH..........malditas quemaduras.........que dolor mas insoportable.........ahhhhhhhhhhhh

Sira le pide a Grundha que le tire la piedra.

Supuesto A: La piedra llega a su destino, mis manos

Tras comprobar que la piedra llega a su destino, Sira coge la piedra con las dos manos y la enfoca en la lava que rebrota del río marcado, esperando que esta se calme. O gran espiritu del fuego calma tus ansias de poder.(si descifro la piedra con la tirada que he hecho posiblemente esta plegaria cambia, para ello quizas es importante que sepa que hace la piedra) 

Supuesto A a: la lava no baja.

Y ver como la lava no cesa en su intento de destruir la caverna, Hace una señal a sus compañeros para que salgan inmediatamente. Mientras se guarda la piedra en el bolsillo e intanta (en la medida de lo posible ayudar a sus compañeros vivos. y a continuacion pasaria al supuesto B

Sira coge velocidad y sin mirar hacia atras sale de la caverna esperando a que por lo menos los menos heridos salgan y asi atranquen la puerta. los que se quedan atras seran los llamados "heroes" de esta batalla.

Supuesto A-b: la lava baja.

(si la lava lo que quiere es la piedra) Sira entendio en el momento que la piedra llego a sus manos que la lava queria la piedra para calmar sus ansias de destrucción. ayudo a coger a los heridos y salio por la puerta, una vez esten todos fuera, con la ayuda de alguien más atrancaran la puerta y ocultandola dejando este lugar sellado para el resto de la historia. 

Supuesto B: La piedra no llega a su destino

Idiota! acabas de perder la unica oportunidad de salir de aqui! Rapido salgamos de aqui esto se nos viene encima! Con un poco de suerte nuestros camaradas hayan conseguido algo interesante arriba. Cuando salgamos intentaremos otra vez atrancar la puerta quizas asi evitemos que la lava salga.

Sira coge velocidad y sin mirar hacia atras sale de la caverna esperando a que por lo menos los menos heridos salgan y asi atranquen la puerta. los que se quedan atras seran los llamados "heroes" de esta batalla.

Todo se vuelve más lento. Grundha tira la piedra hacia Sira en el momento en que se la pide. Los compañeros abrasados por el fuego de la lava gimen y gritan de dolor. La piedra sale volando por los aires dando vueltas sobre si misma. Brilla con cada tonalidad de la lava que hay debajo suyo. Sira estira su brazo. La piedra sigue cayendo y ... tak. Sira recoge la piedra mientras Mara se arrastra hacia la puerta como puede con sus miembros inferiores casi seccionados por culpa de la lava.

Fuera, la ciudad de Polopponi se resquebraja. Las calles que fueron azotadas por el agua que desprendisteis parecen evaporadas ante los ojos de Ginair y Daaron. Se parten por la mitad y caen hacia los infiernos. Ginair falla en su golpe a otro oso y Daaron clava su espada en las entrañas de uno de los osos.

Aunque no es suficiente para matar a la bestia salvaje que ruge llenando de babas la cara del hyrkanio (Daaron). La garra del oso que acaba de herir Daaron penetra el estómago de Daaron a su vez como si de una venganza se tratara. Los intestinos de Daaron salen fuera mientras el hyrkanio escupe espuma y sangre. La ciudad se sigue derrumbando.

Dentro de la caverna Sira grita a la piedra:

O gran espiritu del fuego calma tus ansias de poder.

Sus ojos se iluminan. Ojalá conservara en éstos momentos a la bruja que pareció traicionarlos tras su encuentro con el brujo en el Valle de los Difuntos, porque el sortilegio que ha tratado de lanzar la cimmeria (Sira), no ha tenido éxito en absoluto. La lava sigue subiendo como la espuma.
Arriba la ciudad se derrumba y como un mono, Ginair salta de piedra a piedra que se va derrumbando. Daaron entra en coma y su cuerpo cae hacia el abismo con lava seguido de dos oso que gruñen y parecen chillar a la vez que caen hacia una muerte segura.

En el interior de la cueva Mara se arrastra hacia la salida buscando la salvación, pero es arrollada por la ola de lava que la abrasa antes de que pueda gritar nada a sus compañeros. Grundha y Sira fuerzan su tensión. La cimmeria y la himelia fuerzan sus músculos hacia el límite y por un momento Grundha parece que está a punto de ser devorada por las lenguas ardientes, sin embargo Crom se muestra generoso por primera vez en siglos y permite a ambas guerreras salir del agujero lleno de lava con vida. Saltan por los restos de la ciudad que van desprendiéndose tras de si. Dejando al resto de sus compañeros a la muerte.

[...]
[...]

Años después un monarca abriría un libro escrito antaño. El monarca no sabía leer, así que le pidió al sabio que le relatase las aventuras de la conquista de Polopponi. Y el sabio que tenía las pupilas con forma de serpiente y del que se comentaba en palacio que estaba planeando una traición, inició la historia tal y como venía en el libro. De como unos héroes impidieron que un Consejero tomara el poder de una ciudad y ayudaron al gran héroe Meirkon a acabar con el malvado consejero y hacerse con el poder de la ciudad. Y de como Meirkon los mandó a conquistar la ciudad de Polopponi. Los héroes que se llamaban Daaron, Ginair, Grundha, Mara, Reyka, Sira y Zoltak lideraron a un poderoso ejército de 700 hombres que arrasó con todo a su paso: acabaron con todas las tribus e incluso con un poderosísimo brujo que habitaba en un valle conocido como el Valle de los Difuntos. Y el final de la historia era los más increíble. De los héroes, del ejército y de la ciudad de Polopponi sólo quedaron aquellos llamados Grundha, Sira y Ginair. Ni tan siquiera dejaron los restos de la ciudad de Polopponi. Y así se inició la mayor leyenda de todos los tiempos.
Al final del libro venía una pequeña anotación acerca de una piedra capaz de provocar la erupción de volcanes allí donde no los hay. Una piedra a la que sólo aplacaba el agua tal y como rezaba la inscripción del templo en donde se guardaba "Soy el fin y el principio y como tal me comportaré. Quien cruce éstas puertas será devorado para hacerme pervivir eternamente. A no ser que traiga la ofrenda líquida que beberé."
El rey llamado conan sonrió. La historia le recordó vagamente a su juventud. Y mientras seguía en el asiento real, el sabio guardó el libro y salió de las estancias. Fue a paso rápido a sus aposentos y abrió una cajita en la que ponía inscrito "restos de Polopponi" y dentro el brillo rojizo de una piedra iluminó la cajita. Y el sabio sonrió porque al fin conocía el uso que podía darle.